Brasil, Nuestra América, 2023: ritual de
inicio del fascismo reincidente
Lula es
con creces el líder popular más sobresaliente de la historia brasileira. Su prestigio
internacional lo hace una referencia política representativa de la izquierda.
Lula se
juramentó como Presidente ante su pueblo el 1° de enero de este año que recién
va iniciando. Una semana después, mientras se hallaba en Araraquara, en el
estado de Sao Paulo, atendiendo a la población severamente afectada por
inundaciones que causaron desastres, una virulenta horda fascista causaba otros
desastres en las sedes de los Poderes Públicos con la intención de dar un Golpe
de Estado.
La derecha
no perdona ni el domingo, ni el “espíritu de la Navidad”, ni los buenos deseos
de feliz año nuevo. Pero no nos engañemos, esto no fue espontáneo.
Recordemos
que la única forma de que un aberrado como Bolsonaro llegara al poder, requirió
previamente el golpe contra Dilma, la usurpación mafiosa de Temer, todo bien
concertado por los poderes económicos, mediáticos, judiciales y parlamentarios
al servicio del entramado corrupto. Luego las persecuciones judiciales contra la
Presidenta Dilma Rouseff y el propio Lula. Sin esas precondiciones no hubiese
repuntado el fascismo como lo ha hecho peligrosamente. (Igual fórmula contra
Cristina en Argentina ¿Qué coincidencia?)
El formato
de este domingo 8 de enero de 2023, lo vimos antes en Ecuador contra Rafael
Correa, con policías tirando explosivos a la cara del Presidente de la
Revolución Ciudadana. También se repitió en Bolivia con el golpe a Evo, donde
se mezcló la represión más rabiosa contra los humildes con el racismo clasista
y la instrumentalización del mito bíblico como amuleto del poder fascista.
En el
segmento bolsonarista de la sociedad brasileña abunda esta tergiversación
horripilante del cristianismo, muy al estilo de las sectas anglosajonas que
pulularon en Estados Unidos mientras cometían el genocidio de los pueblos
originarios e imponían el más atroz y prolongado esclavismo contra la población
afro.
Esa tendencia
continúa sus acechanzas supremacistas con visos de paranoia política.
Ninguno
de estos acontecimientos ha estado aislado uno del otro; forman parte de la
estrategia hegemonista del imperialismo sobre las naciones de Abya Yala. No es
casual la ingobernabilidad impuesta en el Perú y la defenestración del maestro
Pedro Castillo, un dirigente sencillo que logró superar las opciones de las
élites, y eso no se lo iban a perdonar jamás, indistintamente de la eficacia de
su gobierno, al que no le dieron tregua en el afán oligárquico de domesticar la
política para que siga la explotación despiadada de las clases trabajadoras del
campo y la ciudad.
Este año
2023 que comenzó con un nuevo gobierno en Brasil que modificó a favor de la
soberanía la correlación de fuerzas a nivel continental, pero que el fascismo
ha manchado con una escena dantesca en Brasilia, se cumplen bicentenarios de la
llegada del Libertador Bolívar al Perú y del lanzamiento de la Doctrina Monroe,
así que tendremos la oportunidad de debatir cuál modelo de sociedad queremos
para Nuestra América, la originaria, la mestiza, la resistente, la que ansía
librarse de yugos colonialistas e imperiales.
Imposible
soslayar las experiencias paraguaya con Lugo y hondureña con Zelaya. La desestabilización
permanente con Nicaragua, Cuba y Venezuela a través de todas las formas de
presión, en el marco de la guerra mutante aplicada desde Estados Unidos contra los
procesos de liberación que encarnan la sagrada dignidad de nuestros héroes y
mártires en más cinco siglos de perseverancia por la vida.
La democracia
de papel, la de leyes e instituciones, pero sin verdadero poder popular, sin
independencia nacional, no es garantía suficiente para la construcción de una
sociedad más igualitaria y justa. Debemos atrevernos a inventar un sistema
político que democratice la producción y distribución de bienes y riqueza. No sirve
sacralizar la supuesta “separación de poderes” cuando todos están supeditados
al económico. Y peor aún, al modelo civilizatorio del afán de lucho como medida
del “éxito” individualista.
No sirve
la ficción democrática donde el Poder Judicial persigue –y condena- a los
pobres, mientras exonera a priori los delitos de lesa Patria, lesa humanidad y
lesa natura, de los dueños del capital; donde las fuerzas policiales o
militares están (de) formadas en la “doctrina de seguridad nacional” gringa, y
ven al pueblo (siendo pueblo) como enemigo: caso colombiano durante un siglo,
caso represión a protestas en Chile durante Piñera y en Ecuador con Moreno y
Lasso.
Urge convocarse
para reflexionar y trazar planes. Al fascismo se le vence con inteligencia, con
la razón y la fuerza. Los gobiernos patrióticos de la ALBA y otros amigos, el
Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, los movimientos sociales, las centrales
obreras y campesinas, las asociaciones juveniles y estudiantiles, todas las
organizaciones comprometidas con una mejor humanidad, tenemos el deber de
formar un bloque de poder para frenar y destruir al fascismo.
Rescatar
UNASUR y CELAC como espacios legítimos de diálogo entre nos…parecen tareas
pertinentes del liderazgo decente en Abya Yala.
Las hordas
fascistas nos han sacado del ensueño decembrino con una andanada de
maledicencias sobre el frágil tejado democrático de Nuestra América. Problematizar
Brasil para no dejar gobernar a Lula, concatenado al Golpe en Perú, y amenazas
similares contra Petro, es una declaratoria de guerra contra el progresismo o
la izquierda latinoamericana.
Apelo a
nuestro guía El Libertador: “La opresión está reunida en masa bajo un solo estandarte,
si la lucha se dispersa no habrá victoria en el combate”.
Yldefonso
Finol
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