domingo, 28 de febrero de 2021

LA BATALLA DE CÚCUTA: LECCIONES DE LA HISTORIA

 


La Batalla de Cúcuta del 28 de febrero de 1813

Al amanecer del 28 de febrero de 1813, Simón Bolívar inicia la marcha con su pequeño ejército que trae desde Cartagena, más los destacamentos que vinieron de refuerzos desde Pamplona, comandados por Manuel del Castillo y Rada, que se le habían unido treinta y seis horas antes.

Atravesaron el río Zulia rumbo a la ciudad de Cúcuta, donde se habían congregado las fuerzas españolas bajo la jefatura del general Ramón Correa, que nos doblaban en número y equipamiento.

Sólo la preclara estrategia bolivariana hizo posible la hazaña. Vencidos y desbaratados los españoles, se dieron a la huida, como acostumbraban ante la valentía y audacia de las huestes patriotas. Es que los jefes del ejército imperial siempre subestimaron a los nuestros. Los trataban como a inferiores por el sólo hecho de ser criollos y por no tener la preparación militar formal que se obtenía en las academias y estructuras castrenses hispanas y europeas. Los consideraban montoneras, si acaso guerrillas desordenadas y torpes. Muy caro les costó esa falsa apreciación del contrario.

Bolívar había llegado a finales de 1812 a Cartagena, luego de la caída de la Primera República de Venezuela. El 15 de diciembre publicó su primer Manifiesto internacional, con un balance crudo de la fallida experiencia venezolana, y un llamado al pueblo neogranadino a no cometer los mismos errores. Su llamado tuvo hondo eco entre la militancia independentista.

En dos meses, con veintinueve años de edad y un pequeño apoyo de las fuerzas de Cartagena, liberó todos los pueblos en la ruta del Magdalena al valle de Cúcuta. Sumadas las frescas fuerzas de Cundinamarca venidas de Pamplona, entre quienes está el maracaibero Rafael Urdaneta, Simón Bolívar triunfa en Cúcuta tras tres horas de combates. Al mediodía la plaza es suya, y sólo desea avanzar rápidamente sobre Venezuela para liberarla del terror al que la sometieron los españoles por atreverse a ser la primera en levantarse contra el Imperio Hispano.

Así lo consumó con la ayuda determinante de Rafael Urdaneta y sus compañeros Ricaurte, París, Girardot, D’Elhuyar, y por sobre las incomprensiones e intrigas de Castillo y Santander.

Allí en Cúcuta, hace 208 años, se consumó una victoria militar muy importante, abriéndose un camino hacia mayores conquistas revolucionarias. Pero también se forjaron crudas enseñanzas para nuestra historia:

-          La unidad de la fuerza patriota es la única garantía de la victoria.

-          La contradicción fundamental independencia o colonia, zanja nítidamente las posiciones de cada actor histórico: o se está con la Patria o se está contra Ella.

-          La concentración en esa lucha contra el enemigo principal, no debe cegarnos de identificar los enemigos internos, arribistas, oportunistas, intrigantes, que simularán estar en nuestro bando, pero que tarde o temprano traicionarán cuando convenga a sus apetencias personales y a los intereses de clase con que se identifican.

En la Batalla de Cúcuta estuvo presente ese par antagónico en lo político-ideológico y lo ético: Rafael Urdaneta, símbolo indiscutible de la lealtad, la honestidad y el patriotismo bolivariano inclaudicable; y Francisco de Paula Santander, el entreguismo pro-imperialista, la corrupción y la traición.

Yldefonso Finol  

 

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