12 DE OCTUBRE DE 2021: RETOS DEL PUEBLO AÑÚ
La deuda de Venezuela con el pueblo Añú
El pueblo indígena Añú, reúne una serie de características que lo hacen
único en la geografía humana del país. En primer lugar debemos decir que el Añú
es totalmente venezolano, ya que todo su territorio y todos sus descendientes
se encuentran dentro del actual territorio de la República Bolivariana de
Venezuela.
En segundo lugar, el pueblo Añú fue el que recibió de manera directa la
invasión europea desde la llegada de los primeros emisarios de la monarquía
castellana, enfrentando una guerra de resistencia que duró más de un siglo, del
24 de agosto de 1499 con la primera embestida de Alonso de Ojeda, pasando por
la razzia ejecutada por los banqueros alemanes llamados Belsares, hasta la
caída del cacique Nigale el 23 de junio de 1607, frente a las tropas del
resentido Juan Pacheco Maldonado. Fueron 108 años de intentos españoles por
apoderarse del lago Añú.
Pese al exterminio al que fue sometido, esclavitud y sojuzgamiento, el
Añú sobrevivió aferrado a sus orillas maracaiberas. El siglo XX vio llegar la
era petrolera y con ella la urbanización desordenada, la contaminación y el
saqueo.
La nación Añú ha sido la más afectada por la industria petrolera, con la
destrucción de su hábitat ancestral el Lago Maracaibo. El racismo anti Añú tuvo
su clímax el 13 de noviembre de 1939 cuando las transnacionales y la dictadura
causaron el “Incendio de Lagunillas” que destruyó mil doscientas viviendas
palafiticas del ancestral Paraute, un poblado Añú con miles de años
establecido en esa ensenada.
Nadie se molestó en contar los muertos, ni los desplazados, ni los
deudos. No habían terminado de apartar las ruinas, cuando las concesionarias ya
perforaban nuevos pozos y levantaban los muros que convirtieron al Lago en un
ser lejano, ajeno, incomodo.
Algo similar ocurrió con la industria cementera que hizo trizas a Isla
de Toas, la petroquímica que envenenó la Bahía El Tablazo, el Canal de
Navegación que aumentó la salinidad de suelos y acuíferos, la minería de carbón
que azota los bosques y cuencas, y toda la cloaca bestial que el urbanismo
caótico echa al estuario sin compasión.
Ni siquiera la Constitución del 99 ha resarcido la deuda de nuestros
enormes sacrificios. Ciertos intereses ocultos han impedido la demarcación de
nuestro hábitat, comenzando por la burocracia “indigenista”, tan amañada a
aprovecharse del predominio de la ignorancia y la mentira.
Al Añú no le interesa ese asuntito del nombre de Venezuela, pero es
cierto que nació aquí, del parecido que vio Américo Vespucio de nuestras
comunidades con la Venecia italiana. Ni que la Chinita la encontró una anciana
Añú, ni que la gaita y todos los aires musicales del Zulia tengan raíces Añú.
Lo sustancial de rescatar nuestra historia, nuestro ser, nuestra
existencia, es el derecho de tener futuro, sin que otros avispados se plagien
lo nuestro.
La agenda de lucha del pueblo Añú en este momento, pasa por: 1) El
reconocimiento de estas verdades históricas por parte del Estado Nacional, 2)
La demarcación urgente de nuestro hábitat, 3) La implementación urgente de un
Plan de Rescate, Revalorización y Revitalización del Pueblo Añú, 4) El
reconocimiento del etnocidio provocado por las petroleras (Ejemplo el incendio
de Paraute), y 5) Indemnizar a los descendientes Añú por todos estos daños
causados.
1) El Estado Nacional debe reconocer la
pre-existencia del pueblo Añú en la región del Lago Maracaibo, su lucha de
resistencia anticolonial que duró más de un siglo, sus comunidades destruidas y
esclavizadas, sus héroes y mártires, sus caciques como Nigale y Telinogaste, y
todos los aportes debidamente documentados que hemos realizado a la historia
patria.
2) Demarcación del Hábitat. Llama la atención
como se ha incumplido la orden constitucional de demarcar el territorio
indígena del pueblo Añú. Ya han pasado quince años y las autoridades (in)
competentes no han movido un dedo. Esta negligencia agregada de la burocracia
“indigenista” es culpable de muchos abusos y desafueros que se siguen
cometiendo contra la nación Añú, y es la causa de la manipulación que ciertos
intereses antinacionales hacen del tema indígena en la zona fronteriza del
norte del Zulia.
3) Es urgente la puesta en marcha de un Plan
Integral Socialista de Rescate Añú, eso implica revalorizar la estima étnica,
el sentido de pertenencia y revitalizar el idioma y la cultura ancestral. La
burocracia “indigenista” que medra y holgazanea en las curules usurpadas al
pueblo Añú, carece de saber y autoridad moral para esta dura tarea. Sólo la
fuerza organizada de los legítimos descendientes del cacique Nigale, hará
posible esta utopía.
4) El reconocimiento del Estado Nacional del
etnocidio de 1939 en Paraute es un punto de honor para esta lucha histórica. Un
proceso de reflexión debe colmar la opinión pública para que se esclarezca todo
lo ocurrido aquel 13 de noviembre. La verdad emergerá de las aguas ardientes,
como los espíritus de aquellos hermanos flagelados podrán alzar su vuelo libre
al manglar de las alas sangrantes.
5) Esta indemnización comienza por admitir el
acto etnocida, reivindicar el nombre de Paraute al lugar, erigir un monumento a
las víctimas según lo que decidan los descendientes Añú, aportar un
financiamiento especial que responda a las expectativas del pueblo Añú para
hacer viable el Plan previsto en el punto 3 y las actividades productivas que
garanticen la autonomía y el sostenimiento de las futuras generaciones Añú.
Una larga lucha comenzaron nuestros ancestros hace más de quinientos
años, minimizada o negada por las elites dominantes; ya es hora que vayamos
arreglando cuentas con la historia.
Ideas para un Plan de Rescate Añú
Reunificación, reconstrucción, revalorización y revitalización son las
palabras claves para salvar la nación añú. Estas cuatro líneas estratégicas no
son excluyentes una de otra, son interdependientes, simultáneas e
imprescindibles.
Reunificación (o Reencuentro): esta acción –que está en marcha pero muy
débilmente y sin Plan- requiere un gran esfuerzo formativo. Se trata de
estructurar una vanguardia de la descendencia añú capaz de interpretar la
complejidad de la situación planteada. ¿Qué significa esto? Significa que el
liderazgo actual, con sus dispersiones y falencias, tiene que poner sus mayores
y mejores energías en congregarse: hay que constituir movimiento para el
rescate del pueblo añú. En ese liderazgo caben todas las personas que vienen
haciendo sus aportes políticos, culturales, organizativos, educativos y, sobre
todo, la vanguardia social de la población resistente, la que mantiene los
modos de vida ancestrales, vale decir, pescadores artesanales, constructores
mangleros, mujeres organizadas, educadores, jóvenes, artesanos, cultores, entre
otros.
La Reunificación sirve como punto de partida para la definición de la
geografía humana añú. El método del Mapa Familiar nos permitirá ir tejiendo la
red definitoria del área demográfica y territorial.
Pero, ¿en qué consiste el Método del Mapa Familiar? El MMP es un
ejercicio de memoria colectiva que se realiza a nivel personal, rememorando los
orígenes de la rama añú de nuestra familia; algo similar al llamado “árbol
genealógico”, pero con la particularidad de que sólo se reconstruye el hilo
familiar añú, identificando con la mayor precisión posible, el lugar de
procedencia de nuestros parientes más lejanos.
Reconstrucción. Este concepto abarca los esfuerzos por darle corporeidad
expresa al pueblo añú actual, a partir del establecimiento de cinco elementos
definitorios de la pertenencia al grupo. Estos cinco elementos son: 1) El Mapa
Familiar, 2) La organización embrionaria de rescate (el Movimiento), 3) El
estudio etnohistórico y cultural, 4) El afinque educativo (nuevas generaciones),
y 5) Las Políticas de Revalorización y Revitalización.
En la Reconstrucción la vanguardia activa tiene el deber de estimular la
participación protagónica de la población resistente, aquella que ha conservado
las formas de vida originarias, manteniéndose arraigada al hábitat ancestral.
Revalorización. La palabra clave en esta línea estratégica es
sensibilización. El trabajo educativo-cultural es el medio ideal para lograr
esa deseada Revalorización del Pueblo Añú, que presenta dos escenarios: el
endógeno, donde se rescata el sentido de pertenencia, se combate la vergüenza
étnica, se promueve el orgullo étnico, se visibilizan los valores y aportes del
pueblo añú, y el exógeno, que se refiere al reposicionamiento del espacio
indígena por parte de la descendencia añú, es hacernos ver, retomar nuestra
épica histórica, señalar los sacrificios añejos y contemporáneos, rescatar la
imagen y el espacio arrebatado.
Revitalización. En esta estrategia juega un papel estelar el rescate del
idioma como asunto de alto interés y su difusión entre NNA, estudiantes,
comunidad en general. Reivindicar los derechos plenos sobre el hábitat,
rehabilitar la nomenclatura étnica, aplicación de preceptos constitucionales y
legales, y ejercer representación directa en las instancias de poder que le
correspondan como pueblo indígena.
La agenda de lucha tiene como prioridad la demarcación del hábitat y los
compromisos presupuestarios oficiales con el Plan. Esta es nuestra hora.
Renazcamos de una vez. Basta de olvido y timidez.
YLDEFONSO FINOL
No hay comentarios:
Publicar un comentario