viernes, 23 de diciembre de 2022

SENTIDA DEDICATORIA PARA EDUARDO RÍOS "EL GUACO"

 

Sentida Dedicatoria para Eduardo Ríos

No puedo decir epitafio, porque como afirmó Tomás Borges sobre su compañero el Comandante sandinista Carlos Fonseca, Eduardo seguro será de esos seres especiales que nunca mueren; en primer lugar, porque el amor que sembró en su familia es más hermoso y perenne que los jardines de Babilonia.

No podemos decir adiós (palabra siempre en desuso cuando hay una querencia tan abrazada a nuestras neuronas), porque sencillamente, no luce, no sirve para definir una despedida que no indica separación, ningún alejamiento, donde no existe la más mínima probabilidad del jamás.

Tampoco servirá apelar al latinismo “In Memoriam” –lo que tal vez daría un acorde solemne a esta dedicatoria- porque a un compañero tan querido no sólo se le recuerda, se le siente intensamente, con anhelo y con dolor, que son los químicos con que la magia humana forma el amor.

Si la existencia vital de Eduardo Ríos creó tanta solidaridad y esperanzas, es porque sus luchas estaban inspiradas en lo más altruista, lo más sublime, lo más arriesgado, lo irrenunciable: ese sueño milenario e irrenunciable de la igualdad.

A Eduardo –como dijo Bolívar de Urdaneta- no hay quien pueda sustituirlo. Excepcional encontrar en una sola persona tanta virtud: sensibilidad, compromiso, arrobo, valentía, paciencia, sabiduría, tenacidad, camaradería.

Ejercer el magisterio cotidiano, con una modestia que engalana todo esfuerzo, con desprendimiento, con perseverancia, con sentido de pertenencia a un espacio-tiempo histórico que debía defenderse por encima de todos los imposibles. Tal fue su vocación de revolucionario genuino, cabal, raigal, originario.

Eduardo Ríos Méndez, cariñosamente “Guaco”, añú descendiente, de la estirpe del Cacique Nigale, zuliano de pura cepa, enamorado de nuestra Historia, bolivariano y urdanetano, combatiente de Nuestra América, internacionalista “patria o muerte”, martiano y fidelista como cubano adoptivo-afectivo, amante del lago Tinaja del Sol y del mundo utópico de una mejor humanidad al que dedicó su vida fértil e inextinguible.

Honores eternos a tus glorias, Camarada.

 

Yldefonso Finol

 

 

 

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