Chávez
renació el 13 de Abril de 2002
El
huracán del pueblo me trajo de vuelta. La Revolución Popular Antifascista del
13 de Abril de 2002 salvó al Presidente de ser asesinado y con ello, salvó a la
propia Revolución Bolivariana. Igual que el 27 de febrero de 1989, la respuesta
popular fue espontánea. Igual que siempre, se cumplió la máxima de que “sólo el
pueblo salva al pueblo”. Ningún partido, ni aparato de Gobierno, ningún
ejército o policía especializada, previó los acontecimientos del 11 de abril de
2002, y mucho menos la manera como sería reestablecido el orden constitucional.
Tampoco tuvieron capacidad de respuesta, por torpeza, por falta de claridad
política, o simplemente, porque sus principales actores estaban involucrados en
la conspiración. En esos días en Venezuela no había gobierno. El parapeto
burocrático respiraba por inercia, vivía ensimismado en sus miserias e
ineptitudes. El tedio era más fuerte que la misma crisis. Todavía la
composición ideológica del gobierno y del partido Movimiento Quinta República,
principal soporte político del proceso, era una ensalada de ambigüedades y
paradojas. Esa ha sido una de las características más sobresalientes de la
revolución bolivariana en Venezuela, la inconsistencia ideológica y la débil
formación política de los cuadros de dirección, no digamos de la militancia y
el funcionariado. El propio Chávez en 1999 se manifestó simpatizante de una
presunta “tercera vía” al estilo del primer ministro neoliberal de Gran Bretaña
Tony Blair. Semejante dislate resbaló como un alud en las mentes de los millones
de seguidores del Presidente, dejando a los antojos personales de cada
individuo la definición ideológica del proceso.
El
confusionismo doctrinario tenía una expresión muy peligrosa en el seno del
gabinete ministerial. Allí coexistían las más disímiles tendencias políticas,
algunas de ellas abiertamente antagónicas; sólo permanecían unidas
–aparentemente- por el liderazgo de Chávez y por la posibilidad cierta de
sacarle provecho a la chequera petrolera. Seguro que esta última razón era la
más poderosa. 2 En el miserable barrio palafítico de Nazaret, en la población
de El Moján, municipio Mara del estado Zulia, un grupo de militantes
revolucionarios junto a decenas de lugareños, niñas y niños la mayoría de
ellos, proceden a bautizar un periódico con agua de la bahía de Urubá,
desembocadura del río Limón en el estrecho del Lago de Maracaibo. Era el 12 de
octubre del año 2001.
-“El
Correo de Nigale lo fundamos para defender a Chávez”, declaré al diario
Panorama que acudió a dar cobertura al acto. Ciertamente en el Zulia por esos
días no había una voz que saliera en defensa del gobierno nacional, la carencia
de liderazgo local nos asolaba desde la división que ocurrió en nuestras filas
en el 2000. El calentamiento de la conspiración era evidente, transcurría ante
la mirada inerte de la dirigencia del MVR y los altos cargos ejecutivos y
legislativos. Ya en la tercera edición del semanario El Correo de Nigale,
denunciamos la reunión del Grupo Santa Lucía en Cartagena, Colombia, donde
estudiaron todos los escenarios posibles para tumbar a Chávez, con la
apasionada ayuda de varios resentidos viscerales que provenían de la izquierda.
La denuncia contenía detalles de la trama conspirativa. Un informe del hallazgo
lo llevamos personalmente a miembros de la Dirección Nacional del MVR sin
obtener resultados. Parecía que estuviésemos hablando con las paredes.
En
vista de la falta de interés demostrada por quienes tenían las más altas
responsabilidades políticas, hicimos pública la información y la ampliamos en
nuestra edición del 9 de noviembre de 2001. También el diario Panorama nos
cedió un espacio de sus páginas de opinión para lanzar la alerta. El artículo
salió en plena Feria de La Chinita, tal vez por eso el chavismo oficial, el
acomodado, no lo leyó.
JAQUE
“En
Cartagena se hicieron las reflexiones sobre cómo tumbar a Chávez ya. Era la
reunión del Grupo Santa Lucía. Se habló de los escenarios: convocatoria de
nueva constituyente para recortar el mandato, llamado a referéndum, solicitud
de renuncia, inhabilitación política, golpe, huelga general para forzar la
salida del Presidente, entre otros. Todo con tal de tumbar a Chávez.
Coincidieron la derecha y la ultraizquierda. Marcel Granier, Miguel Henrique
Otero y Bandera Roja. Arroz con mango. A esta gente no le importa el país. Le
interesa el poder. Qué les puede importar el desempleo o la pobreza a quiénes
siempre han vivido del trabajo de otros. El escenario que no estudiaron es que
el intento desesperado de las elites por tumbar al gobierno constitucional nos
llevará a un baño de sangre. O es que acaso cuentan con que los pobres se
quedarán de brazos cruzados. Incitar a las protestas callejeras con ánimos
golpistas como lo están haciendo las cúpulas terratenientes y empresariales con
apoyo de los medios de confusión masivos de la capital, puede provocar una
respuesta igual de violenta de parte de los seguidores del Presidente, que
arrastraría una enorme carga de resentimientos acumulados y sería impreciso
predecir cualquier desenlace. Algunos voceros de este misterioso grupo “Santa
Lucía” han negado su participación en la conspiración, pero qué casualidad que
apenas regresaron de su reunión en Cartagena se desató la ola conspirativa y
todos los actores, abiertos y encubiertos, dispusieron sus baterías para el golpe.
Porque no le vengan a poner otro nombre a sus intenciones. Quieren el golpe y
punto. Recordemos al Chile de Salvador Allende. La CIA desde afuera y desde
adentro corroyó las bases del gobierno popular. Los empresarios sabotearon, las
lujosas cacerolas de vajillas importadas chillaron, los militares de derecha
golpearon.
Aquí
los medios audiovisuales y la llamada gran prensa caraqueña han creado una
especie de terror socio-sicológico en torno a la figura presidencial que
aturde. No dan tregua. Persiguen las nuevas leyes. Desfiguran las
declaraciones. Ridiculizan los altos funcionarios. Nunca hubo en Venezuela
tanta libertad de expresión e información y se la pasan pegando el grito a la
SIP. Van a New York y Washington a acusar al gobierno de cualquier cosa como si
allá estuviera la conciencia universal. Odian la bandera nacional porque aman
la de cincuenta estrellas. Prefieren la cantidad que la calidad. Libertinaje
informativo apátrida contra patriotismo soberano. Para ellos lo más importante
en esta vida son las buenas relaciones de sujeción con los Estados Unidos. La
soberanía y autodeterminación de Venezuela les molesta. Están prestos a
anexarnos como la estrella cincuenta y uno a la orden del prócer Bush. Es eso
lo que quieren. Tumbar a Chávez para subir a las alturas del poder y llevar al
país a las alturas de las ratas. Lo peor es que con Chávez gobiernan también un
montón de roedores de esos, de los que aman al dólar por encima de todas las
cosas. Y esa contradicción sí que es antagónica. Es bíblica. No se le puede
servir a la vez a dos dioses. O se está con la Revolución, o se está contra
ella. El jaque es porque el enemigo ha avanzado y hay piezas propias que están
atravesadas”. Al mes se activó el plan golpista con la primera huelga patronal
de diciembre contra las leyes habilitantes.
3
Según
Ferdinand Lassalle, “Los problemas constitucionales no son, primariamente,
problemas de derecho, sino de poder; la verdadera Constitución de un país sólo
reside en los factores reales y decisivos de poder que en ese país rigen; y las
Constituciones escritas no tienen valor ni son duraderas más que cuando dan
expresión fiel a los factores de poder imperantes en la realidad social”.
Pese a
la demoledora “Crítica del Programa de Ghota”, donde Marx desbarata las tesis
políticas de Lasalle, texto cuya lectura hemos disfrutado en varias ocasiones y
que constituye un monumento a la solidez ideológica, no podemos negar los
aportes que los revolucionarios no marxistas, incluso desde posiciones
reformistas, hicieron a la construcción de una sociedad más justa y
democrática. Tal es el caso del autor de la cita, Ferdinand Lassalle, quien en
su pequeño libro ¿Qué es una constitución?, tan ignorado por las escuelas de
derecho, devela el carácter esencialmente político –y por tanto clasista- del
ordenamiento constitucional, más allá de las tesis positivistas que exaltan la
función del papel legislativo como si estuviera por encima del bien y del mal.
En abril de 2002 la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es un
bebé que apenas anda. La lucha por hacerla viable era una constante cotidiana.
Cada vez se polarizaba más la sociedad entre las fuerzas que pugnábamos por la
República Bolivariana y las que se oponían; y cada vez más esa lucha adquiría
ribetes clasistas insalvables. En un extremo las mayorías trabajadoras, el
campesinado pobre, los marginados de las ciudades, la intelectualidad de
izquierda; del otro lado la vieja oligarquía con sus agentes serviles en esa
masa amorfa sin personalidad histórica llamada clase media, los terratenientes,
los comerciantes parasitarios, y la clase política desplazada del poder. Los
dos bloques tratarían de expresarse en cualquier momento, porque la tensión
había llegado al punto de ebullición. Los odios de clase se exacerbaron desde
los aparatos de guerra mediática. A nosotros nos llamaban “hordas”, mientras
que para ellos se reservaron esa delicada categoría sociológica que tanto gusta
a los politólogos eurocéntricos: ellos eran la sociedad civil. Jodieron a
Gramsci, que si desarrolló con gran profundidad filosófica esta categoría
social para explicar los fenómenos políticos de su espacio-tiempo.
Es que
la burguesía ociosa no tiene empacho en valerse del lenguaje y la creación de
izquierda para legitimar su asquerosa dominación basada en el reino de la
mediocridad. 4 La teoría constitucional lassallista expone que no basta
redactar una nueva Carta Magna. Más importante y difícil es su instauración en
la sociedad. Es sólo en el proceso de su implementación práctica, que una
constitución comienza a tener existencia real. Antes es apenas un ejercicio
literario jurídico que bien podría quedarse arrumada en los desolados estantes
de las bibliotecas. De nada nos valía haber invocado el poder constituyente
originario en 1999, si no éramos capaces de imponer el nuevo Estado que emanó
de aquél esfuerzo popular extraordinario. Habíamos convocado la soberanía
popular, interpretada por nosotros como un cóctel del planteamiento de dos
grandes: Rousseau y Sieyés. Soberanía del pueblo, en tanto fuente y sentido de
todo poder republicano, y soberanía de la nación, en cuanto Estado
independiente de cualquier intromisión externa y asiento territorial del
soberano. En esto la Revolución Bolivariana es muy alicista, cuando decimos
Patria, de inmediato en nuestras almas se activa la nostálgica rock ola
ambulante que es cada izquierdista venezolano y comienzan a sonar las canciones
que alimentan la utopía colectiva. En este caso, “La Patria es el Hombre,
muchacho, la Patria es el Hombre, muchacho…”, para decir que la Nación somos
los humanos –incluida la mujer que es el humano más perfecto- que la
constituimos. Y otra vez vuelve Martí con su “Patria es Humanidad” y el padre
Bartolomé de Las Casas con su “República Humana”. Las debilidades de ese “nuevo
Estado” en construcción en abril de 2002 era alarmante. Llegamos a calificar al
presidente –muy en privado, casi en íntimo- como el político más bobo de la
historia de nuestro país. Veíamos como habiendo tenido todo lo que un político
podía aspirar en esta vida, apoyo popular, coyunturas favorables, dispersión
del adversario, etc… él lo tenía y sin embargo, estábamos a punto de irnos al
despeñadero. Pero le añadíamos, con sorna y auspicio a la vez, que “menos mal
que todo bobo es sortario”. Estas conversaciones las tuvimos algunos amigos
debajo de una mata de mango en agosto de 2001, a 40º bajo sombra, y nos
atrevemos a hacerlas públicas sólo porque ya el propio Chávez ha expresado
comentarios similares sobre sí.
5
Una
mirada a los medios de desinformación nos permite conocer el fondo del plan
desestabilizador de la derecha internacional. “Chávez militarizará Petróleos de
Venezuela si prosigue la revuelta de sus trabajadores”. ‘Si paran, la
militarizo. Ya tengo el plan listo. Si quieren hacerlo, adelante’, manifestó
ayer el presidente venezolano, Hugo Chávez, en su programa radiofónico Aló,
presidente. Chávez rechazó la ola de protestas laborales que se ha desatado en
la mayor empresa del país para pedir la dimisión de los directivos nombrados
por el presidente. Tras defender su potestad para nombrar a los directivos,
Chávez dijo: ‘Petróleos de Venezuela no puede ser un Estado dentro del Estado’.
La importancia de esta empresa estatal es enorme porque genera el 70% de los
ingresos de Venezuela. Petróleos de Venezuela, S. A. (PDVSA) lleva desde
principios de mes en pie de guerra contra el presidente Hugo Chávez. El
detonante de la rebelión ha sido la reciente designación por parte del teniente
coronel de paracaidistas de un nuevo presidente -Gastón Parra, el cuarto en
tres años de chavismo- y una nueva junta directiva de la compañía saltándose el
escalafón interno de la empresa. Los empleados, desde los altos directivos a
los obreros, han iniciado una campaña de paros parciales y amenazan con una
huelga nacional.
PDVSA,
la principal compañía petrolera de América Latina, sobrevivió al deterioro
generalizado que sufrieron las instituciones venezolanas en las últimas
décadas. La clave de esta excepción está, según la oposición al presidente, en
la Ley de Nacionalización de 1975 que consagró la meritocracia como sistema de
promoción de sus directivos basada sólo en criterios profesionales. Ahora, la
designación por Chávez de un nuevo presidente de la compañía, Gastón Parra,
economista y profesor universitario, en sustitución del general Guaicapuro
Lameda tras rebelarse éste a finales de febrero contra el jefe del Estado, y de
otros miembros de la dirección saltándose este principio soliviantó a los
40.000 empleados de PDVSA. La crisis abierta llevó a Chávez el pasado día 12 a
arremeter contra los directivos de la compañía. Citado por el diario venezolano
El Nacional, el presidente afirmó: ‘La cúpula que en PDVSA ha estado dominando
durante muchos años tiene groseros privilegios. Yo encomendé a muchas personas
la tarea de cambiar eso y no pudieron’. Entre esos privilegios destacó sueldos
millonarios, lujosas residencias y viajes. Luis Giusti, el último presidente de
la compañía antes de Chávez, entre 1994 y 1999, que abandonó Venezuela el mismo
día que el militar ex golpista juraba su cargo y ahora vive en Washington
dedicado a tareas académicas y de consultoría, rechaza estas críticas. ‘No se
trata de ninguna rebelión de privilegiados’, comentó en conversación telefónica
con este diario. ‘El presidente está facultado para nombrar a quien le dé la
gana, pero debe tener en cuenta que el Estado es el representante del
accionista de la empresa que es el pueblo, no su dueño. Además, la
Confederación de Trabajadores Venezolanos (CTV) respalda totalmente la
protesta’. Para Giusti, lo importante es que ha estallado ‘un proceso que se
inició desde que Chávez llegó al palacio de Miraflores [sede de la
Presidencia], la intervención progresiva de la empresa, el recorte de su
autonomía financiera y de gestión. Estamos regresando al petroestado, a la idea
de generar ingresos por las exportaciones para montar después una gran
operación de caridad estatal’. Giusti cuenta alguno de los hitos de este
intervencionismo: ‘El primer presidente, Roberto Mandini, un hombre de la
industria, duró siete meses. El segundo, Héctor Ciavaldini, uno de los
comandantes civiles de la revolución chavista, supuso la salida de la empresa
de 300 ejecutivos. Las reuniones de la dirección se dejaron de hacer en la
petrolera y se llevaron a Miraflores. Ahora está al frente un hombre que piensa
como un comunista soviético de los años cincuenta. Puede ser una persona
honorable, pero es un proteccionista sin experiencia en el negocio, que redactó
una Ley de Hidrocarburos, aprobada en 2001, que reducirá la inversión
extranjera en Venezuela’. Invertir o ‘chupar la sangre’ Para Giusti, el dilema
es decidir entre realizar inversiones en la empresa o ‘chuparle la sangre’. En
su opinión, la política nacionalista de Chávez ya tiene efectos negativos. ‘La
compañía ha perdido capacidad crediticia; se ha reducido el número de
prospecciones de 125 a poco más de 60; las inversiones, que fueron de 6.500
millones de dólares al año se han reducido actualmente en una tercera o cuarta
parte y se está perdiendo penetración en los mercados’. Asegura que la
producción a 1 de enero de este año era de 2,4 millones de barriles al día y
que en 1999 era de 3,6 millones. El bajón se explica por los recortes dictados
por la OPEP para subir el precio, pero se corre el riesgo, señala Giusti,
partidario de que Venezuela fuera independiente del cartel, de que el lugar que
dejas vacío en el mercado lo ocupe otro jugador. Hugo Chávez se encontró al
llegar al poder con el precio del petróleo en torno a los 30 dólares y ahora,
ante un previsible ataque de EE UU a Irak, vuelve a subir. De momento. Nadie
sabe qué pasará después del conflicto con el oro negro venezolano, un crudo
pesado muy sensible a las bajadas de precios internacionales. Lo que nadie duda
es que el presidente no cambiará de política. Como dice Mandini, ‘se le está
pidiendo al tigre que sea vegetariano’. LUIS PRADOS - Madrid - 19/03/2002.
Diario El País de España.
6
Contrario
a lo que dice el prestigioso diario El País, cuando el Comandante Hugo Chávez
llegó al gobierno, el precio del petróleo estaba en su nivel más bajo en los
últimos 30 años, incluso por debajo del nivel alcanzado en 1973 antes del
primer boom petrolero. Así lo conseguimos en una página web especializada en
petróleo: “La crisis asiática y el consecuente exceso de suministro de
hidrocarburos llevó los precios del barril a sus niveles más bajos en las
últimas décadas. En 1998 se cotizó la cesta petrolera venezolana a $ 10,57 el
barril”. Caramba, qué tronco de strike le pasaron al prestigioso diario El País
de España. El lunes 29 de mayo de 2006, el diario El Mundo publicó en su web
elmundo.es lo siguiente: “Desde los 10,75 dólares por barril Cuando Chávez
asumió el poder el 2 de febrero de 1999, el precio del barril de la OPEP había
cotizado la semana anterior a 10,75 dólares, y durante 1998, su cotización
media fue de 12,28 dólares. En esa época, los 11 países miembros de esta
organización que controla cerca del 40% de la producción mundial de crudo
aspiraban a estabilizar el precio en 21 dólares por barril. Pero las
cotizaciones se habían desplomado desde diciembre de 1997, cuando en su 103
conferencia ministerial en Yakarta acordaron subir el techo de su producción
conjunta en un 10%, hasta los 27,5 millones de barriles diarios. Los intentos
de recortar la oferta en tres reuniones celebradas en 1998 no surtieron el
efecto deseado de recuperar el precio del ‘oro negro’ y sólo la reducción
pactada en marzo de 1999, tras el cambio de gobierno en Venezuela, dio paso a
un encarecimiento de esta materia. Giro en la política venezolana El giro de la
política venezolana en la OPEP resultó decisivo porque el gobierno anterior era
partidario de no restrin gir la oferta y boicoteaba los acuerdos produciendo
ampliamente por encima de la cuota nacional establecida. El nuevo ministro del
sector, posteriormente secretario general de la OPEP y hoy titular de
Exteriores, Alí Rodríguez, aseguró entonces que su país había “aprendido bien
la lección” y prometió un cumplimiento estricto del nuevo acuerdo, que fijaba
la cuota de la “OPEP-10” (todos los miembros menos Irak) en 22,976 millones de
barriles diarios a partir de abril de 1999, para superar la crisis petrolera.
Ya hacia finales de ese año, el precio del barril de la OPEP rondaba los 25
dólares, superando la cotización a la que se aspiraba de 21 dólares y dejando
una media para 1999 de 17,47 dólares, mientras que un año después, las alarmas
sonaban en los países consumidores, con los precios por encima de los 30
dólares en Londres y Nueva York. Tras cuatro aumentos consecutivos de la oferta
conjunta de la organización entre abril y noviembre de 2000, la ‘cestaOPEP’ se
moderó hasta introducirse en una banda de entre 22 y 28 dólares que habían
adoptado los ministros para estabilizarla”. Desmentido el prestigioso diario El
País de España, queda agregar dos datos: uno, que el precio del barril OPEP aun
es más alto que el promedio de la cesta venezolana que en los días aludidos se
llegó a vender en algo más de siete dólares; y dos, que gracias a la política
petrolera implementada por el gobierno de Chávez, desde sus primeros momentos,
logró recuperarse el precio y la soberanía de los países productores sobre su
mercancía estratégica. Contra estos aciertos es que se produce el golpe
fascista de abril de 2002.
7
Lunes,
19 de noviembre de 2001 “En rueda de prensa el presidente de Fedecámaras, Pedro
Carmona Estanga, informó que por unanimidad el ente empresarial acordó
recomendar a sus órganos máximos de decisión, (el Consejo Nacional y la
Asamblea Extraordinaria) considerar el próximo 28 de noviembre la convocatoria
a una paro cívico nacional de 12 horas en protesta “por la aprobación
inconsulta y atropellada” de varias leyes en el marco de la Habilitante.
Carmona estuvo acompañado del directorio en pleno y de varios ex presidentes de
la cúpula empresarial y ratificó que la manifestación “tendrá como objetivo
plantear al país la más enérgica protesta y solicitar una rectificación al
ejecutivo nacional y a los órganos del poder público que tiene que
materializarse en una revisión profunda del rumbo que pretende dársele al
país”. Insistió Carmona que “solicitamos a través de estas acciones una
rectificación profunda de leyes y de rumbo, estamos haciéndonos eco de un
clamor popular en el cual en un 85 por ciento pide cambio de rumbo”. Añadió que
“no somos conspiradores ni desestabilizadores, exigimos un cambio de rumbo,
tenemos el legítimo derecho de hacer esta solicitud que hoy hacemos al gobierno
nacional”. Dejó claro el presidente de Fedecámaras que la actuación demostrada
el día de hoy “nada tiene que ver con la legitimidad o circunstancia del
gobierno, no tiene intención desestabilizadora, es el deber del empresariado de
hacer frente a esta situación”. “No deseamos inestabilidad política”, insistió.
8
Mi
artículo en Panorama y El Correo de Nigale me ganó una de las menciones más
honrosa en mi vida como revolucionario: la asamblea de Fedecámaras-Zulia me
declaró “Persona No Grata”. ¡Qué vaina tan buena!
Un
Paro Irracional
“Estoy
contra el paro de Fedecamaras porque es un paro golpista cargado de egoísmo. La
cúpula empresarial no tiene ninguna consigna reivindicativa. Ellos no luchan
por aumento de salarios, ni por mejorar un contrato colectivo o defender el
ambiente. La cúpula pelea con toda la arrogancia de su poder económico, por sus
mezquinos intereses. No aceptan un gobierno popular. Así de sencillo. Quieren
un gobierno títere que complazca sus avaras ambiciones. El paro es para tumbar
al Gobierno constitucional. El poder de las cúpulas avaras es tal, que logran
atrapar en sus redes, como la araña cazadora, a víctimas indefensas que se
hacen presa fácil de su voracidad. Gente del pueblo, humildes a quienes incluso
las leyes aprobadas benefician y hacia quienes se dirige el esfuerzo
fundamental de un gobierno popular como el de Chávez, se dan la espalda a sí
mismos y apoyan la táctica desestabilizadora de seudo empresarios comprometidos
con el régimen anterior que quebró al país. Los medios de información al
servicio de esos sectores reaccionarios, dispuestos a explotar el dolor, sexo,
las penurias, cualquier situación con tal de vender, han jugado en esta etapa
un papel antinacional que raya en la traición. La conspiración ha tenido en
ellos el más cruel aliado para crear un clima de verdadero terror psicológico
al peor estilo nazi. Y los gremios y sindicatos, esos basureros de la
conciencia de clase en que los han convertido los mercaderes sindicaleros,
sumándose a un paro que es contra los trabajadores y asalariados en general.
Mañana cuando tengan que discutir un contrato colectivo o un pliego
conflictivo, no tendrán fuerza moral para enfrentar los patrones porque
simplemente se han colocado a la cola de ellos. Me pregunto ¿por qué tienen que
pararse los médicos ese día? ¿o, los choferes de tráfico? ¿en qué los afecta a
ellos la Ley de Tierras y el Desarrollo Rural o la de Pesca y Acuacultura?
Están siendo manipulados vilmente.
Un
caso que me produjo repugnancia, fue el paro de la pesca de arrastre en Punto
Fijo. La televisión caraqueña lo presentó como un paro de toda la pesca del
país y especularon irresponsablemente que estábamos al borde de un
desabastecimiento general. El paro fue de sólo esas diez empresas arrastreras.
Déjenme decirles que: la pesca de arrastre sólo produce el 24% del total
nacional a cambio de destruir los recursos hidrobiológicos; mientras que la
pesca artesanal contribuye con un 65%, 9% la pesca de altura y apenas 2% la
acuacultura, en cuanto a volúmenes se refiere. Sepamos además que la sardina es
aportada por pesca artesanal y el atún por la pesca de altura. Sin embargo,
muchos pescadores han sido confundidos a propósito, por el enfoque de la
conspiración mediática. Por cierto, que el estado que más daños ha sufrido por
los efectos negativos de la pesca de arrastre es el Zulia, porque los
arrastreros que vienen de Paraguaná se llevan por delante todas las especies
jóvenes del Golfo de Venezuela y dejan a nuestros pescadores arruinados. ¿Qué
les parece? Sólo un ejemplo para que veamos la irracionalidad del paro. La
cúpula avara no agotó las vías legales y constitucionales para oponerse a las
Leyes de la Habilitante si es que ese es su problema. Estos decretos leyes
pueden ser reformados por la Asamblea Nacional y hasta anulados por el Tribunal
Supremo si fuese el caso que estuviesen viciados de inconstitucionalidad. Yo sí
creo que el Gobierno ha cometido serios errores y peores torpezas. La más grave
rodearse de infiltrados oportunistas y aduladores, y no comunicarse
adecuadamente con la esencia y razón de ser del proceso: el pueblo trabajador.
Pero la intención de la cúpula avara es otra. Cuidado”.
9
Cuando
el Gobierno Bolivariano emprende la elaboración de las leyes habilitantes como
continuidad dialéctica del proceso constituyente, el sector más atrasado de la
sociedad venezolana reacciona virulentamente. Son ellos los señores
terratenientes. Los mayores parásitos acostumbrados a lidiar con campesinos
analfabetas, muchas veces inmigrantes indocumentados, a quienes expoliaban
hasta los más miserables derechos laborales. Acostumbrados a mandar a los
funcionarios del trabajo, del instituto agrario nacional, a la guardia
nacional, como si fuesen parte de su nómina feudal. Ellos fueron los primeros
en pegar el grito al cielo por la Ley de Tierras. Los siguieron los
terratenientes del mar, los dueños de la rastropesca que se apropiaban de toda
existencia marina, desde los peces en edad madura hasta los pequeñines pasando
por los nichos de desove, el suelo submarino, el zooplancton y fitoplancton, y
las generaciones futuras. En medio de la diatriba y la manipulación, los
pescadores artesanales, esos pescadores casi siempre hambrientos a los que
cantaba en El Moján, el decimero Pedro Palmar: “Pescadores de agua y sal, pescadores
que se mueren, pescadores que no tienen redes ni con que pescar; pescador qué
te parece la desigualdad social, sino mejoras en ésta, de pescador morirás”.
Así lo entendió la mayoría de los recolectores del mar, que se unieron al
gobierno en la decisión firme e irreversible de democratizar la actividad
pesquera sacando del juego a los avaros monopolistas del mercado ictiófago. A
mediados de los setenta Cecilia Todd había popularizado una magnífica versión
de la décima Constancia de un pescador, del mencionado bardo paraujano Pedro
Palmar, cuya última estrofa decía: “Me alejé de la enramada dejando el timón
atrás, la totuma y el compás de mi juventud pasada, la playa que fue celada por
mi también la dejé, porque yo consideré, que ya de la pesquería, sanamente no
podía vivir, y la abandoné”. Por su parte Alí Primera nos regaló aquél
maravilloso año de 1976 su preciosa canción Coquivacoa. “Pare primo la canoa,
que me parece que llora el pescador allá en la orilla, si le matan la semilla,
qué en la vida le dará; no hay flores en la ribera, sólo peces muertos hay, qué
molleja primo tan cristalino que estaba el Lago ayer, no es el palafito lo que
está matando todo lo que hay en él”. En diciembre de 2001 ya ni peces muertos
había, y la consigna de Zamora, “tierra y hombres libres”, seguía siendo un
sueño arrebatado. 11 Martes 9 de Abril 2002 -”En vista de las graves decisiones
tomadas el domingo 7 de abril, en desmedro de la principal industria del país,
las cuales comprometen severamente la credibilidad de la economía venezolana en
su totalidad, la Cámara Venezolano Americana de Comercio e Industria
(VenAmCham) reitera su apoyo solidario hacia las instituciones gremiales del
empresariado nacional, y recomienda a todos sus afiliados seguir los
lineamientos que adopten dichas instituciones para mantener la integridad de la
economía y el sistema de libertades que el pueblo venezolano desea preservar”.
La poderosa industria del melodrama nacional seleccionó unos guiones inéditos
de la escritora Delia Fiallo, quien en una muestra de absoluto desprendimiento
donó su talento.
“El
presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga, indicó que el paro anunciado
por la Confederación de Trabajadores de Venezuela y apoyado por los
empresarios, más que buscar una salida de Hugo Chávez de la presidencia de la
República, busca la rectificación del Ejecutivo. Expresó el presidente de la
máxima cúpula empresarial que se trata de una última oportunidad para que el
gobierno cambie de actitud. No descarta que si esto ocurre se genere un
conflicto de proporciones mayores. Para Carmona Estanga, el presidente Chávez
está manejando el conflicto con una irresponsabilidad inusitada. Se ñaló que
PDVSA no puede ser manejada como un ministerio y su personal puede rotar como
ser rotado como a él le da la gana. Ante lo que considera una provocación y un
endurecimiento de las posiciones, Carmona Estanga responsabiliza al ejecutivo
de cualquier hecho de violencia que pueda ocurrir. Sobre todo, por las
amenazas, que según él, han hecho los círculos bolivarianos. Informó que
acudirá ante la Fiscalía General de la República para solicitar que esté
vigilante y dé protección durante el paro que se efectuará este martes y ante
los hechos que puedan presentarse los próximos días”. En esta parte del guión,
le toca actuar al líder obrero Carlos Ortega, con sus callosas manos de marcar
las tablas de bingo y sostener la copa de whisky. 10 abril 2002. Capítulo
Extra: “El paro será indefinido”. “El Comité Ejecutivo de la Confederación de
Trabajadores de Venezuela decidió convertir el paro de 48 horas que mantienen
desde el martes en uno con carácter indefinido. Fedecámaras anunció que
respaldará la acción. “Frente a esta actitud de provocación que se mantiene en
contra del movimiento sindical cetevista y de no solución de los problemas
mantener el conflicto laboral en el país y en ese sentido hemos acordado no un
paro de 24 horas ni de 48 horas sino un paro general indefinido”, dijo Ortega
al momento de hacer el anuncio. (Ese día los príncipes de PDVSA y sus odaliscas
pusieron en escena el eslogan “…y fuera…” con su respectivo meneo hacia la
izquierda con el brazo estirado en señal de expulsión) Por su parte, el
presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga, hizo un reconocimiento a los
empresarios que han asumido “este inmenso costo” que incluye el pago de
salarios a los trabajadores aun cuando las puertas permanecen cerradas.
Dijo
que “sería una burla” a los empresarios que se han sacrificado levantar la
paralización cuando “no hay ninguna señal concreta y contundente del gobierno
de abordar la crisis en sus raíces”. Tanto trabajadores como empresarios
garantizaron que las necesidades básicas de la población serán cubiertas. La
comisión de abastecimiento de Fedecámaras evalúa los mecanismos a seguir en
este sentido. Carmona Estanga instó a la sociedad civil a no abandonar su
presencia en las calles. Este jueves habrá una marcha que partirá a las 9 de la
mañana en la estación Parque del este y que recorrerá la avenida Francisco de
Miranda, avenida Luis Roche, avenida Francisco Fajardo para culminar en la sede
de PDVSA, Chuao”.
11
Escuchemos
una descripción de los hechos en la voz de un general de la República. “¿Qué
ocurrió el 11 de abril del 2002? Una gran pena nos embarga, hay que decir la
verdad, pero para ello debemos remontarnos a los antecedentes que nos trajeron
hasta aquí, para que de esa manera se formen una mejor idea y en consecuencia
arriben a las conclusiones íntimas que a cada uno de ustedes le merezca mi
descripción de los hechos”. Así explica las cosas este general. “ El día 7 de
abril del 2002 fui invitado para acompañar al Alto Mando de la Fuerza Armada
Nacional a la exposición del plan (de contingencia para abordar la paralización
de la industria petrolera) que se le haría al ciudadano Presidente de la
República, varios de los ministros y al ex Presidente de PDVSA, doctor Gastón
Parra Luzardo, exposición que hizo por la Fuerza Armada Nacional el
Vicealmirante Bernabé Carrero Cubero, Jefe del Estado Mayor Conjunto de la
institución, recibiendo su aprobación. Luego, entró otro grupo de personas,
entre las cuales logré identificar al diputado Nicolás Maduro, a la ciudadana diputada
Cilia Flores, al Gobernador del estado Táchira, Ronald Blanco La Cruz, al
Gobernador del estado Sucre, doctor Ramón Martínez, y al diputado Ismael
García, quien hizo una exposición en nombre del grupo antes mencionado, y en la
cual se determinó, entre los siete puntos que presentaron, la forma de cómo
contrarrestar las acciones de las personas de la industria petrolera y las que
participarían en el paro anunciado el día sábado 6 de abril, por el ciudadano
Carlos Ortega en representación de la CTV. Allí se expusieron varios puntos,
entre los cuales se destacó la utilización de los círculos bolivarianos en
forma contundente, tanto en las instalaciones y dependencias petroleras, así
como en las áreas donde se efectuarían las concentraciones. Ante esta
situación, y un planteamiento que hizo un ciudadano diputado, el señor
Presidente tuvo una gran preocupación y este grupo tuvo que salir rápido de esa
reunión por la magnitud de la decisión que habían tomado, decisión que prefiero
no decirlo porque en este momento para Venezuela traería unas consecuencias
bastante lamentables. Fíjense ustedes la diferencia de las exposiciones. La
Fuerza Armada Nacional ofrecía su apoyo con personal muy calificado
académicamente, con deseos de aprender, obtener nuevas experiencias y dar un
aporte al país. Mientras que ese grupo, antes identificado, presentaba un plan
de acciones agresivas para contrarrestar a otros venezolanos. Y mayor
preocupación sentí cuando el ciudadano Fiscal General de la República, doctor
Julián Isaías Rodríguez, presente en esa reunión, convalidó a ese planteamiento
con su silencio, no alertó, no hizo oposición alguna contra tamaño atropello
que se pretendía cometer sobre un grupo de venezolanos manifestantes,
obligándose de su obligación de prevenir y sancionar los hechos que colidan con
la ley, así como poner en práctica una de sus principalísimas atribuciones, que
es la de garantizar y ser respetuoso de los derechos y garantías
constitucionales de todos los ciudadanos, por demás derechos también establecidos
en tratados, convenios, pactos y acuerdos firmados y ratificados por nuestro
país.
Este
plan de acción comienza a evidenciarse cuando el día lunes, 8 de abril del
2002, unos ciudadanos pertenecientes a los ya referidos círculos bolivarianos,
fueron expulsados por las personas que se concentraron frente a las
instalaciones de PDVSA-Chuao, hecho este observado a través de las distintas
pantallas de televisión. El día 10 de abril de 2002, en horas de la mañana, fui
llamado a una reunión en el despacho del General en Jefe Lucas Rincón Romero, y
entre otros temas sobre el desarrollo del paro, el General Francisco Belisario
Landis, Comandante General de la Guardia Nacional, comentó sobre las acciones
que realizaría el día 11 de abril en horas de la madrugada, sobre las
instalaciones de PDVSA Chuao, área sobre la cual, según sus palabras, el Comandante
del CORE 5, General Eugenio Gutiérrez Ramos, tenía todo un estudio realizado
sobre dichas instalaciones, con el propósito de no permitir e impedir a toda
costa la concentración prevista. Es de hacer notar que en ese momento, aun no
se conocía de la convocatoria de la marcha del Parque del Este a la Plaza PDVSA
Chuao. El General en Jefe, Lucas Rincón, pidió opinión al respecto y le dije,
que no estaba de acuerdo por cuanto yo, que era el responsable de coordinar las
acciones de seguridad, no estaba en cuenta de ello, y no se me había consultado
nada de eso. Además, le referí, que el derecho a manifestar estaba vigente, es
así que ante ello pregunté al General Jorge García Carneiro, Comandante de la
Tercera División de Infantería y Jefe del Estado Mayor de la Guarnición de
Caracas y al General Wilfredo Ramón Silva, Comandante de la 31 Brigada de
Infantería, presentes en esa reunión, si sabían algo de lo expresado por el
Comandante General de la Guardia Nacional y éstos manifestaron que no tenían
información al respecto. En ese instante, el General Belisario me dijo,
“entonces no le cumplo la orden al ciudadano Presidente de la República”. A lo
que le contesté, yo no puedo prohibirle eso a usted, pero por lo menos
coordine, de manera tal que si la Guardia Nacional es sobrepasada, nosotros
estemos en cuenta de lo ocurrido, porque en ese sector, si no han cambiado los
planes, esa área está bajo responsabilidad de otra unidad y si el Comandante no
conoce esa situación, entonces cómo actúa con eficiencia. El General en Jefe no
opinó ni impartió instrucción alguna. Posteriormente el General Belisario
Landis, se reunió con el Alto Mando de la Guardia Nacional, quienes le
informaron sobre el posible escenario que se podría presentar durante esa
marcha y la forma como la Guardia Nacional podría contribuir en el control de
la misma. De esa reunión se conoció de un fuerte impasse entre los generales de
división de ese componente, quienes manifestaron su desacuerdo con la acción
propuesta por el General Belisario Landis, en relación a la toma de PDVSA
Chuao, por cuanto comprometía al componente Guardia Nacional y la dejaría muy
mal parada frente al pueblo venezolano, generándose otras opiniones, el hecho
comunicacional notorio del pronunciamiento de un oficial general de esa fuerza,
alertando sobre la inconveniencia de esa situación. Con ese panorama, el día 10
de abril en horas de la tarde, muy preocupado, solicité una audiencia con el
ciudadano Presidente de la República, la cual me fue concedida. Le informé
sobre la situación y le sugerí la inconveniencia de la acción planificada por
el General Comandante de la Guardia Nacional en relación a la operación
mencionada que se ejecutaría sobre el área de PDVSA Chuao, por cuanto entendía
que el derecho a manifestar y de reunión estaba amparado por la Constitución
Nacional. El ciudadano Presidente de la República, entendió mi planteamiento y
aceptó mi sugerencia, este resultado se lo hice saber al Inspector General de
la Fuerza Armada Nacional, General en Jefe Lucas Rincón Romero. Luego, en horas
posteriores, el ciudadano Carlos Ortega, anunció una huelga general indefinida
y el doctor Pedro Carmona Estanga invitó
a una marcha pacífica para el día siguiente, constituyendo también un hecho
comunicacional suficientemente conocido por todos los venezolanos”. Interesante
documento. Es de notar las frecuentes coincidencias con el discurso de los conspiradores.
Pero son solo coincidencias.
12
El
mismo general al que el Presidente Chávez llamaba preocupado para que activara
el Plan Ávila en forma preventiva, al que hemos citado en párrafo anterior,
escribió, en el fragor de los sucesos de abril de 2002, sucesivas cartas a
ciudadano Presidente. ¡Caramba, General, ¡que (in) oportuno! La que sigue era
su cuarta carta, con razón no pudo cumplir las órdenes del Comandante en Jefe
de la Fuerza Armada, si se pasó todo el tiempo cultivando el difícil género
literario de la epístola. “Caracas, 11 de abril de 2002. Nuevamente agradézcole
la oportunidad que me brinda de poderle hacer algunas consideraciones que creo
merecen de su estudio, consulta y análisis, la necesidad del diálogo. He venido
evaluando la situación y ésta tiende a agravarse. No hay solución si usted no
sede a ese entendimiento. Perder una batalla no es perder la guerra, al
contrario, le permite la oportunidad de buscar mejores condiciones para
continuar con las responsabilidades que mayoritariamente el pueblo le ha
concedido. En la rectificación hay grandeza y formulo una serie de
interrogantes. ¿Continuar la huelga general indefinida? ¿Un Estado de
excepción? ¿Empleo de la Fuerza Armada para restituir el orden público? ¿Plan
Soberanía o Ávila? ¿Fuerzas Armadas Nacionales versus pueblo venezolano?
¿Salida violenta? ¿Venezuela ante el mundo? Antes que mantener su actitud, bien
discutida por cierto, y oír las recomendaciones de las personas más allegadas,
considero y esta es mi recomendación de amigo, que se reúna, dialogue y oiga a
la sociedad civil, es la forma más fácil de salir de esta situación. ¿Por qué?
Sobre la huelga general indefinida. Los daños sobre la economía son
incalculables, no sólo para quienes impulsan esta huelga sino para la nación y
por ende para todos los venezolanos. Si usted está en su afán de solucionar la
situación venezolana, no puede agregarle otro frente que nos pudiera llevar a
un caos. Sobre el Estado de excepción y la suspensión de garantías. En estos
momentos no sería bien recibido, por el contrario, podría agregar nuevos
elementos a las protestas que hasta ahora se han mantenido en forma pasiva, si
bien lo contempla la Carta Magna, en su espíritu y todo su articulado, refleja
la mejor situación para nosotros los venezolanos. Sobre emplear la Fuerza
Armada en el Plan Soberanía o Ávila. Para restituir el orden público, sin que
de acuerdo a mi apreciación ello signifique debilidad para tomar decisiones,
esta situación de presentarse nos dejaría muy mal parados y se corre el riesgo
que los profesionales no atiendan a su ejecución o se nos provoque para
obligarnos a actuar con contundencia. Sobre el hecho Fuerza Armada Nacional
versus pueblo venezolano. Usted ha repetido en diversas ocasiones “maldito el
soldado que emplee su arma contra los ciudadanos”. ¿Cómo exigirnos entonces que
actuemos? La situación aún es controlable, los cerros aún no han bajado, esa
debe ser su confianza, por lo tanto explótela y no deje que esto ocurra. Salida
violenta. Sociedad civil unida a la Fuerza Armada Nacional, ¿a dónde nos
llevaría esa fusión que usted ha expresado en varias alocuciones, programas y
actividades? De producirse, ¿con qué defendería su mandato?
Venezuela
ante el mundo, la tecnología nos ha llevado a conocer al instante lo que
acontece en cualquier parte del mundo, es decir, todos somos vecinos y los
medios de difusión, en el caso que nos ocupa han tenido un papel fundamental y
no por lo que perdemos, sino por lo que dejemos de percibir, que en la
situación venezolana bastante falta nos hace. Señor Presidente, Comandante en
Jefe, si vemos ese panorama que en forma sencilla le he reseñado y que pudiera
estar equivocado o no, creo que debe preocuparle por las secuelas inmediatas y
futuras. Como amigo le recomiendo que dialogue usted personalmente, ya no hay
voceros, en otras ocasiones usted se ha agotado muy rápidamente en situaciones
de menor importancia, nada cuesta hacerlo cuando la situación lo amerite, y el
país, el país, bien lo merece. ¿Qué hacer? Llame hoy inmediatamente al diálogo
y entre otros, le recomiendo que invite a Miraflores a: máxima autoridad de
cada uno de los poderes, Defensor del Pueblo, Contralor General de la
República, Presidente de Fedecámaras, selección de presidentes de sindicatos en
representación de los trabajadores, representación de la nómina ejecutiva y
mayor de PDVSA, representante de los trabajadores de PDVSA, Sindicato de
Empleados Públicos, Monseñor Moronta, Asociación Bancaria, el señor Lorenzo
Mendoza del Grupo Polar, Presidentes de televisoras, Cámara de Radio y
Televisión, propietarios de periódicos, presidentes de Federación de Centros
Universitarios, Presidente de VenanCham, General en Jefe Lucas Rincón, otros. Un
cordial Saludo Chendo”. Tronco de propuesta, revivir el Pacto de Punto Fijo.
13
Bajo
amenazas de bombardear Miraflores, Chávez fue secuestrado y llevado a la base
de Turiamo, en el litoral aragüeño. Ya su suerte valía poco. Cualquier cosa
pudo pasarle. Lo vimos en franela blanca parlando desordenadamente sobre lo
ocurrido. Señaló a traidores. Rumió su rabia entre la incertidumbre y la espera
mágica. Un hombre del pueblo, agente de la Guardia Nacional que custodiaba las
casas de recreo en la base de Turiamo, le dio al Presidente la idea de redactar
un mensaje y tuvo el coraje de sacarla clandestinamente y darla a conocer a la
opinión pública. “Turiamo, 13 de abril 2002 a las 14:45 Al pueblo venezolano...
(y a quien pueda interesar). Yo, Hugo Chávez Frías, venezolano, Presidente de
la República Bolivariana de Venezuela, declaro: No he renunciado al poder
legítimo que el pueblo venezolano me dio. ¡¡Para siempre!! Hugo Chávez F.” Los
medios de comunicación habían consolidado ya la idea de que el Presidente
“aceptó” poner la renuncia. En eso ayudaron mucho la mala cobertura y las pilas
descargadas de radios y celulares en manos del alto mando militar. Menos mal
que no se trataba de una guerra con otro país porque hubiéramos perdido por
forfait. Seguro seríamos más diligentes y eficientes para comunicarnos con la
banca de apuestas de caballos.
14
Contraria
a la actitud indecisa de muchos altos oficiales de los diversos componentes de
la Fuerza Armada, generales, almirantes y otros héroes almidonados, el pueblo
humilde se lanzó una vez más a las calles sin peto y sin espaldar.
La
jauría fascista había dispuesto un dispositivo criminal que incluía
francotiradores. Fueron éstos los que asesinaron a sangre fría a las víctimas
que cayeron cerca de Miraflores, Puente Llaguno, y gente que venía en la marcha
opositora. El material audiovisual “LLaguno: claves de una masacre”, es una
pieza judicial impecable para determinar responsabilidades. También merece
mención “La revolución no será trasmitida”, un documento de antología para la
historia. Las personas que fueron esos tres días a Miraflores no iban a pedir
cargos ni a negociar contratos, iban a dar su vida por proteger a Chávez. Allí
vimos las caras de nuestros amigos Jacobo Torres y Francisco García, allí vimos
lágrimas de coraje poderosas como mil balas. De nuevo supimos que “sólo el
pueblo salva al pueblo”, porque sólo el pueblo salva a Chávez. “La consigna se
remonta a las comunidades de base del proyecto socialista utópico del cura
poeta Ernesto Cardenal en Solentiname o a las arengas anarquistas de la guerra
civil española. Es una dulce y cruda consigna de izquierda, entendiendo como
izquierda al grupo humano que sueña un futuro de dignidad colectiva en un mundo
libre de explotación e injusticias. Perdón, la consigna original es “sólo el
pueblo salva al pueblo”. Lo que pasa es que estas líneas están escritas para
decir que Hugo Rafael Chávez Frías ya no es un ciudadano más. Chávez es un
pueblo en revolución. Contrario a lo que muchos piensan, que Chávez es un
Mesías, un benefactor, un benemérito, que es la salvación del pueblo, resulta
que realmente Chávez es un proyecto histórico que sólo el pueblo es capaz de
salvar. Cuando la insurrección armada de febrero de 1992 fue derrotada, la
admiración y el afecto del pueblo por aquel joven oficial que asumió la
responsabilidad y pronunció el por ahora, se desbordó en gestos de solidaridad
y apoyo militante en los días de cárcel en Yare. Chávez fue salvado por el pueblo
ante la posibilidad cierta de su asesinato por esbirros del gobierno de Pérez,
pero además, allí comenzó a tallarse la madera de un verdadero líder popular,
más allá de las pequeñas tapias del cuartel. Y fue esa fuerza popular que
intuitivamente descubrió en Chávez el camino de su redención, la que hizo
posible su salida de prisión. Luego vinieron las victorias electorales masivas
y crecientes de 1998, 1999 y 2000. Vinieron las arremetidas fascistas de
finales de 2001 y el golpe de abril de 2002. Cuando los supuestos dirigentes
chavistas se pintaban el pelo y huían del país, cuando los flamantes aliados,
los enchufados, los politiqueros de oficio que si se aprovechan y mucho de los
privilegios del poder saltaban la talanquera, el pueblo humilde, el pueblo
simple y llano, como los trabajadores del aseo urbano en Maracaibo que fueron
los primeros en llegar a la pequeña manifestación que hicimos debajo del
elevado de la Padilla, frente a Panorama aquel 12 de abril en horas del
mediodía, ese pueblo que aún hoy espera esperanzado, ese pueblo salvó a Chávez
que ya estaba indefenso en manos enemigas. En el paro petrolero fue la
resistencia del pueblo la que salvó la revolución. El pueblo bolivariano debe
ser escuchado. Se están cometiendo errores innecesarios. No podemos actuar
nerviosos empujados por la coyuntura. Una amnistía es un asunto serio y
sensible como para anunciarlo tan informalmente a través de una casual llamada
telefónica. El pueblo revolucionario quiere discutir esos temas. El pueblo
quiere que el gobierno gobierne y ponga orden al despelote comercial que reina
por imposición del maldito capital especulador. El pueblo exige lealtad a los
encamburados en la administración pública nacional, estadal, municipal y en las
empresas del estado. La corrupción y la negligencia nos están desmadrando. La
impunidad nos carcome los huesos, como dice la canción filosófica de Silvio.
Chávez no necesita jala mecates ni aduladores profesionales. El pueblo los
rechaza con rabia. Chávez necesita compañeros de lucha que en igualdad de
condiciones puedan debatir con él los delicados asuntos de Estado que tiene
entre sus manos. Y la política, la alta política. No basta repetir como loros
cada invento como si fuera el último vaso de agua del desierto. ¿Las tres erres
son para revolucionar esta revolución o son un crucigrama para jugar un rato?
El pueblo debe hablar y ser escuchado. Porque sólo el pueblo salva a Chávez.
Sólo el pueblo salva la revolución.
Yldefonso
Finol
Crónica
contenida en el libro NACIMIENTOS Y RENACIMIENTOS DE HUGO CHÁVEZ presentado en
la FILVEN 2012 (FONDO EDITORIAL CACIQUE NIGALE)