De la
venezolanofobia al venezuelicidio: el subpresidente Duque recibe en visita de Estado
al impune príncipe caníbal Leopoldo López
Unas horas después de reunirse con el novísimo “príncipe
español”, Leopoldo López Mendoza, el subpresidente de la República Narcoparaca
de Masacrelandia, Iván Duque, anunció que a los venezolanos radicados en ese
país, no se les vacunará contra el Covid 19.
López y Duque coinciden con el descendiente de
inmigrantes españoles Julio Borges Junyent, en que los migrantes venezolanos “son
una enfermedad contagiosa”: “Ese problema migratorio, que ya es un problema de
la región, se ve acompañado por otros problemas como crimen organizado,
militarismo, paramilitarismo, tráfico de drogas, incluso el tema del
terrorismo. De tal manera que Venezuela hoy es el foco de la inestabilidad y de
todo lo que significa la degradación social, que puede ser una enfermedad contagiosa
en toda América Latina”, sentenció el inmigrante emigrado.
La xenófoba alcaldesa de Bogotá –a veces disfrazada de
“progresista”- sólo replicó esta teoría borgiana, que es compartida por la
derecha ideológica del continente.
El terrorista Leopoldo López, conocido en los bajos
fondos como “monstruo de Ramo Verde”, igual que la momia agente de la CIA María
Corina Machado o los sionistas Smolansky y Capriles Radonsky, y el fascista
Vecchio DeMarie, tienen algo en común que siempre me ha llamado la atención:
pertenecen a familias extranjeras.
Esta gentuza no pueden ni siquiera llamarse “inmigrantes”,
estos son invasores. Lo digo clarito y raspao: estas castas europeas siempre
han visto a Venezuela como la vieron Carlos V y los Welser. No la sienten como
su país, no; la asumen como su propiedad, como la concesión que les legó el
Papa Alejandro Borgia vía su amantísima Lucrecia, antepasados de Escrivá de
Balaguer.
Esta gentuza criminal y ladrona, aborrecen la
venezolanidad profunda, la única y verdadera venezolanidad formada en las
luchas emancipatorias que arrancaron con la resistencia originaria a la
invasión europea, continuaron con las insurrecciones de indígenas y afros contra
la opresión colonial, triunfaron expulsando a las monarquías europeas durante
la Guerra de Independencia, y que hoy la Venezuela mestiza continúa por la
liberación nacional y el socialismo bolivariano.
Esas gentuzas conservan la nacionalidad europea de la
que se sienten representantes. Nosotros somos la chusma de indios y niches que
debemos servirles. Esto es así y no debemos perfumarlo con consideraciones
eufemísticas para no herir oídos frágiles. ¡Que se quiebren los cristales de la
farsa democrática! Negociación e impunidad significará recolonización.
Esta visión que les propongo se basa en una señora Vanessa
Newman Donnelly entregando nuestra Guayana Esequiba y el oro venezolano depositado
erróneamente en Inglaterra, u otra señora Trotta Gamus, en Buenos Aires
desprestigiando a Venezuela. Toda esta gentuza tiene ONGs financiadas por
Estados Unidos e Inglaterra: ahijadas del sionismo internacional. No son
venezolanas ni venezolanos.
La nueva Asamblea Nacional debe abrir un debate para
quitarle la nacionalidad ficticia a toda esta gentuza: o tendremos que reformar
la Constitución para eliminar la doble nacionalidad. Esto no es cuestión de “razas”,
cuyo concepto rechazamos, ni de “guerra de colores”; es un asunto muy serio,
basado en evidencias históricas recientes.
Toda esa gentuza reporta a las agencias terroristas
del espionaje gringo y europeo. Son financiados por esos gobiernos enemigos de
Venezuela. Entonces son enemigos y como tal deben ser tratados. O, ¿vamos a
quedarnos cruzados de brazos mientras continúan asesinando nuestra Patria?, la
única que tenemos nosotros los mestizos, indios, afros, criollos café con leche
y zambos que constituimos el pueblo trabajador de Venezuela, con una sola cédula
de identidad y un pasaporte (si acaso).
La Asamblea Nacional de Nicaragua acaba de aprobar la
Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, la Soberanía y
Autodeterminación para la Paz, que inhabilita a los traidores a la Patria
para optar a cargos públicos. Digno ejemplo a seguir.
Ya somos víctimas de una guerra mutante y un
linchamiento moral contra la venezolanidad, que ha implicado la migración
compulsiva, pero también discriminaciones inaceptables, al extremo de excluirnos
de eventos y plataformas donde fue común haber estado.
Terminar de arrancarnos el Esequibo. Plagiarnos el
cuatro y la arepa. Robarnos el joropo. Dejarnos sin gasolina. Hacernos sufrir
para tumbar un gobierno. Destruir al bolívar. Dolarizar la cotidianidad.
Provocar la gran migración. Estigmatización de nuestros migrantes. Xenofobia.
Aporofobia. Venezolanofobia. Medios y vocerías gubernamentales lanzando acusaciones
generalizadas antivenezolanas. Asesinatos de venezolanos, femicidios contra
venezolanas, especialmente en Colombia.
No son sólo Estados Unidos con sus secuaces en la
Unión Europea y el limado Grupo de Lima, quienes pretender destruir a Venezuela
para repartirse los trozos; la elite parásita eurodescendiente que desangró
nuestro país en el siglo XX, es la contrarrevolución mercenaria dispuesta a
cometer venezuelicidio a cambio de su tajada.
¿Se los permitiremos?
Yldefonso Finol
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