El capital transnacional imperialista tras la hegemonía cognitiva
No es nada nuevo que el manejo de la información forme
parte de las guerras. Tampoco que los conceptos ideológicos predominantes en
las sociedades sean móviles de acciones violentas. Los prejuicios raciales,
étnicos, clasistas, han estado presentes en la formación de grupos hegemonistas.
Concluyeron Marx y Engels en la Ideología Alemana que: “las
ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época”. Treinta años
antes, en su discurso por la instalación del Consejo de Estado en Angostura el
10 de noviembre de 1817, Bolívar había sentenciado que: “la primera de todas
las fuerzas es la opinión pública.”
A comienzos del siglo XX Lenin dijo que “la verdad es siempre revolucionaria”; El Libertador
Simón Bolívar consideraba que “la verdad
pura y limpia es el mejor modo de persuadir.” (Carta al Gral. Rafael Urdaneta,
Guayaquil, 3 de agosto de 1829)
Nada es más revolucionario, liberador y democrático que
el conocimiento de la verdad en términos históricos. Los explotadores necesitan
mentir para sostener sus sistemas inicuos. Los opresores internacionales basan su actuación en
las estrategias de guerra. Las masas trabajadoras son el enemigo a
controlar/derrotar. La explotación de la fuerza de trabajo y de las personas en
tanto consumidoras, igual que la dominación de las naciones dependientes,
constituyen realidades fundamentadas en el ejercicio sistemático de la
violencia.
Revisemos la Doctrina Bolivariana al denunciar el rol
que los imperios insistían en imponerle a los pueblos: “siervos propios para el
trabajo, y cuando más, el de simples consumidores”… “ellos sostienen a los
tronos, a los reyes; nosotros a los pueblos, a las repúblicas; ellos quieren la
dependencia, nosotros la independencia...La opresión está reunida en masa bajo
un solo estandarte, y si la libertad se dispersa no puede haber combate”.
A inicios del siglo XXI, desde La Habana, Fidel Castro
preveía: “Cuando surgieron los medios masivos se apoderaron de las mentes, y
gobernaron no sólo a base de mentiras, sino de reflejos condicionados. No es lo
mismo una mentira que un reflejo condicionado. La mentira afecta el
conocimiento, el reflejo condicionado afecta la capacidad de pensar; y no es lo
mismo estar desinformado que haber perdido la capacidad de pensar”.
En el siglo V antes de Cristo, el Arte de la Guerra de
Sun Tzu calificaba el pensamiento cohesionador como un factor estratégico: “La doctrina significa aquello que hace que el pueblo
esté en armonía con su gobernante, de modo que le siga donde sea, sin temer por
sus vidas ni a correr cualquier peligro.”
Los imperialismos saben que “El arte de la guerra se basa en el engaño”. Y los
primeros engañados son sus ciudadanos, condicionados –como dice Fidel- por la
avalancha desinformativa y manipuladora de sus sofisticados medios de difusión
masivos.
De allí que la “doctrina” supremacista inculcada en las
poblaciones atrasadas de Inglaterra, Estados Unidos y Europa, han engendrado
los flagelos más inclementes y destructivos de la humanidad: colonialismo, imperialismo,
nazismo, fascismo, sionismo, falangismo, racismo, neoliberalismo.
Nada de esto hubiese sido posible sin la maquinaria
ideológica que destruye toda sensibilidad hacia la otredad, considerando
inferior al diferente, sujeto de dominación, esclavitud, genocidio, exterminio:
todas las fobias que interesen a la hegemonía del capital y los centros
imperialistas.
Sin duda la diferencia entre los siglos anteriores y la
actualidad, es el desarrollo vertiginoso de las tecnologías aplicadas a las
comunicaciones. El control casi monopólico a nivel global de las llamadas “redes
sociales”, la concentración en pocas manos del negocio mediático y la industria
del entretenimiento, bajo la égida del conservatismo político y la moral
zigzagueante del capital, han transfigurado a medios de comunicación que
llegaron a ser referencias “éticas” de estilo del periodismo académico, en
verdaderos aparatos de guerra al servicio de intereses imperialistas.
II
El 15 de febrero de 1819, El Libertador pronuncia su
discurso inaugural del Congreso de la República de Venezuela en Angostura. Sigamos con Bolívar
para no extraviarnos del camino correcto: “Por el engaño se nos ha dominado más que por la
fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición”.
Febrero de 2003. Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El General Colin Powell, representando a Estados Unidos, afirmó que Irak
contaba con armas de destrucción masiva, para justificar la invasión a ese país.
Sin presentar pruebas. Pasadas casi dos décadas, un millón de muertos, cuatro
millones de refugiados, el ardid resultó falso de toda falsedad.
Presidente de Estados Unidos George W. Bush, junio de
2003: “Tengo una misión asignada por Dios. Dios me dijo: George, ve a combatir
a esos terroristas en Afganistán. Y lo hice. Luego me dijo: George, ve a poner
fin a la tiranía en Irak”.
Año 1400 sin Jesucristo. Libro Deuteronomio del Antiguo
Testamento: “Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te
ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que
están sobre la tierra”.
Las leyendas y mitologías forman parte importante de
los contenidos fuertes dentro de la hegemonía cognitiva que las diversas formas
de fascismo han perseguido a través de la Historia.
21 de marzo de 2022. El presidente gringo Joe Biden
aseguró que el mandatario ruso Vladimir Putin “está contra la pared” y planea
utilizar armas biológicas en Ucrania. Sin pruebas. Sin mirar a las cámaras de
frente y con una mueca de cinismo atrapada en la quijada.
24 de agosto de 2005. El predicador evangélico Pat
Robertson llamó abiertamente a matar al Presidente Hugo Chávez durante su
programa El Club 700, donde dijo, literalmente: “asesinarlo sería menos costoso
que ir a una guerra para derrocarlo”, de manera que “con un grupo de agentes
encubiertos sería fácil hacerlo”.
Mediados de la década de los 60’. La CIA crea su departamento
de estudios del cáncer como arma de guerra con participación de científicos
nazis y sionistas.
Junio de 2010. Hugo Chávez condena ataques terroristas
israelíes contra el pueblo palestino.
10 de agosto de 2010. El Presidente Hugo Chávez visita
Santa Marta para reanudar relaciones con Colombia. Odiseo estaba de moda entre
los “agentes encubiertos” del Deuteronomio.
27 de octubre 2010. Escenario post Santa Marta. Muere sorpresivamente
el primer Secretario General de UNASUR, ex presidente argentino Néstor
Kirchner.
Junio de 2011. Escenario post Santa Marta. Presidente
Chávez es diagnosticado con cáncer en región pélvica. Cunden cánceres contra
líderes latinoamericanos.
Marzo, 5 de 2013. El cáncer abrasivo y reincidente se
lleva a Chávez “a la posteridad, que es el lugar de los héroes”, como diría
Urdaneta.
10 de julio de 2017. Un artículo de opinión del
uribista Abelardo de la Espriella propone públicamente el asesinato del presidente
de Venezuela, Nicolás Maduro: “Los
venezolanos de bien y la comunidad internacional en pleno deben entender que la
muerte de Maduro se hace necesaria para garantizar la supervivencia de la
República. No se trataría de un asesinato común, sino de un acto patriótico que
está amparado por la constitución venezolana y que resulta, por demás,
moralmente irreprochable”.
La “libertad” de sicariato paramilitar en los medios
colombianos.
Sábado 4 de agosto de 2018. Intento terrorista de
magnicidio con drones explosivos contra Nicolás Maduro y el alto mando
institucional de la República Bolivariana de Venezuela durante un desfile en el
Paseo de los Próceres.
III
Troya, años 1194 al 1184 a. d. C. Un enorme caballo de
madera (símbolo y mensaje) sirve de engaño para tomar la inexpugnable ciudad.
Maquiavelo no dijo eso del “fin justifica los medios”.
Lo que sí se lee en su obra maestra El Príncipe es: “porque el vulgo se deja
engañar por las apariencias y por el éxito; y en el mundo sólo hay vulgo, ya
que las minorías no cuentan sino cuando las mayorías no tienen donde apoyarse.”
Los imperialistas anglosajones y sus serviles europeos
(OTAN) pretenden en cambio que los medios (de comunicación) justifiquen sus
fines (hegemonistas).
Los pueblos, las mayorías, eso que el florentino llama
“vulgo”, debemos apoyarnos en la verdad histórica para comprender la realidad
internacional, más allá de la dictadura cognitiva universal que la
transnacional mediática intenta imponernos.
Yldefonso Finol
Economista-Historiador. Experto en Geopolítica, DDHH y
Derecho Internacional de Refugiados.
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