El 10 de enero de 1860 asesinan al
primer comunista venezolano
El federalismo
aparece en nuestra historia unido a las luchas populares por reivindicaciones
antioligárquicas. La máxima encarnación de esa unidad combativa es Ezequiel
Zamora, de quien ha dicho su biógrafo Laureano Villanueva, que “su ambición
constante consistía en servir al pueblo… con ciertas ideas utópicas de
socialismo y de igualdad de bienes”.
Zamora es parte
integrante y fundamental del “Árbol de las Tres Raíces” que inspira la
Revolución Venezolana. Junto a Simón Rodríguez y Bolívar, el vencedor de Santa
Inés, aporta el compromiso radical con la justicia social y el ideario de un
gobierno cercano a la gente, antecedente claro del concepto de la democracia
participativa pregonado y practicado por nuestra Revolución.
El General de
Hombres Libres nos habla de “igualdad entre los venezolanos; el imperio de las
mayorías; la verdadera República” o “la República genuina” que representa la
federación original del 5 de julio de 1811.
La autora del
libro Las luchas federalistas en
Venezuela, Catalina Banko, caracteriza la gesta zamorana como “una
auténtica guerra social orientada a la lucha contra la opresión de las clases
poderosas” y nos recuerda que “la lucha contra la oligarquía y en favor de la
federación se transforma en una guerra que reedita las acciones heroicas de la
emancipación venezolana. Ambos procesos se sintetizan en la misma causa de la
libertad y en la defensa de los derecho del pueblo”.
Por eso no es
extraño el enorme respaldo popular que fue granjeándose el General “Cara de
Cuchillo” a su paso por las rancherías indígenas, barracones de esclavos y
pueblos paupérrimos de campesinos hambrientos, porque su lucha era contra el
sistema que les mantenía oprimidos. De allí que, en nuestra historia
revolucionaria, hablar de federación es sinónimo de revolución social.
Eso lo supieron
muy temprano los oligarcas centralistas que el 4 de mayo de 1859 publicaron un
comunicado en el periódico guaireño El
Comercio, donde, escandalizados por las recientes victorias
federalistas, los descalificaban diciendo que “es la guerra del crimen contra
la virtud, la tiranía del comunismo contra el sagrado derecho de propiedad… es
lo que hasta hoy nadie creía pudiese suceder en Venezuela”.
Esa fue su
sentencia de muerte, ejecutada el 10 de enero de 1860 en la ciudad de San
Carlos de Cojedes; habían transcurrido doce años desde la publicación del
Manifiesto Comunista en Londres, y treinta de la muerte del Libertador Simón
Bolívar, inspirador de la gesta del General del Pueblo Soberano Ezequiel
Zamora.
Yldefonso Finol
Historiador Bolivariano
Cronista de
Maracaibo
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