La tarea descolonizadora: de cuando el General en Jefe de los Ejércitos de la República, Rafael Urdaneta, tuvo un duelo a muerte con un tal Alonso de Ojeda
Primer
asalto: los contendientes
Rafael José Urdaneta Farías nació en la Capitanía
General de Venezuela, Provincia y ciudad de Maracaibo en 24 de octubre de 1788.
Sus ancestros paternos de origen vasco vivían en la región del Lago “Tinaja del
Sol” desde 1666, aproximadamente.
Alonso de Ojeda, vino de España a las Indias (primeras
islas ocupadas por la invasión hispana) en el segundo viaje de Cristóbal Colón;
unos dicen que nació en Cuenca, otros que en “un lugar cercano de Oña”, del
cual tomó su apellido.
Rafael Urdaneta fue un Prócer de la Independencia de
Nuestra América, que se inició muy joven en las filas patriotas al estallar en
Bogotá el movimiento de liberación el 20 de julio de 1810. Se unió con sus
tropas de Cundinamarca a Bolívar antes de la Batalla de Cúcuta del 28 de
febrero de 1813 e iniciaron juntos la Campaña Admirable. Salvó su parte del
ejército al caer la Segunda República, y con esa acción, retirándose desde San
Carlos hacia Nueva Granada, retomó -al lado del Libertador- a Bogotá que estaba
seccionada de la Unión y aseguró la futura liberación de Venezuela.
Alonso de Ojeda, ambicioso invasor, hizo su primera –y
única- incursión en el Lago Maracaibo (hecho que se sobreentiende por el mapa
de Juan de la Cosa y algunos pasajes de las cartas de Américo Vespucio
publicados posteriormente) el 24 de agosto de 1499 por muy pocos días y siguió
su recorrido por las costas de la península Guajira hacia el oeste, llegando a
la fachada caribeña de la actual Colombia (suficientemente demostrado que el 5
de septiembre ya estaba en Yáquimo, actual República Dominicana). Dos cosas a
destacar de esa expedición: 1) se produjo la primera masacre perpetrada por los
invasores en tierra firme, conocida en la historiografía nacional como “Puerto
Flechado” (“probaron el filo de nuestros fierros”, se jacta Vespucio), de
ubicación imprecisa todavía, aunque diversos cronistas lo creen cercano al
Golfo Triste, y otros lo establecen luego de pasar la península de Paraguaná,
es decir, en la orilla oriental del Golfo de Venezuela, y 2) comenzó el robo de
los bienes de nuestros antepasados, confesado por el propio Américo Vespucio en
sus cartas: “tenían en sus casas abundante algodón y palo de brasil, tomamos de
ambos lo que quisimos”. Así se inició el genocidio y el saqueo en nuestra Abya
Yala (nombre del continente en el idioma del pueblo guna).
Rafael Urdaneta fue el estratega de la liberación de
Maracaibo el 28 de enero de 1821, donde logró tomar la plaza sin derramamiento
de sangre ni destrucción de la planta física, eso que Sun Tzú llama “la batalla
perfecta”. Libertador de Maracaibo y Coro en los días previos a la Batalla de
Carabobo, donde llevó un ejército de 2000 efectivos (un tercio del total) a
pesar de sus terribles dolencias reumáticas y abdominales (piedra de la vejiga)
que lo obligaron a quedar en Barquisimeto por órdenes estrictas de Bolívar. En
esas operaciones gloriosas ganó su ascenso a General en Jefe, antes, incluso,
de la inmortal Batalla.
Alonso de Ojeda fue el cruel perseguidor de los
taínos, originarios de las islas Haití, Cuba, Borinquén, y otras, donde se
consumó el primer genocidio contra los pueblos originarios y comenzó la
esclavitud; fue de los primeros en llevar esclavos indígenas a España. Son
incontables sus crímenes, entre los que destacan por aberrantes, quemar vivas
familias enteras dentro de sus bohíos, los suplicios y torturas a que sometían
a los nativos para obtener información sobre cómo conseguir oro, y las
violaciones de niñas que era el colmo de las adicciones de estos invasores
depravados.
Rafael Urdaneta, gobernó el Zulia en dos ocasiones con
el mayor decoro y la mejor eficacia, como cumplió todas las tareas en su fértil
carrera de servidor público. Intendente y Comandante de Armas de aquel Zulia
que iba desde Coro hasta Táchira, fue pionero en alfabetizar la tropa y crear
bibliotecas, obras públicas, transportes novedosos como el barco a vapor, vías
de penetración rural, servicios de salud, siempre atento de mantener la
disciplina social y en buen resguardo de enemigos a la Patria.
Alonso de Ojeda ni siquiera volvió al Maracaibo en su
segundo viaje de 1502 a las costas de la actual Colombia, donde vino como
efímero “gobernador” de Coquibacoa (nombrado el 8 de junio de 1501); aclarando
que este término no se aplicaba al Lago si no a la península hoy llamada
“Guajira” (Chichibacoa o Coquibacoa); de hecho su campamento bautizado “Santa
Cruz”, considerado por la mayoría del gremio historiador el primer asentamiento
español en tierra firme, se ubicó en la cara occidental de la península, más
allá del Cabo de la Vela.
Rafael Urdaneta fue quien dijo al asumir el cargo de
Comandante General de Cundinamarca en 1823: “mi patria Maracaibo”, refiriéndose
no sólo a la ciudad-puerto, si no a la región del gran lago: la antigua
Provincia de Maracaibo donde nació y se crio.
Alonso de Ojeda fue quien en 1508 obtuvo en las Juntas
de Burgos una concesión que se extendía del Cabo de la Vela al golfo de Urabá;
en esas andanzas, adentrados hacia Turbaco, murió el cartógrafo Juan de la Cosa,
y el mismo Ojeda salió mal herido, flechados ambos por la nación autóctona que
legítimamente les opuso resistencia. El Ojeda logró regresar a Santo Domingo,
donde derrochó fama de mezquino, tramposo y pendenciero, hasta su muerte
acaecida entre diciembre de 1515 y enero de 1516.
Nuestro General en Jefe Rafael Urdaneta no ahorró
sacrificios por la Patria. Su vida es un templo de virtudes para todas las generaciones.
Si sólo tener que compararlo (por urgente obligación) con cualquiera, ya ofende
la más elemental inteligencia, cómo será de denigrante que haya apologistas de
un criminal atroz, que pidió por lecho de imposible expiación, ser pisoteado
con desprecio por sus semejantes.
Yldefonso Finol (…continuará)
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