Colombia
y Perú: ¿xenofobia o anti-bolivarianismo?
Introito
La alcaldesa de Bogotá y candidatos presidenciales
peruanos han esgrimido el antivenezolanismo como bandera política. No es casual
que en Colombia y Perú pulule el más acérrimo antibolivarianismo. Pareciera que
un complejo histórico de envidia y odio arrastraran las elites de esos países
por deber a un venezolano su existencia como Repúblicas. Pero además, fue en
esas dos naciones -hermanas nuestras- donde el naciente imperialismo
estadounidense destacó sus más connotados agentes en los albores de la
Independencia, con el propósito expreso de impedir la consolidación del
Proyecto Bolivariano de unidad, integración y autodeterminación.
Personajes como William Tudor en Lima y William Henry
Harrison en Bogotá, se encargaron de entretejer el complot antibolivariano
continental, contando con la sumisa pero diligente complicidad de Santander y
sus matones José María Obando, José Hilario López, y cagatintas como Lorenzo
María Lleras y Francisco “Pacho” González, en alianza con la oligarquía peruana
representada por el campeón de las derrotas militares José de La Mar y el ultra
intrigante cura Luna Pizarro. (No debo olvidar al sub campeón peruano Marqués
de Torre Tagle y al medalla de cobre José de la Riva Agüero, que de tan
cobarde, traicionó a su propio país, y escondido en el anonimato –como la
mayoría de quienes calumniaban al Libertador- se dio el lujo de escribir una
bazofia contra Bolívar en su escondite, ampliamente difundida por los gringos y
las oligarquías criollas)
Desde aquellos oscuros tiempos del atentado contra
Bolívar en Bogotá, la campaña de falsedades acusándolo de quererse coronar rey,
la invasión traicionera de Perú contra Guayaquil (provocando una guerra absurda
entre hermanos), el asesinato de Sucre, y el desmembramiento de la Colombia
original, viene la venezolanofobia rumiante de politiqueros al estilo de
Claudia López y Daniel Salaverry.
Si queremos entender el modus operandi de la
transnacional antibolivariana dirigida por Estados Unidos, sólo refresquemos
este reporte del agente Harrison en Bogotá a mediados de 1829: “Obando se
encuentra en el campamento de Bolívar seduciendo a sus tropas. Córdova ha
seducido al batallón que está en Popayán y se ha ido al Cauca y Antioquia, las
cuales están maduras para la revuelta…Se distribuye dinero entre las tropas,
sin que el gobierno tenga todavía conocimiento de estos movimientos”
I
Lecciones de historia en cartas que El Libertador
Simón Bolívar se cruzó con el General en Jefe Rafael Urdaneta.
Desde Caracas, le escribía el 14 de abril de 1827,
refiriéndose al alzamiento de las tropas granadinas (colombianas) acantonadas
en Perú contra los oficiales venezolanos, con el falso pretexto de defender la
Constitución, donde “Lara, Sandes y veinte y tantos…han sido remitidos presos a
Bogotá a disposición del gobierno”.
El espía gringo Tudor, tuvo en sus manos todos los
papeles de estos sucesos que serían útiles a Santander, es decir, a la
conspiración antibolivariana que ellos mismos dirigían. Al frente de la
insubordinación, “un teniente coronel Bustamante, oficial muy oscuro”, agente
del bando santanderista cumpliendo órdenes yanquis.
Según Bolívar, el móvil de esta insubordinación fue
“el odio a los venezolanos”, advirtiéndole a Urdaneta que “tome cuantas medidas
de precaución le sugieran sus cálculos y buen juicio”. Le aconsejaba: “Vuelvo a
decir a Usted, mi querido general, tenga Usted mucha vigilancia: Usted está a
la vanguardia de Venezuela y pudiera suceder que a usted le hicieran la misma
que a Lara dé cuenta de venezolano”.
Bolívar ya sabía que estaban robando y adulterando sus
cartas: “temo que en estas circunstancias mis cartas sean sorprendidas”. Así lo
sabían claramente los enviados norteamericanos que las tenían en su poder, y ya
habían enviado copias al gobierno en Washington.
Sobre el involucramiento de Santander en esos hechos,
afirma Bolívar que la administración de éste había “sembrado todas las semillas
del crimen y del mal: En Bogotá se han quitado las máscaras y aplauden los
crímenes más atroces”.
Pese a la congoja e indignación que le causaban estas
revelaciones de la más rastrera miseria humana, guardaba esperanzas: “La
Providencia misma no puede permitir que el robo, la traición y la intriga triunfen
sobre el patriotismo y la rectitud más pura. En vano se esforzará Santander en
perseguirme: el universo entero debe vengarme porque no hay un punto donde no
hayan llegado las noticias de nuestros servicios y sacrificios, que no tenga
partidarios de nuestra reputación y de nuestra causa…Si los traidores triunfan,
la América meridional no será más que un caos, pero, a la verdad, yo no concibo
tal triunfo. Unos viles ladrones no pueden formar masa capaz de combatirnos”.
Estas dos hipótesis se cumplieron en paralelo. El
universo entero ha reivindicado la grandeza del hombre a quien bautizó como
Libertador, mientras al traidor nadie lo recuerda, a no ser para acusarlo por
sus ruines tropelías. En cambio, el triunfo de la traición consumó el caos
opresor en Nuestra América; aunque nunca pudieron combatirlo, menos derrotarlo,
si lograron imponer su predominio con la dirección del enemigo histórico de
nuestra emancipación: los Estados Unidos.
Un momento clave en la destrucción del plan
bolivariano y de la vida misma de Bolívar, lo fue sin duda la puñalada tramada
en Lima de invadir Bolivia y Guayaquil. Conociendo el carácter vertical del
guerrero venezolano, su altísima moral militar y su infinito amor por la
libertad, los gringos y Santander alentaron a los títeres Luna Pizarro y La Mar
a embestir contra la Colombia bolivariana. Esto motivó la separación abrupta
del Libertador de las tareas gubernativas que apenas había asumido en su
Caracas natal, y que apuntaban a cumplir su máxima política de la Unidad y el
Buen Gobierno.
Desde esa capital, le escribe a Urdaneta el 19 de
junio de 1827: “Las últimas noticias que me han llegado del Sur de la república
me han obligado a variar de plan y de posición. Ya usted sabrá cómo las tropas
rebeldes de Lima han invadido Guayaquil y amenazan desde allí y desafían a
Colombia entera. ¿Puede saberse esto sin sentir la más viva indignación? Usted
me ha visto indiferente a todas las intrigas de Bogotá, aguardar tranquilo el
resultado del Congreso sin tomar parte en nada, pero cuando el ultraje ha ido
hasta invadir la República y emplear las armas para imponer a los pueblos y
oprimir la voluntad nacional, no es posible resistir a los impulsos del
patriotismo y del deber”.
Estando en Cartagena, el 18 de julio de 1827, le dice
a Urdaneta: “Ya no queda duda acerca de lo que tanto hemos dudado con respecto
a Santander. Ya está visto que Venezuela y yo somos su blanco…Usted conoce las
cosas y ha penetrado, desde muy temprano, las intrigas y perfidias de
Bogotá…veremos por tierra el edificio de la patria derribado por la envidia”.
Luego desde Turbaco, en 30 de julio del mismo año:
“acabamos de recibir un oficial con pliegos de Bogotá de 19 del corriente, por
los cuales hemos sabido que se tramaba allí una conjuración contra mí y mis
amigos”. Los planes de magnicidio no fueron improvisados en 1828, ni tuvieron
que ver con alguna reacción a supuestas pretensiones monárquicas como han
querido justificar algunos historiadores pro Santander.
Merece un paréntesis este diálogo de camaradas, para destacar
en este punto la sagacidad de la coronela quiteña Manuela Sáenz, quien tiene
una mirada directa y clara de la conspiración en Perú y con sobrada intuición
logra prevenir el atentado que se venía preparando contra El Libertador.
Estando en Guayaquil, a 7 de febrero de 1827, le escribe a Bolívar: “Muy señor
mío: Pensé no escribir a usted este correo por lo de Colombia, créame que me
apena mucho. Por mi intuición sé que Santander está detrás de todo esto y
alentando a Páez. ¿Se fija usted? Cuide sus espaldas. Voy rumbo a Quito por
haber sido expulsada junto con el cónsul Azuero y el general Heres desde Lima.
En el viaje a Guayaquil, Córdoba se mostró displicente para conmigo, aunque no
necesito demostraciones de afabilidad, pero si con usted y con todo lo que
tenga que ver en su autoridad como Presidente de la República. En Lima
apresaron al General Heres el 26 de enero pasado, junto con los otros jefes
militares y en contra de la Constitución Boliviana. Bustamante encabezó esta
sublevación, negándome que vea a Heres. Acudí a un amigo suyo, cosa que resulta
infamatoria por el temor de éste, de que lo descubrieran. Al día siguiente (el
27) me aparecí vestida con traje militar al cuartel de los insurrectos, y
armada de pistolas, con el fin de amedrentar a éstos y librar a Heres. Mi
intento fracasó por falta de apoyo y táctica (que bien que usted hubiera estado
allí); fui apresada y mantenida por varios días, incomunicada totalmente, en el
monasterio de las Carmelitas. Sin embargo, varias veces pude lograr escaparme
hasta la sacristía y entrevistarme con las personas que le son fieles a su
autoridad de usted”.
¡Cuánta calidad humana y revolucionaria reunió esta
extraordinaria mujer!
No es de extrañar que fuese el adicto santanderista
Lorenzo María Lleras (¿les suena el apellido?), que en las tinieblas concebía
panfletos difamatorios contra Bolívar, el mismo que redactó la orden de
expulsión de Manuela Sáenz del territorio colombiano.
El intragable Vargas Lleras, experto en ofender a
Venezuela, desciende de aquél bicho, y es lógico que tenga sus genes; pero
Claudia no. ¿Será que algo de aquél espíritu misterioso reside en el alma de la
alcaldesa? ¿O, definitivamente el santanderismo es un virus tan contagioso y letal?
II
Saldo de la balanza migratoria: este nuevo concepto lo
pongo a la orden de la ciencia demográfica, de las agencias multilaterales OIM,
ACNUR y otras interesadas en temas de movilidad humana, para que sinceremos lo
que de verdad ocurre con los intercambios poblacionales en el territorio
mundial. No basta el “saldo migratorio” o “migración neta”, como operación algebraica
simple, porque no se encierra lo humano en unos fríos números de buró; es
necesario considerar los procesos socioeconómicos y geopolíticos en los que se
producen los movimientos humanos significativos y sus impactos en el
desenvolvimiento de la sociedad nacional o regional según sea el caso. Es decir,
considerar la condición multidimensional de fenómenos migratorios complejos,
con flujos mixtos y causas determinadas históricamente, que pueden implicar la
acción de factores externos perturbadores del país emisor, más allá de sus
capacidades productivas endógenas y el tamaño de su mercado interno, para
absorber su población económicamente activa.
La metodología de análisis nos exige la definición de
matrices multifactoriales que incluyan variables cuantitativas y cualitativas,
más la precisión de categorías pertinentes para explicar la complejidad de los
flujos migratorios.
En el caso venezolano, sin lugar a dudas, la migración
de estos últimos cinco años está irremisiblemente unida a las secuelas de la
guerra multiforme aplicada por Estados Unidos y sus lacayos regionales,
especialmente Colombia que se ha prestado como portaviones del imperialismo
contra la República Bolivariana de Venezuela.
Parte del plan injerencista y desestabilizador implica
la instrumentalización del fenómeno migratorio en varias direcciones: a) se
estimula en una primera fase con fines de desprestigio de la imagen país, para “robar
cerebros” y reducir la demanda interna para hacer caer el PIB más
drásticamente, b) luego se utiliza para captar dineros del sistema de Naciones
Unidas y otros donantes internacionales para robárselos la clase política, y c)
se estigmatizan como subproducto político para engrosar réditos electorales en
los sectores más atrasados espiritualmente.
III
¿Quién mata a quién?
Masacres semanales, asesinatos cotidianos de líderes
sociales, ejecuciones extrajudiciales de jóvenes por parte de la fuerza
pública, bombardeo de niñas y niños indefensos, narcopolítica generalizada en
un gobierno inepto y criminal. Es un boceto de Colombia.
En el último censo poblacional realizado en 2018, se
contabilizaron menos de un millón de personas no nacidas en territorio
colombiano. Este dato desmerita la dispersa estadística que a capricho han
declarado distintos actores políticos de ese país, sobre todo al referirse a la
migración venezolana.
Para septiembre de ese año Migración Colombia registró
1.032.016 personas provenientes de Venezuela, de las cuales dos terceras partes
lo hacía para estadías breves y pronto regresaba a su lugar de origen o seguía
hacia otros países. Colombia no tenía experiencia como país receptor de
migraciones, muy por el contrario, históricamente fue un expulsor neto de su
gente, con nueve millones de expatriados desde la década del ochenta; sólo en Venezuela
se estimaban en más de cinco millones con su descendencia.
El balance migratorio -visto como aporte demográfico-
entre Colombia y Venezuela, siempre ha tenido un saldo excedente de ciudadanía
colombiana en territorio venezolano hasta el día de hoy. Esto fue así desde la década
del sesenta del siglo XX y creció exponencialmente en los ’70 cuando Nelson
Pinedo popularizó el Chevrolito.
Este fenómeno se reproduce a escalas más pequeñas (pero
significativas como saldo de la balanza migratoria) en países de la región como
Ecuador, Chile, Argentina, Brasil, Panamá, entre otros. Sólo en Ecuador durante
el registro ampliado de refugiados llevado a cabo por la Revolución Ciudadana en
el primer Gobierno de Rafael Correa, la cifra de personas colombianas regularizadas
llegó 520.000, que en términos relativos a la población nacional es una cifra
muy alta y con impacto severo en términos presupuestarios.
El 23 de agosto de 2019 el instituto de medicina
forense colombiano hizo público un informe según el cual: “entre enero y julio
de 2019, fueron asesinados 233 venezolanos en territorio colombiano, de los
cuales doscientos seis eran hombres y veintisiete mujeres”.
Al final del año, los venezolanos, por cuenta de Migración,
encabezaban el listado de extranjeros asesinados con 418; de este total, 28
fueron menores de edad (23 hombres y cinco mujeres). El total de homicidios acumuló
10.468 casos en 2019 hasta el 30 de noviembre, según Medicina Legal.
La mentalidad del derechista promedio siempre incluye
dosis de xenofobia, aporofobia, chovinismo, racismo; pero esta verborrea
peyorativa contra la migración venezolana lanzada por elites que influyen en la
opinión pública, amplificada por la transnacional mediática antibolivariana que
busca el linchamiento de la venezolanidad, está creando un peligroso ambiente
de violencia que ya ha traspasado el umbral de los crímenes de lesa humanidad.
Datos del cierre: lo más cruel y paradójico es negarle
la nacionalidad a las criaturitas que bendicen la humanidad con su
advenimiento, siendo que el 67% de esas personas son realmente colombianas
retornadas al país de sus padres y abuelos, por causa de la guerra económica
que Estados Unidos y Colombia, junto a otros gobiernos podridos (literalmente
putrefactos), le hacen al pueblo venezolano, el mismo que les acogió solidariamente
como solemos ser.
Ah, pero no se soben las manos, canallas. No es cuento
que quien se mete con Venezuela se seca. Pregúntenle al gringo William Henry Harrison.
Yldefonso
Finol
Buenas noches, colega, vos obvias el Plan Colombia de Andrés y Billy, la cuál obliga a Venezuela. Según resolución 108, mantener la mitad de su populacion y lavar sus dólares del narcotráfico! Vos no ves al millón de contrabandistas qué todos los días, pasan la producción nacional!
ResponderEliminarExcelente artículo Idelfonso, Nuestro Libertador entregó su vida por la defensa de nuestro hermanos suramericanos, Nuestro pueblo venezolano, como bolivarianos con un gran corazón, siempre han recibido a todos los emigrantes, no sólo de los países vecinos, sino también de Europa, del Medio Oriente y de Asia, siempre brindarles sus apoyo a todo el que lo necesite. Es una doliente indignación la que siento al leer las noticias, la falta de solidaridad para con nosotros en momentos tan difíciles, gracias al inhumano bloqueo de los enemigos de todos los pueblos como lo son el imperialismo sionista tanto del Gobierno norteamericano como el de La Unión Europea. Han pasado ya más de 200 años y los gobiernos tanto peruano como colombiano siguen siendo aliados de esos monstruos.
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