miércoles, 19 de mayo de 2021

A JOSÉ MARTÍ

 

Marti: la excelsa continuación del Libertador.

La vigencia del bolivarianismo como Doctrina de la emancipación latinoamericana y caribeña, se demuestra en la continuidad que le dieron los más preclaros revolucionarios de todos los tiempos, cada cual con sus aportes y especificidades. Es el caso del cubano José Martí, uno de los más aventajados continuadores del bolivarianismo en el siglo XIX.

Nos invitaba a amar a Bolívar como un padre, a rendirle honores más allá de los escollos, a materializar su proyecto inconcluso para nuestros pueblos. Martí oficia sobre el agradecimiento a los próceres como elixir de la construcción de ciudadanías patrióticas en un continente acechado por opresores foráneos.

El ideario de Martí es una antorcha viva iluminando entre las penumbras que imponían el agonizante Imperio Hispano y el gestante engendro imperialista de Norteamérica: “Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos”. (Patria, Nueva York, 22 de septiembre de 1894)

Según Francisco Pividal, José Martí “tomó en sus manos toda la carga histórica de Latinoamérica para continuar, con mayor profundidad y radicalización la obra de Bolívar: pensamiento precursor del antiimperialismo”.

A propósito del desdén de los Estados Unidos por nuestras luchas de independencia, en 1889 escribía Martí: “No fue nunca la de Norte América, ni aun en los descuidos generosos de la juventud, aquella libertad humana y comunicativa que echa a los pueblos, por sobre montes de nieve, a redimir un pueblo hermano, o los induce a morir en haces, sonriendo bajo la cuchilla, hasta que la especie se pueda guiar por los caminos de la redención con la luz de la hecatombe. Del holandés mercader, del alemán egoísta, y del inglés dominador, se amasó con la levadura del ayuntamiento señorial, el pueblo que no vio crimen en dejar a una masa de hombres, con pretexto de la ignorancia en que la mantenían, bajo la esclavitud de los que se resistían a ser esclavos.”

Martí redondeó su pensamiento antiimperialista en un artículo publicado en 1889 en La Nación de Buenos Aires, relacionado con el panamericanismo y el libre comercio propuesto por Washington: “Jamás hubo en la América, de la Independencia para acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles, y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder…De la tiranía de España supo salvarse la América española, y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia.”

Una tarea en la que aún estamos empeñados.

La obra de José Martí, de una belleza lírica conmovedora, abarcó por igual la prosa y la poesía, que frecuentemente se mezclan en su discurso profundamente humanista y antiimperialista, como en esta carta premonitoria que es pieza obligada de la antología martiana: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por la Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso…Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David.” (Carta a Manuel Mercado, Campamento de Dos Ríos, mayo 18 de 1895)

El 19 de mayo cayó combatiendo por Cuba y Nuestra América, pero también por una mejor humanidad que se encaminara a una vida digna del colectivo social, inspirada en los más sublimes valores de la épica, la estética y la ética que alimentan la utopía revolucionaria.

 

Yldefonso Finol

No hay comentarios:

Publicar un comentario