miércoles, 26 de octubre de 2022

GANA LULA. LULA GANA.

 


LULA GANA. GANA LULA.

Este domingo 30 de octubre de 2022 en la segunda vuelta para elegir Presidente de la República Federativa de Brasil gana Lula Da Silva.

Lula gana porque el impulso histórico que lo llevó desde los talleres obreros a convertirse en líder sindical con visión integral crítica de la sociedad explotadora, subdesarrollada y dependiente, alcanzó para llegar a conformar una organización política con densa base social, capaz en tres décadas, de llevar un trabajador a la Presidencia de Brasil. Algo realmente inimaginable en aquella sociedad tan estratificada, heredera de una mixtura sociopolítica maligna que amalgamó esclavismo, feudalismo, Imperio, y capitalismo dependiente amaestrado en las jaulas del imperialismo estadounidense a través de golpes de Estado que impusieron el fascismo criollo.

Gana Lula porque los pueblos no se suicidan ni en las situaciones más atroces de depauperación, racismo, represión generalizada, tortura, que fue lo que predominó en ese Brasil truncada su democracia por la Operación Cóndor como diseño de transnacional política hecho en la Central de Inteligencia Americana (CIA) para exterminar la izquierda latinoamericana paridora de las mentes más brillantes y los espíritus más altruistas, como los héroes y mártires que sucumbieron aquella arremetida calculadora sanguinaria, pero más aún, los nacionalistas populares que sin ser militantes de la revolución socialista, al menos soñaron para sus países un desarrollo capitalista autónomo, no dependiente de las potencias extranjeras. Brasil reunía condiciones para ese despegue del que hablaron los economistas Raúl Prebisch y Celso Furtado, y presidentes como Juscelino Kubitschek o Joao Goulart, a quien derrocaron los militares derechistas azuzados por Estados Unidos.

Lula gana porque de las entrañas más humildes y solidarias del Brasil profundo fue brotando la respuesta popular a esos siglos de opresión contra los pueblos originarios, contra la afrodescendencia, contra el campesinado, contra las favelas, contra las clases trabajadoras; desde esas almas que anhelaban una transformación social justa, un breve espacio para existir, un paisaje donde imaginar la igualdad, la no discriminación, la esperanza, allí en esa fértil sabana de las utopías, por donde mismo nace el sol para irradiarnos a todas las criaturas vivas y aún a los entes inmateriales que desandan entre nos, emergió la articulación del movimiento obrero, de los campesinos sin tierra, de las comunidades de base que comulgaban de un cristo hecho pueblo, de quienes resistieron con su pecho y sus huesos los empellones dictatoriales. Vino la unidad, madre de la victoria.

Gana Lula por el clamor que las selvas –nuestro universo de jungla, el más preciado jardín- cantan con jolgorio de loros y carrizos ancestrales y millones de insectos y  silencio de peces en los ríos, y todo el aire que surte el océano, y toda la magia que viaja en el cosmos, como makunaima que conciben el sol y las aguas, como brazos arbóreos bien enraizados en el tierra, alzándose a los cielos, queriendo salvar la vida que tardó millones de años en ser y unos avaros amenazan matar en un instante con las balas que sobraron después de Chico Méndes.

Lula gana para la reivindicación de la alegría contra el hambre, el diálogo contra la arrogancia, el respeto contra la patanería, la inclusión contra soberbia supremacista, la paz contra el armamentismo, la unidad suramericana contra el sometimiento pro imperialista, la confraternidad entre pueblos hermanos contra el divisionismo prepotente, la corresponsabilidad ecológica contra el depredador criminal, la búsqueda de los derechos contra la dejación insensible, la salud del pueblo contra el abandono irresponsable, la sensatez de un estadista contra los arrebatos de un orate fanático.

Gana Lula para sanar las heridas por tanta ofensa vociferada desde el poder contra las diversidades, para remontar con trabajo el retroceso social que ha implicado el gobierno autócrata al servicio de los capitales voraces, para reconciliar una sociedad crispada por el discurso de odio fundamentalista, para revivir las infinitas expresiones creativas del pueblo brasileño encadenadas por el culto todopoderoso del patriarcado más cavernario, para abrir cauces a la actualización científica y la preeminencia de los Derechos Humanos en una sociedad pluricultural, multilingüe, con amplias libertades de creencias, creatividad y saberes. Lula representa la inteligencia y la sensibilidad contra la obcecación y la ambición.

Lula gana. Seguro. A pesar de las persecuciones judiciales que no lo vencieron. Gana Lula. Segurísimo. A pesar del machismo misógino y fascista que derrocó a Dilma para destruir el proyecto emancipador en Brasil.

Gana Lula. Eso va. A pesar de las campañas millonarias para engañar gente ignorante que se deja manosear el egoísmo con dosis de enajenación religiosa.

Lula gana por encima de los traidores que vendieron la democracia para llenarse los bolsillos en detrimento de su pueblo y de las instituciones que dicen defender. Legisladores y jueces asesinos de la democracia.

Lula gana. No lo duden. Son los vientos de la historia. Es la fuerza de los pueblos.

Gana Lula. Se siente en el magnetismo amoroso que vibra en el tiempo de las realizaciones épicas de una nueva era.

 

Yldefonso Finol

Maracaibo, miércoles 26 de octubre de 2022

jueves, 13 de octubre de 2022

BOLÍVAR DELIRANTE: EN EL BICENTENARIO DE "MI DELIRIO SOBRE EL CHIMBORAZO"

 


Bolívar delirante

Cómo no delirar subiendo al vigía de los tiempos. El héroe que se sabe hacedor de libertad. El amante del paisaje que recién acaricia en vertiginosa espiral de glorias. Pichincha y Cotopaxi custodian la alcoba de Manuela. El enamorado alucinante debe escalar al cenit de su balcón por esos divinos abrigos que le cubren los secretos más difusos: la sanación cósmica.

El hombre que liberó el Magdalena y dominó el Orinoco y cruzó los Andes para volverse venerable “fantasma” en Bogotá, tiene sed de nieves. La eternidad se metió en su apuñalada hamaca de Jamaica, en su abaleada hamaca de Rincón de Toros.

Entrar en trance chamánico, recostado en el ahogo de Casacoima, con las mordeduras de caimanes y pirañas aun sangrantes, extasiado con los huesos crujiendo en el espiral abrazo de una constrictora gigante. Y ahora desembocar en las entrañas dulces del amor tras vencer la muerte que lo persiguió antes de nacer.

Todo el mal se ha esfumado a su paso y ante sus ojos resplandece una acuarela de inmensos valles verdes, cielos azules brillantes penetrados por pétreas lanzas blanquecinas. Chimborazo le pide poseerla. Él, sabiéndola tan elevada, se le entrega delirante: el alma se le llena de vida. Entonces la poesía se derrama desde las cumbres hacia el océano donde tributan sus versos los cantos ancestrales.

El equinoccio le regaló la fiesta del Kulla Raymi, había empezado la primavera. La tierra es fruta de adoración a la femineidad.

Amanece la Independencia con un sol radiante que inspira el genio que la conduce. Su mirada tiene al Universo como campo de sueños. Piensa la Utopía. Despierta ungido de ensueños. Aparta las sábanas para estirar los besos. Ella es la beldad hecha causa. Chimborazo: una humanidad amasada por la fuerza histórica del amor.

Bolívar le susurra: “es pasión, delirio de estar contigo”. Ella le corresponde jadeante: “alma mía, la gloria eres tú”.

 

Yldefonso Finol

En el Bicentenario de Mi Delirio sobre el Chimborazo

Maracaibo, 13 de octubre de 2022

 

domingo, 9 de octubre de 2022

TEÓRGIDO RINCÓN: LUCHADOR AÑÚ POR LA PATRIA BUENA

 


TEÓRGIDO RINCÓN

Teórgido Elí Rincón nació en la población El Moján, municipio Mara del estado Zulia, en la República Bolivariana de Venezuela, el 23 de enero de 1961.

Hijo de una humilde y numerosa familia de pescadores, su madre María Eligia Rincón y su padre Telemago Paz, eran descendientes directos del pueblo añú originario de la Cuenca del Maracaibo.

Su infancia la pasó en el barrio Nazaret, como se llama la comunidad palafítica del Moján autóctono. Comenzó sus primeros estudios en la escuela cercana a su barrio, también llamada Nazaret, terminó la primaria en la escuela Sixto de Vicente, y comenzó el bachillerato en el liceo Hugo Montiel Moreno en la capital marense.

Teórgido Rincón, conocido cariñosamente como “Teo” o “Machito” por sus familiares y amistades, era el tercero de siete hermanos, cinco varones y dos hembras, fue un adolescente inquieto, recio, trabajador y sensible. Realizaba labores de ayudantía en la faena pesquera para la manutención del hogar. Participaba en las actividades comunitarias tradicionales y asumió tempranamente luchas reivindicativas, tanto en su barrio como en los quehaceres estudiantiles.

A mediados de la década de los setenta, se había instalado en un palafito del barrio Nazaret una célula del Partido de la Revolución Venezolana (PRV) bajo la fachada de Casa de la Cultura Popular. En esa sede se comenzó un trabajo político vinculado a las necesidades más notorias de la población. Lo primero que se hizo fue implementar una jornada de alfabetización, ya que había muchas personas adultas sin esta elemental formación. Simultáneamente, se inició un intenso movimiento cultural con la creación de diversos grupos en las artes del teatro de calle, títeres, danzas folclóricas, decimistas, y la edición del periódico El Proletario, elaborado totalmente en forma manual con la técnica de la batea.

Teo fue de los primeros muchachos del barrio en incorporarse a aquél proyecto de concienciación y organización popular, que conjugaba su activismo con la Unión de Jóvenes Marenses que era un colectivo de vinculación del movimiento juvenial a las luchas ciudadanas en el municipio Mara, y el Comité Estudiantil Pro Asamblea (CEPA), expresión de la militancia abstencionista que no participaba en las tradicionales elecciones de centros de estudiantes por considerarlos mediatizados.

La organización política que canalizaba la presencia pública del PRV fue el Movimiento Político RUPTURA, con el periódico de igual nombre, a través del cual se difundían las líneas tácticas y estratégicas del partido. Teórgido formó parte de RUPTURA como joven comprometido y fue madurando una posición cada vez más sólida hasta hacerse un cuadro con liderazgo en el seno de la organización.

Por este tipo de compromisos, fue trasladado a la ciudad de Maracaibo, donde continuó sus estudios en la Escuela Técnica Industrial ubicada en Sierra Maestra. En esa institución educativa Teórgido descolló como líder estudiantil, tanto como representante de sus compañeros de estudio, como agitador de las masas empobrecidas del sur de la capital zuliana, donde las carencias de servicios públicos y el abandono gubernamental en general eran causa de un gran malestar social.

Por su entrega y combatividad el sistema lo sometió a persecución, impidiéndole continuar su formación profesional.

Llegada la década de los ochenta, ante la división de los jefes del PRV, Teórgido opta por seguir la línea oficial dentro de la organización que la lidera el legendario jefe guerrillero Douglas Bravo. Es cuando se traslada a la ciudad de Cabimas, apoyado por sus leales compañeros, partícipes de la misma posición, María Álvarez y Ender Fula.

Fue así como Teórgido Rincón, el Teo, el Machito del barrio añú del Moján originario, se hizo cabimero de vivencia, luchas y corazón.

II

En Cabimas Teórgido se involucró rápidamente con las luchas sociales. Entre las actividades económicas de manutención, casi siempre en el comercio informal y el emprendimiento en el área alimentaria, lo más importante era ser consecuente con las aspiraciones que los marginados de la Venezuela “saudita”, los cordones de excluidos en las ciudades petroleras, tuvieran acceso a derechos humanos esenciales.

Su personalidad enérgica y rebelde, lo llevó a movilizarse por otras partes del país, contribuyendo siempre al debate por una alternativa revolucionaria para la Patria. Anduvo con Alí Primera en las iniciativas unitarias del Padre Cantor y en eventos de trascendencia como las Canciones Solidarias y la Canción Bolivariana, evento mago con el cual Alí convocó al país y al continente a retomar el bolivarianismo como camino emancipatorio antiimperialista.

Junto al dirigente social de Cabimas Douglas Querales y su hermano Pedro, a María Álvarez y Ender Fula, y una pléyade de personas luchadoras, mantuvieron incólume una vanguardia patriótica en toda la Costa Oriental del Lago Maracaibo, aupando al movimiento obrero de conciencia clasista y el movimiento cultural que se aferraba a la creación de espacios libertarios e igualitarios en una mejor sociedad.

En esa perspectiva se atrevieron a rescatar para el pueblo humilde aquellos derechos que el sistema bipartidista negaba a las mayorías. Uno de ellos sin duda, la vivienda, una de las carencias más sentidas de aquellos tiempos injustos.

El proyecto de El Golfito no sólo fue la recuperación de tierras urbanas por vía de la acción popular organizada, sino que, más allá de la mera ocupación del terreno, se concebía como la semilla de un nuevo paradigma civilizatorio que asumía la reivindicación social como construcción colectiva de nuevas relaciones humanas basadas en la solidaridad, la autodeterminación, la corresponsabilidad, conceptos que más luego formaron parte del proceso constituyente que dio origen a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Entender la comunidad con un sentido holístico, integral e integrador, implicaba la concepción de la autonomía ciudadana como elemento básico de la redención y el conocimiento como sendero de la formación del nuevo republicano pensado por Simón Rodríguez y su discípulo Simón Bolívar, Nuestro Libertador. Por ello la escuela debía ser toda la comunidad. El barrio como escenario para compartir saberes y gestar aprendizajes para alcanzar los más altos estadios de conciencia humanista, ecologista y transformadora.

Es así que desde el primer momento se implementan acciones comunitarias para darle vida a esa utopía: “la escuela es el barrio”. Visión perseverante de la profesora María Álvarez, por demás pionera que el propio Maestro Prieto Figueroa llegó a alabar como modélica. Esta fue una de las causas justas a las que Teórgido Rincón consagró sus esfuerzos como bastión fundamental del liderazgo social emergente en la Cabimas de los ochenta.

Líderes nacionales como José Vicente Rangel y regionales como Luís Hómez dieron su concurso en pro de esta lucha emblemática en los anales de la historia revolucionaria en el Zulia.

Teórgido asumió también el combate en espacios electorales en llave con Douglas Querales, llegando a ocupar responsabilidades en la estructura institucional del municipio en representación de la izquierda cabimense.

Llegado el tiempo insurgente del 4 de Febrero de 1992, el llamado de la Patria contó con Teórgido Rincón entre los revolucionarios civiles que arriesgaron sus vidas por el despertar del pueblo bolivariano. Él es uno de esos héroes anónimos que escribieron la historia con los mayores sacrificios sin ser apenas reconocidos.

Por eso el recuerdo amoroso de quienes le conocimos y tuvimos el honor de luchar a su lado, debe ser llama eterna que lo consagre entre las páginas inmortales de las batallas de la Venezuela profunda por su libertad y su felicidad.  

El resto de la década de los noventa, Teórgido, junto al grueso de la militancia revolucionaria de la región, trabajó tesoneramente en la consolidación de un nuevo sindicalismo en la clase trabajadora petrolera y otras ramas industriales en la Costa Oriental del Lago, como parte de la estrategia de cuajar una fuerza revolucionaria capaz de tomar el poder y comenzar los cambios radicales que la Patria reclamaba.

Se sumó con entusiasmo a la campaña electoral presidencial al lado del Comandante Hugo Chávez y al Proceso Constituyente convocado por éste para refundar la República.

En varios municipios del Zulia, incluido su pueblo natal El Moján, hizo campaña por el Referéndum Consultivo del 25 de abril de 1999 para convocar la Asamblea Constituyente, luego para obtener el triunfo de elegir todos los Constituyentes por el estado, y la aprobación del pueblo el 15 de diciembre de la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

A comienzos del año 2001, su salud se había deteriorado en gran medida como consecuencia de una vida de exclusión, sacrificios, y precondiciones circulatorias incapacitantes. El 5 de julio de ese año, mientras trabajaba como vendedor informal en la población de Encontrados, municipio Catatumbo del estado Zulia, sufrió una crisis; en pleno traslado al Hospital de Mérida, fallecía ese gran luchador y buen compañero que fue Teórgido Rincón.

Sus restos fueron sepultados en el cementerio del Moján, donde a su entristecida familia se sumaron multitud de camaradas venidos de muchos lugares de la Patria.

Honor y gloria en su memoria.

 

Yldefonso Finol

Historiador Bolivariano