El gran
portaviones de Estados Unidos: sicario de Monroe
Introito
La Embajada de Estados Unidos en Colombia informó a
ese país (protectorado monroísta) que una brigada de Asistencia de Fuerza de
Seguridad llegará para “ayudar” en su lucha contra el narcotráfico: lo mismo que
dijeron hace veinte años cuando vendieron el cacareado Plan Colombia como la
panacea y su resultado sólo trajo más muertes y miseria al pueblo colombiano.
La llegada de tropa elite de EEUU a Colombia sin
autorización del Senado y a espaldas de la opinión pública, y que para “ayudar”
a combatir el narcotráfico, es una bofetada a la soberanía y dignidad de ese
país; es también una agresión a la paz continental. Toda persona decente
rechaza la presencia militar imperialista en suelo liberado por Bolívar y su
Ejército Libertador. Saludamos las múltiples reacciones de diversos sectores colombianos
mostrando repudio a la presencia de tropas yanquis en su territorio; algunos
han dicho abiertamente que es parte de la invasión que se prepara contra
Venezuela; que es un eslabón más de la escalada imperialista, junto al
movimiento de naves de guerra en el Caribe y la acción mercenaria “Gedeón” que
fue frustrada el 3 de mayo pasado.
La sola presencia de este contingente yanqui pone en
evidencia el fracaso del Plan Colombia que hace veinte años fue vendido como
respuesta militarista al problema social estructural de fondo que vive Colombia.
I
Como es mi costumbre contra viento y marea, digo sin
tapujos de una vez nuestra verdad: estos militares gringos que el gobierno
Duque recibirá pronto, son los mismos que esperaban aterrizar en Venezuela una
vez que los invasores de la operación “Gedeón” tomaran algún aeropuerto cercano
a Caracas.
Lo dijeron los mercenarios contratados por Juan Guaidó
y J. J. Rendón para tomar la pista de aterrizaje donde se suponía que debían
llegar los superagentes que secuestrarían al Presidente Nicolás Maduro para
llevarlo ante la (in) justicia estadounidense que lo ha declarado perseguido
con recompensa.
Lo declararon voluntariamente Airan Berry y Luke
Denman. Ambos han explicado que debían asegurarse “de tomar el control del
aeropuerto para que pudiéramos hacer
el traslado de Maduro hasta el avión”. Estos tipos formaron parte de las
Fuerzas Armadas de Estados Unidos desde 2006, especializándose en infiltración y trabajos tácticos como asalto a
edificios, despeje de zonas urbanas (léase asesinato de civiles), y otras
prácticas terroristas de Estado a nivel global como las aplicadas en
Afganistán, Irak, Libia, Somalia, Siria, entre otros.
Pero “Gedeón” fracasó y los “muchachos” del Tío Sam ya
tenían hechos los morrales (y habían cobrado los viáticos).
Cuando cientos de trinos de voceros autorizados del
parlamento colombiano comenzaron a reclamarle a Duque la entrega de la
soberanía y el irrespeto a los procedimientos constitucionales (tan legalistas
ellos), mientras el discursito del combate al narcotráfico inunda las
ingenuidades de la dopada sociedad neogranadina y enriquece al entorno
presidencial, la insaciable sed de sangre de la oligarquía va silenciando voces
indígenas, afros, campesinas, contradictoras, humanistas, soñadoras,
pacifistas, buenas.
II
Los santanderistas siempre se precian del mito de ser
legalistas, cosa que ya desmeritaron Liévano Aguirre y Laureano Gómez, por sólo
nombrar dos colombianos, pero válgame que las estruendosas evidencias
históricas hace tiempo enterraron sin glorias al Caín que osó usurpar un hálito
de méritos desde el lodazal de las tinieblas.
Eso sí, son los ases de la parafernalia leguleya, los
vividores de la labia, los felices manoseadores de la abogacía: violadores de
todos los Derechos.
Cuando Duque se vio atrapado por la llovizna de tweet que
publicaban acérrimos –y hasta delicados- oponentes, mandó buscar el séquito de
litigantes herederos de la orgía antibolivariana de la Bogotá de 1828, que
desempolvaron pergaminos mohosos, hediondos a aguardiente y medio manchados de chimó,
para justificar la solemne insolencia de entregar la soberanía nacional al
patrón más verraco.
Para que no quede duda que la aspiración fanática de
la oligarquía colombiana de invadir Venezuela con “ayuda” gringa es una razón
de Estado, permanente, sistemática, continuada, falaz y fracasada, aquí les
dejo algunos de los instrumentos “jurídicos” que testimonian esta aberración fratricida:
-
Acuerdo
de Asistencia Militar entre la República de Colombia y los Estados Unidos de
América, suscrito en Bogotá el 17 de abril de 1952.
-
Convenio
General para Ayuda Económica, técnica y afín entre el Gobierno de Colombia y el
Gobierno de los Estados Unidos de América, suscrito en Bogotá eI 23 de julio de
1962.
-
Acuerdo
entre el Gobierno de Colombia y el Gobierna de los Estados Unidos de América
relativo a una Misión del Ejército, una Misión Naval y una Misión Aérea de las
Fuerzas Militares de los Estados Unidos de América en la República de Colombia,
suscrito en Bogotá el 7 de octubre de 1974.
-
Anexo
al Convenio General para Ayuida Económica, Técnica y Afin entre el Gobierno de
la República de Colombia y el Gobierno de los Estados Unidos de América,
suscrito en Bogotá el 30 de agosto de 2004.
-
Memorando
de Entendimiento para una Relación Estratégica de Seguridad para Promover la
Cooperación entre el Gobierno de la República de Colombia y el Gobierno de los
Estados Unidos de América, suscrito en Bogotá el 14 de marzo de 2007.
-
Acuerdo
entre el Gobierno de la República de Colombia y el Gobierno de los Estados
Unidos de América para Suprimir el Tráfico ilícito por Mar, suscrito en Bogotá
el 20 de febrero de 1997.
-
Acuerdo
entre el Gobierno de la República de Colombia y el Gobierno de los Estados
Unidos de América relativo al Programa de Supresión del Tráfico ilícito Aéreo
de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas, suscrito en Bogotá el 20 de
diciembre de 2007.
Ya entienden por qué hay tantos funcionarios
colombianos en el sistema burocrático interamericano. Las familias dominantes
en ese pobre “patio trasero” proveedor de drogas y “dignidad al detal”, cuentan
con el marco de demagogia legal para continuar su genocidio contra el pueblo
humilde y sus elegantes ceremonias que satisfacen a la carta el derecho de
pernada del señor imperialista.
III
Y llegó el Acuerdo de Uribe con las 7 bases para
convertir a Bogotá en la capital mundial del entreguismo antinacional aquél 30
de octubre 2009.
Ese contrato horroroso le hace guiños a “Gedeón”: “Por
contratistas de los Estados Unidos se entiende las personas naturales o jurídicas
que hayan concertado contrato con el Departamento de Defensa de los Estados
Unidos para proporcionar bienes y prestar servicios para llevar a cabo
actividades en el marco del presente Acuerdo”.
Por “empleados de contratista de los Estados Unidos”
se entiende “las personas naturales que sean empleados por un contratista de
los Estados Unidos que estén en Colombia para llevar a cabo actividades en el
marco del presente Acuerdo”.
Se pregunta el hijo de mamá entre el cafecito y la
arepa mañanera: “Caramba, estos gringos que contrató Guaidó para invadir nuestro
país saliendo de territorio colombiano donde se entrenaron y prepararon toda la
logística, ¿serán empleados de esas contratistas que Colombia autoriza a actuar
en el territorio que Bolívar les dejó liberado?
Lo pregunto sin malicia porque veo que en el Artículo
IV Numeral 3 del “Acuerdo Uribe” dice que “EI personal de los Estados Unidos,
los contratistas de los Estados Unidos y los empleados de los contratistas de
los Estados Unidos tendrán acceso y la capacidad de moverse libremente dentro y
entre las instalaciones y ubicaciones mutuamente convenidas que se requieran
para llevar a cabo actividades en cl marco del presente Acuerdo”.
En el Artículo VIII Numeral 1, de conformidad con los
artículos 5 y 11 del Acuerdo de Misiones Militares dc 1974, dice que “Colombia
otorgará al personal de los Estados Unidos y a las personas a cargo los
privilegios, exenciones e inmunidades otorgadas al personal administrativo y
técnico de una misión diplomática, bajo la Convención de Viena”. Y en el
numeral 3 renuncian a su jurisdicción penal a favor de entregar los
delincuentes gringos a la justicia de EEUU.
Para más dar papaya, en el Artículo IX, numeral 1
queda claro que ni pasaporte les piden para ingresar al protectorado de la
Nueva Granada, basta con el carnet militar o cualquier otro papel gringo.
IV
En 1815 el “Pacificador” Pablo Morillo doblegó a la
heroica Cartagena de Indias, y a comienzos de 1816 tenía en sus manos a toda la
Nueva Granada reestableciendo la monarquía. El reducto de patriotas que sobrevivieron
a duras penas pudo llegar con vida a orillas del río Apure gracias a la
protección oportuna y arriesgada del General Bolivariano Rafael Urdaneta, que
amaba como su patria tanto a Cundinamarca como a Maracaibo.
Al maltrecho grupo de neogranadinos se les acogió con
toda camaradería, como es natural del venezolano, y se les invitó a integrar el
soberano gobierno que se inauguraba en Angostura. El Casanare, que Urdaneta
logró mantener en la República junto a otros valientes revolucionarios en la
lucha guerrillera, se adhirió al Congreso convocado por el jefe democrático
Simón Bolívar.
Oficiales derrotados, sin destino y sin tropa como Santander
y Córdova, fueron favorecidos por esa generosidad sin límites que irradia
Venezuela. Pero fueron esos los que más tarde vertieron un sigiloso veneno
sobre la mano que los alimentó y subió a la Historia.
V
En las últimas tres semanas han ingresado a Venezuela
tal cantidad de casos de Covid-19, que ya constituyen el 83% del total
identificados. Audios escuchados por este cronista y testimonios de
involucrados dan cuenta que el presidente Iván Duque refirió el haber dispuesto
de buses usados con enfermos del coronavirus sin previa desinfección para
trasladar venezolanos hacia las fronteras para que ingresaran a nuestro país. Eso
se llama guerra biológica.
Hernán Cortez, el asesino destructor de la
civilización mexica y maya, logró tomar Tenochtitlán luego de infiltrar en la
ciudad un grupo de individuos con viruela que contagiaron la población sin
anticuerpos para esa rara enfermedad traída por los europeos. Se calcula que
murió la mitad de sus habitantes. Y el derrotado Cortez, se enseñoreó con
México, viendo morir de viruela a su vencedor el tlatoani Cuitláhuac.
La guerra bacteriológica no es un “cuento chino”.
ANTE LA INFILTRACIÓN DE PERSONAS PORTADORAS DEL VIRUS
COVID19 DESDE COLOMBIA POR INSTRUCCIONES DE IVÁN DUQUE, LA PRESENCIA AMENAZANTE
DE TROPAS Y MERCENARIOS GRINGOS EN ESE PAÍS TAN MAL VECINO, DEBEMOS CONSIDERAR
SERIAMENTE CERRAR 100% FRONTERAS, NO VAYA A SER QUE POR "BUENOS" NOS
HAGAN LO QUE A SUCRE HACE 190 AÑOS.
Las personas que lamentablemente queden sin poder
pasar, que las atiendan con los 2 mil 500 millones de euros que le ofreció la
Unión Europea a Guaidó esta semana. Debería alcanzar.
Yldefonso Finol
Historiador Bolivariano
Cronista de Maracaibo
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