sábado, 18 de octubre de 2025

El semáforo Trump: cocaína, CIA y nulo liderazgo

 


El semáforo Trump

Díscolo y ególatra, el semáforo Donald Trump le do luz verde a la CIA para actuar en Venezuela. Ya les habilitaremos el salón protocolar de Maiquetía para recibirlos con sus uniformes de traje azul, corbatica fina y corta, las chicas con faldas por debajo de la rodilla, y el emblema bordado en la solapa izquierda de la chaqueta. Todos agitando las banderitas de cincuenta estrellas y franjas rojiblancas.

¿Es que acaso la CIA no lo estuvo haciendo este cuarto de siglo? ¡Acuartelada no estaba! Desde su creación en 1947-1948 la CIA reclutó agentes entre los ejecutivos y algunos subalternos petroleros gringos en Maracaibo y la Costa Oriental del Lago. A algunos les tocó mover grandes cargamentos de material militar para Chiang Kai-shek, el jefe del Kuomintang, con el que, una vez derrotado en tierra firme de toda China por Mao Zedong, el Ejército Rojo y el glorioso Partido Comunista Chino, pasaron a Taiwán e impusieron una república satélite de Estados Unidos gobernada por una cruenta dictadura.  

Imaginemos si en aquellos años ya la CIA usaba desde Venezuela operaciones diplomáticas y comerciales para el espionaje y la conspiración, qué no estarán intentando hoy; lo que pasa es que se les ha dado un “estate quieto” en varios países, incluida Venezuela. Esta Venezuela es una República Bolivariana, no la finca de Rockefeller. “Esta Patria es caribe y no boba”, dijo Bolívar a Santander el 8 de noviembre de 1819 para referir que estábamos pilas con todo, y que después de los triunfos de Pantano de Vargas y Boyacá, no debíamos perder tiempo en pendejadas internas sino ir al corazón del enemigo a descuartizarlo. No nos detendremos en la época que la Nueva Granada fue llamada “La Patria Boba”, precisamente porque los patriotas se hicieron una guerra entre ellos mismos por definirse entre centralismo o federación. Resumidamente.   

Paréntesis. El primer antecedente de la CIA lo crearon los gringos cuando vieron que era inevitable la formación de la Tercera República de Venezuela y el nacimiento de Colombia (La Primera República Bolivariana), reforzándola como locos con agentes, cónsules, comerciantes, corsarios disfrazados, y cooptados, tras las sucesivas victorias bolivarianas en la Nueva Granada, Carabobo, Pichincha, Ibarra, Batalla del lago Maracaibo, Junín y Ayacucho; y la convocatoria al Congreso de Panamá (sin Washington).      

Volviendo a la CIA (Agencia Central de Inteligencia), ésta fue creada por el presidente Harry S. Truman en 1947 bajo la Ley de Seguridad Nacional. Su sede principal está en Langley, Virginia. El alcance de sus actividades va desde elaborar informes políticos sobre la agenda y vida personal de gobernantes y personalidades influyentes, hasta realizar actos terroristas para desestabilizar y fraguar golpes de Estado (tradicionales) o “revoluciones naranjas” (supongo que ese nombre les recuerda el que usaron junto al napalm en Vietnam).

Hay mucho cine sobre la CIA y la gente común maneja ciertos estereotipos. Seguiremos debatiendo esos aspectos. En la Venezuela satélite energético gringo pasaron muchas cosas que están por saberse. Hay que saberlas. Por los momentos quiero compartirles este párrafo muy esclarecedor sobre la amplitud del trabajo de la CIA: “Durante los momentos culminantes de la guerra fría, el Gobierno de Estados Unidos invirtió enormes recursos en un programa secreto de propaganda cultural en Europa occidental. Un rasgo fundamental de este programa era que no se supiese de su existencia. Fue llevado a cabo con gran secreto por la organización de espionaje de Estados Unidos, la Agencia Central de Inteligencia. El acto central de esta campaña encubierta fue el Congreso por la Libertad Cultural, organizado por el agente de la CIA, Michael Josselson, entre 1950 y 1967. Sus logros fueron considerables y su propia duración no fue el menor de ellos. En su momento álgido, el Congreso por la Libertad Cultural tuvo oficinas en 35 países, contó con docenas de personas contratadas, publicó artículos en más de veinte revistas de prestigio, organizó exposiciones de arte, contaba con su propio servicio de noticias y de artículos de opinión, organizó conferencias internacionales del más alto nivel y recompensó a los músicos y a otros artistas con premios y actuaciones públicas. Su misión consistía en apartar sutilmente a la intelectualidad de Europa occidental de su prolongada fascinación por el marxismo y el comunismo, a favor de una forma de ver el mundo más de acuerdo con «el concepto americano”. [1]

Volviendo al terreno, hay gente que pareciera “apartar sutilmente” a la Revolución del bolivarianismo, reduciendo su conocimiento a círculos académicos y suavizando su proyecto emancipador, repitiendo como disco rayado efemérides y rumiando frases. Más escena, cero profundidades, más maquillaje y menos cerebros espoletas.  

¿Drogas? Los “valores” de la Biblia y el Libro del Mormón debían alejarnos de ese mundo enajenado y pervertido. Pero los dineros que generan deben usarse en algo “útil” a la sociedad así haya que crear un submundo ara ello. Un dólar de aquellos no se tiraba al cesto. Pregúntenle a los hermanos nicaragüenses con qué dinero financiaba la CIA a los monstruos de la “Contra Antisandinista” que les lanzaron como ogros desde Honduras con el más sofisticado armamento y sistema de comunicaciones, que muchos gobiernos no llegaban a poseer

¿Drogas? Aquí no vengan a echar cuentos. Cuando el amigo de Joseph Epstein, Andrés Pastrana Arango, era presidente de Colombia se puso en marca el llamado Plan Colombia, dirigido por Washington con estrategia contrainsurgente. En esos años las FARC contaban con un ejército poderoso que tocaba las puertas de la Casa de Nariño. El plan contra las drogas se usó como artilugio para combatir a la insurgencia que llegó a constituir una Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar con el ELN y el Frente Quintín Lame, guerrilla de raíz indígena.

Entre los diálogos previos para ir desmontando la guerra interna, se crearon instrumentos políticos como la Unión Patriótica (Caso Rafi Eitan), a la que el régimen no le garantizó el más mínimo ambiente de existencia y fueron exterminados por agentes del Estado y grupos paramilitares que hacían masacres anónimas y asesinatos selectivos. Por cierto, Israel “ayudó” mucho al régimen oligárquico imperialista colombiano en la creación de esos aparatos terroristas que luego fueron las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), los famosos paracos que financiaron la guerra fratricida con dineros de las drogas. Todo esto con el concurso de la DEA a nivel internacional y el DAS en lo interno. Los partidos del sistema, e aparato judicial, y hasta figuras pesadas en la farándula y la Iglesia formaron parte de este entramado colombo-estadounidense.    

Israel proveía entrenamiento (famoso caso Yair Klein), venta de armas y servicios de espionaje, no podían faltar los medios de comunicación y las ONGs vinculadas a las academias y el trabajo social.

Allá, como país dependiente por dos siglos amarrado a los intereses geopolíticos gringos, instalaron bases militares y realizan acciones secretas (incluyendo violación de señoritas) en la Amazonía, el Nariño donde metieron a los carteles mexicanos, Chocó (por igual) y el Caribe, donde se han visto más limitados por la presencia contundente de la FANB. A más de un encorbatado han logrado corromper en este cuarto de siglo de lucha férrea día a día contra la CIA en sus diversas expresiones. Pero los hemos mantenido a raya dándoles golpes certeros, FANB y pueblo en armas: un solo bloque.     

¿Será que el semáforo Trump mantuvo encendida la amarilla a ver si pisábamos la concha de plátano maduro?

Lo más llamativo son los números, cuando Pastrana (moralista como Epstein) suplicaba por el Plan Colombia hace 26 años se cultivaban 160.000 hectáreas de coca, hoy se cultivan (con ocho bases gringas adentro) el doble, y voceros de la lucha social estiman en 500 mil hectáreas, con una producción de pasta de cocaína de casi dos mil toneladas, de las cuales el 87% salen por el Océano Pacífico. Los gobiernos sumisos a Estados Unidos en ese lado del continente como Ecuador (principal exportador de cocaína del mundo), Panamá, Chile, Costa Rica y Perú, han sufrido un repunte peligroso de la violencia vinculada al negocio transnacional del narcotráfico. No olvidemos la ruta fluvial en el Cono Sur tan codiciada por USA: dos de los cargamentos de cocaína de alto valor monetario llegaron a Bélgica y Portugal luego de pasar los supuestos rigurosos controles en el puerto de Montevideo en 2023.  

“La producción, incautaciones y consumo de cocaína alcanzaron nuevos máximos en 2023, convirtiéndose en la droga ilícita con mayor crecimiento de mercado. La producción ilegal se disparó a 3,708 toneladas, casi 34% más que en 2022. Las incautaciones mundiales alcanzaron un récord de 2,275 – lo que supone un aumento de 68% con respecto a 2019-2023. El consumo creció de 17 millones de usuarios en 2013 a 25 millones en 2023.” (ONU, 2023)

La cocaína es la reina de la fiesta y de reanimar líderes y gerentes, por lo que es costosa para el consumidor, aunque lo que le vendan sea una mezcla de cualquier polvo blanco. El flujo financiero de Estados Unidos y satélites pro-yanquis calificados como “paraísos fiscales”, concentran el 70% del dinero de la droga.

El cartel con más cobertura mundial es la DEA, que es la CIA con unos pases en la nariz. El negocio de las armas, la formación de bandas paramilitares, la infiltración de instituciones policiales y judiciales, todo ello implica el gran negocio transnacional de las drogas, porque las hay desde naturistas hasta sintéticas.

En el seno del gobierno de Estados Unidos hay formado un maremágnum por el control de las ganancias de estos negocios. Venezuela está rodeada de gestores de las mafias de la “White House”.

Los seguiremos venciendo.

 

Yldefonso Finol

 



[1] Frances Stonor Saunders: la CIA y la guerra fría cultural. EHK 1999, p 5

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