El “Fragmentado”: “Cartel de 50 Estrellas” y “Tren de Barras Rojiblancas”
Al capitán
español Juan Pacheco Maldonado que capturó la última guerrilla de la
resistencia originaria en el Lago Maracaibo, torturando y martirizando al
Cacique Nigale y sus compañeros en junio de 1607, la Corona le otorgó como recompensa
-además de encomiendas en el sur del lago- dos mil castellanos oro anuales POR
DOS VIDAS; es decir, para él y para su heredero principal. Notable la
importancia que esta conquista tuvo para el colonialismo español.
No podían escapar a la lista de “requeridos” a
cambio de recompensas los rebeldes insurgentes Francisco de Miranda, y Simón
Bolívar, a quien los gobernantes coloniales en Venezuela le arrebataron,
usurparon y subastaron casi toda la herencia familiar.
La práctica
de la “recompensa” es parte del paisaje gringo. No hay película del oeste (western)
donde no aparezca un cartel -con el famoso encabezado wanted- ofreciendo
algunos dólares por equis fugitivo.
En la
contemporaneidad la gusanera de Miami ofreció desde comienzos de los sesenta
US$ 100.000 por la muerte de Fidel (aproximadamente US$ 1,7 millones en la
actualidad), y otros US$ 20.000 por Raúl y el Che Guevara, respectivamente
(unos US$ 265.000 actualmente).
Documentos
desclasificados en 2016 describen un plan del Pentágono llamado Operación
Bounty, que buscó infructuosamente derrocar a Fidel Castro, y preveía
recompensas a los que mataran a cubanos comunistas.
Recompensas
fue la perdición de la etapa más corrupta y asesina del Plan Colombia, cuando
se mataban personas sólo por el afán de cobrar un dinero de la muerte y la
degradación humana.
La recompensa
por el magnicidio a traición del máximo líder centroamericano Augusto César
Sandino, después de asistir a una cena en la casa presidencial nicaragüense, ya
logradas la paz y la expulsión de los invasores yanquis, fue entregarle
Nicaragua a la dinastía Somoza, fascistas subordinados que hundieron al país en
la represión, la pérdida de soberanía, el atraso y la pobreza.
Por la
captura de Pancho Villa, los gringos ofrecieron de entrada 5.000 dólares, que
la familia Hearst -gran promotora de la invasión a México- elevó a un total de
55.000 dólares después del ataque del caudillo revolucionario Pancho Villa a la
ciudad de Columbus, en Nuevo México. A pesar de los “incentivos” y la
incursión armada yanqui, Villa no fue capturado.
En general,
todos los regímenes fascistas subalternos, impuestos por Estados Unidos en
Nuestra América han usado esta carnada monetaria para neutralizar a sus
oponentes, así los hizo Pinochet contra dirigentes destacados de la resistencia
popular del MIR, el PC y el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
En el
caso de quien -según algunas opiniones- fuera su agente “descarriado” Manuel
Antonio Noriega la recompensa pasó de 320.000 al millón de dólares de la década
de los ochenta.
Pero lo
que ha recalentado la acelerada y vertiginosa atmósfera de la noticia es el
ofrecimiento por parte de la Fiscal estadounidense de cincuenta millones de
dólares de recompensa por el Presidente Constitucional de la República
Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro Moros.
Este hecho,
por demás estrafalario, duplicando cifras como las apostadas por Ben Laden y
Sadán Hussein, carece de todo soporte legal y ético, burlando con absoluto
cinismo todas las pautas formales y principios del Derecho Internacional.
Hay que
decirlo claro y repetirlo cada día bien fuerte: no aceptamos la pretendida
extraterritorialidad de las decisiones del gobierno de Estados Unidos, ni ésta
de ponerle precio a la persona de nuestro Presidente Constitucional ni ninguna
otra.
Ese gobierno
de la elite imperialista debe deponer su enfermiza actitud de gendarme global que
tanto daño ha causado a la humanidad: Hiroshima y Nagasaki, por citar un
ejemplo.
Debe renunciar
a ser el matón del continente que quita y pone presidentes, usurpadores, fantoches
y dictadores a la carta.
¿Quién
les cree la jugada distractiva de un supuesto “Cartel de los Soles” al más grande
mercado y único cartel de las drogas a nivel mundial “El Cartel de las 50
Estrellas”?
Ese “Tren
de las Barras Rojiblancas” que entre las orgías depredadoras de niñas con Epstein
y la complicidad en el genocidio palestino con el sádico Netanyahu, va infestando
de muerte y atrocidades de una dimensión nunca vista en la historia.
Así que
éticamente ustedes gringos de las cloacas están descalificados hace mucho
tiempo, sólo un puñadito que se achica como la piel de zapa les sirve por puro
servilismo: por el virus de la sumisión que la colonialidad les dejó instalado
en su alma de sumisos.
Políticamente
en Venezuela salen trasquilados en cada intento, ni Superman ni el Capitán
América ni los orcos les han funcionado aquí porque entre la kryptonita de Maturín,
los chamanes del Orinoco al Guasare pasando por Sorte, los babalaos de los
cerros caraqueños y los Relámpagos del Catatumbo, no queda espía ni terrorista
que no sea precisado y neutralizado.
En el
instante que voy cerrando este artículo, centenares de miles marchan en las
calles de todo el país y decenas de miles se han pronunciado en el mundo en
apoyo total al Presidente Maduro. Ustedes gringos tienen credibilidad cero, y
la moral tan pero tan baja que reventó el moralómetro en el extremo de los
valores negativos.
Para terminar,
ante los bamboleos, tira y encoje, zigzagueos y otros meneítos arrítmicos, no
puedo dejar de comparar al gobierno de Trump con aquel personaje del filme
Fragmentado, afectado por un tétrico trastorno de identidad disociativo que
secuestra para someter al terror a sus víctimas (chantaje vil), mientras espera
que surja la personalidad más letal del captor, y que suceda lo peor.
Con Venezuela
no tienen vida esos delincuentes del “Cartel de las 50 Estrellas” y “El Tren de
las Barras Rojiblancas”.
¡Viva
Maduro! Y Punto.
Yldefonso
Finol
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