lunes, 12 de octubre de 2020

12 de octubre


12 de octubre: ¿día de qué?

Hasta hace poco las escuelas enseñaban que el 12 de Octubre se celebraba “el día de la raza”, para conmemorar el “Descubrimiento de América”. Luego se trató de perfumar con eufemismos progresistas tipo “encuentro de dos mundos”. No se quería herir a la “Madre Patria” llamado las cosas por su nombre. No se permitía hablar de invasión, guerra de saqueo, genocidio. Descubrimiento es la palabra clave en la dominación colonial que instauró el Imperio Español contra los pueblos originarios de Abya Yala. La trampa ideológica se centra en que todo comienza al llegar el invasor. Se trasmitió de generación en generación la enseñanza de que el Imperio “nos descubrió”, como si antes no hubiésemos existido, o peor aún, no tuviésemos conciencia de nuestra propia existencia. Por siglos se consolidó la “verdad” colonialista que garantiza la sujeción al poderío imperial. “Colón descubrió América”, se nos dijo apenas soltábamos el biberón.

El Reino de España celebra el 12 de Octubre su día nacional, el Día de la Hispanidad. El Rey encabeza un desfile militar, y ciertamente aquello de 1492 fue el inicio de una guerra masiva no declarada que dio el triunfo de las armas a quienes más ambicionaban.  Para el imperio se trató del “descubrimiento” de riquezas infinitas para sus arcas insaciables. Para nuestros pueblos significó el descubrimiento de la guerra cruel, la esclavitud y el saqueo. El discurso colonialista se impuso como verdad inobjetable. Los pueblos vencidos entraron en el enigmático mundo de la invisibilidad. El invasor no sólo nos “descubrió”, también “fundó” los lugares donde aún vivimos. Descubrimiento, fundación, civilización, poblamiento, prehispánico, precolombino, raza, indios, son las palabras que forman el glosario de la autoflagelación colonialista. Son las nombradías ideológicas de los mitos alienantes con los cuales aún se nos pretende esclavizar.

II

Esta mañana temprano, una guerrera del Catatumbo me recordó en un silbido la caracterización que hizo Marx del saqueo y esclavización contra los pueblos originarios de Abya Yala, como premisa de la acumulación originaria que permitió el surgimiento del capitalismo en el continente europeo. En efecto, dice Marx en el capítulo XXIV del tomo I de El Capital: “Los descubrimientos de los yacimientos de oro y plata en América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de las población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista”.

Hoy sabemos que es así, que sin las riquezas robadas a nuestros ancestros Europa no hubiese dado el salto al mal llamado “desarrollo”, como tampoco Estados Unidos sería el imperialismo que es, si no hubiese expropiado a la fuerza Nuestra América.

La invasión violenta como forma de acumulación de capital, es la causa del “desarrollo” de unos versus el subdesarrollo de otros. Las crueldades son sólo formas del desprecio por lo humanamente diferente.

III

Dejemos que un español diga con verbo cristiano las verdades del régimen colonial. Fray Antonio Montesino, en Santo Domingo el 21 de diciembre de 1511: “Soy la voz que clama en el desierto de esta isla. Esta voz, os dice que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Acaso no tienen almas. Acaso no estáis obligados a amarles como a vuestros semejantes que son. Es que estáis en tan letárgico sueño envilecidos. Decid, con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan horrible servidumbre a estos indios. Con qué justicia habéis hecho detestables guerras y que para pacificarlos, si ellos estaban mansos y pacíficos en sus tierras cuando vosotros llegasteis. Con qué derecho los tenéis fatigados sin darles de comer ni curar sus enfermedades, que de tanto maltratarles les matáis, y no veis que reciban a su verdadero Dios y Creador. No son acaso hombres con almas racionales. Tened por seguro que en el estado que estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo”.

En una carta de 1545 al Superior de la Orden de Predicadores, los dominicos de entonces en Santo Domingo anunciaban la desaparición completa de la población originaria de la isla.

En 1552, Bartolomé de las Casas, Obispo de Chiapas que se convirtió a la teología de la liberación por influencia de Montesino y Pedro de Córdoba, redactó su “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”, donde denuncia las bestialidades invasoras así: “Entraron en ellas, más pienso sin comparación cruelmente que ninguno de los otros tiranos que hemos dicho, y más irracional y furiosamente que crudelísimos tigres y que rabiosos lobos y leones. Porque con mayor ansia y ceguedad rabiosa de avaricia, y más exquisitas maneras e industria para haber y robar plata y oro que todos los de antes, pospuesto todo temor a Dios y al rey y vergüenza de las gentes, olvidados que eran hombres mortales, como más libertados, poseyendo toda la jurisdicción de la tierra, tuvieron”. Nos está hablando de los alemanes y españoles que invadieron Venezuela en 1529.

Sepúlveda, al contrario, cree que las guerras contra los indios eran necesarias: “1. Por la gravedad de los pecados que los indios habían cometido, en especial sus idolatrías y sus pecados contra la naturaleza. 2) A causa de la rudeza de su naturaleza que les obligaba a servir a personas que tuvieran una naturaleza más refinada, tales como los españoles. 3) A fin de difundir la fe, cosa que se haría con más facilidad mediante la previa sumisión de los naturales. 4) Para proteger a los débiles contra los mismos indígenas.” Algo así como zamuros (zopilotes) cuidando carne.

El fraile peruano Gustavo Gutiérrez acuñó el término “catástrofe demográfica”, para referirse al genocidio masivo causado por la invasión europea contra los pueblos indígenas. Se estiman entre veinte ay treinta millones de víctimas fatales, con naciones originarias totalmente exterminadas y multiplicidad de culturas destruidas.

IV

En una diatriba por redes de comunicación sobre la xenofobia antivenezolana en Perú, un ciudadano de ese país escribió: “El Perú nunca quiso ser libre -por culpa de Bolívar- el Perú pasó de ser primer mundo y centro de la Corona y pasamos a ser tercer mundo. Los peruanos nos sentimos orgullosos de ser hispanos y eso es algo que nunca entenderán ustedes porque nunca asimilaron ni aceptaron la herencia cultural hispana”.

Coincide el chico limeño con el historiador venezolano Tarre Murzi: “El indio era cerril, atrasado, salvaje, y en algunas tribus, antropófago… era difícil cristianizar estos salvajes, cuyas elementales creencias convertían en dioses los animales, los astros, ríos y árboles…adoraban sobre todo el sol, la luna y el terrible jaguar”.

Tal es el pensamiento dominante. El colonialismo reforzado por el imperialismo se empeñan en profundizar el sojuzgamiento cultural; es el método más eficaz para imponer hegemonías que de otra manera serían inaceptables y combatidas por los pueblos. La explotación capitalista necesita reforzar ese culto a lo colonial. Hacer que ese joven peruano o colombiano sufra vergüenza de su ser indígena o mestizo, sea rabiosamente ignorante de la épica de su pueblo, y pierda toda conectividad con sus raíces ancestrales. Para eso son los mitos alienantes.

El Libertador Simón Bolívar tuvo una posición radical contra toda forma de colonialismo, y experimentó una personal evolución progresiva de su visión del mundo indígena, llegando a convertir su lascasiano sentimiento de la Carta de Jamaica en políticas públicas concretas, como los Decretos de Cundinamarca del 20 de mayo de 1820, de Trujillo del 8 de abril de 1824, del Cusco del 4 de julio de 1825, y de Chuquisaca del 14 de diciembre de 1825.

Por eso está tan de moda el ataque comunicacional contra Bolívar. Todos los intereses neocoloniales e imperialistas lo siguen persiguiendo con renovada saña, tal como hicieron sus detractores en el Perú de 1826 y la Bogotá de 1828; síntoma de que El Libertador no está nada muerto.

Termino como empecé con el mensaje de otra guerrera, la antropóloga Asmerys González: “A 527 años de la invasión colonial, siguen los pueblos en resistencia, en insistencia, en la lucha por la independencia y soberanía plenas. Pueblo que lucha, está determinado a vencer”. Y así será.

 

Yldefonso Finol

Cronista de Maracaibo

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