viernes, 28 de mayo de 2021

ELECCIONES 2021 EN VENEZUELA

 


Elecciones 2021: entre el asedio y el cansancio

I

Ningún evento relacionado con Venezuela puede entenderse sin considerar la guerra híbrida que hemos resistido desde los inicios de la Revolución Bolivariana.  La magnitud de esta resistencia puede medirse observando el poderío del enemigo que nos agrede: Estados Unidos y la Unión Europea en connivencia con una decena de gobiernos de países vecinos, muy especialmente de Colombia, pero también de Brasil y el denominado “Grupo de Lima”.

Las secuelas de esta operación transnacional antibolivariana han sido demoledoras: devaluación feroz e hiperinflación continuada que provocaron la destrucción del poder adquisitivo del signo monetario y por ende, del salario de la clase trabajadora que es la más golpeada.

El imperialismo yanqui se aferró a su modelo delictivo violador del Derecho Internacional, aplicando una serie de medidas unilaterales coercitivas mal llamadas “sanciones”, que han afectado gravemente nuestras actividades productivas en la industria petrolera y otras ramas económicas fundamentales.  

Un grupo elite de la oposición venezolana ejecutó, bajo órdenes del gobierno estadounidense, el despojo de importantes activos nacionales ubicados en el exterior, incluidas importantes empresas y cuentas bancarias con valor estimado en tres decenas de miles de millones de dólares.

La heroicidad de nuestro pueblo se ha manifestado de diversas maneras, pero con mucho rigor en la lealtad a la soberanía de la Patria y la cotidiana capacidad de sacrificio para sobrellevar las limitaciones materiales que nos ha impuesto la persecución económica de nuestros enemigos externos e internos.

El Gobierno del Presidente Nicolás Maduro, subestimado desde sus inicios por los enemigos de la Revolución Bolivariana, quienes se lanzaron con furia calculando que la muerte del Comandante Chávez les facilitaría sus pretensiones de restauración neoliberal, ha sabido confrontar estoicamente la brutal arremetida imperialista. Esto es tan incontrastable, que hasta personeros de esa alianza demoníaca antivenezolana, han tenido que reconocer el temple del liderazgo revolucionario que, sin dejar de cumplir las garantías constitucionales en materia de derechos civiles y políticos, han ido desmontando cada intento golpista, cada conspiración, cada acción terrorista, sin cesar en el llamado al diálogo democrático con la oposición, una parte de la cual lo ha aceptado con los frutos que ya conocemos.

La elección de la nueva Asamblea Nacional, en comicios pulcros e inobjetablemente legítimos, marcó el punto de equilibrio tan ansiado para la reinstitucionalización del Estado, que se había trastocado en el quinquenio de la locura derechista 2015-2020. Hoy tenemos un Consejo Nacional Electoral producto de esa sindéresis política que se amalgama en la dirección colectiva de la revolución venezolana, con sus peculiaridades de pluralismo (parte de la idiosincrasia nacional) y economía de mercado (realidad dominante), en esta fase de sostener la independencia nacional y promover reformas socialistas.

El estudio de la compleja situación socioeconómica y política de la población, arroja resultados predecibles: una franja ancha cercana al sesenta por ciento, se siente agobiada por la crisis económica y manifiesta poco interés en los eventos políticos por hallarse dedicada a solventar diariamente sus problemas personales o familiares. Les indigna el asedio de gobiernos extranjeros, les atemoriza la pandemia, pero deben enfrentar la cotidianidad con resignación. Hay cansancio para todo lo demás.

Este importante segmento de la ciudadanía no apoya a la oposición, le molesta que se muestren tan egoístas y prepotentes desde otros países, mientras aquí el pueblo humilde pasa tantas dificultades. Tampoco defienden al gobierno, se quejan de la especulación, del depreciado valor del bolívar, de los malos servicios, de la falta de combustible, de la corrupción de funcionarios muy visibles, del rápido enriquecimiento de advenedizos importadores. No están dispuestos a sumarse a llamados irresponsables al estilo guarimbas, pero algunos focos son caldo de cultivo de actitudes anómicas.

Los esfuerzos solidarios del Gobierno son bien recibidos y se valora positivamente el manejo de la pandemia, en medio de las grandes dificultades presupuestarias y en comparación con países vecinos donde la desidia gubernamental raya en el crimen de lesa humanidad, como Colombia y Brasil.

El destacamento de vanguardia, representado en el pueblo chavista, núcleo duro de la resistencia antiimperialista y reserva moral de la Patria (junto a la gente honesta no militante), tiene la obligación de acercarse a esa parte de la población desanimada de la política, con humildad autocrítica, con reflexiones creíbles, con respeto hacia la disidencia democrática, para sumar fraternalmente a quienes en el seno del pueblo perdieron las esperanzas en el colectivo, y se ensimismaron en el individualismo de sobrevivencia.

 

II

Desde estas consideraciones generales, me atrevo a apuntar algunas ideas sobre la estrategia del movimiento popular bolivariano en la coyuntura electoral:

-       Nuestra mayor fortaleza será siempre la unidad.

-       La combinación de factores cuantitativos y cualitativos en la selección de candidaturas es un método deseable para la militancia revolucionaria.

-       La consulta a la militancia no necesariamente debe implicar acaloradas contiendas internas que redundarían en un desgaste de energías y en la exacerbación de diatribas competitivas nada pertinentes en las condiciones de guerra híbrida que vivimos frente a un enemigo sin escrúpulos.

-       La vigilancia revolucionaria es una obligación de todos los niveles de la organización social y política, sea PSUV, Gran Polo Patriótico, PCV-APR (a quienes debemos invitar a la unión), Congreso Bolivariano de los Pueblos, o cualquier grupo o persona que se considere patriota y antiimperialista.

-       Parámetros como la lealtad a la Revolución, la ética, la honestidad, la disciplina, la sensibilidad social, la eficiencia patriótica, la disposición combativa, son prioritarios, incluso por sobre circunstanciales consideraciones estadísticas o “popularidades” de pacotilla.

-       La confianza en la dirección es fundamental para la victoria. No existiendo cuestionamientos insalvables sobre el alto mando que ha conducido las luchas de estos años, tanto electorales como político-militares, debemos cerrar filas en torno a dicha instancia y acatar las directrices que surjan en esta etapa.

-       Las huestes bolivarianas no podemos caer en el error de considerar estas elecciones de manera parcelada; no por elegir gobiernos estadales y municipales, con sus respectivas legislaturas y concejalías, vayamos a creer que prevalezcan visiones (y ambiciones) localistas. Estaríamos muy equivocados si incurriéramos en esta concepción parroquiana. Sin desmedro de considerar las especificidades de cada región y localidad, como parte del análisis integral de la realidad nacional, la estrategia bolivariana se cimenta en el trípode: un solo territorio, un mismo ejército, unidad de mando.

-       Tampoco el mando nacional debe incurrir en el centralismo capitalino, que no es igual al centralismo democrático: éste es un flujo de debate que permea toda la organización previo a la toma de decisiones, el otro –centralismo capitalino- es confundir que la Patria es Caracas, y lo demás “monte y culebra”, como decía la elite oligárquica de los siglos XIX y XX. A veces se hace notable la persistencia de este prejuicio en el trato de ciertos asuntos. Es notorio en la conformación de equipos ministeriales y designaciones de altos cargos. Lo “nacional” no es lo capitalino. Ni lo local de cualquier punto de la geografía venezolana es menos trascendente que lo capitalino. La nación es un todo dialéctico que constituye unidad en lo diverso. Y en una guerra como la que libramos, hay que tener esa mirada totalizante -telescópica y microscópica a la vez- que tuvo Bolívar hace doscientos años cuando desató la espiral libertaria desde Angostura, con puntadas en Boyacá, Carabobo, Bomboná, Junín y Ayacucho.

-       Nada es más nacional que las fronteras. Esta elección de gobernaciones y alcaldías, ameritan el mayor de los celos en la selección de liderazgos radicalmente patriotas, antiimperialistas y antioligárquicos, jurados en alma y sangre por la Venezuela Bolivariana. No necesitamos conserjes patiquines ni mucho menos señoríos feudales. Cada estado y cada municipio tiene que ser un bastión inexpugnable de dignidad y soberanía. Cada metro cuadrado de tierra y agua de la Patria es toda la Patria.

Vayamos con convicciones sinceras al encuentro de la victoria.

 

Yldefonso Finol

Militante bolivariano

miércoles, 19 de mayo de 2021

A JOSÉ MARTÍ

 

Marti: la excelsa continuación del Libertador.

La vigencia del bolivarianismo como Doctrina de la emancipación latinoamericana y caribeña, se demuestra en la continuidad que le dieron los más preclaros revolucionarios de todos los tiempos, cada cual con sus aportes y especificidades. Es el caso del cubano José Martí, uno de los más aventajados continuadores del bolivarianismo en el siglo XIX.

Nos invitaba a amar a Bolívar como un padre, a rendirle honores más allá de los escollos, a materializar su proyecto inconcluso para nuestros pueblos. Martí oficia sobre el agradecimiento a los próceres como elixir de la construcción de ciudadanías patrióticas en un continente acechado por opresores foráneos.

El ideario de Martí es una antorcha viva iluminando entre las penumbras que imponían el agonizante Imperio Hispano y el gestante engendro imperialista de Norteamérica: “Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos”. (Patria, Nueva York, 22 de septiembre de 1894)

Según Francisco Pividal, José Martí “tomó en sus manos toda la carga histórica de Latinoamérica para continuar, con mayor profundidad y radicalización la obra de Bolívar: pensamiento precursor del antiimperialismo”.

A propósito del desdén de los Estados Unidos por nuestras luchas de independencia, en 1889 escribía Martí: “No fue nunca la de Norte América, ni aun en los descuidos generosos de la juventud, aquella libertad humana y comunicativa que echa a los pueblos, por sobre montes de nieve, a redimir un pueblo hermano, o los induce a morir en haces, sonriendo bajo la cuchilla, hasta que la especie se pueda guiar por los caminos de la redención con la luz de la hecatombe. Del holandés mercader, del alemán egoísta, y del inglés dominador, se amasó con la levadura del ayuntamiento señorial, el pueblo que no vio crimen en dejar a una masa de hombres, con pretexto de la ignorancia en que la mantenían, bajo la esclavitud de los que se resistían a ser esclavos.”

Martí redondeó su pensamiento antiimperialista en un artículo publicado en 1889 en La Nación de Buenos Aires, relacionado con el panamericanismo y el libre comercio propuesto por Washington: “Jamás hubo en la América, de la Independencia para acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles, y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder…De la tiranía de España supo salvarse la América española, y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia.”

Una tarea en la que aún estamos empeñados.

La obra de José Martí, de una belleza lírica conmovedora, abarcó por igual la prosa y la poesía, que frecuentemente se mezclan en su discurso profundamente humanista y antiimperialista, como en esta carta premonitoria que es pieza obligada de la antología martiana: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por la Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso…Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David.” (Carta a Manuel Mercado, Campamento de Dos Ríos, mayo 18 de 1895)

El 19 de mayo cayó combatiendo por Cuba y Nuestra América, pero también por una mejor humanidad que se encaminara a una vida digna del colectivo social, inspirada en los más sublimes valores de la épica, la estética y la ética que alimentan la utopía revolucionaria.

 

Yldefonso Finol

martes, 11 de mayo de 2021

URDANETA Y EL BICENTENARIO DE LA LIBERACIÓN DE CORO

 Bicentenario de la liberación de Coro: Rafael Urdaneta el 11 de mayo de 1821

Introito

Desde los primeros tiempos de la invasión europea a tierra firme, Coro fue acceso fácil de los extranjeros. Zarpar en Santo Domingo y dejar que las velas se llenasen de aires alisios, hacían parecer ese viaje de 430 millas náuticas, un paseo a los alrededores, a estos europeos que hicieron de los océanos territorios de conquista y poder.

Juan de Ampíes fue muy cómodo de isla en isla, y estando en Curazao (Isla de los Gigantes) vino a la casa del Manaure (Jefe, del prefijo Má: tierra, y el sufijo ‘raure: autoridad), que llamaban Todariquiva, equivalente a una capital de la nación caquetía (Curiana o Coriana).

Ampíes militaba de la visión de los dominicos Pedro de Córdoba, Antonio Montesinos y Bartolomé de Las Casas, según la cual, el acercamiento a los pueblos originarios debía hacerse pacíficamente con el propósito prioritario de cristianizarles.

Pero en las Cortes de Carlos V esas ideas no traían oro ni ganancias, y las deudas con la casa germánica de los “Welser” eran gordas y había que pagarlas. El rey entrega Venezuela a la gente de los Fugger y los Einger. Se inicia oficialmente con Ambrosio Alfinger en marzo de 1529 la guerra de esclavización y exterminio de los invasores contra nuestros ancestros.

Salvo las insurrecciones de Bacoa contra la tiranía de Alfinger y de José Leonardo en 1795, el desembarco de Miranda en 1806, y la fugaz victoria patriota a finales de 1810 dirigida por el Marqués del Toro, la región coriana estuvo ininterrumpidamente en manos colonialistas hasta el año de 1821.

Vicente Lecuna opina que después de Pasto, la ciudad más fanática de la monarquía española en el continente era Coro.

I

En el Boletín Número 3 del Estado Mayor de La Guardia, del 12 de mayo de 1821, se puede leer: “Al amanecer de ayer fue ocupada la ciudad de Coro con bastante regocijo de sus habitantes, e inmediatamente se dispuso la persecución del enemigo por una fuerte partida de Paraguaná que había llegado oportunamente, y que era la tropa más descansada”.

Los jefes españoles con su ejército se pusieron en huida días antes, dejando una supuesta “junta” encargada del gobierno, que lanzó la treta de suplicar a Urdaneta no tomar la ciudad.

En Mitare el 9 de mayo Urdaneta escribe a Francisco Delgado, Gobernador de Maracaibo, una carta que deja muy en claro la madurez político-militar de aquél General de 32 años de edad: “El enemigo siguiendo su doctrina de abandonar un país que no ha podido defender contra las tropas de La Guardia, ha evacuado la capital, delegando el Gobernador de ella su autoridad a una Junta compuesta por cinco individuos, que se creen autorizados para negociar conmigo, como si no estuviesen en la dura alternativa de rendirse o sufrir los crueles males de una incursión de tropas. Mi contestación es sin embargo suave, y la ciudad será tratada con la beneficencia que caracteriza nuestro Gobierno; pero los Comisionados no obtendrán de mí más que lo regular”.

El poder realista en Coro hubiera podido arrasar a Josefa Camejo y las milicias que habían declarado la Independencia el 3 de mayo tras el combate en Baraived, pero la inminente llegada de la División al mando de Rafael Urdaneta los persuadió irrevocablemente de huir despavoridos; con despecho criminal hacen explotar el polvorín y se ponen en fuga a toda carrera, de manera que al llegar la revolucionaria paraguanera con su destacamento y el Ejército Libertador de Urdaneta, ya en la ciudad no quedaba ni un soldado realista, ni un oligarca encopetado.

La patraña de nombrar una “Junta” que asumiera el control de la provincia entablando un diálogo absurdo con la fuerza militar que viene a liberar la región del yugo español, resultó una táctica dilatoria del enemigo, en la que el experimentado Urdaneta no iba a caer ni de vaina.

Por eso a la petición socarrona de los “comisionados” que “suplica a Usted se sirva detener sus marchas”, el General Urdaneta responde siempre Brillante: “La detención de mis marchas…no puede ser concedida por la tendencia que esto podría tener en favor de la retirada de las tropas que evacuaron esa ciudad. Los señores comisionados pueden adelantarse al punto en que me encuentren sobre mi marcha, seguros de que serán tratados conforme a la santidad de su misión”.

 

II

Pero si queremos entender la profundidad de la ética militar bolivariana, tenemos que estudiar, letra por letra, la Proclama de Rafael Urdaneta el 10 de mayo, antes de entrar triunfantes a la muy realista ciudad de Coro.

Les habla por su solo nombre que ya por entonces es un icono de la República, encarnación de los valores que se pregonaban para una nueva ciudadanía emancipada y virtuosa:

“Soldados: el pueblo de Coro que vais a ocupar es uno de los que forman el Departamento de Venezuela en la gran República de Colombia. Este pueblo, que ha servido fielmente a los agentes de la tiranía, acaba de ser evacuado a discreción de nuestras armas; y los mandatarios españoles, en premio de sus importantes servicios, han puesto el sello a las angustias de los corianos, dejando minado el depósito de pólvora, que en su explosión ha arruinado edificios y sepultado inocentes.

Soldados: los habitantes de Coro son nuestros hermanos; es preciso enjugar sus lágrimas; es preciso que vuestra conducta desmienta las imputaciones con que el enemigo ha intentado desacreditaros en su fuga. Que se convierta en amistad cualquier sentimiento de venganza que pudiera inspiraros el recuerdo de los acerbos dolores que este país ha causado a la República, y que los habitantes de Coro reciban de vosotros el trato dulce y benéfico que debían esperar de sus últimos amos.

Soldados: el robo y toda especie de vejación a los vecinos os es absolutamente prohibido. Ningún individuo del ejército tiene facultad de tomar nada ajeno. El que lo hiciere con infracción de este artículo, y de los bandos generales del ejército, será castigado con la última pena.” (Cuijima, mayo 10 de 1821. Rafael Urdaneta, del Orden de Libertadores, General de División de los Ejércitos de la República, y Comandante en Jefe de la Guardia del Libertador Presidente).

Virilidad marcial sin despreciar la diplomacia política; disciplina férrea en el ejército junto a magnanimidad en las victorias; regularización de la guerra y respeto a la dignidad humana en todo trance: son valores fundamentales de la doctrina militar practicada en toda su carrera por Rafael Urdaneta.

 

III

Destaco la figura personal del General Rafael Urdaneta como Libertador de Coro en razón de tres argumentos sólidos:

1)    El histórico.

2)    El de Estado.

3)    El de la justicia.

El Histórico.

El régimen colonial en Coro exterminó a la población originaria, masacró y descuartizó la rebelión encabezada por José Leonardo Chirinos, y frustró aquella valiente y pionera Primera República de 1810. Al iniciar su Campaña el 30 de abril en Maracaibo, el ejército patriota mandado por Urdaneta se disponía marchar sobre esa ciudad emblemática de los realistas. Apenas salieron las tropas de los Puertos de Altagracia el 1º de mayo, entrando a territorio de la Provincia coriana, tuvieron que dar sucesivos combates, pueblo por pueblo, para ir liberando a Coro. Ese mismo 1º de mayo se combatió en los sitios de Camanigure y Matícora contra avanzadillas realistas de la columna “Fieles Corianos”, con sede en Casigua. Así se enteraron que la marcha de Urdaneta iba en serio. Se peleó en la propia Casigua, en Pedregal en dos ocasiones, en Mitare, porque el enemigo en su retirada fue dejando guerrillas que flanquearan la fuerza de Urdaneta con miras a atacar por la espalda, sin embargo, el General de División no dejó que las escaramuzas le distrajeran de su objetivo estratégico, y así “al llegar a Mitare tuve noticia de la insurrección de Paraguaná y traté de protegerla impidiendo con mi aproximación que el enemigo destacara algún cuerpo sobre aquella península”. Tomada Coro, aún hubo de liberarse la franja oriental de la Provincia persiguiendo al enemigo en fuga hasta San Juan del Tocuyo, traer al orden a los pueblos de la sierra y volver a enfrentar guerrillas en Pedregal. Sin desmeritar para nada la heroicidad de Josefa Camejo y el puñado de patriotas que le acompañaron, esa no era fuerza suficiente para liberar la región coriana. Al contrario, más se crece su valentía y sacrificio en haberse expuesto a combatir un enemigo militarmente superior que contaba además con apoyo significativo de la población. La historiografía positivista, misógina por antonomasia, negó sistemáticamente la participación de la mujer en los grandes hechos históricos, particularmente en la revolución independentista. La gloria de Josefa Camejo es tan inmensa que logra romper ese cerco patriarcal, por lo que debemos considerarla Libertadora no sólo de Paraguaná y Coro, si no, en todos los órdenes de la vida republicana pasada, presente y futura.  

Por instrucción del Mando Supremo, Rafael Urdaneta había sido embestido desde el 8 de marzo de autoridad para “recibir y conceder protección decididamente a cualquier pueblo, distrito o Provincia que siga el ejemplo de Maracaibo y se acoja a nuestra banderas implorándolas después de haber adjurado y desconocido el Gobierno español” (Briceño Méndez, Ministro de Guerra).

Pero tal no fue el caso de Coro: “La División de mi mando se congratula de poderse presentar delante de Coro con el carácter de paz con que siempre han sido considerados los pueblos que abrazan la causa santa de la Independencia. el de Coro a la verdad no se halla en este caso, porque la suerte de la guerra lo ha colocado en la alternativa de entregarse o perecer”. Allí la mano firme para confrontar y vencer al enemigo, y aquí la otra, la bondadosa, que se explaya para hacer el bien “sin mirar a quien”: “Mas como ningún servicio al enemigo, ningún comprometimiento contra la República, pueda hacerme separar de las miras benéficas de mi gobierno hacia nuestros hermanos extraviados, el pueblo de Coro puede contar con mi consideración, y con el religioso cumplimiento de cuanto ofrezca”. (Rafael Urdaneta a la Junta Gubernativa de Coro, en Mitare a los nueve días del mes de mayo de 1821)

El argumento de Estado.

El carácter oficial incuestionable de Libertador de las Provincias de Coro, Maracaibo, y el distrito de Carora, se lo da a Urdaneta nada menos que El Libertador Presidente Simón Bolívar.

Por eso Bolívar pide el ascenso para Urdaneta el 6 de junio, justo diez y ocho días antes de la Batalla de Carabobo: “Los importantes servicios que el señor General de División Rafael Urdaneta ha prestado a la República en esta campaña, completando la libertad de las Provincias de Maracaibo y Coro, lo hacen acreedor al inmediato ascenso de General en Jefe de los ejércitos de Colombia.” (Cuartel General en San Carlos. Oficio al Vicepresidente interino de la República)

Estos conceptos fueron reiterados en comunicación del Ministro Briceño Méndez del 8 de junio: “Su Excelencia da a Usted las más repetidas gracias por los importantes servicios que ha prestado a la República en esta Campaña, libertando dos Provincias que por su situación y recursos han sido los firmes apoyos de nuestros enemigos en las épocas anteriores.”

Simón Bolívar, esta vez en tono personal, le escribe desde Trujillo a Urdaneta que estaba en Cúcuta reponiéndose de su dolencia: “Mi querido General: Aún no he dado a Usted la enhorabuena, ni de su campaña de Coro, ni de su nuevo empleo, ni de su restablecimiento, porque, amigo, yo no escribo a los que amo, sino cuando necesito de ellos. Ahora necesito de Usted y le escribo. Me han asegurado que se halla mucho mejor: lo celebro infinito por Usted, por la patria, y por mí. Si esta buena nueva no es falsa, lo convido para que venga a Maracaibo a ayudarme eficazmente y a ganar nueva gloria, si su fortuna es tal que no se lo impida su salud”. (24 de agosto de 1821)

Clarito y perfumado como el cielo trujillano en el verano.

El de la justicia.

La historia oficial, oficiosa, dictada por caudillos de turno a sus complacientes escribanos, todos bien trajeados a la usanza aristocrática, que deifica figuras machistas, violentas, pícaras; o escrita a iniciativa del adulante, o, incluso, elaborada por respetables eruditos, toda se construyó para reforzar el poderío oligárquico de la burguesía centralista, creando una cultura usurpadora que atribuye lo “nacional” a lo capitalino, y “lo demás es monte y culebra”.

Esa “historia” autobiografiada por el narcisista antibolivariano que engendró la IV República, imponiendo sus gustos como dogma de la estética “nacional”, secundada por la mayoría de voces que perpetuaron la negación de lo ancestral venezolano, esa des-historia, no reconoce otra épica que la elitista, pero aún van más allá, desconociendo la que no viene de su seno centralista. Por eso a Urdaneta le ha sido esquilmado su aporte imprescindible a la gesta independentista, pese –o por eso mismo será- a que El Libertador lo amó y condecoró con abundantes bienes de su espíritu.

En justicia ha dicho el Presidente Maduro en su clase magistral inaugurando la escuela de formación del Congreso Bicentenario de los Pueblos: “Rafael Urdaneta, Libertador de Colombia”.

      

IV

Dicen las notas apuntadas en las Memorias del Brillante que “llegado Urdaneta a Barquisimeto con su División, encontró allí orden del Libertador para que si la gravedad de sus enfermedades no le permitía continuar, entregase las tropas al Coronel Rangel, que le acompañaba, para que las condujese a San Carlos, desmembrando un batallón, que unido a la columna con que el Coronel Carrillo había ocupado poco antes a Barquisimeto, hiciese un movimiento hacia San Felipe con el objeto de llamar la atención del enemigo por aquella parte, se hizo así, y Rangel y Carrillo siguieron a sus destinos quedando Urdaneta en Barquisimeto.”

En el detallado parte dado en el Cuartel General de La Guardia establecido en Coro el 12 de mayo, reporta Urdaneta al Ministro Briceño Méndez el agravamiento de su salud durante toda la Campaña: “Mi salud decae cada día y no he tenido que hacer poca violencia para llegar hasta aquí; atacado de dolores continuos en el cuerpo, lo mismo que lo estuve el año pasado en términos de serme penoso hasta andar. Temo dejar el mando de la División porque sé los inconvenientes que trae y que nadie, (permítame Su Señoría que se lo diga), puede igualarme en celo en la ejecución de las órdenes de Su Excelencia; pero también me es forzoso decir a usted, que si no consigo algún alivio en los días que he de permanecer aquí hasta la aproximación del “Rifles” será preciso separarme de estas tropas, contra mis más ardientes votos porque en absoluto no me será posible ejecutar ni aun las simples marchas.”  

Aquellas marchas por las áridas trochas corianas, donde sobraba la canícula y escaseaban la sombra y el agua, misma que debían racionar tomando pequeñas porciones cada 24 horas, sin pastos para la caballería, ni auxilios alimentarios en los poblados abandonados por súbditos afectos a la Corona Hispana, no fueron más que otra prueba en las tantas que la hueste bolivariana debía pasar para elevarse a la cúspide de la gloria. Y Urdaneta estaba allí al frente, sumergido en el martirio de una enfermedad que aguantó estoico por varias décadas.

De tal madera está constituido el árbol de la Revolución Bolivariana.

Honores y gloria eterna a la Libertadora Josefa Camejo y a Rafael Urdaneta, Libertador de Coro.

 

Yldefonso Finol

Amante de Nuestra Historia

miércoles, 5 de mayo de 2021

Colombia: capitalismo bestial y masacre de Estado

 

Colombia: capitalismo bestial y masacre de Estado

Lo más triste de la alienación capitalista, es ver cómo hombres del pueblo en funciones de agentes represores al servicio de la opresión, maltratan, torturan y asesinan a mansalva a sus iguales (socialmente hablando).

Confieso que es un tema que lacera mi alma y que me cuesta comprender -desde la sensibilidad- por su irracional desenfreno. Las escenas de carabineros chilenos lanzados como fieras contra la juventud, las mujeres, los adultos mayores, se repiten en cada gobierno derechista; pero es que en el caso colombiano esta práctica viene a ser el complemento de una violencia estatal y paraestatal cotidiana, continuada, sistemática, selectiva contra el liderazgo popular, y, en esta ocasión, masiva contra toda la clase popular.

Tienen mucho trabajo por delante las ciencias de la sociología, la psiquiatría, la psicología –sobre todo la social- para explicar este fenómeno donde unos seres humanos dotados de autoridad, uniforme y armamento por la sociedad para protegerla, se convierten en abusadores, maltratadores y masacradores de la ciudadanía trabajadora, a las órdenes de una elite inescrupulosa, estúpida, avara, maldita, pero que tiene el poder. Por un sueldo miserable un hijo de su mamá sufre mutación a sicario institucional del sistema.

La maestra historia nos ha demostrado que el terrorismo de Estado es el único modelo político posible en la Colombia que usurparon Santander, Obando, López, y sus seguidores liberales y conservadores, mandaderos de la oligarquía y el imperialismo gringo.

A propósito de conmemorarse el 5 de mayo el nacimiento de Carlos Marx, se presenta Colombia como un caso extremo de lucha de clases y del papel opresor del Estado como instrumento de dominación del capital. Luego no culpen al “barbudo de Tréveris” de la vigencia de sus ideas.

El gobierno de Álvaro Uribe y su marioneta Duque, pretendiéndose omnipotentes quisieron imponer una reforma fiscal extremadamente regresiva, para seguir extrayendo plusvalía de las clases trabajadoras y poder financiar –precisamente- la represión institucionalizada sobre la que descansa la opresión brutal contra el pueblo colombiano, y esos ofensivos privilegios de que gozan los explotadores oligarcas, en el país con las desigualdades más insolentes del vecindario.

¿Subestimaron al pueblo o sobreestimaron su hegemonía? ¿Lanzaron un globo de ensayo para medir la respuesta social? ¿Crearon una provocación adrede para arremeter contra los movimientos sociales oponentes al uribismo a fin de estigmatizar la protesta y reagrupar la derecha ideológica en torno al proyecto fascista-neoliberal?

Los desenlaces se verán a mediano plazo. El fascismo colombiano, encabezado por ese criminal psicopático llamado Álvaro Uribe Vélez y su partido Centro Democrático, ha demostrado en eventos electorales recientes, contar con un importante apoyo; otros actores de esa franja pro-imperialista, con matices engañosos, como la alcaldesa de Bogotá, y diversos caudillismos regionales alimentados por las mafias narcoparamilitares, terminan tributando al mismo proyecto santanderista de eternizar en Colombia la adhesión perpetua a los intereses de Estados Unidos y la burguesía neogranadina.

La esperanza de que pueda surgir una fuerza política unitaria, patriótica, leal al pueblo humilde, pasa a convertirse en una necesidad urgente y vital para evitar la continuidad del negocio de la guerra y el terrorismo de Estado a costa de la muerte, la pobreza, el desplazamiento forzoso, y la entrega de soberanía.

Es admirable la valentía, la tenacidad, el arrojo, la dignidad de ese pueblo hermano, indígena, afrodescenciente, campesino, trabajador, creativo, irreverente, bolivariano.

Vaya esa mano solidaria, ese abrazo fraterno, ese corazón amigo al pueblo que luchó junto al nuestro en Boyacá y Carabobo, en Bomboná y Junín, en Ayacucho y en Tarqui.

Que por fin “en surcos de dolores”, el bien germine ya. Es hora de vencer.

 

Yldefonso Finol

domingo, 2 de mayo de 2021

ARISTÓBULO

SOLIDARIDAD CON PUEBLO COLOMBIANO

 

LOS MOVIMIENTOS SOCIALES VENEZOLANOS NOS PRONUNCIAMOS

En solidaridad con el hermano pueblo colombiano

 

Gran preocupación nos invade al observar la respuesta brutal del gobierno uribista de Colombia contra las masivas y pacíficas protestas de estos días en rechazo a la injusta reforma fiscal que se pretende imponer a sangre y fuego.

Lamentamos profundamente la pérdida de vidas y las lesiones graves causadas a la ciudadanía que sólo se defiende con su arrojo y dignidad.

Deploramos el silencio cómplice de la OEA y su inútil aparataje al servicio de los peores intereses imperialistas; del Grupo de Lima y el Parlamento Europeo, tan activos en atacar a Venezuela, Cuba y Bolivia, pero complacientes con el narco-paramilitarismo de Álvaro Uribe Vélez y su títere Iván Duque.

Denunciamos la manipulación mediática que encubre la masacre continuada contra los humildes que luchan por sus derechos.

Reiteramos nuestros sentimientos de hermandad con la clase trabajadora, el campesinado, los pueblos originarios y afrodescendientes, las mujeres y juventudes de Colombia.

Llamamos a la comunidad internacional, organismos multilaterales de Derechos Humanos, y movimientos solidarios de Nuestra América, a activarse para detener la represión y el genocidio, y evitar el autogolpe militarista anunciado por el gobierno colombiano.

La jugada desesperada de Iván Duque al anunciar a última hora el retiro del proyecto de reforma fiscal, no lo exime de responsabilidad en las graves violaciones cometidas, ni debe desmovilizar al pueblo que, con su protesta, dijo basta al fascismo uribista.

Daremos la mayor difusión a este primer comunicado y nos constituimos desde hoy en Movimiento de Solidaridad con el Pueblo Colombiano.

En Maracaibo, al dos de mayo de 2021,

Movimientos Sociales Indígenas, Afrodescendientes, Sindicales, Comuneros, Defensores de DDHH, Adultos Mayores, Feministas, Juventud, Discapacitados, Empresarios y Emprendedores, Sexodiversidad, Intelectuales, Educadores, Comunicadores, Ecologistas, Cultores, Profesionales y Técnicos, Pescadores, Centro Antiimperialista Simón Bolívar, Colectivo La Novena Estrella.

  

SOLIDARIDAD PUEBLO


 

BASTA DE MASACRAR A COLOMBIA


 

SOLIDARIDAD COLOMBIA