miércoles, 26 de marzo de 2025

BUKELE CRIMINAL TRIPLE TRAIDOR

 


Bukele

En el Viejo Testamento Nayib Bukele hubiese sido Caín. En el Nuevo, Judas, sin ninguna duda. Durante la invasión a Abya Yala por el reino de Castilla, Bukele sería Torquemada, el inquisidor, aplicador de tormentos horribles, adicto a la hoguera para eliminar conversos, siendo él mismo descendiente de alguno de ellos.

Es que Nayib Bukele es el campeón de la traición, y ahora quiere serlo del servilismo. Es un señor feudal dispuesto a darle todo al Rey con tal de ser invitado al castillo.

En el cine lo veríamos haciendo el papel de Scar en El Rey León; en la saga Harry Potter se camuflaría de mascota para urdir el zarpazo que dejó huérfano al niño mago, sería el cobarde arrimado Peter Pettigrew, la rata.

Bukele traicionó a sus raíces. Traicionó a su padre, Armando Bukele, quien siempre se pronunció a favor de la causa Palestina, su patria ancestral. El doctor Armando Bukele era un crítico de los autoritarismos, y simpatizó con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, habiendo cosechado una estrecha amistad con el líder Schafick Handal. 

El doctor Armando Bukele abogaba por mantener buenas relaciones con Cuba y Venezuela, así como por una justa distribución de la riqueza en el mundo, y en su país El Salvador, contra la avaricia de las cúpulas tradicionales. Su hijo ha hecho todo lo contrario.   

Nayib se valió de esa relación para colarse (como Peter Pettigrew) en las candidaturas del FMLN a los cargos que ocupó antes de abrir tienda aparte y hacerse presidente con un discurso demagógico fascistoide. 

Pero el descendiente de palestinos incurre en la peor traición al hacerle coro al sionismo genocida que está exterminando al pueblo árabe originario del cual viene su familia y su apellido, y aliarse con el fascista Milei que hace apología del más cruel etnocidio que hayamos presenciado. Nayib Bukele se solaza en la carnicería que Israel ha desatado en Gaza.

Este Bukele narcisista patológico y corrupto que se está apoderando de las mejores tierras y negocios del Salvador, es un cómplice desvergonzado de los enemigos históricos de la humanidad: los imperialistas, fascistas y sionistas.

Su sueño de hoy es que Trump lo invite a los hoteles de lujo que el magnate megalómano proyecta construir sobre ese reducto de la dignidad humana en resistencia que es la franja de Gaza, donde el invasor israelita acaba de reiniciar bombardeos a pesar de estar vigente un alto al fuego. Niñas, niños, mujeres, trabajadores humanitarios, son las primeras víctimas de tan vil ensañamiento.

¿Qué se puede esperar de un personaje de esta calaña?

Si traicionó al FMLN que le abrió el camino de la política, traición a su padre y a sus orígenes, ¿qué nos puede extrañar que sea capaz este lamezuela de los gringos y los sionistas?

Bukele convirtió El Salvador en otra “base de Guantánamo” (con perdón de los hermanos cubanos que no cesan de exigir su territorio ocupado ilegalmente por la potencia norteña); un país soberano que mucho ha sufrido haber conquistado soberanía y un poco de democracia, luego que los ejércitos y escuadrones de la muerte subordinados a Estados Unidos provocaran décadas de masacres y terrorismo de Estado que el mundo conoció y recuerda, por su virulencia, fanatismo y crueldad.

Bukele ahora es compinche de los asesinos de Monseñor Romero, socio de quienes masacraron al campesinado indígena en 1932, anfitrión de los discípulos de Posada Carriles.

Por seis millones de dólares convalida el crimen de lesa humanidad al estigmatizar un gentilicio que brilla en la historia universal como sinónimo de heroísmo y libertad; accede -por miserable agiotista- a encarcelar personas que no han cometido delito en El Salvador, ni en el país que los expulsó encadenados sin haberles procesado debidamente, mucho menos condenado legítimamente.

Bukele se ha hecho reo de su propia infamia. El festín morboso que le excita la vanidad obsesiva que padece, se le revertirá como escupitajo y zapatazo en su alma traicionera, lanzados por los cientos de miles de espíritus que lo ven desde el cielo palestino.

Y se secará.

 

Yldefonso Finol    

TRUMP, BUKELE Y LA MALDICIÓN DE MALINCHE


 

Trump, Bukele y la “maldición de Malinche”: regresión al colonialismo bestial

 

Una práctica aplicada en la estrategia de colonización de los territorios invadidos fue aquella de enviar a las colonias personas que cumplían alguna pena impuesta por el sistema de justicia imperial; igual desterraban a esas tierras de ultramar a reos por delitos comunes, que a perseguidos por sus ideas políticas, religiosas, científicas, artísticas, consideradas proscritas por las monarquías; también a quienes estuviesen endeudados con algún señor que cobraba esclavizando a la víctima (engagé, le decían en francés, eufemísticamente “voluntario”, “comprometido”), y hasta por discriminación interétnica y de clanes.

Esta referencia historiográfica no roza siquiera a los venezolanos secuestrados en El Salvador por órdenes de Trump y sumisa complicidad de Bukele, porque ni son reos de delito alguno, ni preceden juicios ni sentencias que los condenasen; al contrario, tribunales estadounidenses se han pronunciado contra la extravagante medida del gobierno: ninguna voz en los organismos multilaterales y ONGs ultrademocráticas se ha levantado para acusar la transgresión a la sacrosanta separación, independencia y colaboración respetuosa entre los poderes públicos.

Pero hemos traído al debate esa práctica colonialista, para puntualizar que estamos en presencia de un retrógrado proceso de reproducción de aquellos sistemas de bestial opresión que suponíamos superados por la humanidad.      

El otro elemento del colonialismo que se concatena con lo anterior, es el uso de cipayos, es decir, soldados locales de la colonia que actuaban contra su propio pueblo a las órdenes del régimen invasor (muy típico del colonialismo inglés en la India). Esta conducta, corresponde a la actitud servil, de máxima subordinación en lo tocante al espíritu rastrero, que se define con la palabra lacayo.

Maldición de Malinche se cantó en Nuestra América con Gabino Palomares y Amparo Ochoa para describir este comportamiento.

Lacayismo extremo que los fascistas con cédula venezolana vienen padeciendo hace dos décadas: “Ese problema migratorio, que ya es un problema de la región, se ve acompañado por otros problemas como crimen organizado, militarismo, paramilitarismo, tráfico de drogas, incluso el tema del terrorismo. De tal manera que Venezuela hoy es el foco de la inestabilidad y de todo lo que significa la degradación social, que puede ser una enfermedad contagiosa en toda América Latina.” (abril de 2017: Julio Borges, promotor de las “sanciones” y coyote de la migración masiva, beneficiario del robo de activos nacionales en el exterior).

La vocera del fascismo subordinado al imperialismo gringo, María Machado, apoya descaradamente el trato degradante dado a los venezolanos diciendo “que es un mensaje poderoso contra quienes atentan contra la seguridad de Estados Unidos”. (Malinchismo elevado a la enésima potencia cuando “n” tiende a infinito)

Trump y Marcos Rubio han apelado a una fantasmal Ley sobre Enemigos Extranjeros del 6 de julio de 1798, cuando ese país era una franja atlántica que medía la quinta parte del territorio que hoy ostenta; pero, siendo inaudito que se pretenda darle un carácter extraterritorial a esta cosa caduca, la misma sería inaplicable porque no están presentes los supuestos que en su propio texto expone para ser invocada: “cuando haya una guerra declarada entre los Estados Unidos y cualquier nación o gobierno extranjero, o si se perpetra, intenta o amenaza una invasión o incursión depredadora contra el territorio de los Estados Unidos por parte de cualquier nación o gobierno extranjero, y el Presidente de los Estados Unidos haga una proclamación pública del evento, todos los nativos, ciudadanos, residentes o súbditos de la nación o gobierno hostil, siendo varones de catorce años en adelante, que se encuentren dentro de los Estados Unidos y no estén naturalizados, serán susceptibles de ser aprehendidos, retenidos, asegurados y expulsados como enemigos extranjeros.”

¿O será esta la confesión de parte del gobierno de Estados Unidos de que en verdad le está haciendo la guerra a Venezuela, hecho que hemos denunciado reiteradamente como guerra híbrida y que ciertas opiniones frígidas creen una exageración?

No han bastado más de mil medidas coercitivas unilaterales atentatorias contra nuestra soberanía y dañinas a nuestra población; la más reciente, un arancel punitivo a nivel planetario al petróleo y otros bienes exportados por Venezuela.

Estarían cayéndose las caretas de quienes han sido silentes testigos de estos desmanes, y poniéndose en evidencia la complicidad de los que voltean la mirada. (¿Les suena: cuando vinieron por los venezolanos no dijimos nada…?)

Bukele ha asumido su condición de alcaide de una factoría neocolonial que remeda los métodos brutales del viejo colonialismo, y los sucesos abominables de Abu Ghraib y la base de Guantánamo, que usurpa e infesta Estados Unidos en el sagrado suelo cubano.

El Estatuto de Roma califica en su Artículo 7° estos crímenes de lesa humanidad como los actos que se cometan “como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil: deportación o traslado forzoso de población; encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional; tortura; persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género… desaparición forzada de personas.”

Muchas voces se han levantado contra esta violación horrenda a la dignidad humana. El 25 de marzo se realizó una jornada mundial de solidaridad con la Revolución Bolivariana y nuestros migrantes criminalizados injustamente. Los culpables de estos crímenes de lesa humanidad están siendo juzgados por la ciudadanía decente de todas las naciones. Y la historia nunca los absolverá.  

El Pueblo y Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela jamás abandonaremos a nuestros compatriotas. El Presidente Nicolás Maduro es el único en el mundo con un plan sistemático e integral de Vuelta a la Patria. Daremos la pelea legal, diplomática y política hasta lograr este objetivo supremo, de honor, de justicia. ¡Lo juramos! ¡Y venceremos!

Yldefonso Finol    

 

lunes, 20 de enero de 2025

LOS MATONES ANTIVENEZOLANOS QUIEREN GUERRA

 

Los matones antivenezolanos quieren guerra

Nuevamente coinciden dos matones neogranadinos en arengar una guerra contra Venezuela: Uribe, el paraco mayor, lo aúlla en la frontera; Santos, el ministro de defensa que bombardeó Ecuador, lo escribe en carta pública. (Un puñado de malnacidos con cédula venezolana -pero con alma y pasaporte colonial- los secundan).

Pregunta: ¿la legislación del país vecino permite este tipo de llamados belicistas, así no más?

En 2017 un abogado uribestia publicó un artículo llamando a matar al Presidente Nicolás Maduro. https://www.alainet.org/de/node/186720

Pregunta: ¿cómo se logra la “paz total” con los matones predicando impunemente su belicosa religión necrofílica?

Unos días después del gravísimo acto de Álvaro Uribe en Cúcuta pidiendo una invasión militar extranjera contra Venezuela, estalla otra crisis de violencia en la zona limítrofe del Catatumbo, provocando la enésima afluencia masiva de personas expulsadas desde Colombia hacia nuestro país (mucho guillo). La guerra interna continúa haciendo estragos en la sociedad colombiana, con cientos de miles de víctimas mortales tras seis décadas, más desapariciones que en las dictaduras del Cono Sur, y terribles violaciones de Derechos Humanos que reproducen la perversa imaginación nazi-fascista o nazi-sionista.

Paradoja: en el discurso dominante de la mediática pro-imperialista, el llamado “sistema interamericano”, el campo otanista promovido como “comunidad internacional”, Colombia ha sido exhibida como un “modelo de democracia”.

La economía privilegiada por el crimen transnacional (drogas, armamentismo, tráfico y trata de personas) está perfectamente insertada en el mercado global controlado por las agencias conspirativas estadounidenses y asociados. Los carteles del narcotráfico y sus guardias pretorianas en el terreno, en ese gran portaviones gringo que va del Chocó a Tumaco y del Casanare al Catatumbo, cuentan con los avales de una oligarquía añejamente antivenezolana, misma que ambiciona estratégicos espacios geográficos -y los recursos- de nuestra Patria. https://www.alainet.org/es/articulo/206911

Ingrediente peligrosísimo es el impresionante poder sionista en Colombia, muy acoplado al santanderismo, esa sub-doctrina monroísta que por dos siglos hizo del Estado un ente opresor de su pueblo y servil al imperialismo gringo. Antecedentes de esa relación criminal hay muchos, pero baste por ahora recordar el caso Rafael Rafi Eitan, agente israelí que diseñó y orquestó el genocidio de la Unión Patriótica y otros grupos de izquierda cuando la presidencia de Virgilio Barco, y, unos años después, el del coronel del ejército israelí Yair Klein, quien dirigió, junto a otros tres de igual rango y procedencia, el entrenamiento de los jefes paramilitares colombianos.

El negocio del guerrerismo ha sido el gran articulador de los intereses israelíes con Colombia. La clase política del vecino país está muy comprometida en estos manejos. El uribismo, y su variante camaleónica el santismo, son abiertamente sionistas. Pegasus es un nombre clave para indagar en el submundo de la triangulación que EEUU ha perfeccionado desde el satélite granadino. El software de espionaje Pegasus está en manos del paramilitarismo campante, y es utilizado en el plan antinacional de la derecha venezolana subalterna del mismo patrón.

Personajes polifacéticos del sionismo actúan con fachadas de empresas expertas en ciberseguridad (espionaje), perros de la guerra, finanzas, seguros, automóviles, joyería, también controlan gran parte del negocio mediático, financiero, y cooptan figuras de los sectores religiosos, artísticos, educativos, y otras mamparas como inofensivas ONGs; todo cuanto sirva para legitimar dineros del narcotráfico y posicionarse en el portaviones contra Venezuela Bolivariana.

Hoy, mientras se posesiona Donald Trump como presidente de Estados Unidos, en tierras colombianas desanda el espíritu del presidente más breve en la historia del país norteño, William Henry Harrison, quien como “diplomático” de Washington en Bogotá, conspiró depravadamente contra El Libertador Simón Bolívar, coordinando y financiando a los santanderistas que intentaron el magnicidio de la Noche Septembrina y los que mataron al Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.

Desde esos tiempos las huestes bolivarianas sabemos quienes son unos y otros: los que dan las órdenes y los matones que acuden a perpetrarlas.

 

Yldefonso Finol

Militante Bolivariano

sábado, 11 de enero de 2025

EL GENERAL RAFAEL URDANETA ANTE LA TRISTE NOTICIA DE LA MUERTE DEL LIBERTADOR.

 9 de enero 1831

EL GENERAL RAFAEL URDANETA ENCARGADO DEL PODER EJECUTIVO DE COLOMBIA ANTE LA TRISTE NOTICIA DE LA MUERTE DEL LIBERTADOR.
El General en Jefe Rafael Urdaneta, por las circunstancias destructoras que se desataron sobre la Colombia original, para tratar de salvar lo que quedaba del proyecto emancipador y evitar la persecución criminal contra los bolivarianos, se hizo cargo del gobierno en Bogotá el 5 de septiembre de 1830 a petición de los cabildos de Cundinamarca que clamaban el retorno de Bolívar; así se lo pidió Urdaneta encarecidamente en cuatro cartas, la última de las cuales llegó a Santa Marta el 21 de diciembre.
La distancia y dificultades del camino retrasaban las comunicaciones. Por eso esta conmovedora Proclama es del 9 de enero cuando confirmó Rafael Urdaneta la infausta noticia de la muerte del Libertador.
En breves párrafos, Urdaneta demuestra su inmensa calidad humana, sus sinceras convicciones democráticas, y sus anhelos por la paz y la fraternidad.
Seguimos en la ruta virtuosa que nos legaron aquellos prohombres, nuestros Próceres y guías eternos.
¡Seamos leales como Urdaneta!
¡Patria o muerte, venceremos!
Yldefonso Finol

*Proclama de Urdaneta*
Colombianos! Agobiado por el peso del dolor, me esfuerzo, no obstante por cumplir con el más triste de mis deberes como magistrado, como ciudadano, como amigo. Os anuncio que ha cesado de existir el más ilustre entre todos los hijos de Colombia, el LIBERTADOR, el fundador de tres Repúblicas, el inmortal SIMÓN BOLÍVAR. Después de haber agotado hasta las últimas heces del cáliz de amargura que le ofreció la suspicacia de algunos conciudadanos suyos, ha pasado a la región de las almas, dejando un vacío inmenso en Colombia, en América, en el orbe civilizado.

Colombianos! Las pasiones contemporáneas, aun las más encarnizadas, deben darse ya por satisfechas. BOLÍVAR no pertenece de hoy más, sino al dominio de la historia; y mientras ella le asigna en sus páginas el prominente lugar a que le han hecho acreedor sus relevantes servicios a la causa de la humanidad, nosotros, los que tenemos la desgracia de sobrevivirle, debemos reunirnos en torno de su tumba helada, a llorar la pérdida que hemos hecho, a meditar sobre la situacion de Colombia, y prestarle los auxilios de que tanto necesita la patria para revivir.
Colombianos! Deseoso de que no se malogren los esfuerzos inauditos de aquel varon esclarecido, por la independencia y la libertad de nuestra tierra, me ocupo actualmente de dictar aquellas medidas que demandan el reposo y bienestar de los que viven sometidos al Gobierno nacional, y de negociar, con los que no lo están, los medios de llegar a un avenimiento amistoso, que tenga por resultado, reorganizar a Colombia y presentarla de nuevo a los ojos de las naciones en su pasada majestad y esplendor. En nombre de la independencia y de la libertad, convido a todos los que abriguen en su pecho sentimientos nobles y generosos, a que coadyuven a la bella empresa de restaurar a Colombia. Venid pues, colombianos, al templo de la concordia, venid conmigo a darnos un abrazo fraternal. Sólo así evitaremos que el país sea patrimonio de la anarquía más espantosa y devoradora que jamás vieron los siglos.

Bogotá, Enero 9 de 1831.
RAFAEL URDANETA

lunes, 6 de enero de 2025

EL 10 DE ENERO DE 2025: VENEZUELA EN EL CENTRO DE LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL

 


EL 10 DE ENERO DE 2025: VENEZUELA EN EL CENTRO DE LA REVOLUCIÓN MUNDIAL

Benjamín Netanyahu apoyó a Guaidó y -por supuesto- no reconoce a Nicolás Maduro como Presidente. Milei se erige en súbdito del genocida Israel y el de Paraguay fue a rendirles pleitesía, mientras los cipayos del capital criminal le organizan giras y foros al Guaidó II.

Una pandilla de ociosos ex presidentes corruptos y con las manos ensangrentadas, son comparsa del sainete orquestado contra la Revolución Bolivariana. Los agentes de la peor parte del imperialismo, el sionismo, que es el fascismo actual, montaron la farsa de unas “actas” que debían mostrarse para validar el triunfo claro y contundente de Nicolás Maduro en las presidenciales del 28 de julio de 2024 (caso único en este mundo); de inmediato la mediática antibolivariana se desplegó a nivel planetario para imponer la matriz falaz. Parte del plan fue provocar violencia desalmada, asesinatos de señoras mayores, lideresas populares, y de algunos servidores públicos civiles y uniformados. La maligna jefa de la operación pidiendo a gritos una intervención militar extranjera contra nuestro país a los “humanitarios” Biden y Netanyahu. El segundón Edmundo González, matón de monjas y sacerdotes salvadoreños, firmó un acuerdo para irse a España, violándolo pronto para seguir acumulando “aportes”.

Hay que decirlo: nuestros enemigos nos convirtieron en el centro de la geopolítica mundial con el 10 de enero como hito de lo que serán las relaciones internacionales en adelante.

En las calles de Venezuela hay varios consensos que forman una fuerza inexpugnable: el pueblo bolivariano (contando en él a nuestra Fuerza Armada, por supuesto) es garantía de una Venezuela en paz, con un gobierno muy democrático, profundamente democrático, presidido, sin la más mínima duda, por Nicolás Maduro, y con la determinación de continuar el camino de la recuperación económica y los avances sociales que habíamos alcanzado la primera década del siglo, para seguir por el horizonte de libertad, poder popular y potenciación productiva que nos hemos planteado como nación soberana, generosa, pero no pendeja, pacífica, pero preparada para combatir a quien se atreva a agredirnos.

Estas verdades se respiran en los aires de la diversa geografía nacional, y -apúntenlo- son compartidas por gente de todas las tendencias políticas. Así lo constatan a diario los diplomáticos y corresponsales de medios extranjeros, así lo han visto compatriotas emigrados que vinieron a pasar navidades y fin de año con sus familiares y amistades. Por cierto, cada vez son más los que deciden retornar viendo la nueva situación de bonanzas, y -también- huyendo de las discriminaciones de que han sido víctimas en países con gobiernos xenófobos.

La juramentación de Nicolás junto al Pueblo Presidente este 10 de enero ha generado expectativas superiores a la toma de posesión de Trump en EEUU. Las potencias amigas enviarán delegaciones de alto nivel, seguro sorprenderán a quienes están apostando al vacío. Se estima que asistirán cerca de cinco mil representantes de partidos y movimientos sociales solidarios con la Revolución Bolivariana. El pueblo venezolano colmará Caracas de alegría, fraternidad, y amor por nuestro líder con la consigna Yo Juro con Maduro.

El mercado de hidrocarburos, las bolsas de valores, las tramposas empresas “calificadoras”, los sesudos analistas internacionales, tienen sus telescopios ajustados hacia Venezuela.

Nadie es indiferente al Vientre de la Emancipación, que parió a los vencedores de hace doscientos años en Junín y Ayacucho. Los pueblos que luchan por su dignidad, soberanía y su vida misma, tienen mente, alma y corazón abrazados con la Venezuela de Bolívar, Chávez y Maduro. No les fallaremos.

Dos modelos de sociedad se debaten la hegemonía mundial: el decadente imperialismo que se niega a perder sus privilegios y exige servilismo, aún a costa de llevar las guerras a extremos inhumanos, o un mundo multipolar en equilibrio y paz con dignidad que aspiran los pueblos mayoritariamente. Venezuela es motor de la opción que salvará la humanidad de la barbarie. 

¡Seguiremos Venciendo!

 

Yldefonso Finol

Militante Bolivariano

lunes, 30 de diciembre de 2024

10 DE ENERO DE 2025: LECCIONES DESDE NUESTRA GESTA LIBERTADORA

 

10 DE ENERO 2025: LECCIONES DESDE NUESTRA GESTA LIBERTADORA

I

Lección Primera

“Mucho tiempo hace que nuestra divisa ha sido triunfar o morir, aunque no es morir evitar la ignominia y la venganza de nuestros enemigos. Siempre seremos víctimas si no vencemos.” (Simón Bolívar en carta al General en Jefe Rafael Urdaneta, Purificación, 1° de enero de 1829)

Sentencia el Hombre de las Dificultades: “Es una cosa inaudita que se llame liberal (democrático) el partido que abre las puertas a los enemigos de la nación”.

Hay que vencer porque sí, cada día, cada instante. El 10 de enero de 2025 no debemos dejarnos sorprender por traiciones tipo Fernández Vinoni en el Puerto Cabello de 1812, por Caballos de Troya, ni por una mosca en el plato de sopa. Las fuerzas patrióticas todas, en vigilia y disposición combativa, debemos tratar como enemigo a cualquier “partido” que intente abrir “las puertas a los enemigos de la nación”. 

Como proclamara José Félix Ribas en una hora decisiva de nuestra gesta emancipadora: “No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer”.

II

Lección Segunda

“A pesar de nuestras protestas, de nuestra moderación, de nuestra generosidad, y de la inviolabilidad de nuestros principios… se nos bloquea, se nos hostiliza, se nos envían agentes a amotinarnos unos contra otros, y se procura desacreditarnos entre las naciones para oprimirnos…Sin hacer el menor aprecio de nuestras razones, sin presentarlas al imparcial juicio del mundo, y sin otros jueces que nuestros enemigos, se nos condena a una dolorosa incomunicación con nuestros hermanos; y para añadir el desprecio a la calumnia se nos nombran apoderados, contra nuestra expresa voluntad, para que en sus Cortes dispongan arbitrariamente de nuestros intereses bajo el influjo y la fuerza de nuestros enemigos.” (Declaración solemne de la Independencia por el Congreso de Venezuela, 5 de julio de 1811)

Lo expresado en la Declaración de Independencia parece redactado para el presente. No es casual. Esta lucha del siglo XXI, que nos ha traído victoriosos con inmensos sacrificios al 10 de enero de 2025, es la misma que iniciaron nuestros Próceres en el despegue de la Gesta Independentista, continuación de la resistencia originaria del primer guerrero que enfrentó a los invasores colonialistas y de las sublevaciones de los africanos esclavizados por los europeos en estas tierras. Es la épica bolivariana reivindicada por el Comandante Eterno Hugo Chávez, que delegó en el Presidente Nicolás Maduro el mando de la Revolución Venezolana.

No hay espacio para el titubeo ni el chantaje con las prostituidas trampas de la falacia imperialista de la “democracia” y los “derechos humanos”: ellos que son sus principales violadores.

Si “nuestros hermanos” (gobiernos de países vecinos en geografía), nos condenan “a una dolorosa incomunicación” (como ya lo han hecho con el malnacido y extinto Grupo de Lima), lamentamos que se arriesguen a quedar sin dignidad por servir a quien los quiere serviles. Siempre en los pueblos hay una reserva de honor y vergüenza.

Recordemos al gran bolivariano cubano José Martí: “En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres.”

Aquella Primera República instituida por tan magnífica Declaración, sucumbió por ingenua. Bolívar hizo su autocrítica en el Manifiesto de Cartagena: Venezuela adoptó un sistema tolerante, lo que resultó fatal. La falta de una concepción revolucionaria coherente con el reto planteado, trajo consigo la creación de “Repúblicas aéreas”, que “han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano”. Humanismo romántico que aún persiste en muchos (a pesar que los humanos israelíes cometen -bestialmente- la barbarie más atroz del siglo XXI ante la mirada indiferente de miles de millones de humanos idiotizados por el mercado capitalista global).

Se permitió la impunidad de los delitos de Estado, cometidos por los “españoles europeos”, funcionarios de altos cargos del poder político, militar y religioso. Se perdonaba el delito de lesa patria: “a cada conspiración sucedía un perdón”, incurriendo en lo que Bolívar calificó como “clemencia criminal”. A estas debilidades político-ideológicas, había que sumar las rivalidades arribistas que nunca cesan por la ambición individualista (siempre tan dañina).

En la contemporaneidad internacional, ha quedado demostrado que no es la excesiva generosidad (obsequiosidad) la que genera solidaridad recíproca. El pragmatismo, los “intereses” (del imperialismo y las oligarquías), es lo que predomina en la clase política latinoamericana. No la identidad común, histórica, ideológica, cultural, ni el devenir de los pueblos. (Experiencias como la ALBA marcan una diferencia esperanzadora, siendo ésta el núcleo duro de la anhelada unidad de Nuestra América)

Más aún, el hecho de proclamar el sistema de los valores altruistas profesados por nuestra estirpe fundadora de la nacionalidad, nos otorga la fuerza espiritual para defender con mayor contundencia los espacios de dignidad colectiva alcanzados por el pueblo bolivariano, esa reserva moral de la América mestiza que no se deja doblegar.   

III

Lección Tercera

El 20 de agosto de 1818, el Libertador Simón Bolívar rebatió las groseras pretensiones del representante yanqui Juan Bautista Irvine, con quien mantuvo un duelo epistolar por el contrabando de armas que las fragatas gringas Tigre y Libertad traían para los realistas por el Orinoco, y que fueron capturadas in fraganti por nuestra naciente Armada Republicana y confiscadas por el Gobierno Bolivariano de Venezuela constituido en Angostura: “Si es libre el comercio de los neutros para suministrar a ambas partes los medios de hacer guerra, ¿por qué se prohíbe en el Norte? ¿Por qué a la prohibición se le añade la severidad de la pena, sin ejemplo en los anales de la república del Norte? ¿No es declararse contra los independientes negarles lo que el derecho de neutralidad les permite exigir? La prohibición no debe entenderse sino directamente contra nosotros que éramos los únicos que necesitábamos protección. Los españoles tenían todo cuanto necesitaban o podían proveerse en otras partes…Mr. Cobbett ha declarado en su semanario la parcialidad de los Estados Unidos a favor de la España en nuestra contienda. Negar a una parte los elementos que no tiene y sin los cuales no puede sostener su pretensión cuando la contraria abunda en ellos, es lo mismo que condenarla a que se someta, y en nuestra guerra con España es destinarnos al suplicio, mandarnos a exterminar”.

Las notas hipócritas y prepotentes del espía yanqui no se hicieron esperar, pero serían revolcadas por la pluma encendida del más ilustre venezolano: “protesto a usted que no permitiré que se ultraje ni desprecie el Gobierno y los derechos de Venezuela. Defendiéndonos contra la España ha desaparecido una gran parte de nuestra población y el resto que queda ansía por merecer igual suerte. Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende”.

El 10 de enero de 2025 cada patriota bolivariano debe estar imbuido de ese espíritu del Libertador, con absoluta disposición combativa y celo extremo ante cualquier asomo de engaño, dilación, ofensa, maniobra del enemigo frontal, y de los que se dicen “neutros”.

IV

Lección Cuarta

El “diplomático” estadounidense William Henry Harrison penetró a la elite bogotana y la puso al servicio del plan intrigante de su gobierno. El 7 de septiembre de 1829 develó sus augurios contra el proyecto liderado por Bolívar: “El drama político de este país se apresura rápidamente a su desenlace”. Desde Washington azuzaron las jugadas para que la traición fuese la sepulturera del sueño bolivariano: “Pero su confianza será su ruina (decía Harrison sobre El Libertador). Una mina ya cargada se halla preparada y estallará sobre ellos dentro de poco”.

Este lenguaje tan tajante sólo lo usa quien está muy metido en los detalles de la conspiración, tanto, que puede describir cual cronista los pormenores más íntimos de la operación desestabilizadora: “Obando (José María, organizador del magnicidio contra Antonio José de Sucre) se encuentra en el campamento de Bolívar seduciendo a sus tropas. Córdova ha seducido al batallón que está en Popayán y se ha ido al Cauca y Antioquia, las cuales están maduras para la revuelta…Se distribuye dinero entre las tropas, sin que el gobierno tenga todavía conocimiento de estos movimientos”, informaba el espía en sus reportes.

La diplomacia estadounidense no sólo se limita al funcionariado del Departamento de Estado. En toda su existencia, ese país, ha involucrado al empresariado, algunos mandos militares (caso Laura Richardson, ex jefa del Comando Sur, haciendo una intensa “diplomacia” belicista con marcado acento antivenezolano),  sectas religiosas, personalidades influyentes (académicos, artistas, deportistas, predicadores), viajeros furtivos, organizaciones “no gubernamentales” (algunas han crecido exponencialmente de manera extraña), en la compleja red de sojuzgamiento internacional que tejieron desde aquellos umbrales decimonónicos, cuando emprendieron su plan imperialista radicalmente antibolivariano.  

El historiador bogotano Indalecio Liévano Aguirre, señaló ese entramado gringo creado para obstaculizar la gran misión del Libertador: “El siniestro Joel Poinsett en México, Anderson en Bogotá y  William Tudor en Lima, por sólo citar los principales, organizaron entonces una verdadera red de intrigas, intrigas que se orientaban a ofrecer toda clase de estímulos al espíritu regionalista y a las rivalidades de las distintas Repúblicas hispanoamericanas… dizque amenazadas por los proyectos cesaristas del general Bolívar. Esta clase de razonamientos encontró eco en las oligarquías criollas”.  

Nada que venga de ese Estado sin nombre, genocida desde su ocupación por anglosajones, es de fiar. “Ni tantito así”, decía El Che. Bolívar lo visualizó entre el torbellino de sucesos que le tocó enfrentar. El 25 de mayo de 1820, le escribió a José Tomás Revenga: “Jamás conducta ha sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros”.

En 1826 todavía los barcos norteamericanos contrabandeaban armas para los realistas. Bolívar advirtió el 13 de junio al vicepresidente: “yo recomiendo a usted que haga tener la mayor vigilancia sobre estos (norte) americanos que frecuentan las costas; son capaces de vender Colombia por un real”. Nunca se dijo más claro.

Del 26 marzo 2020 a diciembre 2024: de Guaidó a Edmundo, y el espectro de Maligna.

EE. UU. ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por capturar a Nicolás Maduro. Legisladores estadounidenses buscan ampliar de 15 a 100 millones de dólares la recompensa por la captura del presidente Nicolás Maduro. Grupúsculo (cinco tipos) seguidor de la banda terrorista de María Machado pide intervención militar contra Venezuela y aumento del “premio” por la cabeza del Presidente Maduro. La Machado clama a Biden y Netanyahu por una invasión a Venezuela, como la de Gaza, humanitaria.

El fiscal general de Estados Unidos, el país más narco del Universo, presentó cargos por narcotráfico contra el presidente de Venezuela, el país más exitoso en control, prevención y persecución del narcotráfico. Entonces comienzan a aparecer unos gendarmes, militares activos, agentes encubiertos, camuflados de viajeros “enamorados”. Pero no traen flores, ni serenatas. Traen cargamentos de armas de fabricación gringa, diseñadas para asaltos urbanos, acciones tácticas ofensivas, sicariatos, magnicidios.  

¡Bien por la inteligencia social de nuestro pueblo y nuestros patrióticos cuerpos de seguridad!

Sigamos elevando el nivel de la vigilancia revolucionaria.

V

Lección Quinta

Carta de Jamaica: “Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración. Sin embargo, nuestra división no es extraña, porque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos: conservadores y reformadores. Los primeros son, por lo común, más numerosos, porque el imperio de la costumbre produce el efecto de la obediencia a las potestades establecidas; los últimos son siempre menos numerosos, aunque más vehementes e ilustrados. De este modo la masa física se equilibra con la fuerza moral, y la contienda se prolonga siendo sus resultados muy inciertos. Por fortuna, entre nosotros, la masa ha seguido a la inteligencia. Yo diré a Usted lo que puede ponernos en actitud de expulsar a los españoles y de fundar un gobierno libre: es la unión, ciertamente; más esta unión no nos vendrá por prodigios divinos sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos.”

Unidad en la convicción revolucionaria, en la salvaguarda de la soberanía y autodeterminación de nuestras naciones, en la claridad de que los imperialismos nos quieren sumisos para expoliarnos y sojuzgarnos. Los gobiernos lacayos y “tibios” nos dan la espalda. Se juntan al coro injerencista y conspirador de los neofascistas. La geopolítica es muy compleja, dialéctica, y hoy Venezuela tiene grandes aliados en países lejanos -y poderosos-, aunque en el vecindario pululen miserias humanas por adicción al servilismo. Invoquemos -como Chávez y Maduro- al Protector de Pueblos Libres José Artigas, quien, en carta dirigida a Martín Güemes el 5 de febrero de 1816, afirmara: “Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos”, por lo que “es forzoso que nuestros esfuerzos sean vigorosos”, concluía el caudillo oriental.     

Y la única unión sincera y duradera se basa en el valor de la lealtad: comunión de principios, visión semejante, respeto por la promesa jurada, fe en una esperanza compartida, honor en la acción, veneración por el bien común. Entonces volvemos a Urdaneta.  

El 18 de mayo de 1813, Rafael Urdaneta, natural de Maracaibo, Venezuela, actuando como Sargento Mayor, Comandante del Batallón Número 3º de la Unión, en el Ejército del Norte de la Nueva Granada, bajo las órdenes del Coronel Manuel Castillo, ante la insubordinación de este jefe y otros oficiales granadinos como el Sargento Francisco de Paula Santander, que ponían al borde del fracaso la operación que el Coronel Simón Bolívar, jefe de la expedición, se proponía sobre Mérida y Trujillo, la cual fue autorizada por el Presidente del Congreso de la Unión, Camilo Torres; el Teniente Coronel graduado Rafael Urdaneta tomó la iniciativa de dar un espaldarazo a la jefatura de Simón Bolívar y a la pertinencia de su plan para liberar a Venezuela. En consecuencia, manifestó: “General: si con dos hombres basta para emancipar la Patria, pronto estoy a acompañar a Usted.”

Y vivió para honrar esa palabra empeñada.

Rafael Urdaneta se resteó con Bolívar en el debate del Decreto de Guerra a Muerte, en la defensa suicida de Valencia contra las embestidas de las hordas de Boves, en la recomposición del Ejército tras la derrota de la Segunda República, en la recuperación de Cundinamarca dividida de la Unión Granadina, enfrentando la jugada del Congresillo de Cariaco donde logró sumar a Sucre al partido bolivariano, en la formación de la Tercera República en Angostura, haciendo diplomacia a finales de 1820 en Trujillo con los delegados de Pablo Morillo para el Tratado de Regularización de la Guerra y Armisticio, en el plan secreto para liberar Maracaibo el 28 de enero de 1821, constituyendo la tercera parte del ejército que luchó en Carabobo, en las operaciones militares de la Campaña del Sur, en la defensa y protección de Manuelita Sáenz, en los momentos difíciles de la Convención de Ocaña, en la Noche Septembrina rescatando Bogotá de manos de los complotados, en los juicios a los traidores, desmontando las calumnias que se urdieron para mancillar la gloria del Libertador (como esa de querer coronarse), en la hora de su partida hacia no se sabe dónde, retomando el poder el 5 de septiembre de 1830 para que Bolívar regresara a gobernar lo que quedaba de Colombia, y más allá de la muerte, en la repatriación a Caracas de sus restos inmortales, la reivindicación política de su lugar en la Historia Patria, en la fundación de la Sociedad Bolivariana.

Así debemos ser las bolivarianas y los bolivarianos de hoy y siempre. La traición, la deslealtad, la ingratitud, la hipocresía, son antibolivarianas.   

VI

Lección Sexta

De Bomboná a las Sabanas de Ibarra

Después que el comandante realista de Pasto, Basilio García, se vio obligado a capitular ante Bolívar tras el costoso triunfo patriota en Bomboná (7 de abril de 1822), tuvo que ir Sucre en diciembre de ese año a pacificar la ciudad que se volvió a rebelar a favor de la monarquía española, esta vez encabezada por Benito Boves y Agustín Agualongo, sanguinarios fanáticos del Rey.

Dejemos que sea el propio Libertador quien -según correspondencia a Basilio García- nos ilustre en este asunto: “Es por última vez que dirijo a Vuestra Señoría palabras de paz. Muchos pasos he dado para evitar a Usted, a esa guarnición y al desgraciado pueblo de Pasto, todos los horrores de la guerra; pero la medida de la obstinación ha llegado a su colmo, y es necesario, o que Usted, esa guarnición y el pueblo de Pasto entren por una capitulación honrosa, útil y agradable, o que se preparen a vencer o morir. Nosotros tenemos derechos para vindicar las infracciones que hicieron en el armisticio de Trujillo; tenemos derecho para tomar represalias por el asesinato cometido contra el teniente coronel Simón Muñoz, ordenado por Usted, aconsejado por sus consejeros y cubierta con la más infame hipocresía por algunos jefes y oficiales de esa guarnición, no permitiendo siquiera que exhumase su cadáver para que se enterrase en sagrado, por ser excomulgado, como lo ordenó don Miguel Retamal. La muerte de ese individuo está tan calificada, que ya Usted no tiene poder ni aun para destruir a todos los testigos del caso. Tenemos derecho para vengar el asesinato de nuestro hospital de Miraflores. La muerte de nuestros enfermos en la Cuchilla del Tampo, el capitán Ledesma y tres más de sus compañeros, asesinados después de rendidos; el asesinato vil y atroz de muchos de nuestros retrasados y enfermos que hemos visto atados a árboles y decapitados. Tenemos derecho para tratar a todo el pueblo de Pasto como prisioneros de guerra, porque todo él, sin excepción de una persona, nos hace la guerra, y para confiscarles todos sus bienes como pertenecientes a enemigos. Tenemos, en fin, derecho a tratar a esa guarnición con el último rigor de la guerra, y al pueblo para confinarlo en prisiones estrechas, como prisionero de guerra, en las plazas fuertes marítimas, y todo ese territorio secuestrado por cuenta del fisco… Si Usted lo que desea es esta suerte a las tropas y pueblos de su mando, bien puede contar con ella; y si Vuestra Señoría quiere evitar una catástrofe semejante, tiene que reconquistar a Colombia, o someterse a una capitulación.”

Como pueden ver en esta carta del Libertador del 23 de mayo de 1822 al Coronel Basilio García, los desmanes cometidos por los monárquicos contra tropas enfermas, heridas y presas, le otorgaban al ejército patriota el derecho de defensa con proporcional violencia, pero la magnanimidad bolivariana tendía un puente de paz para evitar males mayores, toda vez que en este momento la superioridad bélica del Ejército Libertador se hacía sentir como poder disuasivo contundente.

El Comandante de Pasto acepta la Capitulación y cede la plaza el 6 de junio de 1822. Dos días después Bolívar entró en Pasto. Pero ya en septiembre los reductos realistas liderados por el teniente coronel Benito Remigio Boves (dicen que sobrino del José Tomás), se alzan y apoderan de nuevo de la zona de Los Pastos, causando daños a las pequeñas guarniciones republicanas y apoderándose de pertrechos hasta formar una fuerza significativa que se enseñorea con la ciudad. Es entonces que El Libertador, pasados apenas un par de meses de la entrevista con San Martín, preocupado por los estratégicos asuntos del Perú, envía a Sucre a sofocar la reciente inestabilidad surgida en Pasto, y como era su costumbre, cumplió la misión con brillante exactitud. Sólo la mezquindad del santanderismo que se apoderó de Colombia tras la muerte del Libertador, pudo poner a rodar la leyenda de una supuesta “Navidad Negra”, para mancillar la memoria del inmaculado Mariscal de Ayacucho.

Año de 1823. Bolívar estaba en Guayaquil pendiente del Perú; ya había enviado a Sucre con parte del Ejército. Esta noticia la conocieron los testarudos realistas de Pasto que no habían aprendido ni de la magnanimidad de la Capitulación post Bomboná, ni del jalón de orejas que les dio Sucre en diciembre de 1822. Pues se alzaron otra vez, con los coroneles Estanislao Merchán Cano y Agustín Agualongo, como jefes político y militar respectivamente.

Estos jefes realistas lograron vencer al General Juan José Flores, lo que prendió las alarmas porque de seguro esa victoria los animaría a intentar más tropelías contrarrevolucionarias.

La batalla debía darse en las condiciones más favorables para la Patria, toda vez que en los combates antes, durante y después de Bomboná, la experiencia indicaba que el terreno jugó en pro del enemigo, que sabía aprovechar al máximo su carácter montañés y la inutilización de la caballería. La táctica correcta debía aplicarse atrayendo al enemigo hacia un campo más llano. En este aspecto la arrogancia de los fanáticos monarquistas contribuyó mucho a su fracaso, ya que, creyendo desguarnecida a Quito, quisieron seguir hasta reconquistarla. En el camino, debían pasar por tierras planas, y allí les preparó Bolívar el epílogo de aquella confrontación que estaba latente desde el 7 de abril de 1822 en las faldas del volcán Galeras. 

El Libertador sólo logró reunir unos mil quinientos soldados, de los cuales una cuarta parte se consideraba con experiencia, el resto eran reclutas y milicias de los pueblos vecinos de Quito. Pero bien lo enseña el Arte de la Guerra, el General ya conocía esos caminos, conocía la soberbia del enemigo, y tenía con él la doctrina, esa poderosa energía creadora, que hacía que los hombres le siguieran con confianza y convicción.  

Vicente Lecuna, en su obra Bolívar y el arte militar, resume la contienda: “Cuando ya los pastusos se habían esparcido por esos lugares, el Libertador entrando el 17 de julio de 1823 por la pica desusada de Cochicaranqui, los sorprendió y aunque se reunieron y opusieron resistencia fueron batidos y destrozados por la caballería, favorecida por la naturaleza del terreno. El desquite por los destrozos de Bomboná fue completo: en el suelo quedaron 550 muertos y 120 heridos de los realistas.”

La violencia fascista preparada desde Estados Unidos y desatada la noche del 28 de julio, a través de sus agentes Machado-González Urrutia and Co. (la primera huida y el segundo “capitulado”, y marchado a España como Basilio García), cobró decenas de víctimas, como ocurrió antes con las guarimbas e intentos de Golpe de Estado. Derrotados, controlados y desarticulados los grupos criminales, de inmediato, en total sincronía, se activó la canalla político-mediática para desconocer nuestro soberano acto electoral.

Si los enemigos de la Revolución Bolivariana no aceptaron su derrota el 28 de julio de 2024 como los fanáticos realistas en la Batalla de Bomboná, entonces hay que consolidar la victoria con un 10 de enero de 2025 que les recuerde la Batalla de Ibarra.

 

Yldefonso Finol

Militante Bolivariano  

viernes, 13 de diciembre de 2024

LA INVENCIBLE CONSTITUCIÓN BOLIVARIANA EN SU XXV ANIVERSARIO

 


LA INVENCIBLE CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA EN SU XXV ANIVERSARIO.

La más atacada de nuestra historia, la más progresista del siglo XXI.

Epígrafe

“Los problemas constitucionales no son, primariamente, problemas de derecho, sino de poder; la verdadera Constitución de un país sólo reside en los factores reales y decisivos de poder que en ese país rigen; y las Constituciones escritas no tienen valor ni son duraderas más que cuando dan expresión fiel a los factores de poder imperantes en la realidad social”. Ferdinand Lassalle

I

La Bolivariana

La Constitución que nació hace veinticinco años es una obra inédita en la historia constitucional, es original y originaria, hija del honor de un líder que cumplió su palabra hasta el límite de dar la vida, Hugo Chávez; expresión del espíritu bolivariano que vivió -a veces soterrado, latente, pero nunca extinto- en el alma colectiva del pueblo venezolano, y fue el pacto social de un país insurgente, en respuesta al llamado de la historia que clamaba un cambio radical, porque ni la opresión ni los engaños, podían ya contener el río brotado de entre las hojas y los manantiales imperceptibles para la elite decadente que ostentó el poder como festín servil de mezquinos intereses foráneos y enajenadas apetencias burguesas.  

La Constitución del 61 -traicionado el anhelo popular revolucionario del 23 de enero de 1958, como lo denunció virilmente Fabricio Ojeda- había sido usada para crear un país subalterno de EEUU, en permanente crisis social, convirtiendo aquella Carta Magna en un cementerio de buenas intenciones. Vino el Tiempo Constituyente con el “Caracazo”, la insurrección armada del 4 de febrero de 1992, como expresiones del agotamiento por descomposición del modelo bipartidista del Pacto de Punto Fijo.

Nuestra Constitución de 1999 es la más discutida en los anales del constitucionalismo, toda la ciudadanía se involucró -directa o indirectamente- en el debate para su elaboración. El pueblo saboreó por primera vez el referéndum, para definir si se convocaba la Asamblea Nacional Constituyente, y para decidir la aprobación del texto redactado por ésta, escrito con el concurso de la venezolanidad plena: la preexistente como nacionalidades originarias, la fundida en el mestizaje de sangres, procedencias y creencias, y hasta la que levita en el etéreo mundo de lo trascendido, como ocurrió con el verso sublime de Aquiles Nazoa a “los Poderes Creadores del Pueblo”. 

El concepto de la democracia participativa y protagónica que la Constitución desarrolló como modelo superior al “representativo”, se activó en el mismo parto constituyente: el proceso para elaborarla fue germen de la movilización popular consciente que no ha tenido receso este cuarto de siglo para implantarla, defenderla y sostenerla.

La nueva Constitución -por ser bolivariana- blindó el carácter nacional de los recursos mineros y energéticos, la propiedad estatal de la empresa que opera la producción y negocios de hidrocarburos (PDVSA), reconoció los derechos de los Pueblos Indígenas, los derechos ambientales, e introdujo la progresividad de los Derechos Humanos; creó cinco Poderes Públicos, incluidos los novedosos (y bolivarianos) Poder Ciudadano y Poder Electoral; siempre supeditados al Poder Popular (intransferible) como esencia de la verdadera democracia revolucionaria inaugurada en 1999.

El Estado Federal Descentralizado es el agua para el pez de la Democracia Participativa y Protagónica ejercida por el Poder Popular en sus formas institucionales -gobernaciones, alcaldías- y directas, como consejos comunales y comunas, consejos de trabajadores, asambleas y todas las consultas constitucionales establecidas en las diversas modalidades de referéndums.

La Independencia Nacional, la economía productiva diversificada y la justicia social como principios definitorios de la formación social venezolana, nos abrieron el camino al fortalecimiento de la soberanía política, territorial, alimentaria, militar, y al ejercicio de la Diplomacia Bolivariana de Paz como aporte venezolano a la construcción del Equilibrio del Universo y las relaciones internacionales para la cooperación, la solidaridad, y el respeto a la autodeterminación de los pueblos.

II

La más odiada por la canalla antibolivariana

La Constitución Bolivariana ha sido, sin ninguna duda, la más atacada de nuestra historia. También ha sido, hay que decirlo alto y firme, la más defendida y la más victoriosa.

Cuando apenas cumplía dos añitos, las asociaciones ganaderas y la patronal llamaron a paros a finales de 2001, preparando el terreno para el golpe de Estado que darían luego en abril de 2002, juntándose toda la oligarquía empresarial, terrateniente, mediática, con la vieja clase política sacada del poder por el movimiento bolivariano, la cúpula eclesiástica, la pretensiosa elite burocrática petrolera, y algunos indignos oficiales militares, todos bajo la batuta de la Casa Blanca. El plan incluyó mercenarios que asesinaron a sangre fría decenas de personas, para culpar al gobierno y justificar la arremetida fascista, como quedó demostrado en las investigaciones posteriores y hasta por los testimonios de participantes y periodistas que cubrían los sucesos terribles de esas cuarenta y siete horas infaustas para la Patria.

El “decreto” de Pedro Carmona, con su mueca cínica y a la vez incrédula (redactado por “insignes juristas” en abril de 2002), llevó al paranoico grupo golpista al éxtasis de sucumbir a la seductora autocracia: “Artículo 1°: Se designa al ciudadano Pedro Carmona Estanga, venezolano, mayor de edad, con C.I. N° 1.262.556 presidente de la República de Venezuela.”

El dictadorzuelo se erige “jefe del Estado”, y su primer acto es (Art 2°) desaparecer la palabra Bolivariana del nombre de la República, lo que arrancó una ovación a la alborozada elite que lo acompañaba. De seguidas disolvió el parlamento, y se dio poderes para “designar transitoriamente a los titulares de los poderes públicos, nacionales, estadales y municipales”, destituyendo a los “magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, al Fiscal General, al Contralor, al Defensor del Pueblo y a los miembros del Consejo Nacional Electoral. Carmona, presidente de FEDECÁMARAS, creyó, como Luis XIV de Francia, que el Estado era él.

Las fuerzas actuantes tenían una clara vocación fascista, y lo demostraron con la masacre ejecutada el día 11 de abril y las marchas de ambos bandos, y las persecuciones desatadas cuando se creyeron dueños del poder. Fue el primer zarpazo contra la CRBV, donde no pudo faltar la traición por miserias humanas, incluso de algunos constituyentes del 99 y supuestos “amigos” del Presidente Hugo Chávez. Es la historia, maestra de lo humano por excelencia, para quienes son capaces de entreverla en medio de las nebulosas ficciones cotidianas.

Por nuestra parte, denunciamos a tiempo la preparación del Golpe de Estado por el “Grupo de Santa Lucía”, previéndolo en un artículo de opinión en el diario Panorama del 19 de noviembre de 2001, donde también advertimos la potencial respuesta popular: “El escenario que no estudiaron es que el intento desesperado de las elites por tumbar al gobierno constitucional nos llevará a un baño de sangre. O es que acaso cuentan con que los pobres se quedarán de brazos cruzados. Incitar a las protestas callejeras con ánimos golpistas como lo están haciendo las cúpulas terratenientes y empresariales, con apoyo de los medios de confusión masivos de la capital, puede provocar una respuesta igual de violenta de parte de los seguidores del Presidente, que arrastraría una enorme carga de sentimientos acumulados y sería impreciso predecir cualquier desenlace.”

No hubo descanso para la Constitución Bolivariana; quienes la odiaron desde su gestación, viendo el inmenso apoyo popular que obtuvo, la inmensa legitimidad de que se revistió, terminaron por “asumirla” y pretendieron manosearla como propia.

En su nombre hicieron el Paro Petrolero para derrocar al Proyecto Bolivariano, desataron violencia fascista callejera, conspiraron con tenebrosos intereses extranjeros para asesinar al Comandante Chávez, desconocieron elecciones, volvieron a las guarimbas, hicieron llamados locos a “la salida”, el pajúo Obama nos declaró amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de Estados Unidos, nos impusieron “sanciones” económicas, bloqueos, nos infiltraron paramilitares, mercenarios, crearon pandillas criminales para aterrorizar a la población, vino la guerra híbrida que en lo económico destruyó al bolívar, nos desbarataron la industria petrolera reduciendo al mínimo los ingresos nacionales, nos robaron activos en el exterior, nos negaron acceso a medicamentos, alimentos, y pretendieron quebrar nuestra fortaleza moral con una campaña de linchamiento en la transnacional mediática antibolivariana. Todo ello contra nuestro modelo democrático de la CRBV.     

La oposición ganó mayoría en la Asamblea Nacional en 2015, lo primero que hicieron fue mandar a la basura los cuadros del Libertador. Luego, por instrucciones gringas, se aventuraron con el Estatuto “Guaidó” (5 de febrero 2019): otra derogación de hecho de la Constitución que el pueblo aprobó masivamente en referéndum el 15 de diciembre de 1999. El bodrio es un caso de aberración extrema de todo el Derecho Constitucional en el planeta. La “transitoriedad” escrita tiene ínfulas de eternidad.

El “gobierno interino”, fantoche corrupto y asesino, se dedicó con fruición al Artículo 15° literal a) del “Estatuto” (¿supraconstitucional?): “Designar Juntas Administradoras ad-hoc para asumir la dirección y administración de institutos públicos, institutos autónomos, fundaciones del Estado, asociaciones o sociedades civiles del Estado, empresas del Estado, incluyendo aquellas constituidas en el extranjero, y cualesquiera otros entes descentralizados, a los fines de designar a sus administradores y en general, adoptar las medidas necesarias para el control y protección de sus activos.” Así saquearon CITGO y la están rematando, así destrozaron Monómeros, así se quedaron los ingleses nuestro oro, y otros miles de millones de dólares y euros en cuentas bancarias en el exterior.

Los corsarios del siglo XVII tenían códigos válidos entre criminales, éstos del XXI, ni eso. La extraterritorialidad se las garantizan los gobiernos amos: Estados Unidos y socios europeos, más un puñado de desvergonzados lacayos latinoamericanos. No deben quedar impunes estos ruines rateros. No merecen tener nuestra ciudadanía, al fin y al cabo, tienen otras nacionalidades, y -principalmente- un alma antivenezolana.

Hasta la Real Academia de la Lengua Española se metió contra nuestra Constitución; les molestó el lenguaje inclusivo de género que visibiliza a la mujer con términos como “ciudadana” y “presidenta”. Menos mal que aquí no tiene jurisdicción ningún organismo monárquico hace más de dos siglos, y lástima por esos elegantes señores, que ni cuenta se han dado que no existe una “lengua española”, sino que, en el Reino de España existen una variedad de idiomas que van desde el euskera en Euskal Herria hasta el catalán en Catalunya y el gallego en Galicia, por sólo nombrar tres.  

Epílogo

“A pesar de nuestras protestas, de nuestra moderación, de nuestra generosidad, y de la inviolabilidad de nuestros principios… se nos bloquea, se nos hostiliza, se nos envían agentes a amotinarnos unos contra otros, y se procura desacreditarnos entre las naciones para oprimirnos…Sin hacer el menor aprecio de nuestras razones, sin presentarlas al imparcial juicio del mundo, y sin otros jueces que nuestros enemigos, se nos condena a una dolorosa incomunicación con nuestros hermanos; y para añadir el desprecio a la calumnia se nos nombran apoderados, contra nuestra expresa voluntad, para que en sus Cortes dispongan arbitrariamente de nuestros intereses bajo el influjo y la fuerza de nuestros enemigos.” (Declaración solemne de la Independencia por el Congreso de Venezuela, 5 de julio de 1811)

En este Cuarto de Siglo de la Constitución, en este Bicentenario de las Batallas de Junín y Ayacucho, nada es más temido por el imperialismo gringo y sus lacayos que la Doctrina Bolivariana y el Bolivarianismo que de ella se alimenta.

Temen y odian como a nada, el Artículo 1° de la Constitución invencible: “La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional.”

Seamos cada día más radicales bolivarianos, y nadie podrá vencernos.

Yldefonso Finol

Constituyente de 1999