lunes, 11 de agosto de 2025

El “Fragmentado”: “Cartel de 50 Estrellas” y “Tren de Barras Rojiblancas”

 


El “Fragmentado”: “Cartel de 50 Estrellas” y “Tren de Barras Rojiblancas”  

Al capitán español Juan Pacheco Maldonado que capturó la última guerrilla de la resistencia originaria en el Lago Maracaibo, torturando y martirizando al Cacique Nigale y sus compañeros en junio de 1607, la Corona le otorgó como recompensa -además de encomiendas en el sur del lago- dos mil castellanos oro anuales POR DOS VIDAS; es decir, para él y para su heredero principal. Notable la importancia que esta conquista tuvo para el colonialismo español.

 No podían escapar a la lista de “requeridos” a cambio de recompensas los rebeldes insurgentes Francisco de Miranda, y Simón Bolívar, a quien los gobernantes coloniales en Venezuela le arrebataron, usurparon y subastaron casi toda la herencia familiar.

La práctica de la “recompensa” es parte del paisaje gringo. No hay película del oeste (western) donde no aparezca un cartel -con el famoso encabezado wanted- ofreciendo algunos dólares por equis fugitivo.

En la contemporaneidad la gusanera de Miami ofreció desde comienzos de los sesenta US$ 100.000 por la muerte de Fidel (aproximadamente US$ 1,7 millones en la actualidad), y otros US$ 20.000 por Raúl y el Che Guevara, respectivamente (unos US$ 265.000 actualmente).

Documentos desclasificados en 2016 describen un plan del Pentágono llamado Operación Bounty, que buscó infructuosamente derrocar a Fidel Castro, y preveía recompensas a los que mataran a cubanos comunistas.

Recompensas fue la perdición de la etapa más corrupta y asesina del Plan Colombia, cuando se mataban personas sólo por el afán de cobrar un dinero de la muerte y la degradación humana.

La recompensa por el magnicidio a traición del máximo líder centroamericano Augusto César Sandino, después de asistir a una cena en la casa presidencial nicaragüense, ya logradas la paz y la expulsión de los invasores yanquis, fue entregarle Nicaragua a la dinastía Somoza, fascistas subordinados que hundieron al país en la represión, la pérdida de soberanía, el atraso y la pobreza.

Por la captura de Pancho Villa, los gringos ofrecieron de entrada 5.000 dólares, que la familia Hearst -gran promotora de la invasión a México- elevó a un total de 55.000 dólares después del ataque del caudillo revolucionario Pancho Villa a la ciudad de Columbus, en Nuevo México. A pesar de los “incentivos” y la incursión armada yanqui, Villa no fue capturado. 

En general, todos los regímenes fascistas subalternos, impuestos por Estados Unidos en Nuestra América han usado esta carnada monetaria para neutralizar a sus oponentes, así los hizo Pinochet contra dirigentes destacados de la resistencia popular del MIR, el PC y el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

En el caso de quien -según algunas opiniones- fuera su agente “descarriado” Manuel Antonio Noriega la recompensa pasó de 320.000 al millón de dólares de la década de los ochenta.

Pero lo que ha recalentado la acelerada y vertiginosa atmósfera de la noticia es el ofrecimiento por parte de la Fiscal estadounidense de cincuenta millones de dólares de recompensa por el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro Moros.

Este hecho, por demás estrafalario, duplicando cifras como las apostadas por Ben Laden y Sadán Hussein, carece de todo soporte legal y ético, burlando con absoluto cinismo todas las pautas formales y principios del Derecho Internacional.

Hay que decirlo claro y repetirlo cada día bien fuerte: no aceptamos la pretendida extraterritorialidad de las decisiones del gobierno de Estados Unidos, ni ésta de ponerle precio a la persona de nuestro Presidente Constitucional ni ninguna otra.

Ese gobierno de la elite imperialista debe deponer su enfermiza actitud de gendarme global que tanto daño ha causado a la humanidad: Hiroshima y Nagasaki, por citar un ejemplo.

Debe renunciar a ser el matón del continente que quita y pone presidentes, usurpadores, fantoches y dictadores a la carta.

¿Quién les cree la jugada distractiva de un supuesto “Cartel de los Soles” al más grande mercado y único cartel de las drogas a nivel mundial “El Cartel de las 50 Estrellas”?

Ese “Tren de las Barras Rojiblancas” que entre las orgías depredadoras de niñas con Epstein y la complicidad en el genocidio palestino con el sádico Netanyahu, va infestando de muerte y atrocidades de una dimensión nunca vista en la historia.

Así que éticamente ustedes gringos de las cloacas están descalificados hace mucho tiempo, sólo un puñadito que se achica como la piel de zapa les sirve por puro servilismo: por el virus de la sumisión que la colonialidad les dejó instalado en su alma de sumisos.

Políticamente en Venezuela salen trasquilados en cada intento, ni Superman ni el Capitán América ni los orcos les han funcionado aquí porque entre la kryptonita de Maturín, los chamanes del Orinoco al Guasare pasando por Sorte, los babalaos de los cerros caraqueños y los Relámpagos del Catatumbo, no queda espía ni terrorista que no sea precisado y neutralizado.

En el instante que voy cerrando este artículo, centenares de miles marchan en las calles de todo el país y decenas de miles se han pronunciado en el mundo en apoyo total al Presidente Maduro. Ustedes gringos tienen credibilidad cero, y la moral tan pero tan baja que reventó el moralómetro en el extremo de los valores negativos.

Para terminar, ante los bamboleos, tira y encoje, zigzagueos y otros meneítos arrítmicos, no puedo dejar de comparar al gobierno de Trump con aquel personaje del filme Fragmentado, afectado por un tétrico trastorno de identidad disociativo que secuestra para someter al terror a sus víctimas (chantaje vil), mientras espera que surja la personalidad más letal del captor, y que suceda lo peor.

Con Venezuela no tienen vida esos delincuentes del “Cartel de las 50 Estrellas” y “El Tren de las Barras Rojiblancas”.

¡Viva Maduro! Y Punto.

Yldefonso Finol

martes, 5 de agosto de 2025

BOLIVIA: EL AMOR MÁS ALTO

 BOLIVIA: EL AMOR MÁS ALTO

A esta patria de Manuel Ascencio Padilla y Juana Azurduy le han puesto mi nombre, cuando debió llevar el de ellos. “¿Qué quiere decir Bolivia? Un amor desenfrenado de libertad.”

Por todos los caminos de todos los pueblos y ciudades la multitud sale a acompañarnos: el pueblo es la libertad, él hace la historia, y el General Sucre es el redentor de las primeras naciones admirables que vivieron esta maravillosa altura que hoy me conmueve hasta las lágrimas. ¿Cuántos nos siguieron al Potosí? Cuarenta mil almas o más…no sabría calcular la alegría que un colorido río humano, emplumado y trajeado de luces, ese brillante ardimiento de sus ojos, mismos que fueron opacas miradas de tristeza en doscientos cincuenta años de muerte en los socavones devoradores de centenares de miles de indios y miles de esclavos negros, para colmar la insaciable sed de riqueza de una monarquía voraz, parásita e inepta.

En lo alto del Cerro Rico de Potosí una gran cruz. Por los recovecos de la árida montaña los rebaños de llamas van y vienen cargadas de rocas argentadas. El maltrato instigado por la avaricia también las incluye en el dantesco mundo que creó la colonia hambrienta de mineral. En los socavones la muerte se encargaba de juntar el dolor inmenso de las profundidades y silenciar al hombre y a la mágica creación que premió a estas tierras. Mercurio y látigo, hambre y humillación, apelmazaban indiferente una existencia sin humanidad. El tormento de la ambición irracional del invasor trastocó con su inicua prepotencia la perfección que existió y que el reino monstruoso de España inundó en calamidades para sus legítimos dueños, convertidos en siervos de las arcas reales.

En la montaña cuya riqueza extrajeron por tres siglos y despilfarraron los destructores, ha de andarse con cautela de no ser tragado por sus miles de agujeros que se pierden hacia lo profundo como buscando el centro de la tierra, tan devorada que pareciera algún día -ya vaciada de lo apetecido- desvanecerse.    

Ese 26 de octubre mientras escalaba aquel Cerro Rico que tanta miseria del indio mostraba alrededor, me decía para mis adentros: “La gloria de haber conducido a estas frías regiones nuestros estandartes de libertad, deja en la nada los tesoros inmensos de los Andes que están a nuestros pies”. 

Con la alegría de niños jugando flameó los estandartes de la Independencia.

Un testigo que le seguía de cerca, afirmó: “Debió ser el día más feliz en la vida de Bolívar, ese día notable cuando ascendió a aquel pico famoso de los Andes gigantes, desplegando las banderas de Colombia, Perú y del Río de la Plata.”

Las Banderas de las Repúblicas allí convergentes -por generosidad del Libertador- tremolaron elevándose como los nuevos símbolos de algo naciente que debía reivindicar los derechos humanos de los más oprimidos: los originarios pueblos del Ande inmenso.

Esta lectura de la apoteosis popular de aquellas jornadas, quiere exaltar los rasgos de la personalidad del Libertador que se ponen de manifiesto aún en la cúspide de su gloria. Su capacidad de desprendimiento, cómo en forma instantánea pasa a manos de sus oficiales los lujos y bienes suntuosos con que lo premian las ciudades y sus municipalidades, la elite de cada sitio que ha visitado. Coronas -que él despreciaba-, sillas, alhajas de toda índole, hechas de oro puro y decoradas por los más afamados orfebres con piedras preciosas; todas las regaló a sus compañeros de armas con tal naturalidad que muchos de los presentes no lo llegaron a entender, incluso, algunos a quienes les causó molestia (amén de la envidia). Regala las valiosas piezas dignas del más opulento tesoro, primero a Sucre, el gran héroe a quien ama como a un hijo, y éste, émulo de su Jefe, las traspasa a otros oficiales como si se tratara de simples detalles.

Bolívar se detenía a saludar a las personas del común que se congregaban a las puertas de los edificios del poder hasta hace poco en manos de agentes imperiales que los despreciaban. No había pose, simulación, mucho menos fastidio. Él deseaba sentir de cerca a esos pueblos que, siendo lejanos en distancia y dificultades geográficas para llegarles, eran tan iguales en ansias de libertad y justicia que esos solos sentimientos lo hermanaban al primer contacto.

Ya los había tomado en cuenta en sus sorprendentes reflexiones de 1815 en Jamaica, y visualizado cuando fue poseído por la magia de la selva en el delirio de Casacoima: “Perdí mi uniforme, pero estoy a gusto con esta bata que ustedes me han regalado. Sin embargo, más complacido estaré mañana cuando me estrene la hermosa camisa de corteza marina que me regaló un cacique”. Salvado por suerte de la persecución de lanchas flecheras de los realistas, junto a su Estado mayor, hubo de lanzarse al humedal de Casacoima, brazo del río Orinoco en las anchuras de su delta que busca el Atlántico, en medio de la noche, entre grandes constrictoras, pirañas, caimanes, herido y con los pies lesionados por las filosas hierbas y raíces estuarinas, exclamó ya echado sobre la otra orilla, exhausto:  “Dentro de pocos días rendiremos a Angostura, y entonces... iremos a libertar a Nueva Granada, y arrojando a los enemigos del resto de Venezuela, constituiremos a Colombia. Enarbolaremos después el Pabellón Tricolor sobre el Chimborazo, e iremos a completar nuestra obra de libertar a la América del Sur y asegurar su independencia, llevando nuestros pendones victoriosos al Perú: el Perú será libre.”

Esa noche con la luna sobre sus cabezas, los oficiales que vivieron la riesgosa travesía lo creyeron afectado en su cordura, algunos -compungidos- pensaron que la falta de oxígeno por permanecer largos minutos hundidos en el agua para no ser descubiertos por sus perseguidores, le habían trastornado el raciocinio.

Nada de eso, el delirante chamán de Casacoima cumplió en exceso sus premoniciones: liberó al Perú, se elevó al Alto Perú y ahora estaba subiendo el Cerro Rico de Potosí que en 1816 había tomado la heroína Juana Azurduy tras la caída de su patriota esposo Manuel Ascencio Padilla. Allí estaba en territorios que fueron de las Provincias del Río de la Plata, donde esa mujer soldada se hizo leyenda.

¿Y qué fue lo primero que quiso hacer Bolívar al llegar a Potosí?

He aquí otro rasgo fundamental de los valores que inspiraron la vida y gesta del genial Libertador. Él va entre tanta gloria, tantos anfitriones, séquito, caballería, seguidores, autoridades recientes que lo han colmado de agasajos y obsequios espectaculares, pero él lleva su pensamiento maravillado por el paisaje recorrido, por la grandeza misma de la epopeya realizada, y el sentimiento de encontrarse con aquella mujer legendaria en las luchas emancipadoras del eje de Suramérica: él sólo pregunta por ella, desea conocerla, rendirle honores, hacerle justicia, abrazarla como camarada.

Es que no había bajado aún del caballo, apretujado en las angostas calles por el gentío que acudió a verlo a él, y ya preguntaba dónde podía encontrar a Juana Azurduy. No quería iniciar ningún protocolo antes de cumplir ese ritual acariciado en su alma rindiendo honores a la heroína que representaba las luchas anteriores a la gran victoria que él llevó allí tan cerca de las nubes. Su corazón era un cofre de historias acumuladas. La Teniente Coronel Juana Azurduy fue ascendida a Coronela del Ejército con pensión vitalicia y retroactiva. La vio empobrecida y desatendida y sufrió la injusticia cometida, queriendo saldar esa deuda moral penosa. Le dio su amistad y su admiración, agradeció sus enormes sacrificios familiares. Inevitable que hablaran de Manuela, con la que floreció un afecto fundador de la sororidad. Sucre quedó encargado de hacer cumplir los magnánimos deseos -que ya eran órdenes- del Libertador de todos los rincones y todas las opresiones.     

Días después escribiría: “Es la primera vez que no tengo nada que desear y que estoy contento con la fortuna.”

Rumbo al vacío infinito, envió un mensaje especial a través de Andrés Santa Cruz: “Mil cariños de mi parte a mi Bolivia”, era el 14 de septiembre de 1830.

Al dictar testamento, no podía faltar su “hija predilecta”. Para ella conservó esa medalla que llevó como amuleto desde el retorno abrupto que lo trajo al tenebroso laberinto de las intrigas, las divisiones, las traiciones y el desengaño.

“Es mi voluntad: que la medalla que me presentó el Congreso de Bolivia a nombre de aquel pueblo, se le devuelva como se lo ofrecí, en prueba del verdadero afecto, que aún en mis últimos momentos conservo a aquella República.”

Seguiremos hurgando en los baúles del amor de aquel hombre creador de utopías.

Yldefonso Finol

viernes, 25 de julio de 2025

VINICIO NAVA URRIBARRI O LA ENCARNACIÓN DE LA ZULIANIDAD

 

VINICIO NAVA URRIBARRÍ O LA ENCARNACIÓN DE LA ZULIANIDAD

Hoy 25 de julio de 2025 el ilustre venezolano Vinicio Nava Urribarrí estaría cumpliendo 96 años. ¡Todo un roble! Vivió hasta las 8:30 de la noche del 9 de diciembre de 2024, y sigue viviendo en el amor y veneración de sus hijas Zulima y Zulay Nava Piñerua, de todos sus familiares y amistades que le quisimos y admiramos sinceramente.

Honrar al Doctor Vinicio Nava, maestro, abogado, historiador y escritor, es reconocer en él la verdadera zulianidad. Difícilmente se encuentran este tipo de ciudadanos que combinan -por formación esencial y vocación- tal cantidad de virtudes y sapiencias. Vinicio asumió la vida con pasión patria: como si la épica nacional conmoviera permanentemente su motivación existencial. Insoslayable sentir esa vibración al compartir alguna cercanía con este guerrero de causas utópicas, que sólo su tenacidad bolivariana era capaz de hacer realidad.

Sólo durante su gestión como Supervisor del Distrito Escolar Número 5 en el año 1970 hacían sus colegas el siguiente balance de las fructíferas acciones educativas y sociales realizadas: un notable mejoramiento de la calidad de la enseñanza, campaña para que el puente sobre el lago Maracaibo llevase el nombre del general en Jefe Rafael Urdaneta (que el gobierno de turno pensaba denominar Ambrosio Alfinger), promoción del paseo monumental entre Capitán Chico y Puerto Caballo con obras recordatorias de la Batalla Naval y la Gesta Independentista, impulso a la concientización de la colectividad sobre nuestros derechos en la Guayana Esequiba, petición de difundir por la radio el Himno del Zulia, y propuesta de que el año escolar terminase el 24 de julio con actividades especiales en honor al Natalicio del Libertador, ya que por concluir antes, la fecha pasaba inadvertida.

No hay palabras para agradecer a Vinicio Nava -y a las personas que lo acompañaron en esas proezas ciudadanas- su labor patria como educador insigne, ejemplar y modélico.

Sólo por haber evitado con su instinto combativo por excelencia, la aberración colonialista de llamar al puente sobre el lago Maracaibo con el nombre de un invasor genocida, ya le merece a Vinicio Nava todos los honores que le debemos. Fue aquel un logro del espíritu democrático popular del 23 de enero que ebullía en su conciencia permanentemente, y que otros, las elites, traicionaron.

En 1999, en pleno proceso constituyente, mientras otro Vinicio (en este caso Romero) y yo, conspirábamos para proponer la Novena Estrella representando al Zulia en la Bandera Nacional, el patriota Nava Urribarrí envió un telegrama al Presidente Hugo Chávez con la misma propuesta. Él es uno de los principales pioneros en esta justa exigencia (en la que no claudicaremos), y el único que tuvo la iniciativa de solicitarlo al Jefe del Estado.

De manera que hoy al conmemorar el Natalicio de un excepcional hijo de la Tinaja del Sol, orgulloso de su estirpe lacustre, nos emocionamos de haberlo conocido y cosechar una invaluable amistad basada desde sus inicios en esos valores compartidos.

Comenzando el año 1994 yo me estrenaba como diputado en la Asamblea Legislativa del Zulia, causando algún revuelo mediático por el choque inmediato con los partidos del Pacto de Punto Fijo. Este distinguido ciudadano se acercó a mi pequeña oficina, y se presentó como miembro de la Academia de Historia, para hablarme del estado de abandono en que se hallaba el lugar dedicado a recordar la Batalla de Juana de Ávila. Su poder de convencimiento me llevó esa misma tarde a constatar el vergonzoso espectáculo de desidia de ese significativo rinconcito de nuestra Historia Patria.

Desde entonces fuimos compañeros por el amor a nuestra Historia. El contacto con Vinicio sin duda influyó mucho en mí para redireccionar algunas energías (que fueron in crescendo exponencialmente) al estudio de las especificidades zulianas en la historiografía nacional. Enriquecedoras tertulias disfrutamos en diversas etapas desde aquel primer encuentro. Mucha crónica oral de nuestros pueblos de orilla, mucho debate sobre hechos trascendentales de la historia de la liberación hispanoamericana, mucho bolivarianismo, la defensa y revalorización de Urdaneta, mucha crítica sociopolítica, mucho cariño entre paisanos que confraternizaron a través de la pasión histórica, a pesar de tres décadas de diferencia etaria.

A propósito del Bicentenario de la Batalla Naval de Maracaibo compartimos foros y tuvimos el honor de ser coautores del Libro Conmemorativo que publicó la Presidencia de la República.

Venezuela y el Zulia le debemos mucho al Maestro Vinicio Nava Urribarrí. Su ejemplo debe ser guía de nuevas generaciones de docentes y ciudadanía en general. Las autoridades gubernamentales deben honrar su memoria colocando su glorioso nombre a instituciones educativas de relevancia y publicando su biografía (bajo cuidados y en coordinación con sus herederas) como lectura fundamental para darle concreción en valores a eso que llaman, a veces como un globo decorativo vacío, la zulianidad.

 

Yldefonso Finol    

miércoles, 23 de julio de 2025

BOLIVAR: ENTRE EL MAUSOLEO Y EL MANOSEO

 


Bolívar: entre el mausoleo y el manoseo, ¡nunca más!

“…desarrollar una base doctrinaria y de acciones continuas e integrales para la edificación del bolivarianismo”. Presidente Nicolás Maduro

La Revolución Bolivariana que inició el Comandante Eterno Hugo Chávez significó en términos históricos el rescate del bolivarianismo como movimiento emancipador nacional y nuestroamericano, desmontando la visión que redujo Bolívar a un ritual en el Panteón, plazas, efemérides costumbristas y algún que otro uso indigno desde las esferas del poder burgués constituido.

La Doctrina Bolivariana -en Venezuela- es el sustento constitucional de la República, además de ser un aporte nacional al pensamiento revolucionario mundial.

Hoy Bolívar no es un asunto vetusto, fuera de tiempo, aburrido como todo lo histórico, según pragmáticos y neoliberales. Es el hombre-símbolo de la gesta que hizo repúblicas. Sus ideas son un proyecto de sociedad por constituirse, con una geopolítica de liberación y una ética del humano deseable: una utopía por concretar. 

La enseñanza, difusión y comprensión de la Gesta y la Doctrina Bolivariana son una necesidad urgente para: 1) Preservar la existencia de la nación en la cohesión de la ciudadanía por sentido de pertenencia a un colectivo de propósitos compartidos, 2) Para orientar las luchas emancipadoras actuales en materia de liberación nacional y derechos sociopolíticos por alcanzar y consolidar, 3) La proyección de una mejor humanidad como acto de fe (horizonte-esperanza), por un mundo de paz, justicia y equilibrio, hincado en la autodeterminación de los pueblos y la validez del derecho internacional consensuado.

Masificar el conocimiento de Bolívar, como pensamiento nacional revolucionario y movimiento emancipatorio por excelencia, debe ser la prioridad de la vanguardia del proceso de liberación venezolano, desde el Estado y el Partido.

En Bolívar hallamos el núcleo donde se funden las narrativas sentipensantes que alimentan el mito fundacional de la venezolanidad; en el amasijo de todas las vertientes que se mezclan en el gentilicio, el bolivarianismo es, sin la menor duda, el componente que le da corporeidad y espiritualidad patria, el corazón en torno al cual vamos adhiriendo todos los demás materiales que forman la complejidad específica de lo venezolano.

Pero el alma, ese éter que lo permea todo dotando de espíritu lo colectivo y haciendo segregar la savia que nos hace árbol existencial, con historias que contar en cada rama, en cada hoja, y, sobre todo, en cada raíz gloriosa, esa armadura almática, está forjada en el hierro eterno de la Gesta y la Doctrina que nos legó el Libertador.   

Algunos venimos sosteniendo la defensa del Libertador Simón Bolívar frente a una campaña transnacional financiada desde los imperialismos, con las agencias de los Estados Unidos y la monarquía española, más las oligarquías cipayas, apostando duro a cualquier producción cultural que desacredite a nuestro héroe y guía ideológico. Porque ésta es una feroz batalla cultural que ganaremos si congregamos al pueblo trabajador en el mismo credo.

Debemos advertir, sin embargo, que, al genial Bolívar guerrero, político, estadista, no lo vencieron los enemigos frontales en la guerra; terminaron derrotándolo quienes simularon ser de su misma causa, desde las oficinas capitalinas y los círculos donde las camarillas de manos suaves y trajes planchados, fomentaron jugarretas para completar la muerte política, moral y física del Libertador. Luego plagiaron su prestigio atrapado entre mármoles y poses, para aprisionarlo entre el mausoleo y el manoseo.

No deberíamos permitir el escenario donde se forme una elite, siempre astuta, calculadora y sigilosa, a veces modosita, con “luz verde” para hacer y deshacer, que, en nombre del propio Bolívar, bajo livianas sugerencias, como quien quiere y no quiere, le vayan quitando Bolívar al pueblo y el pueblo a Bolívar.

Lo creo y lo digo directo, sin temor a ser tildado de sectario: el pueblo bolivariano es la reserva moral de la Revolución Bolivariana, y ésta, a su vez, es la única garantía de la existencia soberana de la República de Venezuela.

Sólo tenemos que echar una ojeada a la situación internacional (como lo hacía Bolívar en cada análisis estratégico que nos legó), para saber lo que enfrentamos en materia geopolítica, con el imperialismo estadounidense replegando sus miras hacia nuestro continente. Entonces no es un anhelo chauvinista mi llamado urgente a bolivarianizar nuestra sociedad para que haya Patria Eterna.

¿Qué quiero decir con bolivarianizar? Debo aclararlo, porque seguro saltarán como cotufas las derechas a acusar la imposición de un dogmatismo bolivariano, y, de otros lados del alto clero historiográfico, me señalarán de incurrir en el pecado mortal del “culto a Bolívar”. No temo esas descalificaciones, y estoy listo para debatir el asunto. En Venezuela ya existe -y muy acendrado- un culto a lo colonial, aunque lo disfracen de sincretismos. (Con el derecho a libertad de cultos no me meto, porque está garantizado en la Constitución, y yo no estoy hablando de religiones)

Estoy planteando cultivar el bolivarianismo, hacer al pueblo culto en Bolívar y toda nuestra Gesta de Emancipación, para que se fortifique el eje cohesionador de la nacionalidad. ¿Por qué? Porque sin mito fundante no hay Patria-Matria, no se consolida el sentido de pertenencia a un colectivo que es más que un territorio, tres símbolos, y algunas tradiciones.   

Las instituciones deben ser soportes y ejecutantes, pero no generan esa confraternidad. Sólo las naciones con una sólida mitología histórica compartida por el pueblo, son capaces de resistir y vencer la voracidad de los imperialismos, su estrategia disgregadora, divisionista, fragmentadora.

Todos los países que fuimos formados a partir del dominio colonial, padecemos esa debilidad de origen. Venezuela -por excepción- tiene una fortaleza inédita, un privilegio histórico: ser la matriz de una épica generadora de independencias, con un líder que reunió en sus capacidades virtuosas: ser el jefe político-militar, proponente de una Doctrina integral para la emancipación de los pueblos, que trascendió el tiempo convertido en icono de los valores más preciados de libertad y lucha contra la opresión.

Lo he dicho de otra forma: los países que pierden conexión con su ancestralidad son presa fácil de intereses foráneos. El mundo vive actualmente un proceso de reacomodo de fuerzas, donde los imperialismos pretenden recolonizar y forzar un nuevo reparto de los recursos del planeta y más allá.

Esta realidad nos estalla a la vista cotidianamente. El arraigo palestino versus la maligna leyenda del “pueblo elegido”, y la instrumentalización imperialista de éste, contra la fe profunda que une la nación iraní, dando una lección universal de dignidad. El supremacista mito del “destino manifiesto” exacerbado por Trump, frente a la milenaria cultura china que reivindica con orgullo su victoria de 1949 bajo la dirección invicta del Partido Comunista.

La falta de formación de la población sobre esa raíz que es fuente de existencia, razón de unidad y sostén del porvenir, es una condena para la República.

En grupos que se autodefinen estudiosos de la historia desde una perspectiva comprometida, se dicen cosas como “a Bolívar no se le puede creer todo que dice”, mientras loan a autores abiertamente antibolivarianos; o afirmar que “hay un exceso de conmemoraciones a Bolívar”, a la vez que se exaltan personajes que fueron acérrimos oponentes del Libertador, quienes llegaron a calumniarlo, execrarlo, y hasta intentar asesinarlo.

Por eso cuando hablo de bolivarianizar la venezolanidad, estoy proponiendo la masificación del empoderamiento de nuestra Historia Patria y la Doctrina Bolivariana en el pueblo todo. No basta dejarle la “tarea” a grupos que se suponen garantes o custodios del bolivarianismo. He allí el error. No se puede encerrar el espíritu nacional en una “junta de panas”. La burocracia académica o se mata a chismes, o se soba, se “asocia”, para controlar espacios de poder y autocomplacerse. La mediocridad es adictiva y prepara terrenos para que se instalen monopolios u oligopolios del protagonismo opinativo, donde pulula el “peroísmo”, esa rama intelectual de “críticos” que luego de torear el debate para disimular su ignorancia del tema bolivariano o su antibolivarianismo taimado, siempre concluyen: “pero tenía equis defecto, era un ser humano”. ¡Hallazgo sorprendente!  

Es urgente formular y poner en práctica un Plan Nacional para Bolivarianizar y Descolonizar la venezolanidad; esto es, poner todo el aparato educativo, comunicacional y de gestión cultural en sintonía con el objetivo supremo de retomar, reinstalar y reposicionar el bolivarianismo como elemento cohesionador de la ciudadanía y el gentilicio: ese sentido de pertenencia a una estirpe que puede.

El Estado asume la rectoría del Plan desde su concepción, formulación, elaboración y desarrollo, pero en unidad indisoluble con el pueblo en movimiento. La población en general debe ser tocada por este Plan, priorizando la colectividad educativa en todos los niveles, docentes y estudiantes de primaria a la universidad. El sistema de medios públicos debe ser abordado plenamente en el Plan para que se convierta en actor multiplicador del mensaje, junto a la gestión cultural como gran organizadora, difusora y movilizadora. Las instancias del poder popular deben sentir la vibración de una campaña envolvente e iluminada, que los convoca, incluye y empodera.

La metodología es muy sencilla: ver a Bolívar desde Bolívar, para hacernos cultivadores de Bolívar después de Bolívar. En la fase de comprender a Bolívar desde Bolívar, encontraremos la Doctrina Bolivariana, y como sembradores de Bolívar, seremos una comunidad hacedora del bolivarianismo como sistema de valores que sostienen una renovada e indestructible venezolanidad.

 

Yldefonso Finol

  

viernes, 13 de junio de 2025

ATAQUE DE PÁNICO EN EL CONGRESO DEL PERÚ

 


Ataque de pánico en el Congreso del Perú

Muchos temas trascendentes tienen pendientes por discutir en el Congreso del Perú, pero una mayoría accidental (literalmente) se ha dedicado a la nomenclatura urbana: cambiarle el nombre a la Plaza Bolívar del Lima.

El asunto tiene su trompo enrollado. Desde hace tiempo una parte de la clase política peruana actúa como invasor en el país del cual son ciudadanos, aunque algunos desearían ser sólo “súbditos”, y que el Perú nunca hubiera alcanzado la gloria de ser una Patria Soberana. (Lo que se logró “por culpa” de Bolívar).

Sería extenso explicar lo de Riva Agüero negociando con el virrey La Serna para atacar juntos a Bolívar (Riva Agüero era demasiado valiente para hacerlo solo), y Torre Tagle traicionando la causa independentista para entregar los castillos del Callao a los realistas españoles a cambio de conservar sus privilegios.

Estos congresistas de 2025 que mantienen reo al presidente legítimo por ser un humilde maestro provinciano con sombrero, quieren restaurar la colonia y para ello necesitan que les regresen el pendón de Pizarro, y apartar lo más que puedan el nombre de Simón Bolívar porque temen que una noche de pesadillas les aplique sus decretos contra la corrupción y traición a la patria. Sobre todo, el legislador proponente del cambio de nombre de la plaza.

¡Ay Luis Elías hijo de Abraham, etcétera…! Cuando se escriba la antología del dolo y el transfuguismo en el Perú tu nombre de seguro ocupará una vitrina entera.

Es normal que le tengan -no digamos culillo, como muchos por ahí-, pánico es lo que les produce tener esa Plaza Bolívar frente a frente del lupanar donde tantos maleficios se han consumado: desde crear el Grupo de Lima hasta condecorar al inmundo innombrable.

Tienen que temerle. No basta con odiarle. (¿Verdad que suena a vals peruano?)

Bolívar, además de “zambo” (como lo decía Pruvonema en tono ofensivo), es chamán. Sepan Keiko y Luis Elías (y el alcalde López Aliaga que quiere ser español como el que te conté), que, en una ocasión -a mitad de 1817- durante la Campaña de Guayana, Bolívar junto a varios oficiales de su Estado Mayor, tuvieron que lanzarse a las aguas del Delta del Orinoco en el lugar identificado como Casacoima; perseguidos por las flecheras realistas y en medio de un humedal plagado de constrictoras gigantes, pirañas y caimanes, nadaron y caminaron con medio cuerpo sumergido en el lodo, hasta llegar a la otra orilla. Allí, libres del acecho enemigo, exhaustos, sin sus vestimentas ni sus armas, El Libertador se envolvió en un tejido indígena que les habían obsequiado los lugareños, y echado sobre las arenas deltaicas, exclamó: “Dentro de pocos días rendiremos a Angostura, y entonces... iremos a libertar la Nueva Granada, y arrojando a los enemigos del resto de Venezuela, constituiremos a Colombia. Enarbolaremos después el pabellón tricolor sobre el Chimborazo, e iremos a completar nuestra obra de libertar a la América del Sur y asegurar su independencia, llevando nuestros pendones victoriosos al Perú: El Perú será libre”.

Ódiennos sin piedad se lo pedimos. No queremos de ustedes más que eso. Sabemos que temen al bolivarianismo más que Riva Agüero, Torre Tagle y el virrey La Serna juntos, y que sólo les queda tratar de ofender, calumniar, enlodar (a la menos uno). Así los formó la oligarquía que usurpó la patria peruana para su provecho personal y del patrón imperialista oprimiendo a los pueblos originarios, al campesinado, a la clase trabajadora, incluidos los sectores profesionales y emprendedores criollos.

A falta de William Tudor, ¿a quién consultan para hacer estos dislates?

¿Plaza Constitución? ¿Cuál Constitución? Pueden ponerle plaza Pizarro, algún emperador nipón, o europeo. Ustedes odian al Perú profundo, porque en el fondo de vuestras almas, os sentís invasores. Ustedes son el estiércol de la colonialidad.     

En carta a Joaquín Mosquera el 10 de noviembre de 1824, Simón Bolívar sigue en vibración chamánica prediciendo lo que ha de ocurrir: “nuestro ejército ha obtenido sucesos inauditos; sin quemar un grano de pólvora hemos ahogado la guerra civil, hemos libertado el Perú. Los españoles no poseen más que a Arequipa y la mitad del Cuzco y pronto no estarán en el Perú. La esperanza nos lisonjea con sucesos aún más afortunados. Lima será tomada, el Callao sitiado, la es­cuadra española destruida y la paz nacerá al sonido halagüeño de los vivas de los pueblos.”

La Batalla de Junín abrió el vientre que en Ayacucho dio a luz. Y los pueblos del Perú adentro lo clamaban con amor ¡Viva Bolívar! ¡Viva el Libertador del Perú!, aumentando más el miedo y el odio de la oligarquía parásita que no supo ni pudo ni quiso liberar su país, por eso fuimos desde aquí y nos regresamos a criar corrales de chivos y sembrar maizales, sin traernos un gramo de plata y oro.

Todavía los babosos engreídos se dejaron azuzar (calentar las orejas) del Cónsul gringo, y apenas Bolívar tuvo que salir del Perú a resolver asuntos graves en Bogotá y Caracas, invadieron Guayaquil, ¡que traidores y cobardes!, no le aguantaron un amague al Gran Mariscal de Ayacucho. (Bolivia se conservó como nuevo Estado).

Pero los oficios de Washington apostaban (junto a los rituales del cura Luna Pizarro) que el General La Mar era el mejor militar del continente. ¡Pobres cipayos pitiyanquis!

Bolívar fue al Perú el 1° de septiembre de 1823 a petición del Congreso, cuyo emisario en calidad de Canciller le confirmó: “sólo ansían por ver a Su Excelencia en el Perú a quien esperan como el salvador”.

Bolívar vio con horror aquel mundillo de intrigas que era Lima en 1823, enceguecida peleándose entre sí, mirándose el ombligo cada cual, mientras el enemigo se fortalecía y amenazaba desde Perú la Independencia de toda la América Hispana. Sólo él tuvo la voluntad política unitaria, la autoridad moral, el liderazgo militar y la estrategia para destruir al ejército enemigo donde quiera que se encontrase, porque era la única forma de garantizar la victoria definitiva sobre el colonialismo español.  

Y el amor, ¿verdad congresistas corruptos y vendepatria? El amor de Bolívar hacia el Perú y del pueblo peruano al Libertador. Esto nunca lo soportó la oligarquía más vanidosa, acomplejada y ladrona del continente. Bolívar se enamoró del Perú; así se lo manifestaba al poeta Olmedo en 1825 al llegar al Cusco: “He llegado ayer al país clásico del sol de los Incas, de la fábula y de la historia. Aquí el sol verdadero es el oro; los Incas son los virreyes o prefectos; la fábula es la historia de Garcilaso; la his­toria la relación de la destrucción de las Indias por Las Casas. Abstracción hecha de toda poesía, todo me recuerda altas ideas, pensamientos profundos; mi alma está embelesada con la pre­sencia de la primitiva naturaleza, desarrollada por sí misma, dando creaciones de sus propios elementos por el modelo de sus inspiraciones íntimas, sin mezcla alguna de las obras extrañas, de los consejos ajenos, de los caprichos del espíritu humano, ni el contagio de la historia de los crímenes y de los absurdos de nuestra especie…y la historia ha dicho la verdad; porque los monumentos de piedra, las vías grandes y rec­tas, las costumbres inocentes y la tradición genuina, nos hacen tes­tigos de una creación social de que no tenemos ni idea, ni modelo, ni copia. El Perú es original en los fastos de los hombres. Esto me parece, porque estoy presente, y me parece evidente todo lo que, con más o menos poesía, acabo de decir a usted.” (De algo recuerdo ese “ni calco, ni copia”)

Congresistas desvergonzados, ustedes como escoria de esa oligarquía cobarde y ladrona que se adueñó del Perú, sicarios al servicio de la colonialidad del poder, que desde hace dos siglos han intentado calumniar e invisibilizar al Libertador Simón Bolívar, ustedes se hunden en la cloaca del oprobio con sus alforjas repletas del deshonor y la nulidad. Ustedes, sencillamente, no existen, medran, parasitan, vegetan, pudren la atmósfera.

 

Yldefonso Finol

Estudiante Bolivariano     

  

domingo, 11 de mayo de 2025

MADRE PALESTINA

 


MADRE PALESTINA

Madre palestina

¿qué día del calendario cesará tu llanto inconsolable?

¿cómo felicitarte en tu cumpleaños si las fechas han desaparecido como las flores de azahar, como las escuelas, como los árboles?

¿por cuál túnel te haré llegar un regalo de estrellas si no han dejado noche para soñar?

Madre, ¿ninguna ruta se salva de la matanza universal?

Soy tu hijo desintegrado entre los escombros de tu vientre

Soy tu niña lanceada por criaturas monstruosas y despiadadas que llaman “colonos”

¿Serán estos “colonos” algún mortífero gusano emanado del cadáver corrompido de aquel Colón que llevó la perversión a las “Indias”?

¿Serán estos “colonos” los mismos que exterminaron a las naciones originarias de Abya Yala, esos que encerraron sus infancias en conventos de sadismo y necrofilia?

¿Aparecerán sus cuerpos ultrajados y mutilados antes que estos nuevos “colonos” nos desaparezcan de la faz de la Tierra?

¿Cuánto hace que llegaron disfrazados de personas y los acogimos como nuevos vecinos?

Cuando les dimos aceites de nuestras olivas y carnes de nuestros corderos

Cuando les ofrecimos un lecho fraterno donde reposar del largo viaje

Cuando les cedimos un trozo de terreno para que hicieran un huerto

Y celebramos sus primeras cosechas, y nos pagaron con pesadillas

Nakba, Madre, los recién llegados han mutado a engendros sanguinarios

Nos despertaron disparando sus armas (camufladas hasta esa mañana) para echarnos de nuestras casas, nuestros pueblos, nuestras ciudades, nuestra nación

Nakba, Madre, el “mandato británico” ha esparcido sus maleficios por doquier

Pero la peor plaga la han traído a Palestina, Madre

¿Por qué?, Madre, ¿por qué?

 Si la religión de estos invasores los adoctrina en el rencor, la obsesión de venganza, ¿por qué no se van a Alemania a desatar la furia del dios que los escogió?

¿Por qué no desahogan su brutalidad bestial con los descendientes de Isabel la Católica?

Pero ellos ahora son sus aliados que les arman y financian para exterminarnos

Madre mía, mi Palestina adorada y atormentada, no puedo darte ni mi corazón, porque lo han devorado los invasores al “descubrir” que en mi pecho habita un poema que te haría feliz un instante, un breve y liviano aleteo de colibrí, un sutil susurro de abeja, una suave caricia del mar en nuestras playas…

Un mundo distópico nos deparó la Nakba

Desaparecieron los países soberanos como desintegrados por el soplo de brujos infernales

El planeta de millones de años será tragado por el ácido radioactivo que destilan los mercenarios aquí campantes

Ya no existe la Humanidad, ese enjambre que una vez fue esperanza de los dioses

En la cruz clavaron al hombre que pidió amarnos como hermanos

La bestia nazi con su cruz gamada multiplicó por millones el Calvario

El ente sionista ocupante se contagió y amalgamó con aquellos verdugos inmisericordes

Las hordas conquistadoras que flagelaron al África esclavizada

Los blancos europeos que inventaron el apartheid

Los anglosajones estadounidenses que bombardearon Hiroshima y Nagasaki

Los inquisidores que quemaron las madres parteras y alquimistas en las hogueras

Las mujeres quechuas, aimaras y mayas esterilizadas forzosamente, bajo engaño, por los gringos fanáticos del progreso de su raza blanca

La raza aria, la raza “judía”, la raza del capital financiero, la raza imperialista  

Toda esa maldad ha sido perfeccionada contra nuestra Madre Palestina

Esta cosa llamada “Israel”, plagiaria hasta de su nombre, es el fin del humanismo

Perdón Madre por amargar tanto este día con mis gritos de dolor

Yo sólo quería traer un pez a nuestra mesa, unos garbanzos para el hummus con tahini

Yo sólo tuve un sueño donde nuestro pan redondo nos trasladaba como mágica alfombra voladora al tiempo de la libertad y la paz, y pudimos abrazarnos bajo la higuera a llorar una felicidad hoy desaparecida entre la tumba multitudinaria de Gaza

Madre un profeta llamado Bolívar dijo: en Europa todo se hace por la ambición, y los infames Estados Unidos nos plagarán de miseria

Este profeta del Gran Rio Orinoco señaló la hebraica mala conducta, y también nos enseñó que todos los pueblos del mundo que han luchado por la libertad han exterminado al fin a sus tiranos

Hemos luchado tanto Madre, que abrigo un hálito de fe en estas justas premoniciones

No son distintas las aguas del Mar Mediterráneo y el Caribe desde donde nos llegan estas frutas que refrescan nuestros espíritus

Nunca fuimos tan desdichados desde los tiempos del dominio romano

¿Sentirá el sumo pontífice de Roma nuestras heridas, le conmoverá la desolación que el maligno ha descargado sobre nuestra mermada existencia?

Perdona Madre estas quejas de tu hijo ausente

Yo sólo quise darte un beso en la mejilla con los labios que quemó el fósforo blanco hasta cremar

Un beso en esas mejillas de huesos sagrados donde se atesora el semillero de tu inmortalidad.

 

Yldefonso Finol

Domingo 11 de mayo de 2025

sábado, 26 de abril de 2025

MENSAJE DEL EMBAJADOR YLDEFONSO FINOL POR LOS 80 AÑOS DE LA VICTORIA SOBRE EL NAZISMO



MENSAJE DEL EMBAJADOR YLDEFONSO FINOL POR LOS 80 AÑOS DE LA VICTORIA SOBRE EL NAZISMO

Su Excelencia Embajador de la Federación Rusa en la República Oriental del Uruguay

Compañeras y compañeros del Capítulo Uruguay de la Internacional Antifascista

Camaradas:

Reciban el más caluroso y fraterno saludo del Pueblo y el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, muy especialmente del Presidente Nicolás Maduro Moros y de nuestra Cancillería.

La gesta que hoy conmemoramos se nos presenta en la actualidad con una triple valoración histórica que es necesario apuntar para comprender el devenir de esta atribulada humanidad del primer cuarto del siglo XXI.

En primer lugar, la victoria de los pueblos soviéticos -con el protagonismo fundamental de la Gran Nación Rusa- sobre el flagelo destructivo del nazi-fascismo, cerró un periodo de violencia extrema desatada por las fuerzas del capital monopolista, definida por el sabio Vladimir Ilich Uliánov “Lenin”, como el imperialismo, fase superior del capitalismo, al cual caracterizó en lo político como una “tendencia creciente a la violencia y la reacción”, lo que continúa totalmente vigente.

Un principio ideológico esencial unía al nazismo derrotado, con los supuestos “aliados” ingleses, europeos y estadounidenses: el anticomunismo, hoy devenido en antisoberanismo, anti-autodeterminación, y antiliberación de los pueblos. Por ello el plan imperialista -una vez concluida la llamada segunda guerra mundial- comenzó por invisibilizar los más grandes esfuerzos y sacrificios que correspondieron a la clase trabajadora y campesina de la Unión Soviética. Extinguir y desintegrar la URRS, para luego descuartizar Yugoslavia, cercar a Rusia con una feroz campaña de rusofobia y el emplazamiento de bases de la OTAN en todos los países que colindan con la Federación Rusa, todo iba fríamente calculado para cumplir la vieja apetencia de las oligarquías europeas y angloamericanas de asaltar los territorios de la Rusia soberana.

En segundo lugar, el fin de la guerra con la victoria rusa sobre la Alemania nazi hace 80 años, lo utilizaron los imperialistas yanquis para mostrar, con toda su saña y alevosa inhumanidad, un poderío bélico hasta entonces inédito: el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Se abrió el periodo de la “Guerra Fría” y la carrera armamentista y aeroespacial, pero también los procesos de liberación nacional que alcanzaron éxito en diversos países de Asia, África, Oriente Medio, Latinoamérica y el Caribe. El fascismo como ideología de la opresión imperialista fue cooptado por la nueva metrópolis imperialista, Estados Unidos, como herramienta de destrucción de procesos emancipatorios, aplicándola con furia en Nuestra América a través de la instalación de dictaduras militares y regímenes teóricamente demócratas burgueses que sólo se sostenía por el terrorismo de Estado con que sometían a los pueblos. La Doctrina de Seguridad Nacional promovió los Golpes de Estado en todo el Cono Sur latinoamericano, y perpetró la Operación Cóndor como transnacional anticomunista violatoria de los más sagrados Derechos Humanos. El neoliberalismo fue el proyecto económico que impusieron a sangre y fuego para expoliar el trabajo y los recursos de nuestros países.     

Y, en tercer lugar, la justa valoración de aquella proeza humanitaria de hace 80 años que hoy conmemoramos, es proyectarla en el presente y futuro de nuestros pueblos. La fascistización acelerada de las sociedades por medio de la exaltación del egoísmo individualista como embrujo del capitalismo neoliberal, las tendencias del neomalthusianismo que abogan desde el FMI y las plataformas digitales monopolizadas por la banalización del mal, el exterminio de lo diferente incluidas nacionalidades enteras como la palestina, sometida por el sionismo neonazi a una carnicería que el mundo observa inerme en vivo y directo; la criminalización de millones de seres humanos que se ven obligados a migrar por efecto de la opresión imperialista en sus territorios nativos, la permanente zozobra en que sobreviven las mayorías desposeídas por los desafueros de la exclusión socioeconómica y el desmedido afán de lucro de las elites globales, la cada vez más evidente destrucción del ambiente por esos capitales voraces, todo ello nos obliga a asumir el altruismo de aquellos héroes, heroínas y mártires que hace 80 años vencieron al monstruo imperialista nazi. De allí la pertinencia del término acuñado por el Presidente Vladimir Putin: desnazificar. Es una tarea impostergable que la Venezuela Bolivariana comandada por el Presidente Maduro suscribe y pone en práctica con la resistencia cotidiana de nuestro pueblo y creación de la Internacional Antifascista.

Es la lección a aprender y el compromiso de honor con esa parte de la humanidad que se echó sobre sus hombros la decencia, el decoro y la valentía de toda la especie humana.

¡Honor y Gloria al 80 Aniversario de la Victoria sobre los nazis imperialistas!    

¡Venceremos!

Yldefonso Finol

Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en la República Oriental del Uruguay