Apure:
nuevo escenario de los ejercicios de la invasión contra Venezuela
Como no se pudo en el Caribe, lo intentan por el Llano.
Derrotada la “Operación Gedeón”, donde el gobierno de Iván Duque está metido
hasta los tuétanos, otros actores y otras tácticas se ensayan dentro de la
estrategia contrarrevolucionaria.
En esta ocasión, junto a la acción armada de un grupo
irregular colombiano, se activa una campaña de opinión orquestada para
justificar la intervención extranjera.
En esta ribera del Arauca vibrador: GRUPOS MERCENARIOS
COLOMBIANOS, OPOSITORES ANTIBOLIVARIANOS Y ONGs financiadas por los
imperialismos, actúan sincronizados por la Embajada de Estados Unidos en Bogotá
para pedir la intervención de una fuerza multinacional disfrazada de “mediación
humanitaria”.
Es común en Latinoamérica usar la frase “mosquita
muerta”, para referirse a aquellas personas que aparentan ser inofensivas, pero
que realmente son capaces de hacer daño. Es ese tipo de gente que con carita de
pendeja “tira la piedra y esconde la mano”, para más detalles.
Pues parece haberse juntado un grupo de ellas, “preñadas
de buenas intenciones”, para problematizar un punto fronterizo en el estado
Apure, y desde allí, generar toda una alharaca que desemboque en una
intervención disfrazada de “veeduría” o “mediación”.
Recapitulemos hechos consumados:
-
Colombia
ha sido el portaviones de la guerra imperialista contra la República
Bolivariana de Venezuela en sus diferentes modalidades, desde la destrucción de
nuestro signo monetario con el cambismo fronterizo triangulado desde Miami,
hasta la preparación y ejecución de incursiones armadas con grupos mercenarios,
como quedó plenamente demostrado en el caso “Gedeón”.
-
Este
tipo de injerencia descarada, plagada de artimañas de toda índole, que ha
manipulado el asunto de la migración para mancillar la venezolanidad y a la par
captar recursos internacionales que se roban las elites políticas, sufrió otro
revés con el ridículo y tétrico concierto de cocaína, burundanga y prostitución
montado en Cúcuta y que para ayuda humanitaria, que terminó develado como una
acción terrorista más, derrotada el 23 de febrero de 2019 por la respuesta
oportuna y organizada del pueblo bolivariano de la frontera tachirense.
-
Entre
el 19 y el 26 de febrero realizaron en Bogotá un cónclave convocado por el
supuesto embajador gringo para Venezuela, James Story, con la plana mayor de la
pandilla criminal de traidores a la Patria que encabezan Leopoldo López y Julio
Borges; en ese “seminario antibolivariano”, el anfitrión impartió instrucciones
a los cipayos y las informó sobre el giro táctico que darían a la guerra contra
Venezuela.
Cotejemos con los sucesos de Apure y la secuencia de
“pronunciamientos”:
-
Un
comando irregular colombiano pretende establecer campamento en territorio
venezolano y ataca a unidades de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana que
realizan sus funciones ordinarias de ley en el marco de la Operación Escudo
Bolivariano. Se producen enfrentamientos y el grupo ilegal es desalojado,
replegándose a territorio colombiano.
-
Gobierno
de Iván Duque guarda absoluto silencio y la fuerza pública colombiana no se
vislumbra en el terreno de su jurisdicción. Al parecer este grupo armado no les
llama la atención.
-
Comienzan
a circular audios y comunicados anónimos o asumidos por cualquier alias, en
algunos de los cuales, supuestos voceros del grupo armado colombiano, autocalificándose
de “insurgencia”, amenazan con atacar “bases militares venezolanas”. Este
detalle no debe pasar desapercibido viniendo de unas pretendidas “fuerzas
revolucionarias” colombianas, un país donde hay siete bases militares
extranjeras (estadounidenses, o sea, imperialistas) contra las que hasta la
fecha este grupo armado no ha disparado ni una piedra con honda. En Venezuela
no hay “bases militares”, en Venezuela hay una única, legítima, constitucional,
legal y popular Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
-
Casi
en simultáneo, la mediática antibolivariana emprende una campaña centrada en
recrear escenas “humanitarias”, inventándose un falso desplazamiento masivo,
que en esa zona si ocurrió muchas veces en años anteriores, pero en sentido
inverso, desde Colombia hacia Venezuela. No es casual la altísima población
colombiana en Guasdualito, La Victoria, Elorza o cualquier punto de esa
frontera. Aquí se les acogió, se les dio refugio, servicios, salud, empleos,
cédula, vivienda, nacionalidad…por eso van y vienen, aunque allá los
discriminan por “venecos”.
-
De inmediato,
entran en juego las “mosquitas muertas”, firmantes profesionales, más amigos de
las embajadas gringas que de su propio pueblo, y no piden paz para su pueblo,
ni que cesen los falsos positivos y se haga justicia, y los desplazamientos
forzosos que este año suma a treinta mil personas a los más de cinco millones
setecientos mil que ya habían en Colombia; ni piden cese al bloqueo y otras
medidas coercitivas ilegales contra Venezuela, ni que el territorio colombiano
deje de ser usado como plataforma de todas las agresiones contra una nación
“hermana”. Piden intervención internacional dosificada, una zona “azulada” para
socavar la soberanía nacional de Venezuela.
-
Por
casualidad la CIDH pasaba por ahí y declaró en el mismo tenor.
La palabra clave en este entramado de violencia y
cinismo montado en la frontera apureña es Instrumentalizar.
Los gringos, con su “embajador” fantasma Story y la
complicidad del servil gobierno uribista, instrumentaliza –vía acciones
encubiertas de la CIA-DEA-FBI- a un grupo armado irregular, convirtiéndolo en
comando contrarrevolucionario con pretensiones –el colmo- de “beligerancia” en
territorio venezolano. Instrumentaliza –vía USAID-NED- un puñado de oenegistas
expertos (ni fronterizos ni fronterólogos) en recibir financiamiento
extranjero, para que atenúen la gravedad de la agresión externa confundiéndola
con supuestas urgencias “humanitarias” (tan desprestigiada excusa), cuando no
fueron capaces siquiera de expresar condolencias por las víctimas mortales del
ataque terrorista.
Como dice el refranero mejicano, “no me ayude tanto
compadre”.
Yldefonso
Finol
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