Venezuela:
contra la traición de un puñado de criminales, volvamos a Rafael Urdaneta,
símbolo de la lealtad bolivariana
Epígrafe
Carta de Bolívar a Urdaneta: “Si los traidores
triunfan, la América Meridional no será más que un caos, pero, a la verdad, yo
no concibo tal triunfo. Unos viles ladrones no pueden formar masa capaz de
combatirnos”. (Caracas, 18 de abril de 1827)
I
La República Bolivariana de Venezuela ha vivido en las
últimas dos décadas la arremetida de poderes fácticos internacionales,
encabezados por el imperialismo estadounidense, que ha contado con la
vergonzosa connivencia de un puñado de personas con nacionalidad venezolana,
dedicadas a hacerle daño a nuestro pueblo.
Esta persecución, acrecentada ferozmente desde el
fallecimiento del Comandante Presidente Hugo Chávez, trocó en una guerra
multiforme y mutante contra el Proyecto Bolivariano, causando gravísimas consecuencias
para la vida, la salud, y los derechos humanos en general del pueblo
venezolano, tal como ha sido constatado por la Relatora de Derechos Humanos de
Organización de las Naciones Unidas en su informe sobre el impacto de las medidas coercitivas unilaterales y el
bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra la población
venezolana.
La guerra imperialista contra Venezuela, además de
provocar la destrucción de nuestro signo monetario devaluando el poder
adquisitivo de las mayorías trabajadoras que habían alcanzado niveles
privilegiados los primeros tres lustros de la Revolución Bolivariana, ha
desatado una masiva campaña mediática de linchamiento de la venezolanidad,
pretendiendo debilitar la cohesión patriótica del país y promoviendo la
xenofobia antivenezolana en sectores atrasados espiritualmente en varios países
de la región.
Dicha campaña, tiene como objetivo simbólico
fundamental, destruir la imagen misma del Libertador Simón Bolívar, contra el
cual se han coaligado la derecha política mundial, la transnacional mediática,
la industria editorial, logias del pensamiento neocolonial y pro-imperialista, conformando
un bloque ideológico antibolivariano.
El ataque sin tregua ni escrúpulos, pero con muchos
recursos, pasa por la proliferación de chismes sobre la vida personal de Simón
Bolívar, para lo cual facturan a famosos escritores y a cualquier fantoche de
esquina que se preste para calumniar al Libertador, hasta la sistemática
prédica sobre el supuesto fracaso del Proyecto Bolivariano. No hacen sino
rumiar como cabras los viejos despechos de personajillos que en tiempos de
Bolívar, mientras éste lideraba el Ejército que venció al Imperio Español, se
dedicaban a la intriga de salón y a destilar sus miserias humanas por la
envidia que les provocaba aquél Genio de América.
¡Así estará de vigente la Doctrina Bolivariana, que
aún la odian y acechan los esclavistas y oligarcas de nuevo cuño!
No hay nada más temido por los imperialismos que la
Doctrina Bolivariana: ese pensamiento nacional venezolano para la emancipación
antiimperialista de Nuestra América, “la igualdad establecida y practicada”, y
el buen gobierno popular y democrático.
La elite derechista de Venezuela, es esencialmente
antibolivariana, por tanto, traidora de la Patria, dispuesta a convertirse en
mercenaria servil de intereses foráneos, como lo han hecho azuzando a gobiernos
enemigos para que nos apliquen medidas coercitivas unilaterales, bloqueos,
aislamiento diplomático, robo de activos, y hasta incursiones terroristas,
intentos de magnicidio e invasión militar extranjera.
Esta pandilla de malinches, se ha coaligado con el narcoparamilitarismo
colombiano en una aventura secesionista para despedazar nuestro territorio y
entregarles el Golfo de Venezuela y el Lago Maracaibo, apetecidos por esa
oligarquía desde tiempos coloniales; también se han atrevido a ofrecer como
botín pirático nuestra Guayana Esequiva, a cambio de apoyos para su confortable
conspiración desde lujosos hoteles extranjeros. En lo simbólico, se han burlado
de nuestra Bandera Nacional y nuestro sagrado Himno Gloria al Bravo Pueblo,
como forma extrema de degradación antinacional.
Ante estas agresiones traicioneras, el pueblo
bolivariano ha resistido con una entereza que causa la admiración de las buenas
personas de todas las latitudes. Somos herederos de la gesta heroica más
colosal que pueblo alguno haya realizado en este continente. En harapos y
descalzos libertamos la mitad de Suramérica, y regresamos a nuestros patios de
crianza y labranza sin un gramo del oro y la plata de los países que vieron
nacer su Independencia de nuestros sacrificios. Somos el Pueblo de Simón
Bolívar, Antonio José de Sucre y Rafael Urdaneta, de Ana María Campos, Josefa
Camejo y Juana Ramírez.
Nuestra principal riqueza es nuestra historia;
reafirmarnos en ella nos cohesiona como colectivo nacional, con unos valores
humanos que son la roca fundadora de la venezolanidad. Revalorizar nuestro
vínculo a las raíces ancestrales nos hará un pueblo indestructible. La lealtad
a la épica y la querencia venezolanas, nos garantizará la victoria sobre estas
horas difíciles, y el resurgimiento de las conquistas socioeconómicas que los
enemigos nos han arrebatado…por ahora.
En este orden de ideas, imbuidos en la inspiración
patriótica que representa la conmemoración del ciclo Bicentenario, con la
liberación de Maracaibo y Coro por la División de Rafael Urdaneta, y el gran
triunfo en la gloriosa Batalla de Carabobo conducida por el Libertador Simón
Bolívar, invocamos la exaltación de la lealtad a la Patria, como principio
inmanente a la ciudadanía de la República Bolivariana de Venezuela, única forma
de garantizar la independencia, inviolabilidad, inmunidad, autodeterminación y
perpetuidad de la Nación.
Este valor insustituible lo representa en nuestra
historia el General en Jefe Rafael Urdaneta, al que ni la enfermedad pudo
impedir su heroísmo; el hombre que soportó por largos años la tortura de un
cálculo de 7 centímetros y 134 gramos de peso en la vejiga urinaria, dolencia
que frustró su presencia en la Batalla de Carabobo del 24 de junio de 1821; pero
ese mal agudo no evitó su protagonismo en las campañas militares que ganaron
nuestra Independencia, ni en el desempeño cabal de los destinos que se le
encomendaron en el Gobierno Revolucionario.
II
El 18 de mayo de 1813, Rafael Urdaneta, natural de
Maracaibo, Venezuela, actuando como Sargento Mayor, Comandante del Batallón
Número 3º de la Unión, en el Ejército del Norte de la Nueva Granada, bajo las
órdenes del Coronel Manuel Castillo, ante la insubordinación de este jefe y
otros oficiales granadinos como el Sargento Francisco de Paula Santander, que
ponían al borde del fracaso la operación que el Coronel Simón Bolívar, jefe de
la expedición, se proponía sobre Mérida y Trujillo, la cual fue autorizada por el
Presidente del Congreso de la Unión, Camilo Torres; el Teniente Coronel
graduado Rafael Urdaneta tomó la iniciativa de dar un espaldarazo a la jefatura
de Simón Bolívar y a la pertinencia de su plan para liberar a Venezuela.
En consecuencia, manifestó: “General: si con dos
hombres basta para emancipar la Patria, pronto estoy a acompañar a Usted.”
Es éste el primer acto de postulación de Simón Bolívar
al rango de líder político-militar de la naciente gesta independentista, que
salvó la Campaña Admirable, sumando la oficialidad granadina que se bañó de
Gloria en los campos de batalla venezolanos como Girardot, D’Elhuyar, los Ricaurte,
los París, entre otros de su antiguos compañeros de juventud y luchas.
Este gesto decidido del General en Jefe Rafael
Urdaneta, amén de representar en nuestra Historia Patria el más sublime voto de
lealtad traducido en una vida de fidelidad al Libertador y a la Causa
Bolivariana, significó el primer acto de reconocimiento del liderazgo
político-militar de Simón Bolívar para realizar la proeza de la Emancipación
Americana, que comenzó con esa exitosa marcha renombrada en el historiografía
con el acertado título de Campaña Admirable.
En las complicadas dificultades que llevaron a la
caída de la II República, por el arrollador avance de las fuerzas de José Tomás
Boves, Francisco Tomás Morales y el Capitán General Juan Manuel Cajigal, y ante
la falta de apoyo de algunos jefes orientales, Bolívar y Mariño deben
replegarse a Margarita, siendo traicionados por el corsario italiano Bianchi,
quien roba los tesoros de la nación y abandona a los patriotas en la playa;
Rafael Urdaneta, con su pericia militar y aplomo, sin saber esas noticias, pero
deduciendo, por la falta de comunicación, la derrota sufrida por nuestras
fuerzas en el centro del país, emprende una retirada admirable desde San
Carlos, siguiendo en sentido inverso la ruta por la que entraron el año
anterior desde Nueva Granada, y logrando conservar la fuerza bajo su mando y
otras menores que se le sumaron en el camino. Enterado El Libertador de la
hazaña de su compañero, que ya lo había sorprendido con la defensa a muerte que
hizo de la sitiada Valencia, donde con 250 fusileros resistió varias embestidas
de tres mil realistas, le expresó el 27 de octubre de 1814 desde Ocaña:
“Señor General Rafael Urdaneta.
Mi querido Urdaneta.
Con la más grande satisfacción he sabido que Usted ha
salvado el ejército de Caracas con el cual podemos decir que ha salvado las
esperanzas de la república; este servicio es grande: este servicio lo aprecio
yo en tanto como la más grande victoria, aunque algunos tengan que criticar una
operación tan prudente y acertada; yo le doy a Usted las gracias en nombre de
Venezuela, que si vuelve a ser libertada deberá a Usted este beneficio.”
Y así fue.
Durante los primeros días de mayo de 1817, una nueva
intentona de desconocer la jefatura de Simón Bolívar se convocó en la ciudad
oriental de Cariaco, bajo la fachada de “congreso” integrado al antojo de los
cabecillas de la trama, el canónigo José Cortés de Madariaga y el caudillo
oriental General Santiago Mariño, proclamando una etérea república federal a la
sombra de la Constitución de 1811, y atribuyéndose falsamente la representación
de Bolívar para diluir su mando en un triunvirato cuya intención subrepticia
era entregar el poder supremo a Mariño; en esta peligrosa desestabilización
para la renaciente República de Venezuela, el General en Jefe Rafael Urdaneta
vuelve a hacer gala de su lealtad bolivariana y dicta cátedra de sapiencia
política. Establecido en Barcelona, rodeado de antiguos subalternos de Mariño,
algunos de los cuales podrían estar involucrados en la conspiración, se opone
radicalmente a la patraña, pone su nombre y prestigio por delante para defender
la jefatura de su camarada Libertador, y esta conducta ejemplar influye
definitivamente en Antonio José de Sucre, quien convencido por los argumentos
de Urdaneta, se pasa al bando bolivariano y va detrás del zuliano a fortalecer
la posición de Bolívar que estaba completando la toma de Guayana, a la que
entran victoriosos.
En la naciente Primera República Bolivariana en
Angostura, el General en Jefe Rafael Urdaneta jugó un papel fundamental para
consolidar la presidencia de Simón Bolívar; asumiendo la conducción de la
división de Piar tras el lamentable desenlace de este jefe militar,
reorganizando y moralizando la tropa; preparando a la Legión Inglesa para ser
incorporada al Ejército Libertador bajo las pautas venezolanas, por orden
expresa del Jefe Supremo; acudiendo a los Llanos a establecer comunicación
directa con Páez para sumarlo al plan diseñado por Simón Bolívar, entre otros
grandes servicios en la gestión ejecutiva, legislativa y diplomática.
En la crisis política provocada por el movimiento
oligárquico paecista conocido como “La Cosiata”, que degeneró en el
antibolivarianismo venezolano, el General en Jefe Rafael Urdaneta, se mantuvo
firme en su consecuente posición bolivariana, estando listo para asumir la
defensa del proyecto histórico emancipatorio en el terreno que fuese, siempre
en coordinación y subordinado disciplinadamente a su compañero Libertador.
Cuando ocurrieron los gravísimos sucesos ocurridos en
Bogotá la noche del 25 de septiembre de 1828, donde la traición criminal
santanderista activó una conspiración para asesinar al Padre de Colombia, al
Genio de América, el General en Jefe Rafael Urdaneta, blanco también de los
mercenarios, salió a las oscuras calles con un puñado de valientes patriotas,
tomó la ciudad, desbarató a los complotados, los apresó, y pacificada la plaza,
la entregó, leal y fraterno como siempre, a su hermano de vida El Libertador
Presidente; también administró justicia proponiendo sanciones ejemplarizantes
para los culpables del frustrado magnicidio que, aunque no logró su más
abominable propósito, cobró la vida de valerosos ciudadanos que fueron víctimas
de los cobardes fratricidas.
En el peor momento para la gesta bolivariana, cuando
El Libertador, agobiado por los quebrantos de su salud y las decepciones
políticas con que las miserias humanas hirieron su espíritu, abandona el poder
y se propone marchar lejos, el General en Jefe Rafael Urdaneta, sostiene
erguido la antorcha libertaria que alzaron desde los primeros días de la
epopeya independentista, asume con total entereza su condición bolivariana,
realiza las más osadas acciones para reivindicar la Gloria de su líder, aunque
fuesen en vano por las crudas realidades que ya determinaban el desmoronamiento
del Proyecto Bolivariano, y más allá de la muerte del Libertador, acorralado
por los enemigos, sin recursos y exiliado, cuando logra retornar a Venezuela,
el General en Jefe Rafael Urdaneta no dejó ni un instante de honrar la memoria
de su amado amigo Simón Bolívar; es él quien reivindica su nombre en la patria
natal, organiza la parada militar que recibe sus restos inmortales, y preside
las instituciones creadas para eternizar su legado.
El 18 de mayo debe erigirse en monumento conmemorativo
de la indestructible camaradería y entrega altruista a la emancipación que
siempre cultivaron El Libertador Simón Bolívar y el General en Jefe Rafael
Urdaneta, ejemplo de valores universales para ésta y las nuevas generaciones de
venezolanas y venezolanos. Esta conmemoración será una ofrenda de la Patria a
sus héroes y heroínas, revalorizando el estudio y el trabajo como vías al
engrandecimiento de la República Bolivariana de Venezuela, y la construcción de
una mejor sociedad.
Yldefonso
Finol
Economista
e historiador bolivariano
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