domingo, 28 de febrero de 2021

LA BATALLA DE CÚCUTA: LECCIONES DE LA HISTORIA

 


La Batalla de Cúcuta del 28 de febrero de 1813

Al amanecer del 28 de febrero de 1813, Simón Bolívar inicia la marcha con su pequeño ejército que trae desde Cartagena, más los destacamentos que vinieron de refuerzos desde Pamplona, comandados por Manuel del Castillo y Rada, que se le habían unido treinta y seis horas antes.

Atravesaron el río Zulia rumbo a la ciudad de Cúcuta, donde se habían congregado las fuerzas españolas bajo la jefatura del general Ramón Correa, que nos doblaban en número y equipamiento.

Sólo la preclara estrategia bolivariana hizo posible la hazaña. Vencidos y desbaratados los españoles, se dieron a la huida, como acostumbraban ante la valentía y audacia de las huestes patriotas. Es que los jefes del ejército imperial siempre subestimaron a los nuestros. Los trataban como a inferiores por el sólo hecho de ser criollos y por no tener la preparación militar formal que se obtenía en las academias y estructuras castrenses hispanas y europeas. Los consideraban montoneras, si acaso guerrillas desordenadas y torpes. Muy caro les costó esa falsa apreciación del contrario.

Bolívar había llegado a finales de 1812 a Cartagena, luego de la caída de la Primera República de Venezuela. El 15 de diciembre publicó su primer Manifiesto internacional, con un balance crudo de la fallida experiencia venezolana, y un llamado al pueblo neogranadino a no cometer los mismos errores. Su llamado tuvo hondo eco entre la militancia independentista.

En dos meses, con veintinueve años de edad y un pequeño apoyo de las fuerzas de Cartagena, liberó todos los pueblos en la ruta del Magdalena al valle de Cúcuta. Sumadas las frescas fuerzas de Cundinamarca venidas de Pamplona, entre quienes está el maracaibero Rafael Urdaneta, Simón Bolívar triunfa en Cúcuta tras tres horas de combates. Al mediodía la plaza es suya, y sólo desea avanzar rápidamente sobre Venezuela para liberarla del terror al que la sometieron los españoles por atreverse a ser la primera en levantarse contra el Imperio Hispano.

Así lo consumó con la ayuda determinante de Rafael Urdaneta y sus compañeros Ricaurte, París, Girardot, D’Elhuyar, y por sobre las incomprensiones e intrigas de Castillo y Santander.

Allí en Cúcuta, hace 208 años, se consumó una victoria militar muy importante, abriéndose un camino hacia mayores conquistas revolucionarias. Pero también se forjaron crudas enseñanzas para nuestra historia:

-          La unidad de la fuerza patriota es la única garantía de la victoria.

-          La contradicción fundamental independencia o colonia, zanja nítidamente las posiciones de cada actor histórico: o se está con la Patria o se está contra Ella.

-          La concentración en esa lucha contra el enemigo principal, no debe cegarnos de identificar los enemigos internos, arribistas, oportunistas, intrigantes, que simularán estar en nuestro bando, pero que tarde o temprano traicionarán cuando convenga a sus apetencias personales y a los intereses de clase con que se identifican.

En la Batalla de Cúcuta estuvo presente ese par antagónico en lo político-ideológico y lo ético: Rafael Urdaneta, símbolo indiscutible de la lealtad, la honestidad y el patriotismo bolivariano inclaudicable; y Francisco de Paula Santander, el entreguismo pro-imperialista, la corrupción y la traición.

Yldefonso Finol  

 

lunes, 22 de febrero de 2021

18 de mayo: DÍA DE LA LEALTAD BOLIVARIANA A LA PATRIA


 

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Decreto de Declaratoria del 18 de mayo

DÍA NACIONAL DE LA LEALTAD (BOLIVARIANA) A LA PATRIA

Proponente: Yldefonso Finol Ocando, Historiador Bolivariano

Epígrafe

Carta de Rafael Urdaneta a Simón Bolívar: “…porque nada me hubiera sido más sensible que adelantar un paso que pareciese siquiera opuesto a la voluntad de Usted, con quien siempre quiero ir de acuerdo” (Maracaibo, 28 de junio de 1826)

 

Exposición de Motivos

La República Bolivariana de Venezuela ha vivido en las últimas dos décadas la arremetida de poderes fácticos internacionales, encabezados por el imperialismo estadounidense, que ha contado con la vergonzosa connivencia de un puñado de personas con nacionalidad venezolana, dedicadas a hacerle daño a nuestro pueblo.

Esta persecución, acrecentada ferozmente desde el fallecimiento del Comandante Presidente Hugo Chávez, trocó en una guerra multiforme y mutante contra el Proyecto Bolivariano, causando gravísimas consecuencias para la vida, la salud, y los derechos humanos en general del pueblo venezolano, tal como ha sido constatado por la Relatora de Derechos Humanos de Organización de las Naciones Unidas en su informe sobre el impacto de las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra la población venezolana.

La guerra imperialista contra Venezuela, además de provocar la destrucción de nuestro signo monetario devaluando el poder adquisitivo de las mayorías trabajadoras que había alcanzado niveles privilegiados los primeros tres lustros de la Revolución Bolivariana, ha desatado una masiva campaña mediática de linchamiento de la venezolanidad, pretendiendo debilitar la cohesión patriótica del país y promoviendo la xenofobia antivenezolana en sectores atrasados espiritualmente en varios países de la región.

Dicha campaña, tiene como objetivo simbólico fundamental, destruir la imagen misma del Libertador Simón Bolívar, contra el cual se han coaligado la derecha política mundial, la transnacional mediática, la industria editorial, logias del pensamiento neocolonial y pro-imperialista, conformando un bloque ideológico antibolivariano.

El ataque sin tregua ni escrúpulos, pero con muchos recursos, pasa por la proliferación de chismes sobre la vida personal de Simón Bolívar, para lo cual facturan a famosos escritores y a cualquier fantoche de esquina que se preste para calumniar al Libertador, hasta la sistemática prédica sobre el supuesto fracaso del Proyecto Bolivariano. No hacen sino rumiar como cabras los viejos despechos de personajillos que en tiempos de Bolívar, mientras éste lideraba el Ejército que venció al Imperio Español, se dedicaban a la intriga de salón y a destilar sus miserias humanas por la envidia que les provocaba aquél Genio de América.

¡Así estará de vigente la Doctrina Bolivariana, que aún la odian y acechan los esclavistas y oligarcas de nuevo cuño!

Al odiar y pretender destruir la Doctrina Bolivariana, atacan la existencia misma de la República, que nuestra Constitución define en su Artículo 1º: “La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador.”

No hay nada más temido por los imperialismos que el bolivarianismo. “La Doctrina Bolivariana es la concepción desarrollada por el Libertador Simón Bolívar sobre los asuntos fundamentales de la independencia nacional latinoamericana, la creación de una nueva sociedad basada en la igualdad establecida y practicada, y el surgimiento de gobiernos garantes del bien común y la unión de las repúblicas hermanas en historia, para alcanzar el Equilibrio del Universo como sistema de convivencia, paz y cooperación internacional”. (Finol, 2021)

La elite derechista de Venezuela, es esencialmente antibolivariana, por tanto, traidora de la Patria, dispuesta a convertirse en mercenaria servil de intereses foráneos, como lo han hecho azuzando a gobiernos enemigos para que nos apliquen medidas coercitivas unilaterales, bloqueos, aislamiento diplomático, robo de activos, y hasta incursiones terroristas, intentos de magnicidio e invasión militar extranjera.

Esta pandilla de malinches, se ha coaligado con el narcoparamilitarismo colombiano en una aventura secesionista para despedazar nuestro territorio y entregarles el Golfo de Venezuela y el Lago Maracaibo, apetecidos por esa oligarquía desde tiempos coloniales; también se han atrevido a ofrecer como botín pirático nuestra Guayana Esequiva, a cambio de apoyos para su confortable conspiración desde lujosos hoteles extranjeros. En lo simbólico, se han burlado de nuestra Bandera Nacional y nuestro sagrado Himno Gloria al Bravo Pueblo, como forma extrema de degradación antinacional.

Ante estas agresiones traicioneras, el pueblo bolivariano ha resistido con una entereza que causa la admiración de las buenas personas de todas las latitudes. Somos herederos de la gesta heroica más colosal que pueblo alguno haya realizado en este continente. En harapos y descalzos libertamos la mitad de Suramérica, y regresamos a nuestros patios de crianza y labranza sin un gramo del oro y la plata de los países que vieron nacer su Independencia de nuestros sacrificios. Somos el Pueblo de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y Rafael Urdaneta, de Ana María Campos, Josefa Camejo y Juana Ramírez.

Nuestra principal riqueza es nuestra historia; reafirmarnos en ella nos cohesiona como colectivo nacional, con unos valores humanos que son la roca fundadora de la venezolanidad. Revalorizar nuestro vínculo a las raíces ancestrales nos hará un pueblo indestructible. La lealtad a la épica y la querencia venezolanas, nos garantizará la victoria sobre estas horas difíciles, y el resurgimiento de las conquistas socioeconómicas que los enemigos nos han arrebatado…por ahora.

En este orden de ideas, imbuidos en la inspiración patriótica que representa la conmemoración del ciclo Bicentenario, con la liberación de Maracaibo y Coro por la División de Rafael Urdaneta, y el gran triunfo en la gloriosa Batalla de Carabobo conducida por el Libertador Simón Bolívar, invocamos la exaltación de la lealtad a la Patria, como principio inmanente a la ciudadanía venezolana, única forma de garantizar la independencia, inviolabilidad, inmunidad, autodeterminación y perpetuidad de la Nación.

La lealtad entendida como el nexo de amor y compromiso indestructible con la Patria, lo representa en nuestra historia el General en Jefe Rafael Urdaneta, al que ni la enfermedad pudo impedir su heroísmo; el hombre que soportó por largos años la tortura de un cálculo de 7 centímetros y 134 gramos de peso en la vejiga urinaria, dolencia que frustró su presencia en la Batalla de Carabobo del 24 de junio de 1821; pero ese mal agudo no evitó su protagonismo en las campañas militares que ganaron nuestra Independencia desde 1810, ni en el desempeño cabal de los destinos que se le encomendaron al servicio de la Patria hasta su fallecimiento en agosto de 1845.

Rafael Urdaneta fue el primer y más perseverante bolivariano, ejemplo de patriotismo, honestidad, valentía, sapiencia, estrategia y mejor amigo, el más leal entre los leales.

 

Por todas estas razones se dicta el siguiente Decreto:

Considerando,

Que el 18 de mayo de 1813, el ciudadano Rafael Urdaneta, natural de Maracaibo, Venezuela, actuando como Sargento Mayor, Comandante del Batallón Número 3º de la Unión, en el Ejército del Norte de la Nueva Granada, bajo las órdenes del Coronel Manuel Castillo, ante la insubordinación de este jefe y otros oficiales granadinos como el Sargento Francisco de Paula Santander, que ponían al borde del fracaso la operación que el Coronel Simón Bolívar, jefe de la expedición, se proponía sobre Mérida y Trujillo, la cual fue autorizada por el Presidente del Congreso de la Unión, Camilo Torres; el Teniente Coronel graduado Rafael Urdaneta tomó la iniciativa de dar un espaldarazo a la jefatura de Simón Bolívar y a la pertinencia de su plan para liberar a Venezuela.

En consecuencia, manifestó: “General: si con dos hombres basta para emancipar la Patria, pronto estoy a acompañar a Usted.”

Es éste el primer acto de postulación de Simón Bolívar al rango de líder político-militar de la naciente gesta independentista, que salvó la Campaña Admirable, sumando la oficialidad granadina que se bañó de Gloria en los campos de batalla venezolanos como Girardot, D’Elhuyar, Ricaurte, los hermanos París, entre otros de su antiguos compañeros de juventud y luchas.

Este gesto decidido del General en Jefe Rafael Urdaneta, que es antológico del valor de la palabra dada, amén de representar en nuestra Historia Patria el más sublime voto de lealtad traducido en una vida de fidelidad al Libertador y a la Causa Bolivariana, significó el primer acto de reconocimiento del liderazgo político-militar de Simón Bolívar para realizar la proeza de la Emancipación Americana, que comenzó con esa exitosa marcha renombrada en el historiografía con el acertado título de Campaña Admirable.

 

Considerando,

Que en las complicadas dificultades que llevaron a la caída de la II República, por el arrollador avance de las fuerzas de José Tomás Boves, Francisco Tomás Morales y el Capitán General Juan Manuel Cajigal, y ante la falta de apoyo de algunos jefes orientales, Bolívar y Mariño deben replegarse a Margarita, siendo traicionados por el corsario italiano Bianchi, quien roba los tesoros de la nación y abandona a los patriotas en la playa; Rafael Urdaneta, con su pericia militar y aplomo, sin saber esas noticias, pero deduciendo, por la falta de comunicación, la derrota sufrida por nuestras fuerzas en el centro del país, emprende una retirada admirable desde San Carlos, siguiendo en sentido inverso la ruta por la que entraron el año anterior desde Nueva Granada, y logrando conservar la fuerza bajo su mando y otras menores que se le sumaron en el camino. Enterado El Libertador de la hazaña de su compañero, que ya lo había sorprendido con la defensa a muerte que hizo de la sitiada Valencia, donde con 250 fusileros resistió varias embestidas de tres mil realistas, le expresó el 27 de octubre de 1814 desde Ocaña:

“Señor General Rafael Urdaneta.

Mi querido Urdaneta.

Con la más grande satisfacción he sabido que Usted ha salvado el ejército de Caracas con el cual podemos decir que ha salvado las esperanzas de la república; este servicio es grande: este servicio lo aprecio yo en tanto como la más grande victoria, aunque algunos tengan que criticar una operación tan prudente y acertada; yo le doy a Usted las gracias en nombre de Venezuela, que si vuelve a ser libertada deberá a Usted este beneficio.”

Y así fue.

 

Considerando,

Que durante los primeros días de mayo de 1817, una nueva intentona de desconocer la jefatura de Simón Bolívar se convocó en la ciudad oriental de Cariaco, bajo la fachada de “congreso” integrado al antojo de los cabecillas de la trama, proclamando una etérea república federal a la sombra de la Constitución de 1811, y atribuyéndose falsamente la representación de Bolívar para diluir su mando en un triunvirato cuya intención subrepticia era arrebatarle al Libertador el poder supremo; en esta peligrosa desestabilización para la renaciente República de Venezuela, el General en Jefe Rafael Urdaneta vuelve a hacer gala de su lealtad bolivariana y dicta cátedra de sapiencia política; establecido en Barcelona, rodeado de antiguos subalternos de Mariño, algunos de los cuales podrían estar involucrados en la conspiración, se opone radicalmente a la misma, pone su nombre y prestigio por delante para defender la jefatura de su camarada Libertador, y esta conducta ejemplar influye definitivamente en Antonio José de Sucre, quien convencido por los argumentos de Urdaneta, se pasa al bando bolivariano y va detrás del zuliano a fortalecer la posición de Bolívar que se hallaba completando la toma de Guayana, a la que entran victoriosos.

 

Considerando,

Que durante la naciente Primera República Bolivariana en Angostura, el General en Jefe Rafael Urdaneta jugó un papel fundamental para consolidar la presidencia de Simón Bolívar, asumiendo la conducción de la División de Piar tras el lamentable desenlace de este jefe militar, reorganizando y moralizando la tropa; preparando a la Legión Inglesa para ser incorporada al Ejército Libertador bajo las pautas venezolanas, por orden expresa del Jefe Supremo; acudiendo a los Llanos a establecer comunicación directa con Páez para sumarlo al plan diseñado por Simón Bolívar, entre otros grandes servicios en la gestión ejecutiva, legislativa y diplomática.

 

Considerando,

Que en la crisis política provocada por el movimiento oligárquico paecista conocido como “La Cosiata”, que degeneró en el antibolivarianismo venezolano, el General en Jefe Rafael Urdaneta, se mantuvo firme en su consecuente posición bolivariana, estando listo para asumir la defensa del proyecto emancipatorio en el terreno que fuese, siempre en coordinación y subordinado disciplinadamente a su compañero Libertador.

 

Considerando,

Que durante los gravísimos sucesos ocurridos en Bogotá la noche del 25 de septiembre de 1828, donde la traición criminal santanderista activó una conspiración para asesinar al Padre de Colombia, al Genio de América, el General en Jefe Rafael Urdaneta, blanco también de los mercenarios, salió a las oscuras calles con un puñado de valientes patriotas, tomó la ciudad, desbarató a los complotados, los apresó, y pacificada la plaza, la entregó, leal y fraterno como siempre, a su hermano de vida El Libertador Presidente; también administró justicia proponiendo sanciones ejemplarizantes para los culpables del frustrado magnicidio que, aunque no alcanzaron su más abominable propósito, cobraron la vida de valerosos ciudadanos que fueron víctimas de los cobardes fratricidas. 

 

Considerando,

Que en el peor momento para la gesta bolivariana, cuando El Libertador, agobiado por los quebrantos de su salud y las decepciones políticas con que las miserias humanas hirieron su espíritu, abandona el poder y se propone marchar lejos, el General en Jefe Rafael Urdaneta, sostiene erguido la antorcha libertaria que alzaron desde los primeros días de la epopeya independentista, asume con total entereza su condición bolivariana, realiza las más osadas acciones para reivindicar la Gloria de su líder, aunque fuesen en vano por las crudas realidades que ya determinaban el desmoronamiento del Proyecto Bolivariano, y

 

Considerando,

Que más allá de la muerte del Libertador, acorralado por los enemigos, sin recursos y exiliado, cuando logra retornar a Venezuela, el General en Jefe Rafael Urdaneta no deja ni un instante de honrar la memoria de su amado amigo Simón Bolívar, reivindicando su nombre en la Patria natal donde había sido amargamente defenestrado, organizando la parada militar que recibe sus restos inmortales, y presidiendo las instituciones creadas para eternizar su legado.

 

Decreta

Único: Instituir el DÍA NACIONAL DE LA LEALTAD BOLIVARIANA A LA PATRIA que se celebrará cada 18 de mayo en conmemoración de la indestructible camaradería y entrega altruista a la emancipación que siempre cultivaron El Libertador Simón Bolívar y el General en Jefe Rafael Urdaneta, ejemplo de valores universales para ésta y las nuevas generaciones de venezolanas y venezolanos.

Esta conmemoración será una ofrenda de la Patria a sus héroes y heroínas, revalorizando el estudio y el trabajo como vías al engrandecimiento de la República Bolivariana de Venezuela, y la construcción de una mejor sociedad. Las instituciones educativas en todos los niveles, los despachos de la administración pública, las empresas y demás centros de trabajo, realizarán actividades recordatorias de nuestra Historia Patria, exaltando el valor de la lealtad encarnado por el General en Jefe Rafael Urdaneta y El Libertador Simón Bolívar, Padre de la Patria.

 

Nicolás Maduro Moros

Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela

jueves, 18 de febrero de 2021

Volvamos a Rafael Urdaneta: símbolo de la lealtad bolivariana

 

Venezuela: contra la traición de un puñado de criminales, volvamos a Rafael Urdaneta, símbolo de la lealtad bolivariana

Epígrafe

Carta de Bolívar a Urdaneta: “Si los traidores triunfan, la América Meridional no será más que un caos, pero, a la verdad, yo no concibo tal triunfo. Unos viles ladrones no pueden formar masa capaz de combatirnos”. (Caracas, 18 de abril de 1827)

 

I

La República Bolivariana de Venezuela ha vivido en las últimas dos décadas la arremetida de poderes fácticos internacionales, encabezados por el imperialismo estadounidense, que ha contado con la vergonzosa connivencia de un puñado de personas con nacionalidad venezolana, dedicadas a hacerle daño a nuestro pueblo.

Esta persecución, acrecentada ferozmente desde el fallecimiento del Comandante Presidente Hugo Chávez, trocó en una guerra multiforme y mutante contra el Proyecto Bolivariano, causando gravísimas consecuencias para la vida, la salud, y los derechos humanos en general del pueblo venezolano, tal como ha sido constatado por la Relatora de Derechos Humanos de Organización de las Naciones Unidas en su informe sobre el impacto de las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra la población venezolana.

La guerra imperialista contra Venezuela, además de provocar la destrucción de nuestro signo monetario devaluando el poder adquisitivo de las mayorías trabajadoras que habían alcanzado niveles privilegiados los primeros tres lustros de la Revolución Bolivariana, ha desatado una masiva campaña mediática de linchamiento de la venezolanidad, pretendiendo debilitar la cohesión patriótica del país y promoviendo la xenofobia antivenezolana en sectores atrasados espiritualmente en varios países de la región.

Dicha campaña, tiene como objetivo simbólico fundamental, destruir la imagen misma del Libertador Simón Bolívar, contra el cual se han coaligado la derecha política mundial, la transnacional mediática, la industria editorial, logias del pensamiento neocolonial y pro-imperialista, conformando un bloque ideológico antibolivariano.

El ataque sin tregua ni escrúpulos, pero con muchos recursos, pasa por la proliferación de chismes sobre la vida personal de Simón Bolívar, para lo cual facturan a famosos escritores y a cualquier fantoche de esquina que se preste para calumniar al Libertador, hasta la sistemática prédica sobre el supuesto fracaso del Proyecto Bolivariano. No hacen sino rumiar como cabras los viejos despechos de personajillos que en tiempos de Bolívar, mientras éste lideraba el Ejército que venció al Imperio Español, se dedicaban a la intriga de salón y a destilar sus miserias humanas por la envidia que les provocaba aquél Genio de América.

¡Así estará de vigente la Doctrina Bolivariana, que aún la odian y acechan los esclavistas y oligarcas de nuevo cuño!

No hay nada más temido por los imperialismos que la Doctrina Bolivariana: ese pensamiento nacional venezolano para la emancipación antiimperialista de Nuestra América, “la igualdad establecida y practicada”, y el buen gobierno popular y democrático.

La elite derechista de Venezuela, es esencialmente antibolivariana, por tanto, traidora de la Patria, dispuesta a convertirse en mercenaria servil de intereses foráneos, como lo han hecho azuzando a gobiernos enemigos para que nos apliquen medidas coercitivas unilaterales, bloqueos, aislamiento diplomático, robo de activos, y hasta incursiones terroristas, intentos de magnicidio e invasión militar extranjera.

Esta pandilla de malinches, se ha coaligado con el narcoparamilitarismo colombiano en una aventura secesionista para despedazar nuestro territorio y entregarles el Golfo de Venezuela y el Lago Maracaibo, apetecidos por esa oligarquía desde tiempos coloniales; también se han atrevido a ofrecer como botín pirático nuestra Guayana Esequiva, a cambio de apoyos para su confortable conspiración desde lujosos hoteles extranjeros. En lo simbólico, se han burlado de nuestra Bandera Nacional y nuestro sagrado Himno Gloria al Bravo Pueblo, como forma extrema de degradación antinacional.

Ante estas agresiones traicioneras, el pueblo bolivariano ha resistido con una entereza que causa la admiración de las buenas personas de todas las latitudes. Somos herederos de la gesta heroica más colosal que pueblo alguno haya realizado en este continente. En harapos y descalzos libertamos la mitad de Suramérica, y regresamos a nuestros patios de crianza y labranza sin un gramo del oro y la plata de los países que vieron nacer su Independencia de nuestros sacrificios. Somos el Pueblo de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y Rafael Urdaneta, de Ana María Campos, Josefa Camejo y Juana Ramírez.

Nuestra principal riqueza es nuestra historia; reafirmarnos en ella nos cohesiona como colectivo nacional, con unos valores humanos que son la roca fundadora de la venezolanidad. Revalorizar nuestro vínculo a las raíces ancestrales nos hará un pueblo indestructible. La lealtad a la épica y la querencia venezolanas, nos garantizará la victoria sobre estas horas difíciles, y el resurgimiento de las conquistas socioeconómicas que los enemigos nos han arrebatado…por ahora.

En este orden de ideas, imbuidos en la inspiración patriótica que representa la conmemoración del ciclo Bicentenario, con la liberación de Maracaibo y Coro por la División de Rafael Urdaneta, y el gran triunfo en la gloriosa Batalla de Carabobo conducida por el Libertador Simón Bolívar, invocamos la exaltación de la lealtad a la Patria, como principio inmanente a la ciudadanía de la República Bolivariana de Venezuela, única forma de garantizar la independencia, inviolabilidad, inmunidad, autodeterminación y perpetuidad de la Nación.

Este valor insustituible lo representa en nuestra historia el General en Jefe Rafael Urdaneta, al que ni la enfermedad pudo impedir su heroísmo; el hombre que soportó por largos años la tortura de un cálculo de 7 centímetros y 134 gramos de peso en la vejiga urinaria, dolencia que frustró su presencia en la Batalla de Carabobo del 24 de junio de 1821; pero ese mal agudo no evitó su protagonismo en las campañas militares que ganaron nuestra Independencia, ni en el desempeño cabal de los destinos que se le encomendaron en el Gobierno Revolucionario.

 

II

El 18 de mayo de 1813, Rafael Urdaneta, natural de Maracaibo, Venezuela, actuando como Sargento Mayor, Comandante del Batallón Número 3º de la Unión, en el Ejército del Norte de la Nueva Granada, bajo las órdenes del Coronel Manuel Castillo, ante la insubordinación de este jefe y otros oficiales granadinos como el Sargento Francisco de Paula Santander, que ponían al borde del fracaso la operación que el Coronel Simón Bolívar, jefe de la expedición, se proponía sobre Mérida y Trujillo, la cual fue autorizada por el Presidente del Congreso de la Unión, Camilo Torres; el Teniente Coronel graduado Rafael Urdaneta tomó la iniciativa de dar un espaldarazo a la jefatura de Simón Bolívar y a la pertinencia de su plan para liberar a Venezuela.

En consecuencia, manifestó: “General: si con dos hombres basta para emancipar la Patria, pronto estoy a acompañar a Usted.”

Es éste el primer acto de postulación de Simón Bolívar al rango de líder político-militar de la naciente gesta independentista, que salvó la Campaña Admirable, sumando la oficialidad granadina que se bañó de Gloria en los campos de batalla venezolanos como Girardot, D’Elhuyar, los Ricaurte, los París, entre otros de su antiguos compañeros de juventud y luchas.

Este gesto decidido del General en Jefe Rafael Urdaneta, amén de representar en nuestra Historia Patria el más sublime voto de lealtad traducido en una vida de fidelidad al Libertador y a la Causa Bolivariana, significó el primer acto de reconocimiento del liderazgo político-militar de Simón Bolívar para realizar la proeza de la Emancipación Americana, que comenzó con esa exitosa marcha renombrada en el historiografía con el acertado título de Campaña Admirable.

En las complicadas dificultades que llevaron a la caída de la II República, por el arrollador avance de las fuerzas de José Tomás Boves, Francisco Tomás Morales y el Capitán General Juan Manuel Cajigal, y ante la falta de apoyo de algunos jefes orientales, Bolívar y Mariño deben replegarse a Margarita, siendo traicionados por el corsario italiano Bianchi, quien roba los tesoros de la nación y abandona a los patriotas en la playa; Rafael Urdaneta, con su pericia militar y aplomo, sin saber esas noticias, pero deduciendo, por la falta de comunicación, la derrota sufrida por nuestras fuerzas en el centro del país, emprende una retirada admirable desde San Carlos, siguiendo en sentido inverso la ruta por la que entraron el año anterior desde Nueva Granada, y logrando conservar la fuerza bajo su mando y otras menores que se le sumaron en el camino. Enterado El Libertador de la hazaña de su compañero, que ya lo había sorprendido con la defensa a muerte que hizo de la sitiada Valencia, donde con 250 fusileros resistió varias embestidas de tres mil realistas, le expresó el 27 de octubre de 1814 desde Ocaña:

“Señor General Rafael Urdaneta.

Mi querido Urdaneta.

Con la más grande satisfacción he sabido que Usted ha salvado el ejército de Caracas con el cual podemos decir que ha salvado las esperanzas de la república; este servicio es grande: este servicio lo aprecio yo en tanto como la más grande victoria, aunque algunos tengan que criticar una operación tan prudente y acertada; yo le doy a Usted las gracias en nombre de Venezuela, que si vuelve a ser libertada deberá a Usted este beneficio.”

Y así fue.

Durante los primeros días de mayo de 1817, una nueva intentona de desconocer la jefatura de Simón Bolívar se convocó en la ciudad oriental de Cariaco, bajo la fachada de “congreso” integrado al antojo de los cabecillas de la trama, el canónigo José Cortés de Madariaga y el caudillo oriental General Santiago Mariño, proclamando una etérea república federal a la sombra de la Constitución de 1811, y atribuyéndose falsamente la representación de Bolívar para diluir su mando en un triunvirato cuya intención subrepticia era entregar el poder supremo a Mariño; en esta peligrosa desestabilización para la renaciente República de Venezuela, el General en Jefe Rafael Urdaneta vuelve a hacer gala de su lealtad bolivariana y dicta cátedra de sapiencia política. Establecido en Barcelona, rodeado de antiguos subalternos de Mariño, algunos de los cuales podrían estar involucrados en la conspiración, se opone radicalmente a la patraña, pone su nombre y prestigio por delante para defender la jefatura de su camarada Libertador, y esta conducta ejemplar influye definitivamente en Antonio José de Sucre, quien convencido por los argumentos de Urdaneta, se pasa al bando bolivariano y va detrás del zuliano a fortalecer la posición de Bolívar que estaba completando la toma de Guayana, a la que entran victoriosos.

En la naciente Primera República Bolivariana en Angostura, el General en Jefe Rafael Urdaneta jugó un papel fundamental para consolidar la presidencia de Simón Bolívar; asumiendo la conducción de la división de Piar tras el lamentable desenlace de este jefe militar, reorganizando y moralizando la tropa; preparando a la Legión Inglesa para ser incorporada al Ejército Libertador bajo las pautas venezolanas, por orden expresa del Jefe Supremo; acudiendo a los Llanos a establecer comunicación directa con Páez para sumarlo al plan diseñado por Simón Bolívar, entre otros grandes servicios en la gestión ejecutiva, legislativa y diplomática.

En la crisis política provocada por el movimiento oligárquico paecista conocido como “La Cosiata”, que degeneró en el antibolivarianismo venezolano, el General en Jefe Rafael Urdaneta, se mantuvo firme en su consecuente posición bolivariana, estando listo para asumir la defensa del proyecto histórico emancipatorio en el terreno que fuese, siempre en coordinación y subordinado disciplinadamente a su compañero Libertador.

Cuando ocurrieron los gravísimos sucesos ocurridos en Bogotá la noche del 25 de septiembre de 1828, donde la traición criminal santanderista activó una conspiración para asesinar al Padre de Colombia, al Genio de América, el General en Jefe Rafael Urdaneta, blanco también de los mercenarios, salió a las oscuras calles con un puñado de valientes patriotas, tomó la ciudad, desbarató a los complotados, los apresó, y pacificada la plaza, la entregó, leal y fraterno como siempre, a su hermano de vida El Libertador Presidente; también administró justicia proponiendo sanciones ejemplarizantes para los culpables del frustrado magnicidio que, aunque no logró su más abominable propósito, cobró la vida de valerosos ciudadanos que fueron víctimas de los cobardes fratricidas. 

En el peor momento para la gesta bolivariana, cuando El Libertador, agobiado por los quebrantos de su salud y las decepciones políticas con que las miserias humanas hirieron su espíritu, abandona el poder y se propone marchar lejos, el General en Jefe Rafael Urdaneta, sostiene erguido la antorcha libertaria que alzaron desde los primeros días de la epopeya independentista, asume con total entereza su condición bolivariana, realiza las más osadas acciones para reivindicar la Gloria de su líder, aunque fuesen en vano por las crudas realidades que ya determinaban el desmoronamiento del Proyecto Bolivariano, y más allá de la muerte del Libertador, acorralado por los enemigos, sin recursos y exiliado, cuando logra retornar a Venezuela, el General en Jefe Rafael Urdaneta no dejó ni un instante de honrar la memoria de su amado amigo Simón Bolívar; es él quien reivindica su nombre en la patria natal, organiza la parada militar que recibe sus restos inmortales, y preside las instituciones creadas para eternizar su legado.

El 18 de mayo debe erigirse en monumento conmemorativo de la indestructible camaradería y entrega altruista a la emancipación que siempre cultivaron El Libertador Simón Bolívar y el General en Jefe Rafael Urdaneta, ejemplo de valores universales para ésta y las nuevas generaciones de venezolanas y venezolanos. Esta conmemoración será una ofrenda de la Patria a sus héroes y heroínas, revalorizando el estudio y el trabajo como vías al engrandecimiento de la República Bolivariana de Venezuela, y la construcción de una mejor sociedad.

 

Yldefonso Finol

Economista e historiador bolivariano 

 

martes, 2 de febrero de 2021

DOS SIGLOS Y UNA ESTRELLA (Al profesor emérito Argenis Ramones, cómplice discreto de esta aventura)

 

Dos siglos y una estrella: el Zulia en Bicentenarios


El Generalísimo Francisco de Miranda nos legó una Bandera. El Imperio Español lo persiguió antes de ser esa leyenda universal que fue; lo discriminaron por sus orígenes y lo odiaron por pregonar la libertad de un continente como Precursor de la Independencia que Bolívar y la Patria alcanzaron para su Gloria.

El Tricolor ondeó los mares antes de llegar a Venezuela; como los vientos del norte y el nordeste, trajo músicas frescas como las ideas que el venezolano Miranda regó en los ríos norteamericanos, las campiñas francesas y nieves rusas. Miranda, un utopista con los pies enraizados en la épica mundial a favor de una nueva humanidad.

Bandera inteligente y originaria: los tres colores primarios con los que el arte de la pintura inventó todas las existencias.

Luego vinieron las estrellas de siete provincias. Bolívar le regaló una octava. Rafael Urdaneta anda con Él en Guayana con nuestro Esequivo. Sucre está con Ellos. Se constituye la Tríada Gloriosa que cantamos levitando con un relámpago en el pecho.

Con esa Bandera mirandina y bolivariana, habremos de vencer toda la infamia del cosmos.

II

Llegó el 28 de enero de 2021. Hubo actos solemnes y respetuosos del protocolo pandémico. Estuvimos allí emocionados con la representación institucional. El Gobernador del Zulia Omar Prieto expuso argumentos incontrastables por el derecho de la Patria a incrementar con justicia su sagrada constelación. Escuchamos un sentido discurso del Orador de Orden, Diputado Diosdado Cabello, con cronologías admirables y testimonios palpitantes, como el referido a nuestro pueblo añú de Simamaica en un trance curativo desde lo onírico y espiritual. Así somos estimado Capitán.

La Plaza Bolívar de Maracaibo lució espléndida, remozada y luminosa, como la quiere nuestro pueblo. La Orquesta Juvenil llenó el aire de las notas patrióticas. Sonó la gaita en revelación nocturna con sabor a Saladillo, el barrio borrado por la piqueta. Vinieron a mi mente los cantos de Armando Molero, el martirio del mejor bolerista del mundo Felipe Pirela; la marca musical de Ricardo Aguirre, Mario Suarez, Víctor Alvarado, Gladys Vera, Teresita Antúnez y Astolfo Romero, me hizo vibrar como en levitación shamánica.

Rememoré a los zulianos con quienes en algún momento conversé de esta nuestra Novena Estrella y quise rendirle honores a Vinicio Romero, dilecto amigo nativo de la muy patriótica ciudad de Los Puertos de Altagracia, quien durante la Constituyente de 1999 me apoyó en solitario para asomar esa vieja aspiración zuliana. Sabíamos que no había condiciones para librar esa pelea, porque la prioridad era concluir la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que, como bolivarianos, llenaba nuestras expectativas en aquella histórica Asamblea. Pero ganas no nos faltaban.

Recordar que el apasionado historiador Vinicio Nava Urribarí, a quien tuve el honor de conocer en mis tiempos de joven parlamentario estadal en la mitad de la década de los noventa, y cuyos escritos leo con mucho interés, tuvo la iniciativa de plantear la justa petición zuliana en 1999 a través de una esquela enviada al Presidente Hugo Chávez.

Más recientemente, otro incansable estudioso de nuestra historia, curioso hurgador de archivos, Artemio Cepeda, publicó un interesante ensayo -que acabo de leer- con el que me identifico mucho por el discurso telúrico, salvaje y frontal con que expone su detallada tesis y bien documentada investigación. En su texto que trata de Bolívar y el Zulia (Artemio es zuliero como los plátanos surlaguenses), este amigo historiador también planteó el asunto de la estrella que estamos hoy conquistando.

Bienvenidas coincidencias causales, que en esto de la lucha emancipatoria, no hay casualidades. Bastante que hablábamos de estos sueños en mi hogar cuando papá y mamá nos sentaban a todos a ver los desfiles en fechas patrias.

III

La publicación de mis argumentos históricos, políticos y legales para optar a la Novena Estrella a comienzos de año (3 de enero), y el rápido apoyo que el Gobernador Omar Prieto le dio a la propuesta el Día de las Maestras y los Maestros (15 de enero), poniéndose a la vanguardia como debe ser, han resultado en un despertar patriótico de la zulianidad (o zulianía, como –parafraseando a Alí Primera- le gusta a Ramón Soto), pero con acento bolivariano. No puede ser de otra manera, porque toda esa gesta que se libró con Urdaneta como cerebro y corazón del Pronunciamiento de la Provincia de Maracaibo el 28 de enero de 1821, tenía el sello ideológico del bolivarianismo en el que siempre militó nuestro Prócer, como el más radical y consecuente.

El golazo lo mete Omar Prieto cuando en tiempo récord se granjea el apoyo resuelto del Presidente de la República, Nicolás Maduro, quien sin titubeos se pone del lado de lo correcto, pertinente, y justo. Luego vino el gesto solidario del jefe de la fracción mayoritaria de la Asamblea Nacional quien exclamó en Maracaibo, delante del país, que alzaría las dos manos para aprobar esa Estrella Patriótica.

Un Bicentenario no se celebra con una velita. Hay mezquindades que dicen que con eso no se come. Yo les digo que con el abrazo amoroso de un hijo a su madre el día de su cumpleaños, tampoco se come. Pero ese gesto de amor llena todas las carencias de las buenas personas que hacemos del amor la energía para crear y luchar. Que pedir la Novena Estrella en este momento es “distraccionismo”, como si no fuéramos nosotros los bolivarianos quienes estamos al frente de todas las tareas de protección de la ciudadanía sin importar los riesgos. Han caído los nuestros: Vidal Atencio, José Luís Acosta, Jean Carlos Martínez, entre otros, queridos compañeros de vida que nunca olvidaremos ni traicionaremos. Para esas personas especiales va nuestro homenaje de lucha.

También asaltan los plagiarios la pesca que con sudor cosechó el humilde marinero, pero nadie le quita entre sus compañeros y seres queridos, que al día siguiente volverá con su canoa y su atarraya a adentrarse en la densidad de la mar a buscar cardúmenes de esperanzas para alimentar los sueños y las realizaciones concretas.

Yldefonso Finol

 

 

 

El 28 de enero de 1821

Clase sobre el 28 de enero de 1821