VINICIO
NAVA URRIBARRÍ O LA ENCARNACIÓN DE LA ZULIANIDAD
Hoy 25
de julio de 2025 el ilustre venezolano Vinicio Nava Urribarrí estaría
cumpliendo 96 años. ¡Todo un roble! Vivió hasta las 8:30 de la noche del 9 de
diciembre de 2024, y sigue viviendo en el amor y veneración de sus hijas Zulima
y Zulay Nava Piñerua, de todos sus familiares y amistades que le quisimos y
admiramos sinceramente.
Honrar
al Doctor Vinicio Nava, maestro, abogado, historiador y escritor, es reconocer
en él la verdadera zulianidad. Difícilmente se encuentran este tipo de
ciudadanos que combinan -por formación esencial y vocación- tal cantidad de
virtudes y sapiencias. Vinicio asumió la vida con pasión patria: como si la
épica nacional conmoviera permanentemente su motivación existencial. Insoslayable
sentir esa vibración al compartir alguna cercanía con este guerrero de causas utópicas,
que sólo su tenacidad bolivariana era capaz de hacer realidad.
Sólo durante
su gestión como Supervisor del Distrito Escolar Número 5 en el año 1970 hacían
sus colegas el siguiente balance de las fructíferas acciones educativas y
sociales realizadas: un notable mejoramiento de la calidad de la enseñanza,
campaña para que el puente sobre el lago Maracaibo llevase el nombre del general
en Jefe Rafael Urdaneta (que el gobierno de turno pensaba denominar Ambrosio
Alfinger), promoción del paseo monumental entre Capitán Chico y Puerto Caballo
con obras recordatorias de la Batalla Naval y la Gesta Independentista, impulso
a la concientización de la colectividad sobre nuestros derechos en la Guayana
Esequiba, petición de difundir por la radio el Himno del Zulia, y propuesta de
que el año escolar terminase el 24 de julio con actividades especiales en honor
al Natalicio del Libertador, ya que por concluir antes, la fecha pasaba inadvertida.
No hay
palabras para agradecer a Vinicio Nava -y a las personas que lo acompañaron en
esas proezas ciudadanas- su labor patria como educador insigne, ejemplar y
modélico.
Sólo por
haber evitado con su instinto combativo por excelencia, la aberración
colonialista de llamar al puente sobre el lago Maracaibo con el nombre de un
invasor genocida, ya le merece a Vinicio Nava todos los honores que le debemos.
Fue aquel un logro del espíritu democrático popular del 23 de enero que ebullía
en su conciencia permanentemente, y que otros, las elites, traicionaron.
En 1999,
en pleno proceso constituyente, mientras otro Vinicio (en este caso Romero) y
yo, conspirábamos para proponer la Novena Estrella representando al Zulia en la
Bandera Nacional, el patriota Nava Urribarrí envió un telegrama al Presidente
Hugo Chávez con la misma propuesta. Él es uno de los principales pioneros en
esta justa exigencia (en la que no claudicaremos), y el único que tuvo la
iniciativa de solicitarlo al Jefe del Estado.
De manera
que hoy al conmemorar el Natalicio de un excepcional hijo de la Tinaja del Sol,
orgulloso de su estirpe lacustre, nos emocionamos de haberlo conocido y
cosechar una invaluable amistad basada desde sus inicios en esos valores
compartidos.
Comenzando
el año 1994 yo me estrenaba como diputado en la Asamblea Legislativa del Zulia,
causando algún revuelo mediático por el choque inmediato con los partidos del
Pacto de Punto Fijo. Este distinguido ciudadano se acercó a mi pequeña oficina,
y se presentó como miembro de la Academia de Historia, para hablarme del estado
de abandono en que se hallaba el lugar dedicado a recordar la Batalla de Juana
de Ávila. Su poder de convencimiento me llevó esa misma tarde a constatar el
vergonzoso espectáculo de desidia de ese significativo rinconcito de nuestra
Historia Patria.
Desde entonces
fuimos compañeros por el amor a nuestra Historia. El contacto con Vinicio sin
duda influyó mucho en mí para redireccionar algunas energías (que fueron in
crescendo exponencialmente) al estudio de las especificidades zulianas en la
historiografía nacional. Enriquecedoras tertulias disfrutamos en diversas
etapas desde aquel primer encuentro. Mucha crónica oral de nuestros pueblos de
orilla, mucho debate sobre hechos trascendentales de la historia de la
liberación hispanoamericana, mucho bolivarianismo, la defensa y revalorización de
Urdaneta, mucha crítica sociopolítica, mucho cariño entre paisanos que confraternizaron
a través de la pasión histórica, a pesar de tres décadas de diferencia etaria.
A propósito
del Bicentenario de la Batalla Naval de Maracaibo compartimos foros y tuvimos
el honor de ser coautores del Libro Conmemorativo que publicó la Presidencia de
la República.
Venezuela
y el Zulia le debemos mucho al Maestro Vinicio Nava Urribarrí. Su ejemplo debe
ser guía de nuevas generaciones de docentes y ciudadanía en general. Las autoridades
gubernamentales deben honrar su memoria colocando su glorioso nombre a
instituciones educativas de relevancia y publicando su biografía (bajo cuidados
y en coordinación con sus herederas) como lectura fundamental para darle concreción
en valores a eso que llaman, a veces como un globo decorativo vacío, la
zulianidad.
Yldefonso
Finol