miércoles, 12 de enero de 2022

LA TAREA DESCOLONIZADORA: DUELO A MUERTE DEL GENERAL EN JEFE URDANETA CON UN TAL "OJEDA" (I)


La tarea descolonizadora: de cuando el General en Jefe de los Ejércitos de la República, Rafael Urdaneta, tuvo un duelo a muerte con un tal Alonso de Ojeda

Primer asalto: los contendientes

Rafael José Urdaneta Farías nació en la Capitanía General de Venezuela, Provincia y ciudad de Maracaibo en 24 de octubre de 1788. Sus ancestros paternos de origen vasco vivían en la región del Lago “Tinaja del Sol” desde 1666, aproximadamente.

Alonso de Ojeda, vino de España a las Indias (primeras islas ocupadas por la invasión hispana) en el segundo viaje de Cristóbal Colón; unos dicen que nació en Cuenca, otros que en “un lugar cercano de Oña”, del cual tomó su apellido.

Rafael Urdaneta fue un Prócer de la Independencia de Nuestra América, que se inició muy joven en las filas patriotas al estallar en Bogotá el movimiento de liberación el 20 de julio de 1810. Se unió con sus tropas de Cundinamarca a Bolívar antes de la Batalla de Cúcuta del 28 de febrero de 1813 e iniciaron juntos la Campaña Admirable. Salvó su parte del ejército al caer la Segunda República, y con esa acción, retirándose desde San Carlos hacia Nueva Granada, retomó -al lado del Libertador- a Bogotá que estaba seccionada de la Unión y aseguró la futura liberación de Venezuela.

Alonso de Ojeda, ambicioso invasor, hizo su primera –y única- incursión en el Lago Maracaibo (hecho que se sobreentiende por el mapa de Juan de la Cosa y algunos pasajes de las cartas de Américo Vespucio publicados posteriormente) el 24 de agosto de 1499 por muy pocos días y siguió su recorrido por las costas de la península Guajira hacia el oeste, llegando a la fachada caribeña de la actual Colombia (suficientemente demostrado que el 5 de septiembre ya estaba en Yáquimo, actual República Dominicana). Dos cosas a destacar de esa expedición: 1) se produjo la primera masacre perpetrada por los invasores en tierra firme, conocida en la historiografía nacional como “Puerto Flechado” (“probaron el filo de nuestros fierros”, se jacta Vespucio), de ubicación imprecisa todavía, aunque diversos cronistas lo creen cercano al Golfo Triste, y otros lo establecen luego de pasar la península de Paraguaná, es decir, en la orilla oriental del Golfo de Venezuela, y 2) comenzó el robo de los bienes de nuestros antepasados, confesado por el propio Américo Vespucio en sus cartas: “tenían en sus casas abundante algodón y palo de brasil, tomamos de ambos lo que quisimos”. Así se inició el genocidio y el saqueo en nuestra Abya Yala (nombre del continente en el idioma del pueblo guna).

Rafael Urdaneta fue el estratega de la liberación de Maracaibo el 28 de enero de 1821, donde logró tomar la plaza sin derramamiento de sangre ni destrucción de la planta física, eso que Sun Tzú llama “la batalla perfecta”. Libertador de Maracaibo y Coro en los días previos a la Batalla de Carabobo, donde llevó un ejército de 2000 efectivos (un tercio del total) a pesar de sus terribles dolencias reumáticas y abdominales (piedra de la vejiga) que lo obligaron a quedar en Barquisimeto por órdenes estrictas de Bolívar. En esas operaciones gloriosas ganó su ascenso a General en Jefe, antes, incluso, de la inmortal Batalla.

Alonso de Ojeda fue el cruel perseguidor de los taínos, originarios de las islas Haití, Cuba, Borinquén, y otras, donde se consumó el primer genocidio contra los pueblos originarios y comenzó la esclavitud; fue de los primeros en llevar esclavos indígenas a España. Son incontables sus crímenes, entre los que destacan por aberrantes, quemar vivas familias enteras dentro de sus bohíos, los suplicios y torturas a que sometían a los nativos para obtener información sobre cómo conseguir oro, y las violaciones de niñas que era el colmo de las adicciones de estos invasores depravados.

Rafael Urdaneta, gobernó el Zulia en dos ocasiones con el mayor decoro y la mejor eficacia, como cumplió todas las tareas en su fértil carrera de servidor público. Intendente y Comandante de Armas de aquel Zulia que iba desde Coro hasta Táchira, fue pionero en alfabetizar la tropa y crear bibliotecas, obras públicas, transportes novedosos como el barco a vapor, vías de penetración rural, servicios de salud, siempre atento de mantener la disciplina social y en buen resguardo de enemigos a la Patria.

Alonso de Ojeda ni siquiera volvió al Maracaibo en su segundo viaje de 1502 a las costas de la actual Colombia, donde vino como efímero “gobernador” de Coquibacoa (nombrado el 8 de junio de 1501); aclarando que este término no se aplicaba al Lago si no a la península hoy llamada “Guajira” (Chichibacoa o Coquibacoa); de hecho su campamento bautizado “Santa Cruz”, considerado por la mayoría del gremio historiador el primer asentamiento español en tierra firme, se ubicó en la cara occidental de la península, más allá del Cabo de la Vela.

Rafael Urdaneta fue quien dijo al asumir el cargo de Comandante General de Cundinamarca en 1823: “mi patria Maracaibo”, refiriéndose no sólo a la ciudad-puerto, si no a la región del gran lago: la antigua Provincia de Maracaibo donde nació y se crio.

Alonso de Ojeda fue quien en 1508 obtuvo en las Juntas de Burgos una concesión que se extendía del Cabo de la Vela al golfo de Urabá; en esas andanzas, adentrados hacia Turbaco, murió el cartógrafo Juan de la Cosa, y el mismo Ojeda salió mal herido, flechados ambos por la nación autóctona que legítimamente les opuso resistencia. El Ojeda logró regresar a Santo Domingo, donde derrochó fama de mezquino, tramposo y pendenciero, hasta su muerte acaecida entre diciembre de 1515 y enero de 1516.

Nuestro General en Jefe Rafael Urdaneta no ahorró sacrificios por la Patria. Su vida es un templo de virtudes para todas las generaciones. Si sólo tener que compararlo (por urgente obligación) con cualquiera, ya ofende la más elemental inteligencia, cómo será de denigrante que haya apologistas de un criminal atroz, que pidió por lecho de imposible expiación, ser pisoteado con desprecio por sus semejantes.

 

Yldefonso Finol (…continuará)

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