LULA
GANA. GANA LULA.
Este domingo
30 de octubre de 2022 en la segunda vuelta para elegir Presidente de la
República Federativa de Brasil gana Lula Da Silva.
Lula gana
porque el impulso histórico que lo llevó desde los talleres obreros a
convertirse en líder sindical con visión integral crítica de la sociedad
explotadora, subdesarrollada y dependiente, alcanzó para llegar a conformar una
organización política con densa base social, capaz en tres décadas, de llevar
un trabajador a la Presidencia de Brasil. Algo realmente inimaginable en
aquella sociedad tan estratificada, heredera de una mixtura sociopolítica
maligna que amalgamó esclavismo, feudalismo, Imperio, y capitalismo dependiente
amaestrado en las jaulas del imperialismo estadounidense a través de golpes de
Estado que impusieron el fascismo criollo.
Gana Lula
porque los pueblos no se suicidan ni en las situaciones más atroces de
depauperación, racismo, represión generalizada, tortura, que fue lo que predominó
en ese Brasil truncada su democracia por la Operación Cóndor como diseño de
transnacional política hecho en la Central de Inteligencia Americana (CIA) para
exterminar la izquierda latinoamericana paridora de las mentes más brillantes y
los espíritus más altruistas, como los héroes y mártires que sucumbieron
aquella arremetida calculadora sanguinaria, pero más aún, los nacionalistas
populares que sin ser militantes de la revolución socialista, al menos soñaron
para sus países un desarrollo capitalista autónomo, no dependiente de las
potencias extranjeras. Brasil reunía condiciones para ese despegue del que
hablaron los economistas Raúl Prebisch y Celso Furtado, y presidentes como
Juscelino Kubitschek o Joao Goulart, a quien derrocaron los militares
derechistas azuzados por Estados Unidos.
Lula gana
porque de las entrañas más humildes y solidarias del Brasil profundo fue brotando
la respuesta popular a esos siglos de opresión contra los pueblos originarios,
contra la afrodescendencia, contra el campesinado, contra las favelas, contra
las clases trabajadoras; desde esas almas que anhelaban una transformación
social justa, un breve espacio para existir, un paisaje donde imaginar la igualdad,
la no discriminación, la esperanza, allí en esa fértil sabana de las utopías,
por donde mismo nace el sol para irradiarnos a todas las criaturas vivas y aún a
los entes inmateriales que desandan entre nos, emergió la articulación del movimiento
obrero, de los campesinos sin tierra, de las comunidades de base que comulgaban
de un cristo hecho pueblo, de quienes resistieron con su pecho y sus huesos los
empellones dictatoriales. Vino la unidad, madre de la victoria.
Gana Lula
por el clamor que las selvas –nuestro universo de jungla, el más preciado
jardín- cantan con jolgorio de loros y carrizos ancestrales y millones de insectos
y silencio de peces en los ríos, y todo
el aire que surte el océano, y toda la magia que viaja en el cosmos, como makunaima
que conciben el sol y las aguas, como brazos arbóreos bien enraizados en el
tierra, alzándose a los cielos, queriendo salvar la vida que tardó millones de
años en ser y unos avaros amenazan matar en un instante con las balas que
sobraron después de Chico Méndes.
Lula gana
para la reivindicación de la alegría contra el hambre, el diálogo contra la
arrogancia, el respeto contra la patanería, la inclusión contra soberbia
supremacista, la paz contra el armamentismo, la unidad suramericana contra el
sometimiento pro imperialista, la confraternidad entre pueblos hermanos contra
el divisionismo prepotente, la corresponsabilidad ecológica contra el
depredador criminal, la búsqueda de los derechos contra la dejación insensible,
la salud del pueblo contra el abandono irresponsable, la sensatez de un
estadista contra los arrebatos de un orate fanático.
Gana Lula
para sanar las heridas por tanta ofensa vociferada desde el poder contra las
diversidades, para remontar con trabajo el retroceso social que ha implicado el
gobierno autócrata al servicio de los capitales voraces, para reconciliar una
sociedad crispada por el discurso de odio fundamentalista, para revivir las infinitas
expresiones creativas del pueblo brasileño encadenadas por el culto
todopoderoso del patriarcado más cavernario, para abrir cauces a la actualización
científica y la preeminencia de los Derechos Humanos en una sociedad
pluricultural, multilingüe, con amplias libertades de creencias, creatividad y
saberes. Lula representa la inteligencia y la sensibilidad contra la obcecación
y la ambición.
Lula gana.
Seguro. A pesar de las persecuciones judiciales que no lo vencieron. Gana Lula.
Segurísimo. A pesar del machismo misógino y fascista que derrocó a Dilma para
destruir el proyecto emancipador en Brasil.
Gana Lula.
Eso va. A pesar de las campañas millonarias para engañar gente ignorante que se
deja manosear el egoísmo con dosis de enajenación religiosa.
Lula gana
por encima de los traidores que vendieron la democracia para llenarse los
bolsillos en detrimento de su pueblo y de las instituciones que dicen defender.
Legisladores y jueces asesinos de la democracia.
Lula gana.
No lo duden. Son los vientos de la historia. Es la fuerza de los pueblos.
Gana Lula.
Se siente en el magnetismo amoroso que vibra en el tiempo de las realizaciones
épicas de una nueva era.
Yldefonso
Finol
Maracaibo,
miércoles 26 de octubre de 2022