El muerto
que se hace el vivo
Para el
pueblo estadounidense.
Advirtió
en 1819 El Libertador Simón Bolívar en el Congreso de Angostura: “Por el engaño
se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado
más bien que por la superstición.”
Trump
está muerto, pero va ganando (¿popularidad?, ¿en el golf?, ¿la guerra?) Hashtags
al estilo #TrumpIsDead y #WhereIsTrump proliferaron por la ola de rumores
acalorada fríamente por el vicepresidente Vance: “estoy preparado
para asumir el liderazgo si ocurriera una tragedia”.
Las pesadillas
recurrentes con el fantasma Epstein rondan la Casa Blanca. Wall Street
Journal difundió que Trump “fue informado en mayo por su fiscal
general de que su nombre aparecía en archivos relacionados con las
investigaciones.”
En la
campaña electoral de 2024, Trump dijo estar dispuesto a publicar esos archivos
escandalosos que protagoniza -junto a un elenco internacional de altísimo
standing- su difunto amigo desde 1990, Jeffrey Epstein. Hasta este momento, Trump
no ha sido acusado de algún caso concreto en relación con la red de pederastia
y otros crímenes, pero ya está confirmado que su nombre aparece en el inmoral staff.
Se atribuye
al poeta español Antonio Machado, fundido ya irremisiblemente en la causa del
pueblo, la máxima: “El arma más destructiva que utiliza el fascismo es la
mentira”.
El índice
de rechazo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, actualizado al 3 de
septiembre de este año por The Economist es del 60 por ciento: “Desde su
regreso al cargo, la aprobación de su gestión económica ha disminuido,
impulsada por su errática política comercial y los precios persistentemente
altos en las cajas registradoras. En menos de dos meses, su índice de
aprobación cayó por debajo de cero, donde se ha mantenido desde entonces. Su
índice de aprobación neta actual es de -14.”
Anotemos
este nombre: María Farmer. Esta ciudadana estadounidense denunció en 1996 y -ratificó
sus aseveraciones- en 2006 ante el Departamento de Policía de Nueva York, y el
FBI, sobre las agresiones que ella y su hermana menor de edad, sufrieron por
parte del dúo Epstein y Maxwell, tiempo en el que constató que en el entorno de
la pervertida pareja estaba el empresario Donald Trump. Nos ha relatado una
fuente desde New York, que el testimonio de Farmer es contundente, que los
detalles darían un jaque mate.
La BBC
lanza su cizaña desde orillas del Támesis: “Pareciera una decisión sencilla
para el gobierno de Donald Trump hacer públicos los archivos relacionados con
Jeffrey Epstein, o mantenerlos fuera de la vista del público. Pero las batallas
que se libran entre los partidarios del presidente estadounidense en algunos de
los espacios más conspiranoicos de Internet sugieren que la elección a la que
se enfrenta Trump no es nada fácil. En esos espacios, los usuarios discuten
sobre si confiar o no en la Casa Blanca, y especulan sobre lo que podría estar
ocurriendo entre bastidores.”
Mientras,
en ese otro mundo que los gringos (“un pueblo ignorante, instrumento ciego”) no
ven, o simplemente desprecian, el presidente de la República Popular China, Xi
Jinping, ha presentado en Tianjin la Iniciativa de Gobernanza Global durante la
cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, inspirado en los
objetivos supremos de “defender la coexistencia pacífica y la cooperación
beneficiosa para todos, e instó al establecimiento de un sistema de gobernanza
global más justo y equitativo, que valore la igualdad, el estado de derecho, el
multilateralismo y los beneficios tangibles para la población.”
El presidente
ruso Vladimir Putin, al anunciar su apoyo a la propuesta china, manifestó: “Creo
que precisamente la Organización de Cooperación de Shanghái
podría asumir el liderazgo en los esfuerzos por crear en el mundo un
sistema de gobernanza global más justo y equitativo”.
Desde Caracas,
el Presidente Constitucional Nicolás Maduro, proclamó nuestra adhesión a la
iniciativa de China por “un sistema de gobernanza global basado en la igualdad
soberana, el respeto al derecho internacional y el multilateralismo”, siguiendo
la línea histórica del Equilibrio del Universo planteado por Bolívar y el nuevo
orden mundial multipolar pregonado por el Comandante Eterno Hugo Chávez.
La Organización
de Cooperación de Shanghái reunió en esta cumbre más de veinte Estados
euroasiáticos que constituyen cerca del 50% de la población mundial y generan
un tercio del PIB global.
Entre tanto,
el Mar Caribe es infestado por un despliegue militar grotesco, pirático, y que
para “combatir el narcotráfico”, pero que el discípulo de Posada Carriles,
Marcos Rubio, trata de teñir de invasión contra Venezuela.
El Presidente
Maduro lo ha denunciado virilmente, llamando al pueblo bolivariano a alistarse
y estar preparados para cualquier escenario. “Somos un pueblo pacífico, pero iríamos
a la lucha armada ante el más mínimo asomo de agresión extranjera contra la
Patria”, ha expresado el Jefe del Estado en declaraciones ante medios de
información internacionales y en discursos durante las masivas manifestaciones
populares patrióticas.
Las pantomimas
marítimas -sin dejar de precisar lo ilegítimas y peligrosas que son- han
alcanzado niveles hollywoodenses. Trump (no Reagan) se jactó de haber “matado”
once personas en una embarcación en algún lugar del Caribe (¿Pesadilla en la Isla
de Epstein?). La Inteligencia Artificial no se puede inyectar o colocar en una liposucción,
menos en una cirugía estética.
En 1997
se estrenó la película gringa Wag the Dog, vendida en España como La
cortina de humo; Mentiras que matan, en Argentina, o Escándalo
en la Casa Blanca, en la mayoría de Latinoamérica. El filme trata de la
creación cinematográfica de una guerra ficticia (con Albania) para distraer a
la opinión pública de un escándalo sexual que perseguía la imagen presidencial
deteriorándola drásticamente a poco tiempo de una nueva elección. Los publicistas
del presidente-candidato contratan a un director que exige los créditos por su “creación”,
que incluyó la muerte (real) de un supuesto soldado, al que retornaron en el
acostumbrado ataúd abanderado convertido en héroe caído. La población estuvo
medio atenta a la falsa guerra y la presencia de terroristas del país enemigo
con bombas atómicas que entrarían por Canadá (el director fue agregando paranoias
azuzado por los “productores”). La propia CIA -para no seguir sintiéndose
burlada- se ve obligada a ponerle “the end” a la película anunciando que “la
guerra” había terminado.
Imposible
no recordar “las armas de destrucción masiva de Irak”, “los vínculos con Al
Qaeda”, hasta la explosión del barco Maine en la Habana para declararle la
guerra a España en 1898. La mentira es parte constitutiva del sistema de vida
estadounidense, comenzando por esa del “Destino Manifiesto” y de que son el “gendarme
necesario” del planeta.
Vuelvo
entonces al poeta Machado: “No basta despertar cuando amanece: Hay que mirar al
horizonte, ¡Alerta!”
Yldefonso
Finol