miércoles, 27 de abril de 2022
viernes, 22 de abril de 2022
LA TIERRA DE TODOS LOS DÍAS
La Tierra de todos los días
No creo en "el día de la tierra", como no creo en "el día de las madres" o "de los enamorados". Son hechuras gringas para el comercio y la maniobra engañosa.Creo sí, que cada día lo vivamos enamorados y enamoradas de la Tierra y las Aguas, como Madres que hacen posible nuestras vidas y la existencia de lo futuro, si es que no las destruímos en el trayecto.
La conciencia ecologista se aprende; es necesario que las escuelas, hogares y medios masivos de información, sean cátedras cotidianas donde nos formemos como nuevas criaturas agradecidas de la naturaleza. Sólo así la (nos) salvarenos.
Esto significa rehacernos como humanos, descolonizarnos del homocentrismo capitalista y religioso.
Convencernos que la biota global y su ambiente no nos pertenecen, que apenas somos parte de ella: eso sí, la parte más problemática y peligrosa.
No creo en "el día de", creo en el día y la noche de cada día y cada noche que seamos capaces de colmar con nuestro amor y respeto. Para eso tenemos que llenarnos de humildad renunciando al ego autodestructivo que caracteriza la actual civilización. Ni la anglosajona ni la europea tienen nada que enseñarnos. La ética ambiental no viene de Kant ni de Habermas ni de los boy scout.
¡Rompamos radicalmente con el consumismo egoísta impuesto por la ideología del mercado!
Volvamos a nuestra ancestralidad cosmogónica. Somos hijas e hijos de la Madre Agua-Tierra en agradecimiento permanente. Somos hermanas y hermanos "de los pumas, de las garzas, de las rosas...y del Sol". Reverenciemos a nuestras ancestralidades, convivamos en armonía con los entes de la vida, defendamos el buen vivir sin romper el equilibrio del bien común, acabemos con la esclavitud de la propiedad que incita al desenfreno de la ambición.
Vayamos a aprender de nuestros pueblos originarios, verdaderos vigías de la existencia.
El bolivarianismo es ambientalista profundo.
El Libertador Simón Bolívar fue el primer líder mundial en comprender estos problemas y adoptar medidas legislativas y ejecutivas concretas para proteger los bosques, las aguas y las especies faunísticas en peligro de extinción, asi como instruyó a las universidades a emprender estudios y recomendar acciones en estas materias.
No nos conformemos con el esnobismo pequeñoburgués de un manipulador "día de..."
Militemos cada día en el ecologismo profundo que es un componente esencial de la Doctrina Bolivariana.
Yldefonso Finol
lunes, 11 de abril de 2022
sábado, 9 de abril de 2022
UN HISTÓRICO CONGRESO DE HISTORIA
Un histórico Congreso de Historia
Acaba de concluir en La Guaira el XVI Congreso
Nacional y III Internacional de Historia, un magno evento organizado por la Red
de Historia, Memoria y Patrimonio, con el apoyo de la Gobernación de este
estado bolivariano; destacando el despliegue del equipo de trabajo del Centro
de Estudios Simón Bolívar, diligentes anfitriones de las delegaciones de países
amigos que acompañaron el Congreso, y tejedores de esa portentosa energía que
vibró en la costa del Caribe venezolano del 5 al 8 de abril de 2022.
Nos consta el enorme esfuerzo que por meses
desarrollaron estas magníficas personas que han hecho del servicio público y de
la pasión por los saberes históricos de nuestros pueblos, una vocación, y una trinchera
patriótica inexpugnable.
Vinieron compatriotas de toda Venezuela; los más
apartados rincones de la Patria estuvieron representados en esta cita
maravillosa para compartir el amor por la Historia.
Gente valiosísima dedicada a la investigación, la
docencia, el registro de la crónica local, la publicación y divulgación de la
historia, militancia en general de la perspectiva liberadora, insurgente,
descolonizadora, activistas del movimiento popular que reclaman sus espacios en
el mundo académico para revolucionar lo que ha sido elitista y transformarlo en
comunidad del saber emancipatorio.
Del exterior se hizo presente un ramillete de amistades
solidarias con sus aportes enriquecedores desde Colombia, México, Bolivia, Ecuador,
Cuba, Perú, España, y otros países, que coincidieron en calificar este Congreso
como único, y un ejemplo a seguir.
Ciertamente el XVI Congreso de Historia, y Tercero con
carácter internacional, batió varios récords en este tipo de eventos: se
inscribieron cerca de mil seiscientos participantes, con más de quinientas
ponencias y un amplio repertorio temático tratado a profundidad en diversas mesas
de trabajo, foros especiales, y actividades artísticas de gran calidad,
redondeando una propuesta integral y una experiencia que será referencia emblemática
para próximos congresos.
Y si algo más debiera agregar a mis sinceros
reconocimientos, pues reseñar la significativa presencia estudiantil con sus
encuentros entusiastas y la masiva movilización del pueblo guaireño en cada una
de las actividades.
Tal impacto causó el XVI Congreso de Historia, que el
acto de clausura se convirtió en un evento presidencial, donde el Jefe del
Estado, Nicolás Maduro, siempre con su buen humor, pero en actitud solemne,
escuchó las conclusiones y recomendaciones que magistralmente expuso la
profesora Dulce Marrufo en nombre de toda la asistencia.
Acompañaron al Presidente Nicolás Maduro en el presídium,
el Ministro del Poder Popular para la Cultura, el actual Presidente del Poder
Electoral, historiador Pedro Calzadilla, líder de este movimiento histórico
nacional, y el Director del Centro de Estudios Simón Bolívar, Alejandro López,
quien ofreció un resumen de los alcances del Congreso.
Iremos entonces por la creación de nuevos paradigmas
en el modelo de enseñanza de la historia, nuevos métodos que masifiquen el
conocimiento de nuestra épica nacional, nuevas fuerzas para continuar la lucha
descolonizadora y reivindicar la Doctrina Bolivariana como pensamiento de la
emancipación de Abya Yala.
Ha concluido este histórico Congreso de Historia,
vayamos presurosos a cumplir las tareas que emanan del mandato moral de las
convicciones juradas.
Con Bolívar y Chávez, seguimos haciendo historia, y seguiremos
venciendo.
¡Felicitaciones!
Yldefonso Finol
domingo, 3 de abril de 2022
QUEREMOS LA PAZ, LA DIGNIDAD
Queremos la paz, la dignidad
Queremos la paz en el mundo. Queremos que cesen las
guerras que azotan a muchos pueblos sobre la Tierra. No deseamos la destrucción
y el sufrimiento que generan las confrontaciones bélicas. Queremos que llegue
ya la calma para la gente de Ucrania, Lugansk, Donetsk, Yemen, Palestina, Siria,
Colombia, y toda África.
Las bolivarianas y los bolivarianos de todas partes, y
en especial de Venezuela, queremos que impere el bien común y el buen vivir
para todas las personas. No apostamos al triunfo de ningún bando si ello significa
prolongar el dolor y la muerte que laceran la condición humana. Clamamos el
triunfo de la vida.
Pero cuando vemos a un Joe Biden con su hijo Hunter
frotándose las manos con fruición por las ganancias que obtendrán de producir
armas biológicas de destrucción masiva en territorio ucraniano para usarlas ¿contra
quién?...sabemos que no estamos en ese bando.
Al observar el cinismo de un Boris Johnson azuzando la
guerra entre “otros” lejos de su isla imperialista, hablando de “invasión”, no
dudamos en sabernos contrarios a esos invasores empedernidos. ¡Devuelvan las Malvinas
argentinas, delincuentes!
Padecer el triste espectáculo de un Pedro Sánchez
gastando una millonada en apoyo militar frente a la pobreza creciente en España
y a la vez coaligándose a la narcomonarquía marroquí contra el pueblo saharaui,
da náuseas y –por supuesto- no estamos para nada con esa posición.
Ver a Alemania, la cuna del nazismo, enviando armas a
los batallones nazis en Ucrania es el colmo de la des-historia. Más lejos nos
colocamos de esa pandilla opresora.
La Unión Europea a la cola de los anglosajones que buscan
su fracaso; países que fueron liberados de Hitler por el Ejército Rojo,
mayoritariamente constituido por rusos y otros pueblos de la extinta URSS,
ahora sabuesitos de Estados Unidos en la Organización Terrorista del Atlántico Norte
(OTAN).
Y la gota que derramó la totuma, el lacayo más
arrastrado de todos, el criminal violador de Derechos Humanos con récord en
masacres, asesinato de líderes sociales, mal gobierno, empobrecedor de los que
ya eran pobres, corrupto hasta dos generaciones más, el narco régimen
colombiano manejado desde las sombras por capo paramilitar Álvaro Uribe, con su
actual mandadero que tiene fecha de vencimiento el próximo 7 de agosto.
¿Qué “ayuda humanitaria” puede estar ofreciendo Iván
Duque desde el país que ha sufrido la más grande catástrofe humanitaria en este
continente en el siglo XX y lo que va del XXI? Nueve millones de expatriados,
siete millones de desplazados, sesenta mil desaparecidos, cientos de masacres, fosas
comunes, decenas de miles de “falsos positivos”, exterminio de un partido
político (Unión Patriótica) con más de seis mil militantes asesinados,
incluidos dos honorables candidatos presidenciales. ¡Por favor, basta de tan
inhumano sarcasmo!
Definitivamente la fórmula indica que no podemos estar
de ese lado.
La Doctrina Bolivariana propone la paz como desiderátum
de humanidad. Quienes nos declaramos seguidores de esta Doctrina creemos en el
Equilibrio del Universo, que es la coexistencia respetuosa de la
autodeterminación de las naciones y la cooperación internacional en pro del
bien común.
Sin embargo, sabemos que “aunque la guerra es el
compendio de todos los males, la tiranía es el compendio de todas
las guerras”. La tiranía hegemonista que pretenden mantener los
imperialistas anglosajones es la causa fundamental de las calamidades que
padece el género humano. En la América mestiza lo sabemos de sobra.
Por otro lado, tenemos la convicción histórica que “sin
igualdad perecen todas las libertades, todos los derechos”; y nada peor para la
paz que el empeño sistémico del capital en seguir acumulando en pocas manos la
riqueza mundial, mientras las mayorías se hunden en la miseria y los recursos
naturales son abatidos por el afán consumista que la lógica capitalista
desarrolla.
Histórica y moralmente los Estados Unidos y su
madrastra Inglaterra, así como las decadentes potencias europeas, están
desautorizadas para hablarnos de paz, democracia, y derechos.
Queremos la paz con toda el alma; queremos que la
dignidad germine en el destino de los pueblos como árbol eterno; queremos que
se derrumbe como castillo mohoso y pestilente, el imperialismo, y que comience
a nacer una nueva y mejor humanidad.
Sólo eso queremos.
Yldefonso Finol