Dos siglos
y una estrella: el Zulia en Bicentenarios
El Generalísimo Francisco de Miranda nos legó una
Bandera. El Imperio Español lo persiguió antes de ser esa leyenda universal que
fue; lo discriminaron por sus orígenes y lo odiaron por pregonar la libertad de
un continente como Precursor de la Independencia que Bolívar y la Patria
alcanzaron para su Gloria.
El Tricolor ondeó los mares antes de llegar a
Venezuela; como los vientos del norte y el nordeste, trajo músicas frescas como
las ideas que el venezolano Miranda regó en los ríos norteamericanos, las
campiñas francesas y nieves rusas. Miranda, un utopista con los pies enraizados
en la épica mundial a favor de una nueva humanidad.
Bandera inteligente y originaria: los tres colores
primarios con los que el arte de la pintura inventó todas las existencias.
Luego vinieron las estrellas de siete provincias. Bolívar
le regaló una octava. Rafael Urdaneta anda con Él en Guayana con nuestro
Esequivo. Sucre está con Ellos. Se constituye la Tríada Gloriosa que cantamos
levitando con un relámpago en el pecho.
Con esa Bandera mirandina y bolivariana, habremos de
vencer toda la infamia del cosmos.
II
Llegó el 28 de enero de 2021. Hubo actos solemnes y
respetuosos del protocolo pandémico. Estuvimos allí emocionados con la
representación institucional. El Gobernador del Zulia Omar Prieto expuso
argumentos incontrastables por el derecho de la Patria a incrementar con
justicia su sagrada constelación. Escuchamos un sentido discurso del Orador de
Orden, Diputado Diosdado Cabello, con cronologías admirables y testimonios
palpitantes, como el referido a nuestro pueblo añú de Simamaica en un trance
curativo desde lo onírico y espiritual. Así somos estimado Capitán.
La Plaza Bolívar de Maracaibo lució espléndida, remozada
y luminosa, como la quiere nuestro pueblo. La Orquesta Juvenil llenó el aire de
las notas patrióticas. Sonó la gaita en revelación nocturna con sabor a
Saladillo, el barrio borrado por la piqueta. Vinieron a mi mente los cantos de
Armando Molero, el martirio del mejor bolerista del mundo Felipe Pirela; la
marca musical de Ricardo Aguirre, Mario Suarez, Víctor Alvarado, Gladys Vera,
Teresita Antúnez y Astolfo Romero, me hizo vibrar como en levitación shamánica.
Rememoré a los zulianos con quienes en algún momento
conversé de esta nuestra Novena Estrella y quise rendirle honores a Vinicio
Romero, dilecto amigo nativo de la muy patriótica ciudad de Los Puertos de
Altagracia, quien durante la Constituyente de 1999 me apoyó en solitario para
asomar esa vieja aspiración zuliana. Sabíamos que no había condiciones para
librar esa pelea, porque la prioridad era concluir la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, que, como bolivarianos, llenaba nuestras expectativas
en aquella histórica Asamblea. Pero ganas no nos faltaban.
Recordar que el apasionado historiador Vinicio Nava
Urribarí, a quien tuve el honor de conocer en mis tiempos de joven parlamentario
estadal en la mitad de la década de los noventa, y cuyos escritos leo con mucho
interés, tuvo la iniciativa de plantear la justa petición zuliana en 1999 a
través de una esquela enviada al Presidente Hugo Chávez.
Más recientemente, otro incansable estudioso de
nuestra historia, curioso hurgador de archivos, Artemio Cepeda, publicó un
interesante ensayo -que acabo de leer- con el que me identifico mucho por el
discurso telúrico, salvaje y frontal con que expone su detallada tesis y bien
documentada investigación. En su texto que trata de Bolívar y el Zulia (Artemio
es zuliero como los plátanos surlaguenses), este amigo historiador también
planteó el asunto de la estrella que estamos hoy conquistando.
Bienvenidas coincidencias causales, que en esto de la
lucha emancipatoria, no hay casualidades. Bastante que hablábamos de estos
sueños en mi hogar cuando papá y mamá nos sentaban a todos a ver los desfiles
en fechas patrias.
III
La publicación de mis argumentos históricos, políticos
y legales para optar a la Novena Estrella a comienzos de año (3 de enero), y el
rápido apoyo que el Gobernador Omar Prieto le dio a la propuesta el Día de las
Maestras y los Maestros (15 de enero), poniéndose a la vanguardia como debe
ser, han resultado en un despertar patriótico de la zulianidad (o zulianía,
como –parafraseando a Alí Primera- le gusta a Ramón Soto), pero con acento
bolivariano. No puede ser de otra manera, porque toda esa gesta que se libró
con Urdaneta como cerebro y corazón del Pronunciamiento de la Provincia de
Maracaibo el 28 de enero de 1821, tenía el sello ideológico del bolivarianismo
en el que siempre militó nuestro Prócer, como el más radical y consecuente.
El golazo lo mete Omar Prieto cuando en tiempo récord
se granjea el apoyo resuelto del Presidente de la República, Nicolás Maduro,
quien sin titubeos se pone del lado de lo correcto, pertinente, y justo. Luego
vino el gesto solidario del jefe de la fracción mayoritaria de la Asamblea
Nacional quien exclamó en Maracaibo, delante del país, que alzaría las dos
manos para aprobar esa Estrella Patriótica.
Un Bicentenario no se celebra con una velita. Hay mezquindades
que dicen que con eso no se come. Yo les digo que con el abrazo amoroso de un
hijo a su madre el día de su cumpleaños, tampoco se come. Pero ese gesto de
amor llena todas las carencias de las buenas personas que hacemos del amor la
energía para crear y luchar. Que pedir la Novena Estrella en este momento es “distraccionismo”,
como si no fuéramos nosotros los bolivarianos quienes estamos al frente de
todas las tareas de protección de la ciudadanía sin importar los riesgos. Han caído
los nuestros: Vidal Atencio, José Luís Acosta, Jean Carlos Martínez, entre
otros, queridos compañeros de vida que nunca olvidaremos ni traicionaremos. Para
esas personas especiales va nuestro homenaje de lucha.
También asaltan los plagiarios la pesca que con sudor
cosechó el humilde marinero, pero nadie le quita entre sus compañeros y seres
queridos, que al día siguiente volverá con su canoa y su atarraya a adentrarse
en la densidad de la mar a buscar cardúmenes de esperanzas para alimentar los
sueños y las realizaciones concretas.
Yldefonso Finol
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