¿Por qué la Novena Estrella en la Bandera Nacional es
hija del Ciclo Bicentenario?
I
Desde muy joven soñé una Patria Bolivariana; soñé ver la
estrella del Zulia pintada en la Bandera Nacional; hoy, con el más profundo
patriotismo del pueblo zuliano se escucha un clamor: reivindicar nuestras gestas
ancestrales y republicanas en la constelación del Pabellón Tricolor.
El pueblo zuliano siempre luchó por la soberanía e
independencia de nuestra Patria. La resistencia del pueblo añú originario del
Lago Maracaibo comenzó el 24 de agosto de 1499 contra la invasión europea de
Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa y Américo Vespucio, cuando se produjeron los
primeros enfrentamientos armados, tal como lo reseña Vespucio en sus cartas. En
estas aguas el pueblo añú defendió su patria lacustre frente al alemán Ambrosio
Alfinger en 1529, primer gobernador colonial, al que las flechas barí dieron de
baja el 31 de mayo de 1533 en el Sur del Lago. En noviembre de 1573 la
insurrección general de los añú expulsó al invasor Alonso Pacheco, y todavía en
junio de 1607 la última guerrilla añú del Cacique Nigale combatió al ejército
español comandado por el colonialista trujillano Juan Pacheco Maldonado.
En la región del estuario maracaibero se dieron las
cimarronadas de esclavos africanos desde fines del siglo XVI, y en 1799 se
preparó el primer alzamiento de pardos con el complot de Francisco Pirela; desde
1808 el movimiento clandestino “Hijos de Maracaibo”, se pronunció contra el
régimen colonialista; y también la mujer zuliana brilló su rebeldía patriótica
en las heroínas y mártires Domitila Flores y Ana María Campos, que dieron su
sangre por la Independencia ante la brutalidad de la tiranía hispana.
La formación de los símbolos nacionales, como la
historia misma que representan, es un proceso dialéctico, de luchas y
contradicciones, de avances y retrocesos, de sacrificios y victorias. La
gloriosa épica venezolana está pintada en la sagrada Bandera diseñada por
Miranda y enarbolada por El Libertador Simón Bolívar en el proyecto de
emancipación continental. La Bandera Nacional ha sido un símbolo cambiante. La
primerísima de Gual y España con el sol en el centro de un cuadro blanco, y
cuatro estrellas en la franja azul inferior, una de las cuales representaba a
la Provincia de Maracaibo.
El constituyente de 1811, fundador de la Patria
Independiente, dejó plasmada en el Artículo 128º de aquella Constitución
pionera, la posibilidad inclusiva de que las provincias aún no emancipadas,
pudieran integrarse a la República una vez liberadas de la opresión colonial. Ese
primer Pabellón Nacional amarillo, azul y rojo, con franjas horizontales
desiguales en sentido decreciente, no estableció estrellas en el estandarte
independentista.
La iniciativa de las siete estrellas en la Bandera fue
del efímero “Congresillo de Cariaco” en 1817, momento problemático en el que la
mayoría de las provincias estaban en manos realistas, Caracas incluida; pero
además, donde se pretendió desconocer el mando supremo de Simón Bolívar.
A finales de ese año El Libertador, recogiendo la idea
de colocar las siete estrellas en la franja amarilla de la Bandera, decreta
agregar una octava por la Guayana liberada desde donde se reorganizaba la
República. Le tocó en 2006 al Comandante Eterno Hugo Chávez materializar la
orden dada por Bolívar.
Como queda evidenciado, nuestra Bandera no ha sido
estática e inmodificable. Creada la República de Colombia, el Congreso de
Cúcuta adopta como Bandera la venezolana de 1811 agregándole el escudo neogranadino
en el extremo superior izquierdo. Esta nueva versión tampoco tenía estrellas. En
1824 se adopta otro Pabellón con el Escudo de Armas sobre la franja azul.
Disuelta la Colombia original, la bolivariana, Venezuela asume en octubre de
1830 la Tricolor de franjas desiguales, homologándolas en 1836, en ambos casos
sin estrellas.
Durante la Guerra Federal tuvimos hasta veinte
estrellas en la Bandera decretada por Ezequiel Zamora en Barinas en junio de
1859.
Fue José Martí quien dijo que “lo que Bolívar no hizo,
está por hacerse todavía en América”. Pensamiento que sintetiza la vigencia del
proyecto bolivariano y la necesidad de que las actuales generaciones de
revolucionarios, demos continuidad a esa lucha original por nuestra definitiva
Independencia, por la igualdad social y el buen gobierno.
En esa dinámica bolivariana inclusiva es que se
inscribe la propuesta original que formulé públicamente el 5 de enero de este
año, despertando un entusiasmo popular instantáneo, que acogió el ciudadano
Gobernador del Estado el día 15, exponiéndolo oficialmente en la conmemoración
del Bicentenario del 28 de enero de 1821, para luego consignar la solicitud formal
al Poder Legislativo Nacional, como órgano competente.
El histórico Congreso de Angostura de 1819, asumiendo
una conducta propositiva respecto al cuerpo todo de la nación que debía integrarse,
estableció en la nueva Constitución que: “El Territorio de la República de
Venezuela se divide en diez Provincias, que son: Barcelona, Barinas, Caracas,
Coro, Cumaná, Guayana, Maracaibo, Margarita, Mérida, y Trujillo”.
Bolívar nunca dejó de aspirar la liberación de
Maracaibo, esa ciudad que proyectó en su Carta de Jamaica como capital de la
gran República que soñaba construir del Atlántico al Pacífico en la América
Meridional.
Tal aspiración la satisfizo de la mano de su más leal
compañero de armas y sueños, el General Rafael Urdaneta Farías, su amigo y eje
de las operaciones militares desde los primeros días de la Campaña Admirable,
cuando, ante la insubordinación de las tropas granadinas por el brigadier
Castillo y el mayor Santander, Urdaneta expresó a Bolívar aquél 18 de mayo de
1813: “General: si con dos hombres basta para emancipar la Patria, pronto estoy
a acompañar a Usted”. Insuperable gesto de lealtad haber vivido para honrar la
palabra empeñada.
Urdaneta simboliza la presencia permanente del pueblo
zuliano en la gesta independentista, y su sola proeza es argumento suficiente
que soporta nuestra petición. Podemos mencionar algunos pasajes fundamentales
de nuestra Historia que constatan el papel estelar (Estrella) de Rafael
Urdaneta:
-
El 27
de octubre de 1814 escribe Bolívar desde Ocaña. “Mi querido Urdaneta: Con la
más grande satisfacción he sabido que Usted ha salvado el ejército de Caracas
con el cual podemos decir que ha salvado las esperanzas de la república; este
servicio es grande: este servicio lo aprecio yo en tanto como la más grande
victoria, aunque algunos tengan que criticar una operación tan prudente y
acertada; yo le doy a Usted las gracias en nombre de Venezuela, que si
vuelve a ser libertada deberá a Usted este beneficio.”
-
Los
primeros días de mayo de 1817 se realiza en Cariaco un polémico “Congresillo”
que pretendió disolver el mando de Bolívar con un supuesto gobierno tricéfalo
basado en la fracasada federación de 1811; establecido en Barcelona, rodeado de
antiguos subalternos de Mariño, algunos de los cuales podrían estar involucrados
en la conspiración, Rafael Urdaneta se opone radicalmente a la misma, pone su
nombre y prestigio por delante para defender la jefatura de su camarada
Libertador, y esta conducta ejemplar influye definitivamente en varios
oficiales como Antonio José de Sucre, quien convencido por los argumentos de
Urdaneta, se pasa al bando bolivariano y va detrás del zuliano a fortalecer la
posición de Bolívar que se hallaba completando la toma de Guayana, a la que
entran victoriosos.
-
Durante
la Primera República Bolivariana nacida en Angostura, el General en Jefe Rafael
Urdaneta jugó un papel fundamental para consolidar la presidencia de Simón
Bolívar, asumiendo la conducción de la División de Piar tras el lamentable
desenlace de este jefe militar, reorganizando y moralizando la tropa;
preparando y disciplinando a la Legión Inglesa en Margarita para ser
incorporada al Ejército Libertador bajo las pautas venezolanas, donde hubo de
enfrentar severamente la indisciplina de Arismendi, a quien apresó en su propio
feudo, siempre en concordancia con la autoridad expresa del Jefe Supremo; también
acudiendo a los Llanos a establecer comunicación directa con Páez para sumarlo
al plan diseñado por Simón Bolívar, entre otros grandes servicios en la gestión
ejecutiva, legislativa y diplomática.
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En la
crisis política provocada por el movimiento oligárquico paecista conocido como
“La Cosiata”, que degeneró en el antibolivarianismo venezolano, el General en
Jefe Rafael Urdaneta, se mantuvo firme en su consecuente posición bolivariana,
estando listo para asumir la defensa del proyecto emancipatorio en el terreno
que fuese, siempre en coordinación y subordinado disciplinadamente a su
compañero Libertador. Es cuando le expresa en antológica pieza epistolar: “porque
nada me hubiera sido más sensible que adelantar un paso que pareciese siquiera
opuesto a la voluntad de Usted, con quien siempre quiero ir de acuerdo” (Rafael
Urdaneta, Maracaibo, 28 de junio de 1826)
-
Es
Urdaneta quien desbarata en las calles de Bogotá el complot magnicida del 25 de
septiembre de 1828, apresando a los traidores, y estando al frente de los
juicios, en los que, una vez más, poniendo la ley, la disciplina, la ética y la
lealtad, por sobre otras consideraciones secundarias, pidió la pena máxima para
los criminales de lesa patria.
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En el
peor momento para la gesta bolivariana, cuando El Libertador, agobiado por su salud
y las decepciones con que las miserias humanas hirieron su espíritu, abandona
el poder y se marcha, el General en Jefe Rafael Urdaneta, asume con total
entereza su condición bolivariana, realiza las más osadas acciones para
reivindicar la Gloria de su líder, toma el poder en Bogotá el 5 de septiembre
de 1830 y lo ofrece a Bolívar para que retorne a darle continuidad al proyecto
emancipador. El Libertador no está de acuerdo, sin embargo elogia el carácter y
lealtad de aquél su devoto compañero, como la única persona capaz de
arriesgarlo todo por la salvación de la Patria.
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Más
allá de la muerte del Libertador, cuando logra retornar a Venezuela, el General
en Jefe Rafael Urdaneta no deja ni un instante de honrar la memoria de Simón
Bolívar, reivindicando su nombre en la Patria natal que lo había rechazado;
allí está Urdaneta en la repatriación de los restos inmortales del Padre de la
Patria, encabezando los honores militares y presidiendo la Sociedad Bolivariana.
Por todo ello decimos que Rafael Urdaneta es el primer
militante bolivariano, y quien mantuvo el bolivarianismo más allá de la muerte
del Libertador, siendo hoy el hilo conductor con las nuevas generaciones
bolivarianas que gestó con su verbo y acción el Comandante Hugo Chávez,
reivindicador del movimiento bolivariano en nuestro tiempo.
Por último, debemos referirnos a las circunstancias
geopolíticas en que se produce esta propuesta. La región zuliana, fronteriza
por excelencia, es un espacio de valor geoestratégico vital para la existencia
de la República; por su navegabilidad interior y acceso al Golfo de Venezuela,
Mar Caribe y Océano Atlántico, por ser articulación de Suramérica con el Caribe,
Centro y Norteamérica, y por sus inmensos recursos energéticos, hídricos,
mineros y alimentarios, entre otros, ha sido y es apetecida por la oligarquía
neogranadina y el imperialismo estadounidense, que han sido los principales factores
perturbadores contra la paz y normalidad de la vida nacional.
La geopolítica de lo simbólico (geopolítica de la
mente) como nuevo escenario de las guerras de cuarta y quinta generación, que
busca, a través del linchamiento de la venezolanidad y la destrucción del
bolívar como signo monetario, incidir en la desmoralización del tejido social
en que descansa la República, amerita un tratamiento acorde con el necesario
fortalecimiento del sentido de pertenencia y la estima del Pueblo Venezolano,
por la gloria indestructible de la épica ancestral y republicana acopiadas en
los valores de la Historia Patria.
Tenemos perfecta conciencia de la intención de los
enemigos de la República Bolivariana de Venezuela de pretender dividir nuestro
territorio con secesionismos quiméricos, cacareados por traidores al servicio del
imperialismo y la oligarquía vecina que siempre ha ambicionado nuestro Lago y
nuestro Golfo.
Esta Novena Estrella será tatuada con honor en el
corazón de cada patriota del Zulia, recordándole a Venezuela y al mundo, que
aquí vibra la lealtad más pura a la causa bolivariana, ejemplificada en el
pionero del bolivarianismo: el General en Jefe Rafael Urdaneta, porque en su
sagrado legado de fidelidad y perseverancia, el Zulia será eternamente bastión
inexpugnable de Venezuela, como dejamos claro al expulsar el último gobernante
invasor con la Batalla Naval de Maracaibo el 24 de julio de 1823..
Conmemoramos el próximo 30 de agosto los 200 años de
la primera visita triunfal de Bolívar a Maracaibo tras el triunfo de Carabobo,
y el 2 de octubre la creación del Departamento Zulia, este glorioso año 2021,
cenit del Ciclo Bicentenario visualizado por nuestro Líder Hugo Chávez Frías,
revalorizando la Historia Patria y la Doctrina Bolivariana como indestructibles
fuentes de luz para la consolidación de la Revolución Venezolana.
Yldefonso Finol
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