CATATUMBO
(Dedicado al valeroso y digno
pueblo barí)
Estoy resuelto a decirle al
mundo quién sois realmente
No lo hago por sabiondo ni por
creerme poseedor de tu vocería
Sé muy bien quiénes son tus
verdaderos dueños
Esos hijos de la piña y un ser
mítico llamado Sabaseba que no quieren que tangáis dueño
Me atreveré a decir mis verdades
porque a ellos he rendido reverencia para poder hablar (Porque esta verdad
tiene que decirse contra la locuacidad de los farsantes)
Dormí en sus hamacas, comí y
bebí en sus totumas, caminé sus caminos, escuché las fablas nocturnales de los
ancianos, me bañé en sus manantiales
Me reuní con los tigres que
visitaron de noche la comunidad
Compartí sueño con la copiosa
lluvia que parecía inundarlo todo pero no permeaba ni por gotas el perfecto
tejido arbóreo que cubría el bohío
(Aunque el cielo se vaciase y
las estrellas bajasen por amor)
Pescamos en comunidad para
alimentarnos de la energía del ser colectivo que somos
Comimos las raíces que el conuco
antiguo sabe regalarnos a cambio de pequeñas caricias
Conversamos por horas
interminables sobre esas tareas que nunca debemos postergar: conversar hasta el
consenso y amansar las contradicciones
Así es el círculo de un sol y un
poco de luna en la jornada del pueblo Barí.
O es un punto que debe tejerse a
otros subsiguientes hasta formar la espiral de la poderosa presencia del tiempo
ariré: ese poder omnipresente que nos
trasciende como a diminutas criaturas que saltan de las aguas al mundo de los
sueños en extraño viaje a otro amanecer que nos hablará desde la tierra y la
brisa entre las ramas del follaje.
II
Catatumbo es un mundo más allá
de las habladurías académicas
Los ríos que tejen su ser de
humedades creadoras rechazan la peste de arrogantes escribanos de la nada
Los millones de insectos que le
habitan desprecian la superficialidad turística de los que comen televisión -y
especies similares-
Los miles de ofidios que rozan
con etérea liviandad su suelo repudian las fantasías fanfarronas de los bocones
citadinos
El país de los bakurigdoyis
alberga Catatumbos de aire, tierra y agua
Los labagdó sólo pueden ver la
imagen de su propia avaricia
Nunca captarán el universo que
está aquí en nuestra lengua invisible como fábula nebulosa entre la noche
infinita
III
Los dueños del Catatumbo antes
fueron “indios zulias”
La invasión europea pasaba por
su país temblando de miedo
Porque estos “kirikires
motilones bravos” eran patriotas bravos en serio
Por allá flecharon a un tal
micer Ambrosio Alfinger que se creía gobernador
Era tan malo este monstruo rubio
barbado que hasta los españoles le temían
Y aunque se vestía todo de metal
hasta el sombrero lo mató una flechita de caña
Por allí también vinieron a
poner iglesias y cruces en un punto que llamaron Gibraltar
Los dueños del Catatumbo le
mandaron una lluvia de flechas de fuego y los intrusos huyeron
Pero volvían con sus dioses de
hierro y pólvora y se hacían poderosos robando
El país grande de los hijos de
Sabaseba en los valles bañados por ríos celestes fue empequeñeciendo al ser
tragado por los que comen oro y defecan guerras
Muchos grandes árboles
guardianes de aquellas verdades fueron asesinados sin piedad
IV
Al Catatumbo le dicen
Mbátschirgha las gentes que viven en el agua Maracaibo
Por sus fulguraciones saben de
noche dónde están todas las cosas y lugares del mar
Los vientos desde lejos en los
océanos pasan curiosos a verle disparar peces
Catatumbo son miles de partos,
decenas de miles de nacimientos desde las altas tinieblas
Ninguno de los rubios barbados
debe venir a molestar el bosque de luces
Ni esa horrible mitad cuadrúpeda
sobre la que vienen adheridos
Nadie de esas espiritualidades
malignas puede nombrar nuestro relámpago
Ni deben hacerse pasar por
amigos porque el rayo hará traslucir su ambición depravada
Catatumbo somos muchos ríos y
raíces con diferentes nombres y nos camuflamos en espíritus del agua o
vigilamos desde dentro de la tierra
V
Madre Agua nos regala su vida
para subir al azul profundo del cosmos
Catatumbo es un penacho de
infinitos hijos de la Tinaja del Sol
En las olas manatíes y toninas
danzan ceremonias de admiración y gratitud
En los bosques saltan de alegría
los venados y conejos bajo la mirada sonriente de lapas y dantas mansas echadas
en sus hamacas de suelos húmedos
Pumas y jaguares y cunaguaros
hacen sus rituales de carnes calientes para la eternidad
El oso frontino canta su ópera
de rugidos entre aplausos de millones de hojas verdes y la contemplación
silenciosa del zorro mapache que oye en la espesura del manglar la vibración
lejana de las sierras
Desde los altos picachos a las
orillas reverdecidas la periquera alienta los atardeceres del Maracaibo
La Tinaja asoleada desde el
amanecer siente el alivio de las noches lamiéndole con amor la piel poblada de
sus fieles hijos añu
Ella sabe que toda la pasión del
sol le arranca poderosos vapores cotidianos que chocan en gruesa evocación con
el aire montañoso que la circunda
¿Ya entienden por qué la
floración nocturna suelta pétalos fosforescentes como besos del cielo a las
aguas donde nace?
VI
En el Catatumbo se convirtió
Bolívar en poeta y militante de la causa indígena
En los ríos Zulia y las playas
surlaguenses construyendo bongos para que navegara la libertad
Por el Ande venezolano vio
vestigios de los cuicas y quiso proteger a los antiguos lugareños de Cúcuta
desplazados por la vorágine colonial
El país barí iba desde ese sur
del lago playero donde penetran los ríos bajantes del Ande hasta los valles y
nacientes del Catatumbo original
¡Sépanlo contrabandistas de la
cartografía humana!
¡A Bolívar lo que es de Bolívar,
y al Barí lo que es del Barí!
Anoten esta primicia: la primera
vez que se nombró al Catatumbo fue cuando el primer barí que le puso nombre a
las maravillas de que estaba rodeado, lo llamó por su nombre primero: Dacboki
El General en Jefe Rafael
Urdaneta conoció a Catatumbo desde el día que nació y por eso lo envió con el
Batallón Tiradores aquél enero de 1821 a liberar su Maracaibo, luego de comerse
doscientos catatú pescados con atarraya
Mucha claridad inhaló en sus
aires cruzando el Lago de norte a sur para ir a Bogotá siendo un adolescente.
Por allá se enamoró de la Independencia y de una muchacha que revolucionó su
corazón haciéndole brotar Catatumbos por la mirada.
El habanero José Rafael de las
Heras fue un enamorado eterno del ramillete de relámpagos al que voló desde su
caballo el día que le tocó inmortalizarse
El maracaibero Juan Evangelista
González se honró retomando Gibraltar para la Patria, observado de cerca por
los barí que celebraban la huida de los españoles
Nuestros abuelos piragüeros
llevaban el Catatumbo colgado al pecho para librarse de tempestades y
envidiosos mal de ojos
No importa cuántos racimos de
plátano había que cargar para completar el conjuro: el peso mejor llevarlo en
los hombros que en el alma
Las horas en las aguas oscuras
nunca se calculan según el reloj
Una inmensidad de tiempo posee
el espíritu del nauta a capricho del silencio
VII
El país barí se llama Histhana
con todos sus ríos y criaturas naturales en su vientre
Si le dicen Catatumbo no pueden
quitarle ni un árbol ni un loro ni una orquídea
Aquí los españoles alemanes
ingleses gringos franceses italianos carteles narcos y matones pretorianos
tienen nada que buscar
Deben mantenerse alejados del
alcance de nuestras flechas y nuestra conciencia
Tampoco los llamados criollos
pueden venir a imponer nada en Histhana
Dicen Ñatubaybic: quienes crean
las mentiras de todas esas estirpes no tienen pasaporte para venir a SasónYera
VIII
Como río le dais al Maracaibo la
mayor suma de agua dulce posible
Como relámpago –además de faro
seguro, libre de burocracia- alimentáis la atmósfera con las buenas energías de
tu pueblo
Como territorio, te han asaltado
todas las plagas violentas, la invasión colonial, las que chupan sangre negra
de la tierra y quieren comer carbón para acabar al mundo, y la cocaína que
negocia el trasnochado yanqui sinvergüenza
Pero aquí están siempre cuidándote
tus hijos barí salvadores del planeta
Ni la NASA ni Nacional
Geographic ni Humboltd ni Codazzi ni mucho menos el fantasma burlón de Lope de
Vega que como bufón colonialista ya se mofó de unos cuantos pendejos
Ninguno sabe nada de nuestro
Catatumbo, esa elevada lluvia de relámpagos que siembra de metáforas nuestra
existencia y de bocachicos los ríos…
Yldefonso Finol
Maracaibo (Tinaja del Sol), 5-7
de abril 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario